Imagen: Noticias de Gipuzkoa / Un edificio del Campus de Gipuzkoa de la UPV/EHU |
La universidad, que detecta 24 agresiones, achaca la situación a su determinación por aflorar las violencias de género
Idoia Alonso | Noticias de Gipuzkoa, 2018-11-19
https://www.noticiasdegipuzkoa.eus/2018/11/19/sociedad/la-upv-es-la-tercera-universidad-del-estado-con-mas-casos-de-acoso-sexista
Una mano no consentida en la zona baja de la espalda a la salida de clase. Estudiantes que humillan a sus compañeras y las desvalorizan en público. Violencia verbal o sexista durante la pausa del café en la sala del profesorado. Acoso en las redes sociales. Coacciones de índole sexual. Violación. La violencia de género está presente en la universidad, tanto como en el resto de la sociedad. La Universidad del País Vasco (UPV/EHU) ocupa el tercer puesto del ranking de universidades del Estado con más acoso sexista.
Desde febrero de 2017 se han detectado 24 casos. El 95% de estas denuncias las han interpuesto alumnas contra sus compañeros. Salvo dos o tres excepciones de violencia física y psicológica que han acabado en el juzgado, la mayoría de los casos atendidos por la universidad pública se corresponde con brotes micromachistas, como comentarios vejatorios y actitudes del mismo pelaje. La mayoría de los procesos se han resuelto de forma satisfactoria y con la disculpa pública del agresor.
“La universidad no es una isla, pasa lo mismo que pasa en la calle. La cuestión es que hemos decidido sacar a la luz algo que estaba dormido y nos hace mucho daño”, afirma a este periódico Idoia Fernández, vicerrectora de Innovación, Compromiso Social y Acción Cultural. Según Fernández, el Protocolo contra las Violencias de Género y el espacio de confianza generado en todos los estratos de la universidad que han participado en su elaboración “han creado las condiciones para que salga lo que antes estaba soterrado”. Esto no quiere decir que ahora se produzcan más casos de violencia sexista en la UPV/EHU, sino que ahora se ven. Y este -dice- es el primer paso para hacer de los campus una zona “libre” de este tipo de conductas.
A día de hoy en la UPV/EHU conviven a diario más de 4.000 docentes, 2.000 trabajadores y 45.000 estudiantes, un contexto en el que existen relaciones de poder evidentes que, en ocasiones, provocan situaciones indeseables para trabajadoras y alumnas. Con la puesta en marcha el curso pasado del dispositivo contra estas violencias, la UPV/EHU “demuestra claramente su determinación de evitar, no tolerar y tomar las medidas necesarias para hacer frente a ciertas actitudes machistas y hacerlas desaparecer”, apunta la vicerrectora Fernández.
“La universidad y el protocolo no pretenden sustituir al juzgado, ni a la Policía, y menos cuando el caso es de gravedad, porque se remite directamente a la unidad especializada de la Ertzaintza, como ya ha ocurrido alguna vez”, aclara Leire Imaz, responsable de la Dirección para la Igualdad de la UPV/EHU.
Imaz entiende que hay dos elementos dentro del dispositivo que lo hacen “puntero y referencial para otras universidades”. La principal innovación es que no hace falta que se interponga una denuncia en comisaría o en un juzgado para que el protocolo se active. Solo es necesario que la persona agredida ponga en conocimiento de la Comisión de Igualdad de su centro si ha sufrido violencia dentro o fuera de la universidad. “Es decir, si una trabajadora o una alumna sufre violencia en casa o en la calle y lo quiere contar la vamos a escuchar aunque evidentemente eso no acarreará medidas dentro de la universidad, pero sí la acompañaremos y derivaremos donde necesite”, afirma Imaz.
