IMagen: El Diario / Ian Gibson y Quique Palomo |
El hispanista une fuerzas con el dibujante Quique Palomo en ‘Vida y muerte de Federico García Lorca’, un cómic sobre la biografía del poeta. "Lorca es el desaparecido más famoso y más llorado de este país."
Francesc Miró | El Diario, 2018-11-13
https://www.eldiario.es/cultura/historia/Franco-derecha-verguenza-capaces-aceptar_0_835367232.html
Dos camionetas avanzan entre las viñetas de una página tintada de un celeste apagado. Paulatinamente, el color desaparece del dibujo para que el blanco y el negro nos muestren cómo los vehículos se alejan hasta detenerse al lado de un olivo. La escena se vuelve lúgubre en cada trazo. De repente, la onomatopeya de unos disparos llenan el margen derecho inferior de la cuartilla. Luego, silencio.
Ni todas las letras del mundo pueden transmitir lo que pasó el día que fusilaron a Federico García Lorca. Pero el dibujo puede acercarse a remover en el lector insospechados sentimientos. El poeta y dramaturgo más famoso del mundo murió a balazos en Alfacar y sus restos siguen sin aparecer. Tenía 38 años. Han pasado 82 desde entonces.
Ahora, el hispanista Ian Gibson ha unido fuerzas con el dibujante Quique Palomo para acercarlo mediante la ilustración y el rigor que caracteriza su obra. El primero ha dedicado gran parte de su vida a estudiar la vida de Lorca: a la magna biografía ‘Federico García Lorca (1985- 1987)’, cabría sumar títulos como ‘El asesinato de García Lorca’, ‘Poeta en Granada’ o ‘Lorca y el mundo gay’. Pero nunca se había planteado convertirlo en una novela gráfica. En eso le ha ayudado el segundo, que ha sido su mano derecha en Vida y muerte de Federico García Lorca, publicado por Ediciones B. Un cómic lleno de fuerza lírica y solidez documental que repasa la historia del poeta gay y republicano.
P. El cómic repasa cada una de las etapas vitales de Lorca, de su infancia en Fuente Vaqueros hasta su muerte. ¿Cómo fue el proceso de diálogo entre la documentación y la ilustración?
Ian Gibson (IG en adelante): La vida de Lorca es muy corta pero densísima en acontecimientos. Es extraordinaria por los muchos dones que tenía y que le hacían relacionarse con el mundo de la política, de la música, de la pintura... Es un genio multidisciplinar y tuvimos que ir seleccionando. Llevó su tiempo estructurar todo aquello, pero supimos entendernos.
Teníamos muy claro, eso sí, que había que insistir mucho en su infancia porque es algo que impregna toda su obra. De modo que llegamos a este acuerdo: había que explicar e ilustrar muy bien sus primeros años de vida, para definir bien las raíces de su arte.
Quique Palomo (QP en adelante): Pero junto con la infancia, todo lo demás. En esa fase hay un diálogo sobre el que después fuimos fijando determinadas ideas y escenas. El método era hacer bocetos simplícimos, enseñárselos a Ian y volver a dibujar una y otra vez hasta construir cada etapa.
P. En esa construcción del relato, parece haber más lirismo en la infancia y más densidad de texto en su madurez. ¿Fue una elección consciente?
QP: Sí, sí, es algo real. Con la cantidad de información que manejábamos hubo muchos momentos en los que teníamos que decidir cómo abordar una vida tan intensa. Es difícil encontrar el equilibrio entre narrar una vida, pero a su vez conseguir que esta no sea un resumen cronológico y aburrido de datos. Ha habido que ir buscando algo de poesía, e ir impregnando a las imágenes con información. Pero es obvio que la infancia era la etapa más dada a la poesía, parecía una buena forma de captar la atención del lector de un modo más inspirado.
