Imagen: El País / Manifestación feminista 8M en Ciudad de México |
Miles de mujeres recorrieron el centro de la capital mexicana con los feminicidios y la violencia machista como principal motivo de protesta.
Jacobo García | El País, 2018-03-09
https://elpais.com/internacional/2018/03/09/mexico/1520563456_307506.html
Con gorra de plato, traje de policía y un walkie-talkie colgando del cinturón, Clarisa Gómez, de 25 años, no podía ocultar una enorme sonrisa al ver pasar frente a ella a miles de mujeres por el Paseo de la Reforma.
Por un momento olvidó que estaba allí para controlar el orden, se apoyó en una farola y movió la cabeza de lado a lado como si fuera un partido de tenis intentando leer todas las pancartas que pasaban: “Exigimos el pleno derecho sobre nuestro cuerpo”, “ni un feminicidio más”, “quiero vivir sin miedo a pensar que mi hija no va a regresar”, se leía.
Nunca se había movilizado por nada y ni siquiera sabía que este jueves era el día internacional de la mujer. Pero cuando la caravana pasó frente a ella, un poderoso sentimiento corporativo se apoderó de la agente: “Es un orgullo ver a tantas mujeres juntas exigiendo lo mismo. Piden lo que pedimos todas. Yo no podría faltar al trabajo, pero me siento una de ellas”, resumió. Estaba participando en la primera manifestación de su vida.
Miles de mujeres han marchado este jueves por la capital mexicana en señal de protesta para poner fin a muchos déficits. En unos casos, la brecha salarial: en México el 53% de los titulados universitarios son mujeres, pero los hombres ganan casi un 17% más. En otros, el reconocimiento al trabajo doméstico, silenciado y precario. Y en otros, una legislación que no les impida frenar su carrera tras el nacimiento de un hijo.
Pero, sobre todos los gritos, uno repetido una y mil veces: el fin de la violencia machista que hacen de América Latina la región más feminicida del mundo.
Las mexicanas exigieron ser libres y no valientes en país donde viajar en transporte público es tarea de riesgo y a diario se producen siete asesinatos de mujeres, dos de ellos por el hecho de ser mujer. Según ONU mujeres, solo en 2016, se registraron 2.746 feminicidios en el país y más de 23.800 en la última década.
La batucada, los cánticos, las banderas fueron la nota festiva a una realidad que ahoga, ningunea y mata. Casi un 40% de las mujeres no llegará a los 17 años sin que algún hombre haya intentado violentarlas sexualmente.
En México cada día se denuncian 80 delitos sexuales en alguna agencia del Ministerio Público del país y el 911, el teléfono de emergencias, recibe casi 300 llamadas diarias relacionadas con incidentes de violencia contra la mujer, según Seguridad Pública (SESNSP).
A estas cifras hay que añadir que el 94% de las mujeres no denuncia las agresiones sexuales porque ni siquiera hay fiscales especializados o policías capaces de atender con una mínima sensibilidad las denuncias.
La magia de la Ciudad de México permitió que a la misma hora de la tarde en que estaba prevista la concentración feminista, llegaran también los campesinos de San Salvador Atenco para continuar su lucha indígena y anticapitalista. Entonces, las mujeres del maíz, cambiaron seis letras de su pancarta y donde ponía "viva la lucha campesina", se leía "viva la lucha femenina", con ellas al frente.
“La mujer mexicana es más chambeadora que el hombre pero no podemos liberarnos o salir de casa sin miedo ni ejercer nuestros derechos. En las mujeres organizadas está la capacidad de cambiar y modificar las injusticias”, dijo Gabina Martínez, de 73 años, con un machete en la mano, símbolo de la lucha campesina (hoy femenina).
Durante la marcha se leyó un manifiesto firmado por más de 50 asociaciones en el que se reclamaron derechos reproductivos, igualdad social y un sistema judicial que resuelva sus reclamos.
Entre estos colectivos está MAM (Mujeres Aportan Mujeres) una red dedicada a ofrecer apoyo a las mujeres con hijas desaparecidas, punta de lanza de la organización femenina y luchadora en el país. “Ser mujer en México es sinónimo de muerte y de ser asesinada con impunidad sin que haya justicia se resuelvan los casos o nos devuelvan a nuestras hijas"exigió Joana Gómez, de 40 años.