Disculpa pública
Desde febrero de 2017 se han detectado 24 casos. El 95% de estas denuncias las han interpuesto alumnas contra sus compañeros. Salvo dos o tres excepciones de violencia física y psicológica que han acabado en el juzgado, la mayoría de los casos atendidos por la universidad pública se corresponde con brotes micromachistas, como comentarios vejatorios y actitudes del mismo pelaje. La mayoría de los procesos se han resuelto de forma satisfactoria y con la disculpa pública del agresor.
“La universidad no es una isla, pasa lo mismo que pasa en la calle. La cuestión es que hemos decidido sacar a la luz algo que estaba dormido y nos hace mucho daño”, afirma a este periódico Idoia Fernández, vicerrectora de Innovación, Compromiso Social y Acción Cultural. Según Fernández, el Protocolo contra las Violencias de Género y el espacio de confianza generado en todos los estratos de la universidad que han participado en su elaboración “han creado las condiciones para que salga lo que antes estaba soterrado”. Esto no quiere decir que ahora se produzcan más casos de violencia sexista en la UPV/EHU, sino que ahora se ven. Y este -dice- es el primer paso para hacer de los campus una zona “libre” de este tipo de conductas.
A día de hoy en la UPV/EHU conviven a diario más de 4.000 docentes, 2.000 trabajadores y 45.000 estudiantes, un contexto en el que existen relaciones de poder evidentes que, en ocasiones, provocan situaciones indeseables para trabajadoras y alumnas. Con la puesta en marcha el curso pasado del dispositivo contra estas violencias, la UPV/EHU “demuestra claramente su determinación de evitar, no tolerar y tomar las medidas necesarias para hacer frente a ciertas actitudes machistas y hacerlas desaparecer”, apunta la vicerrectora Fernández.
“La universidad y el protocolo no pretenden sustituir al juzgado, ni a la Policía, y menos cuando el caso es de gravedad, porque se remite directamente a la unidad especializada de la Ertzaintza, como ya ha ocurrido alguna vez”, aclara Leire Imaz, responsable de la Dirección para la Igualdad de la UPV/EHU.
Imaz entiende que hay dos elementos dentro del dispositivo que lo hacen “puntero y referencial para otras universidades”. La principal innovación es que no hace falta que se interponga una denuncia en comisaría o en un juzgado para que el protocolo se active. Solo es necesario que la persona agredida ponga en conocimiento de la Comisión de Igualdad de su centro si ha sufrido violencia dentro o fuera de la universidad. “Es decir, si una trabajadora o una alumna sufre violencia en casa o en la calle y lo quiere contar la vamos a escuchar aunque evidentemente eso no acarreará medidas dentro de la universidad, pero sí la acompañaremos y derivaremos donde necesite”, afirma Imaz.
Disculpa pública
Para la directora de Igualdad universitaria, el hecho de que no sea necesaria la denuncia es clave porque muchas veces la agredida “no está preparada o no lo va a estar nunca”. El miedo a no ser creída o a acudir a la vía oficial no impide que la universidad le proporcione ayuda con medidas internas como “separarla de la persona agresora, cambiar de clase, cambiar de turno, cambiar de grupo de laboratorio o cambiar de centro. Ese tipo de cosas las podemos hacer para facilitar esa seguridad y esa tranquilidad”, explica Imaz. También se le ofrece la posibilidad de acudir al Servicio de Atención Psicológica, si la persona denunciante así lo pide.
“Hasta ahora -dice- con ese tipo de medidas vale y mi experiencia es que acercando el protocolo hacia abajo lo convierte en mucho más operativo. Aportar soluciones de forma colectiva, transparente, delicada, confidencial y respetuosa suele funcionar”. En la resolución de los casos se implica a distintos agentes de la institución académica. Por lo general, las agresiones más ‘micro’ se gestionan en el propio centro donde se han producido, se avisa a la Comisión de Igualdad de la facultad, al servicio de seguridad y a la dirección e intentan encontrar la solución “que muchas veces pasa por la disculpa pública del agresor”.