IG: Había muchas cosas que consensuar, porque yo soy un obsesivo de la cronología. Pero hablando fuimos descubriendo cosas juntos. Como, por ejemplo, la importancia del cante jondo que tal vez a mí no se me hubiera ocurrido plasmar con tanta fuerza. Sin embargo, la aparición de Manuel de Falla en la vida de Lorca es fundamental. El encuentro que tienen en Granada significa también el reencuentro para el poeta con una raíz andaluza que lo ataba al mundo del flamenco. Este momento es importantísimo y marcará profundamente obras tan importantes como ‘Romancero Gitano’ (1928).
P. Tras esa etapa, Lorca estudia en Granada y termina la carrera en Madrid, donde empieza a profesionalizar su faceta literaria mientras aparta la ambición de ser músico. ¿Cree que fue un cambio esencial del que podría haberse sentido, en algún momento, decepcionado?
IG: No puedo ponerme en su piel, obviamente, pero de todas formas nunca abandonó la música. Tuvo un profesor de música providencial que se llamaba Antonio Segura Mesa, que bien merece una biografía aparte. Este hombre muere en 1916, justo en el momento en el que empieza a surgir el filón poético de Lorca.
Es el momento en el que empieza a rescatar parte del conocimiento que tenía sobre poesía popular, inseparable de la canción popular que tanto escuchó de niño. Y eso se ve, por poner un ejemplo, en ‘Mariana Pineda’ (1927).
Cuando muere su profesor de piano, sus padres le dicen que nada de carrera musical: Derecho y Filosofía y letras. Así que Lorca abandona su sueño de ser músico. Pero eso no significa que abandone la música, pues sigue tocando toda su vida. No creo que añorase esa vocación perdida. Alberti, en ‘La Arboleda Perdida’ (1938), cuenta como eran sus sesiones de música folclórica. ¡Lorca se jactaba de conocer un millar de canciones populares españolas! Es tremendo porque todo eso se solidifica en una sola persona: esa cantidad ingente de registros y talento creativos se fundían y convivía en él.
P. En su estancia en Madrid se aloja en la Residencia de Estudiantes. En el cómic retratáis conoce a Buñuel. Desde entonces ambos vivirían una tempestuosa amistad que, en el 28, parece romperse de forma dramática cuando recibe una carta homófoba de Buñuel hablando de ‘Bodas de sangre’. ¿Qué pasó entre ellos? ¿Por qué se desvirtuó su amistad?
IG: Buñuel tiene un problema que no menciona en sus memorias. Me refiero a su hermano menor, Alfonso Buñuel, que también está esos años en la residencia y que es abiertamente homosexual. Una persona que no aparece ni mencionada en sus memorias. Los silencios en las autobiografías son muy importantes. Y con respecto a su hermano se establece uno perpetuo y muy grande. Es alguien que es más alto que él, más guapo que él y mucho más gay que él.
Que no digo que Buñuel fuese gay pero temía serlo, como todos ellos en la época. Como Dalí, de hecho. Y de ahí viene su problema con Federico. En ‘Vida en claro’ (1944), José Moreno Villa cuenta que por entonces si ibas con un gay todo el mundo creía que eras gay, y por eso había gente que se alejaba de Lorca. Se quieren el martes y se odian el miércoles. Ni siquiera en el sitio más liberal de la España de entonces se podía ser gay abiertamente.
P. En esa época otro de sus amigos, Dalí, también se aleja de él a pesar de haber intimado en el pasado, como retratáis en la obra. ¿Por qué sus amigos se alejaron del poeta en una etapa tan crucial?
IG: Vivían con una intensidad feroz. Llegan a Madrid en los años veinte y a mediados de esa década toman caminos distintos. Dalí pasa un tiempo en Figueres porque le echan de la Academia de Bellas Artes de San Fernando. Y sólo sabemos la mitad de lo que ocurrió porque se ha perdido una cantidad ingente de documentación. Aunque hemos podido conocer cosas gracias a personas como Pepín Bello, sigue faltando datos.