Para ella el trabajo empieza en la escuela. “Toda violencia machista comienza con los micromachismos que permitimos en casa, en el transporte o en nuestro ámbito de trabajo. Es fundamental empezar a cambiar la educación para que estos micromachismos no deriven en su expresión más salvaje: el asesinato”, resumió.
Por un momento olvidó que estaba allí para controlar el orden, se apoyó en una farola y movió la cabeza de lado a lado como si fuera un partido de tenis intentando leer todas las pancartas que pasaban: “Exigimos el pleno derecho sobre nuestro cuerpo”, “ni un feminicidio más”, “quiero vivir sin miedo a pensar que mi hija no va a regresar”, se leía.
Nunca se había movilizado por nada y ni siquiera sabía que este jueves era el día internacional de la mujer. Pero cuando la caravana pasó frente a ella, un poderoso sentimiento corporativo se apoderó de la agente: “Es un orgullo ver a tantas mujeres juntas exigiendo lo mismo. Piden lo que pedimos todas. Yo no podría faltar al trabajo, pero me siento una de ellas”, resumió. Estaba participando en la primera manifestación de su vida.
Miles de mujeres han marchado este jueves por la capital mexicana en señal de protesta para poner fin a muchos déficits. En unos casos, la brecha salarial: en México el 53% de los titulados universitarios son mujeres, pero los hombres ganan casi un 17% más. En otros, el reconocimiento al trabajo doméstico, silenciado y precario. Y en otros, una legislación que no les impida frenar su carrera tras el nacimiento de un hijo.
Pero, sobre todos los gritos, uno repetido una y mil veces: el fin de la violencia machista que hacen de América Latina la región más feminicida del mundo.
Las mexicanas exigieron ser libres y no valientes en país donde viajar en transporte público es tarea de riesgo y a diario se producen siete asesinatos de mujeres, dos de ellos por el hecho de ser mujer. Según ONU mujeres, solo en 2016, se registraron 2.746 feminicidios en el país y más de 23.800 en la última década.
La batucada, los cánticos, las banderas fueron la nota festiva a una realidad que ahoga, ningunea y mata. Casi un 40% de las mujeres no llegará a los 17 años sin que algún hombre haya intentado violentarlas sexualmente.
En México cada día se denuncian 80 delitos sexuales en alguna agencia del Ministerio Público del país y el 911, el teléfono de emergencias, recibe casi 300 llamadas diarias relacionadas con incidentes de violencia contra la mujer, según Seguridad Pública (SESNSP).
A estas cifras hay que añadir que el 94% de las mujeres no denuncia las agresiones sexuales porque ni siquiera hay fiscales especializados o policías capaces de atender con una mínima sensibilidad las denuncias.
La magia de la Ciudad de México permitió que a la misma hora de la tarde en que estaba prevista la concentración feminista, llegaran también los campesinos de San Salvador Atenco para continuar su lucha indígena y anticapitalista. Entonces, las mujeres del maíz, cambiaron seis letras de su pancarta y donde ponía "viva la lucha campesina", se leía "viva la lucha femenina", con ellas al frente.
“La mujer mexicana es más chambeadora que el hombre pero no podemos liberarnos o salir de casa sin miedo ni ejercer nuestros derechos. En las mujeres organizadas está la capacidad de cambiar y modificar las injusticias”, dijo Gabina Martínez, de 73 años, con un machete en la mano, símbolo de la lucha campesina (hoy femenina).
Durante la marcha se leyó un manifiesto firmado por más de 50 asociaciones en el que se reclamaron derechos reproductivos, igualdad social y un sistema judicial que resuelva sus reclamos.
Entre estos colectivos está MAM (Mujeres Aportan Mujeres) una red dedicada a ofrecer apoyo a las mujeres con hijas desaparecidas, punta de lanza de la organización femenina y luchadora en el país. “Ser mujer en México es sinónimo de muerte y de ser asesinada con impunidad sin que haya justicia se resuelvan los casos o nos devuelvan a nuestras hijas"exigió Joana Gómez, de 40 años.
Para ella el trabajo empieza en la escuela. “Toda violencia machista comienza con los micromachismos que permitimos en casa, en el transporte o en nuestro ámbito de trabajo. Es fundamental empezar a cambiar la educación para que estos micromachismos no deriven en su expresión más salvaje: el asesinato”, resumió.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.