Imagen: Google Imágenes / Kevyn Aucoin y Jeremy Antunes |
Kevyn Aucoin llegó a lo más alto gracias a estrellas como Whitney Houston. Esta semana se estrena un documental sobre su vida, que tuvo un final trágico.
Ignacio Gomar · Viva la Diva | El País, 2018-03-16
https://elpais.com/elpais/2018/03/16/viva_la_diva/1521215361_055201.html
Octubre de 1986. El fotógrafo Richard Avedon retrata a una joven modelo llamada Cindy Crawford para la portada de ‘Vogue USA’. La sesión de fotos catapultó a la maniquí, que marcaría una época como una de las supermodelos de los años noventa. Detrás de aquellas imágenes alguien más había cumplido un sueño. Era Kevyn Aucoin, un maquillador nacido de una adolescente y criado en Louisiana (Estados Unidos) por una pareja que lo adoptó cuando era solo un bebé. Alcanzó la cima de su profesión con veintipocos años, gracias a un lema: ‘Lo importante es la belleza interior’. Para Aucoin, el maquillaje solo debía servir para ayudar a que una mujer descubriese esa belleza en sí misma. Bajo esa consigna se convirtió en uno de los maquilladores de famosos mejor pagados de la historia, y trabajó con centenares de celebridades de la época. También era una persona obsesiva con documentar todo, y grabó todas y cada una de sus sesiones de trabajo, así como momentos clave de su vida. Todo ello se recoge ahora en el documental, ‘Beauty & The Beast in Me’, que estrena el sábado 24 de marzo Movistar Plus. Una cinta conmovedora, ya que revela al hombre tras la figura del maquillador, atormentado desde la infancia por su condición de homosexual, y que justo tras lanzar su propia línea de maquillaje enfermó y murió.
La carismática personalidad de Kevyn Aucoin se forjó desde la infancia. A los seis años ya sabía que era gay y se crio en un ambiente traumático, marcado por los abusos de sus compañeros de colegio en un entorno rural del sur de Estados Unidos. Se trasladó a Nueva York a principios de los ochenta con solo 18 años, y pronto tuvo su gran oportunidad, trabajar junto a Steven Meisel para ‘Vogue’. Pasó de cobrar 150 dólares por sesión a 10.000. Por sus manos pasaron Cher, Janet Jackson, Tina Turner o Whitney Houston. También Kate Moss, Naomi Campbell, Christy Turlington o Cindy Crawford, con la que hizo otras 18 portadas. Fue el hombre detrás del ‘look’ de Gwyneth Paltrow la noche que ganó el Oscar a la mejor actriz, y también se convirtió en el maquillador favorito de Oprah Winfrey. Le apasionaba transformar a los famosos en otros, incluso usando prótesis. Lo hizo con Liza Minelli, a la que convirtió en Marilyn Monroe, o a Winona Ryder en Elizabeth Taylor.
Vivió varios años con su pareja, Jeremy Antunes, con quien se casó en una ceremonia no oficial en 2000. Un año después y justo un mes después de lanzar su propia línea de cosmética, fue diagnosticado de acromegalia. Un tumor en la pituitaria que tenía hace años sin ser diagnosticado y que le provocó deformidades y fuertes dolores en el rostro y extremidades. Falleció unos meses después, en mayo de 2002, por una insuficiencia hepática y renal a causa de la toxicidad del Tylenol. Era adicto a los calmantes que tomaba para mitigar el dolor de su enfermedad. Una semana antes de su muerte, su marido se sentó junto a él en la cama y le dijo que no podía seguir viendo cómo se destruía. “Te quiero, pero me prometiste que no harías esto más, y no voy a quedarme sentado viendo cómo te matas”.
“Podría pontificar durante horas sobre el genio, talento y versatilidad de Kevyn, pero simplemente diré que lo mejor de que te maquillase era que te permitía pasar tiempo con él”, dijo Gwyneth Paltrow sobre su amigo. “Perderle ha sido como perder una parte de la naturaleza, se hace difícil respirar sin él aquí”, declaró Sharon Stone. Su gran amiga Tori Amos le rindió un homenaje en su canción ‘Taxi Ride’. Todas las grandes celebridades a las que maquilló lamentaron públicamente su muerte. También su familia, que después de su desaparición apoyaron numerosas causas del colectivo LGTB en su ciudad natal. Hoy su firma de cosméticos mantiene vivo su legado. Su obsesión por inmortalizar cada instante permite ahora disfrutar de un archivo impagable de la historia de la moda y belleza de aquellos años, además de una lección de vida que invita a reflexionar.
La carismática personalidad de Kevyn Aucoin se forjó desde la infancia. A los seis años ya sabía que era gay y se crio en un ambiente traumático, marcado por los abusos de sus compañeros de colegio en un entorno rural del sur de Estados Unidos. Se trasladó a Nueva York a principios de los ochenta con solo 18 años, y pronto tuvo su gran oportunidad, trabajar junto a Steven Meisel para ‘Vogue’. Pasó de cobrar 150 dólares por sesión a 10.000. Por sus manos pasaron Cher, Janet Jackson, Tina Turner o Whitney Houston. También Kate Moss, Naomi Campbell, Christy Turlington o Cindy Crawford, con la que hizo otras 18 portadas. Fue el hombre detrás del ‘look’ de Gwyneth Paltrow la noche que ganó el Oscar a la mejor actriz, y también se convirtió en el maquillador favorito de Oprah Winfrey. Le apasionaba transformar a los famosos en otros, incluso usando prótesis. Lo hizo con Liza Minelli, a la que convirtió en Marilyn Monroe, o a Winona Ryder en Elizabeth Taylor.
Vivió varios años con su pareja, Jeremy Antunes, con quien se casó en una ceremonia no oficial en 2000. Un año después y justo un mes después de lanzar su propia línea de cosmética, fue diagnosticado de acromegalia. Un tumor en la pituitaria que tenía hace años sin ser diagnosticado y que le provocó deformidades y fuertes dolores en el rostro y extremidades. Falleció unos meses después, en mayo de 2002, por una insuficiencia hepática y renal a causa de la toxicidad del Tylenol. Era adicto a los calmantes que tomaba para mitigar el dolor de su enfermedad. Una semana antes de su muerte, su marido se sentó junto a él en la cama y le dijo que no podía seguir viendo cómo se destruía. “Te quiero, pero me prometiste que no harías esto más, y no voy a quedarme sentado viendo cómo te matas”.
“Podría pontificar durante horas sobre el genio, talento y versatilidad de Kevyn, pero simplemente diré que lo mejor de que te maquillase era que te permitía pasar tiempo con él”, dijo Gwyneth Paltrow sobre su amigo. “Perderle ha sido como perder una parte de la naturaleza, se hace difícil respirar sin él aquí”, declaró Sharon Stone. Su gran amiga Tori Amos le rindió un homenaje en su canción ‘Taxi Ride’. Todas las grandes celebridades a las que maquilló lamentaron públicamente su muerte. También su familia, que después de su desaparición apoyaron numerosas causas del colectivo LGTB en su ciudad natal. Hoy su firma de cosméticos mantiene vivo su legado. Su obsesión por inmortalizar cada instante permite ahora disfrutar de un archivo impagable de la historia de la moda y belleza de aquellos años, además de una lección de vida que invita a reflexionar.
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