Por otra parte, las autobiografías no son fiables. Hacen falta biógrafos para corregir las autobiografías. Son genios diversos y complicados, y lo que cuentan de ellos mismos no es fiable. En las memorias de Buñuel [‘Mi último suspiro’, 1982] hay tergiversaciones de la realidad en cada página. Igual que ‘La vida secreta de Salvador Dalí’ (1942), que es fabulosa pero desde luego no muy fiable.
P. En esa parte del libro, empieza a ganar presencia en la arquitectura de cada página la presencia de fotografías reales de la época. ¿Por qué?
QP: Yo hubiera metido muchas más. Cuando dibujo, también navego por Internet y me veo expuesto a muchas imágenes reales sobre las que puedo trabajar. Pero hay algunas que, por lo que sea, te llaman especialmente la atención.
Unas veces las uso para romper con el manejo de la página y su impacto visual en el lector. Otras, porque se produce una convivencia especial entre imágenes y dibujos que crees que dialogan bien y merecen habitar la página.
P. Tras su paso por Madrid, Lorca viaja a Nueva York, pero también a Cuba. Y allí dice aquella frase de 'Si me pierdo, que me busquen en Andalucía o en Cuba'. ¿Cree que aquel viaje le sanó un poco las heridas?
IG: Sí, yo creo que su estancia en Nueva York no fue el descenso a los infiernos que se nos dijo durante tanto tiempo. Hubo momentos maravillosos para él. En Nueva York le estaban esperando muchos hispanistas y estudiantes que querían conocerle.
Pero Cuba es Cuba: allí sabe que se puede sentir como en casa y según los indicios que tenemos, se soltó la melena y fue una experiencia apabullante. ‘Romancero Gitano’ había tenido un éxito muy grande y en la isla pudo disfrutar de ese éxito. Sabemos, por gente que le conoció, que al volver de La Habana era otro hombre. Sin su estancia allí Federico probablemente no hubiera terminado de salir del armario.
QP: También hay que entender que fue la segunda etapa de alejamiento del contexto que le estaba oprimiendo. Salió de Estados Unidos dónde, a pesar de su facilidad para hacer amigos y su personalidad empática, no contaba con el idioma. Y en Cuba eso no le ocurrió: se liberó, en cierto sentido.
P. En ese retorno, ya durante la Segunda República, Lorca publicó y estrenó obras que se tuvieron que enfrentar a un boicot grave por parte de la derecha del momento. De ahí que dijese aquello de 'la derecha nos odia porque hacemos cultura para el pueblo'. ¿Ha cambiado mucho la derecha en España desde aquellos años?
IG: Pues no mucho. Lorca era gay y republicano. Aunque bueno, puede que la derecha haya avanzado un poco en el tema de la diversidad sexual. La derecha de hoy desprecia a Zapatero pero por lo menos permitió que Javier Maroto se pudiera casar con su chico. Me divirtió mucho el otro día aquello de Sáenz de Santamaría diciendo 'soy muy amiga del marido de Javier'. Joder, eso por sí solo demuestra que el PP ha cambiado un poco en ese sentido y me parece fantástico.
Con todo, a la derecha de este país le cuesta muchísimo trabajo avanzar. Si era terrible en los años treinta, después de cuarenta años de dictadura... No han asumido el holocausto que se vivió aquí durante la Guerra Civil, no asumen nada de su pasado. ¡Y cuando les sacas el tema hablan de reabrir heridas! ¡Es terrible!
P. Con la exhumación de Franco del Valle de los Caídos, vuelve a estar es boca de todos el debate de si la memoria histórica es o no es reabrir heridas…
IG: Mira, yo estoy a favor de buscar a los desaparecidos. Y Lorca, culturalmente hablando, es el desaparecido número uno de la historia de este país. El más famoso y el más llorado, así que inevitablemente él simboliza toda la tragedia de la guerra, de la dictadura y de lo que ocurrió aquí.
