Imagen: Noticias de Gipuzkoa / Manifestación 8M en Donostia |
Miles de personas desbordan Gipuzkoa en una jornada "histórica" por la igualdad.
Jurdan Arretxe | Noticias de Gipuzkoa, 2018-03-09
http://www.noticiasdegipuzkoa.com/2018/03/09/sociedad/sigamos-plantandonos-todos-los-dias
Donostia. Miles y miles de personas, sobre todo mujeres pero también muchos hombres, desbordaron ayer las principales calles de Gipuzkoa como respuesta a la convocatoria de la huelga feminista. "No nos faltan motivos para salir a la calle", repitieron en el acto que cerró las movilizaciones en Donostia y a las que llamaron a dar continuidad, porque la "revolución feminista" no se hace en un día: "Seguiremos en la lucha y os pedimos que sigamos plantándonos todos los días".
Fue la última apelación de un manifiesto que clausuró la principal marcha de un día que se convirtió en "histórico". La gran sentada del Boulevard al mediodía ya anticipaba lo que podía suceder por la tarde. Ese mismo mediodía, en municipios como Irun 8.000 personas se manifestaban con las mismas reivindicaciones.
Baste un dato para intuir el número de gente que ya por la tarde se congregó en Donostia: cuando la cabecera de la marcha estaba a punto de volver al Boulevard desde la calle Elcano, la cola había salido solo tres minutos antes hacia la calle Hernani, para seguir por Andia, Urbieta, San Martín donde hubo pitadas a la altura de la catedral, Getaria y Churruca. Cerca de 1,4 kilómetros de recorrido que las manifestantes, que habían llegado al Centro en cuatro columnas (estudiantes, asalariadas, cuidados y consumo) desde otros cuatro puntos de la ciudad, necesitaron tres cuartos de hora para recorrer.
Miles y miles de personas que, más allá de lo cuantitativo, suponían un grupo muy transversal, pero con las mismas razones. Denunciaron cómo de media una mujer cobra menos que un hombre por desarrollar el mismo trabajo. Denunciaron que una mujer de 47 años tiene más difícil que un hombre de la misma edad reengancharse al mercado laboral. Denunciaron que mientras la tasa del paro masculino en los cuatro territorios de Hegoalde es del 9,9%, el de las mujeres roza el 15%. Denunciaron, en definitiva, tantas situaciones de desigualdad es decir, injusticia que la movilización sobrepasó el manido debate sobre conceptos feministas en los términos a los que el obispo de Donostia sumó hasta al mismísimo demonio. "Munilla, el diablo es masculino", rezó una de las tantas pancartas que las manifestantes improvisaron en cartones, folios y cartulinas.
El día de ayer, con un "nuevo" concepto de huelga, había adoptado otro significado. "Creo en un mundo mejor", mostró una joven en un grupo que, con alguna prenda o complemento de color morado (cinta para el pelo, blusa, camiseta, abrigo, broche de la solapa...), tirando de los clásicos, gritaba "mujeres, unidas, jamás serán vencidas".
Ayer hubo unión desde las jóvenes hasta las pensionistas. El paro era para el ámbito profesional, pero también para el estudiantil, también para el consumo, también para dejar el cuidado de los mayores y los niños a los hombres. En la medida que se pudiera, para parar en todo.
Esta invitación flexible a la huelga ayudó a lograr múltiples adhesiones aunque fuera en formas diversas: paros totales o parciales, cierre de comercios o concentraciones. No había una única fórmula para sumarse, lo que ayudó a la transversalidad. Solo las mismas injusticias, las mismas denuncias.
Emoción veterana
La primera gran movilización del día tuvo lugar a mediodía. La estampa impresionaba por lo nutrido de la participación pero también por el perfil de las mujeres, de todo tipo de edad y condición. Como sucedió por la tarde, las columnas llegaron desde distintos barrios de la ciudad y se unieron alrededor del kiosco del Boulevard. Muchas mujeres sentadas y muchas otras en pie reivindicaron la igualdad con el grito que marcó el día: "Gora borroka feminista!".
El movimiento morado tomó la ciudad desde primera hora de la mañana y ya se notaba que ayer las mujeres paraban, frenaban o cesaban en sus quehaceres, según podían. Tanto por la mañana como por la tarde, a las más veteranas se les llegó a hacer un nudo en la garganta de la emoción al ver la respuesta de las más jóvenes. Su relevo en la lucha feminista ante la desigualdad.
Al mediodía se dejó notar la participación de las estudiantes que, en cuadrilla, sumaron sus pasos a los de otras muchas mujeres que llegaron al Boulevard desde distintos barrios, distintos gremios, distintas asociaciones y distintas historias vitales.