Pero lo de Franco es una auténtica vergüenza. La derecha de este país no tiene rubor, desconoce la vergüenza. Con este tema realmente parece ser que son incapaces de aceptar la realidad de lo que pasó aquí. Y la realidad es que aquí tenemos por un lado a 115.000 desaparecidos en fosas comunes, y por otro el Valle de los Caídos con el fundador del fascismo español y Francisco Franco. ¡Hablamos de que el mayor asesino español de todos los tiempos descansa tranquilamente en un mausoleo!
Felipe González tuvo la decencia de decir, en el libro que publicó con Cebrián [‘El futuro no es lo que era’, 2002], que pesa sobre su conciencia no haberlo hecho cuando tuvieron la mayoría absoluta. Los socialistas de entonces no lo hicieron y los de hoy lo intentan. Tarde, espero que a tiempo, pero tarde.
A mí me produce vergüenza que un país tenga un monumento como el Valle de los Caídos cuarenta años después del la muerte del dictador. Con 12.000 de sus víctimas allí, enterrados al lado del verdugo. Asco: es la única palabra aplicable que se me ocurre.
P. Decía que Lorca era el desaparecido numero uno de nuestra historia. Pero podríamos estar cerca de encontrarlo. A principios de este año supimos que sus restos podrían haber sido movidos en 1986 durante el vallado de un parque que lleva su nombre en Alfacar.
IG: La situación es la siguiente: la Junta de Andalucía ha dado su permiso para una nueva búsqueda. Lo que pasa es que no ha sacado esto a concurso público. Sabemos por Luis Avial que hay indicios de restos debajo de una fuente que hicieron en el parque.
Cuando vallaron ese parque, aparecieron unos restos al lado de este olivo que dibuja Quique aquí [señala la viñeta exacta]. Y ahora sabemos que encontraron restos que estorbaban al cerrar el recinto y se pusieron debajo de lo que hoy es la fuente. Según indicaciones de georadar, Avial ha visto indicios de los restos muy cerca de dónde los testimonios orales dicen que pasó. La Junta sabe todo esto y está dispuesta a buscar en el olivo y en la fuente. Pero estamos a la espera de que esto salga a concurso público. Cosa que espero que ocurra pronto y se pueda seguir investigando.
Ni todas las letras del mundo pueden transmitir lo que pasó el día que fusilaron a Federico García Lorca. Pero el dibujo puede acercarse a remover en el lector insospechados sentimientos. El poeta y dramaturgo más famoso del mundo murió a balazos en Alfacar y sus restos siguen sin aparecer. Tenía 38 años. Han pasado 82 desde entonces.
Ahora, el hispanista Ian Gibson ha unido fuerzas con el dibujante Quique Palomo para acercarlo mediante la ilustración y el rigor que caracteriza su obra. El primero ha dedicado gran parte de su vida a estudiar la vida de Lorca: a la magna biografía ‘Federico García Lorca (1985- 1987)’, cabría sumar títulos como ‘El asesinato de García Lorca’, ‘Poeta en Granada’ o ‘Lorca y el mundo gay’. Pero nunca se había planteado convertirlo en una novela gráfica. En eso le ha ayudado el segundo, que ha sido su mano derecha en Vida y muerte de Federico García Lorca, publicado por Ediciones B. Un cómic lleno de fuerza lírica y solidez documental que repasa la historia del poeta gay y republicano.
P. El cómic repasa cada una de las etapas vitales de Lorca, de su infancia en Fuente Vaqueros hasta su muerte. ¿Cómo fue el proceso de diálogo entre la documentación y la ilustración?