Con tuppers o bocadillo, con la vocación de sumar fuerzas para ser cada vez más potentes y atestiguar el hartazgo secular ante tantas injusticias, el Boulevard primero se sentó, después se levantó y dejó por la tarde una movilización que quedará en la historia de las manifestaciones de la ciudad. En la que los hombres, muchos en número, por primera vez fueron acompañantes en un día que reivindicó que hoy también sea 8-M.
Fue la última apelación de un manifiesto que clausuró la principal marcha de un día que se convirtió en "histórico". La gran sentada del Boulevard al mediodía ya anticipaba lo que podía suceder por la tarde. Ese mismo mediodía, en municipios como Irun 8.000 personas se manifestaban con las mismas reivindicaciones.
Baste un dato para intuir el número de gente que ya por la tarde se congregó en Donostia: cuando la cabecera de la marcha estaba a punto de volver al Boulevard desde la calle Elcano, la cola había salido solo tres minutos antes hacia la calle Hernani, para seguir por Andia, Urbieta, San Martín donde hubo pitadas a la altura de la catedral, Getaria y Churruca. Cerca de 1,4 kilómetros de recorrido que las manifestantes, que habían llegado al Centro en cuatro columnas (estudiantes, asalariadas, cuidados y consumo) desde otros cuatro puntos de la ciudad, necesitaron tres cuartos de hora para recorrer.
Miles y miles de personas que, más allá de lo cuantitativo, suponían un grupo muy transversal, pero con las mismas razones. Denunciaron cómo de media una mujer cobra menos que un hombre por desarrollar el mismo trabajo. Denunciaron que una mujer de 47 años tiene más difícil que un hombre de la misma edad reengancharse al mercado laboral. Denunciaron que mientras la tasa del paro masculino en los cuatro territorios de Hegoalde es del 9,9%, el de las mujeres roza el 15%. Denunciaron, en definitiva, tantas situaciones de desigualdad es decir, injusticia que la movilización sobrepasó el manido debate sobre conceptos feministas en los términos a los que el obispo de Donostia sumó hasta al mismísimo demonio. "Munilla, el diablo es masculino", rezó una de las tantas pancartas que las manifestantes improvisaron en cartones, folios y cartulinas.
El día de ayer, con un "nuevo" concepto de huelga, había adoptado otro significado. "Creo en un mundo mejor", mostró una joven en un grupo que, con alguna prenda o complemento de color morado (cinta para el pelo, blusa, camiseta, abrigo, broche de la solapa...), tirando de los clásicos, gritaba "mujeres, unidas, jamás serán vencidas".
Ayer hubo unión desde las jóvenes hasta las pensionistas. El paro era para el ámbito profesional, pero también para el estudiantil, también para el consumo, también para dejar el cuidado de los mayores y los niños a los hombres. En la medida que se pudiera, para parar en todo.
Esta invitación flexible a la huelga ayudó a lograr múltiples adhesiones aunque fuera en formas diversas: paros totales o parciales, cierre de comercios o concentraciones. No había una única fórmula para sumarse, lo que ayudó a la transversalidad. Solo las mismas injusticias, las mismas denuncias.
Emoción veterana
La primera gran movilización del día tuvo lugar a mediodía. La estampa impresionaba por lo nutrido de la participación pero también por el perfil de las mujeres, de todo tipo de edad y condición. Como sucedió por la tarde, las columnas llegaron desde distintos barrios de la ciudad y se unieron alrededor del kiosco del Boulevard. Muchas mujeres sentadas y muchas otras en pie reivindicaron la igualdad con el grito que marcó el día: "Gora borroka feminista!".
El movimiento morado tomó la ciudad desde primera hora de la mañana y ya se notaba que ayer las mujeres paraban, frenaban o cesaban en sus quehaceres, según podían. Tanto por la mañana como por la tarde, a las más veteranas se les llegó a hacer un nudo en la garganta de la emoción al ver la respuesta de las más jóvenes. Su relevo en la lucha feminista ante la desigualdad.
Al mediodía se dejó notar la participación de las estudiantes que, en cuadrilla, sumaron sus pasos a los de otras muchas mujeres que llegaron al Boulevard desde distintos barrios, distintos gremios, distintas asociaciones y distintas historias vitales.
Con tuppers o bocadillo, con la vocación de sumar fuerzas para ser cada vez más potentes y atestiguar el hartazgo secular ante tantas injusticias, el Boulevard primero se sentó, después se levantó y dejó por la tarde una movilización que quedará en la historia de las manifestaciones de la ciudad. En la que los hombres, muchos en número, por primera vez fueron acompañantes en un día que reivindicó que hoy también sea 8-M.
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