Ian Gibson (IG en adelante): La vida de Lorca es muy corta pero densísima en acontecimientos. Es extraordinaria por los muchos dones que tenía y que le hacían relacionarse con el mundo de la política, de la música, de la pintura... Es un genio multidisciplinar y tuvimos que ir seleccionando. Llevó su tiempo estructurar todo aquello, pero supimos entendernos.
Teníamos muy claro, eso sí, que había que insistir mucho en su infancia porque es algo que impregna toda su obra. De modo que llegamos a este acuerdo: había que explicar e ilustrar muy bien sus primeros años de vida, para definir bien las raíces de su arte.
Quique Palomo (QP en adelante): Pero junto con la infancia, todo lo demás. En esa fase hay un diálogo sobre el que después fuimos fijando determinadas ideas y escenas. El método era hacer bocetos simplícimos, enseñárselos a Ian y volver a dibujar una y otra vez hasta construir cada etapa.
P. En esa construcción del relato, parece haber más lirismo en la infancia y más densidad de texto en su madurez. ¿Fue una elección consciente?
QP: Sí, sí, es algo real. Con la cantidad de información que manejábamos hubo muchos momentos en los que teníamos que decidir cómo abordar una vida tan intensa. Es difícil encontrar el equilibrio entre narrar una vida, pero a su vez conseguir que esta no sea un resumen cronológico y aburrido de datos. Ha habido que ir buscando algo de poesía, e ir impregnando a las imágenes con información. Pero es obvio que la infancia era la etapa más dada a la poesía, parecía una buena forma de captar la atención del lector de un modo más inspirado.
IG: Había muchas cosas que consensuar, porque yo soy un obsesivo de la cronología. Pero hablando fuimos descubriendo cosas juntos. Como, por ejemplo, la importancia del cante jondo que tal vez a mí no se me hubiera ocurrido plasmar con tanta fuerza. Sin embargo, la aparición de Manuel de Falla en la vida de Lorca es fundamental. El encuentro que tienen en Granada significa también el reencuentro para el poeta con una raíz andaluza que lo ataba al mundo del flamenco. Este momento es importantísimo y marcará profundamente obras tan importantes como ‘Romancero Gitano’ (1928).
P. Tras esa etapa, Lorca estudia en Granada y termina la carrera en Madrid, donde empieza a profesionalizar su faceta literaria mientras aparta la ambición de ser músico. ¿Cree que fue un cambio esencial del que podría haberse sentido, en algún momento, decepcionado?
IG: No puedo ponerme en su piel, obviamente, pero de todas formas nunca abandonó la música. Tuvo un profesor de música providencial que se llamaba Antonio Segura Mesa, que bien merece una biografía aparte. Este hombre muere en 1916, justo en el momento en el que empieza a surgir el filón poético de Lorca.
Es el momento en el que empieza a rescatar parte del conocimiento que tenía sobre poesía popular, inseparable de la canción popular que tanto escuchó de niño. Y eso se ve, por poner un ejemplo, en ‘Mariana Pineda’ (1927).
Cuando muere su profesor de piano, sus padres le dicen que nada de carrera musical: Derecho y Filosofía y letras. Así que Lorca abandona su sueño de ser músico. Pero eso no significa que abandone la música, pues sigue tocando toda su vida. No creo que añorase esa vocación perdida. Alberti, en ‘La Arboleda Perdida’ (1938), cuenta como eran sus sesiones de música folclórica. ¡Lorca se jactaba de conocer un millar de canciones populares españolas! Es tremendo porque todo eso se solidifica en una sola persona: esa cantidad ingente de registros y talento creativos se fundían y convivía en él.
P. En su estancia en Madrid se aloja en la Residencia de Estudiantes. En el cómic retratáis conoce a Buñuel. Desde entonces ambos vivirían una tempestuosa amistad que, en el 28, parece romperse de forma dramática cuando recibe una carta homófoba de Buñuel hablando de ‘Bodas de sangre’. ¿Qué pasó entre ellos? ¿Por qué se desvirtuó su amistad?
IG: Buñuel tiene un problema que no menciona en sus memorias. Me refiero a su hermano menor, Alfonso Buñuel, que también está esos años en la residencia y que es abiertamente homosexual. Una persona que no aparece ni mencionada en sus memorias. Los silencios en las autobiografías son muy importantes. Y con respecto a su hermano se establece uno perpetuo y muy grande. Es alguien que es más alto que él, más guapo que él y mucho más gay que él.
Que no digo que Buñuel fuese gay pero temía serlo, como todos ellos en la época. Como Dalí, de hecho. Y de ahí viene su problema con Federico. En ‘Vida en claro’ (1944), José Moreno Villa cuenta que por entonces si ibas con un gay todo el mundo creía que eras gay, y por eso había gente que se alejaba de Lorca. Se quieren el martes y se odian el miércoles. Ni siquiera en el sitio más liberal de la España de entonces se podía ser gay abiertamente.
P. En esa época otro de sus amigos, Dalí, también se aleja de él a pesar de haber intimado en el pasado, como retratáis en la obra. ¿Por qué sus amigos se alejaron del poeta en una etapa tan crucial?
IG: Vivían con una intensidad feroz. Llegan a Madrid en los años veinte y a mediados de esa década toman caminos distintos. Dalí pasa un tiempo en Figueres porque le echan de la Academia de Bellas Artes de San Fernando. Y sólo sabemos la mitad de lo que ocurrió porque se ha perdido una cantidad ingente de documentación. Aunque hemos podido conocer cosas gracias a personas como Pepín Bello, sigue faltando datos.
Por otra parte, las autobiografías no son fiables. Hacen falta biógrafos para corregir las autobiografías. Son genios diversos y complicados, y lo que cuentan de ellos mismos no es fiable. En las memorias de Buñuel [‘Mi último suspiro’, 1982] hay tergiversaciones de la realidad en cada página. Igual que ‘La vida secreta de Salvador Dalí’ (1942), que es fabulosa pero desde luego no muy fiable.
P. En esa parte del libro, empieza a ganar presencia en la arquitectura de cada página la presencia de fotografías reales de la época. ¿Por qué?
QP: Yo hubiera metido muchas más. Cuando dibujo, también navego por Internet y me veo expuesto a muchas imágenes reales sobre las que puedo trabajar. Pero hay algunas que, por lo que sea, te llaman especialmente la atención.
Unas veces las uso para romper con el manejo de la página y su impacto visual en el lector. Otras, porque se produce una convivencia especial entre imágenes y dibujos que crees que dialogan bien y merecen habitar la página.
P. Tras su paso por Madrid, Lorca viaja a Nueva York, pero también a Cuba. Y allí dice aquella frase de 'Si me pierdo, que me busquen en Andalucía o en Cuba'. ¿Cree que aquel viaje le sanó un poco las heridas?
IG: Sí, yo creo que su estancia en Nueva York no fue el descenso a los infiernos que se nos dijo durante tanto tiempo. Hubo momentos maravillosos para él. En Nueva York le estaban esperando muchos hispanistas y estudiantes que querían conocerle.
Pero Cuba es Cuba: allí sabe que se puede sentir como en casa y según los indicios que tenemos, se soltó la melena y fue una experiencia apabullante. ‘Romancero Gitano’ había tenido un éxito muy grande y en la isla pudo disfrutar de ese éxito. Sabemos, por gente que le conoció, que al volver de La Habana era otro hombre. Sin su estancia allí Federico probablemente no hubiera terminado de salir del armario.
QP: También hay que entender que fue la segunda etapa de alejamiento del contexto que le estaba oprimiendo. Salió de Estados Unidos dónde, a pesar de su facilidad para hacer amigos y su personalidad empática, no contaba con el idioma. Y en Cuba eso no le ocurrió: se liberó, en cierto sentido.
P. En ese retorno, ya durante la Segunda República, Lorca publicó y estrenó obras que se tuvieron que enfrentar a un boicot grave por parte de la derecha del momento. De ahí que dijese aquello de 'la derecha nos odia porque hacemos cultura para el pueblo'. ¿Ha cambiado mucho la derecha en España desde aquellos años?
IG: Pues no mucho. Lorca era gay y republicano. Aunque bueno, puede que la derecha haya avanzado un poco en el tema de la diversidad sexual. La derecha de hoy desprecia a Zapatero pero por lo menos permitió que Javier Maroto se pudiera casar con su chico. Me divirtió mucho el otro día aquello de Sáenz de Santamaría diciendo 'soy muy amiga del marido de Javier'. Joder, eso por sí solo demuestra que el PP ha cambiado un poco en ese sentido y me parece fantástico.
Con todo, a la derecha de este país le cuesta muchísimo trabajo avanzar. Si era terrible en los años treinta, después de cuarenta años de dictadura... No han asumido el holocausto que se vivió aquí durante la Guerra Civil, no asumen nada de su pasado. ¡Y cuando les sacas el tema hablan de reabrir heridas! ¡Es terrible!
P. Con la exhumación de Franco del Valle de los Caídos, vuelve a estar es boca de todos el debate de si la memoria histórica es o no es reabrir heridas…
IG: Mira, yo estoy a favor de buscar a los desaparecidos. Y Lorca, culturalmente hablando, es el desaparecido número uno de la historia de este país. El más famoso y el más llorado, así que inevitablemente él simboliza toda la tragedia de la guerra, de la dictadura y de lo que ocurrió aquí.
Pero lo de Franco es una auténtica vergüenza. La derecha de este país no tiene rubor, desconoce la vergüenza. Con este tema realmente parece ser que son incapaces de aceptar la realidad de lo que pasó aquí. Y la realidad es que aquí tenemos por un lado a 115.000 desaparecidos en fosas comunes, y por otro el Valle de los Caídos con el fundador del fascismo español y Francisco Franco. ¡Hablamos de que el mayor asesino español de todos los tiempos descansa tranquilamente en un mausoleo!
Felipe González tuvo la decencia de decir, en el libro que publicó con Cebrián [‘El futuro no es lo que era’, 2002], que pesa sobre su conciencia no haberlo hecho cuando tuvieron la mayoría absoluta. Los socialistas de entonces no lo hicieron y los de hoy lo intentan. Tarde, espero que a tiempo, pero tarde.
A mí me produce vergüenza que un país tenga un monumento como el Valle de los Caídos cuarenta años después del la muerte del dictador. Con 12.000 de sus víctimas allí, enterrados al lado del verdugo. Asco: es la única palabra aplicable que se me ocurre.
P. Decía que Lorca era el desaparecido numero uno de nuestra historia. Pero podríamos estar cerca de encontrarlo. A principios de este año supimos que sus restos podrían haber sido movidos en 1986 durante el vallado de un parque que lleva su nombre en Alfacar.
IG: La situación es la siguiente: la Junta de Andalucía ha dado su permiso para una nueva búsqueda. Lo que pasa es que no ha sacado esto a concurso público. Sabemos por Luis Avial que hay indicios de restos debajo de una fuente que hicieron en el parque.
Cuando vallaron ese parque, aparecieron unos restos al lado de este olivo que dibuja Quique aquí [señala la viñeta exacta]. Y ahora sabemos que encontraron restos que estorbaban al cerrar el recinto y se pusieron debajo de lo que hoy es la fuente. Según indicaciones de georadar, Avial ha visto indicios de los restos muy cerca de dónde los testimonios orales dicen que pasó. La Junta sabe todo esto y está dispuesta a buscar en el olivo y en la fuente. Pero estamos a la espera de que esto salga a concurso público. Cosa que espero que ocurra pronto y se pueda seguir investigando.
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