No es una mediación
“Hasta ahora -dice- con ese tipo de medidas vale y mi experiencia es que acercando el protocolo hacia abajo lo convierte en mucho más operativo. Aportar soluciones de forma colectiva, transparente, delicada, confidencial y respetuosa suele funcionar”. En la resolución de los casos se implica a distintos agentes de la institución académica. Por lo general, las agresiones más ‘micro’ se gestionan en el propio centro donde se han producido, se avisa a la Comisión de Igualdad de la facultad, al servicio de seguridad y a la dirección e intentan encontrar la solución “que muchas veces pasa por la disculpa pública del agresor”.
No es una mediación
La responsable de Igualdad de la universidad rechaza que el protocolo sea una herramienta de mediación, un término que levanta muchas opiniones en contra en este ámbito. “Tenemos claro que desde que acuden a nosotras lo que buscamos es una solución colectiva. Más que mediar, de situarte en el medio y hacer de intermediarias, proponemos soluciones porque estamos sobre todo para escuchar y proteger a la persona que ha vivido la violencia. Lo que pasa es que sí se da audiencia -y en el protocolo aparece- a la persona presuntamente agresora”. Hasta la fecha no se ha producido ningún tipo de problema ni con la aplicación del protocolo ni con las medidas correctoras propuestas. Además, la UPV/EHU ofrece a la persona agredida y agresora un Servicio de Atención Psicológica si así lo pide expresamente.
Los casos más delicados son derivados a los servicios de atención psicológica de las diputaciones forales. “No nos hemos encontrado con ningún tipo de beligerancia de la persona que ha cometido esa violencia porque no haya aceptado las soluciones propuestas. Y a mí eso me ha sorprendido gratamente. Hay intención de solucionarlo, de pedir perdón y de no volver a repetir ese comportamiento violento y de entender que eso no se puede hacer”, desvela Imaz.
Si por su gravedad la agresión es pública y notoria, la universidad incoa un expediente disciplinario que sigue un camino paralelo al de la Dirección para la Igualdad y que resuelve el rectorado en base al reglamento interno de la universidad. El incidente más reciente es el expediente informativo que la UPV ha abierto a un conocido profesor del departamento de Cirugía de la Facultad de Medicina y Enfermería después de que un grupo de alumnas denunciasen que las golpeó con un bastón el 8-M. Esta semana la universidad ha decidido sancionarle por los hechos.
Otro de los aspectos novedosos del protocolo es que tipifica como violencias de género comportamientos que van más allá de lo que la propia ley establece. Esto es, aquellas agresiones que se dan en el marco de la pareja o expareja. El dispositivo abarca todos los actos de violencia física y psicológica cometidos por razón de género, incluidas las agresiones y los abusos sexuales, así como el acoso sexual, y el acoso por razones de sexo, identidad y expresión de género u orientación sexual. “Si aquí se aprende a convivir entre hombres, mujeres y personas con identidad de género diversa, transferirán esos aprendizajes a su vida común y al futuro. Esa es la clave”, resume la vicerrectora Idoia Fernández.
Los casos más delicados son derivados a los servicios de atención psicológica de las diputaciones forales. “No nos hemos encontrado con ningún tipo de beligerancia de la persona que ha cometido esa violencia porque no haya aceptado las soluciones propuestas. Y a mí eso me ha sorprendido gratamente. Hay intención de solucionarlo, de pedir perdón y de no volver a repetir ese comportamiento violento y de entender que eso no se puede hacer”, desvela Imaz.
Si por su gravedad la agresión es pública y notoria, la universidad incoa un expediente disciplinario que sigue un camino paralelo al de la Dirección para la Igualdad y que resuelve el rectorado en base al reglamento interno de la universidad. El incidente más reciente es el expediente informativo que la UPV ha abierto a un conocido profesor del departamento de Cirugía de la Facultad de Medicina y Enfermería después de que un grupo de alumnas denunciasen que las golpeó con un bastón el 8-M. Esta semana la universidad ha decidido sancionarle por los hechos.
Otro de los aspectos novedosos del protocolo es que tipifica como violencias de género comportamientos que van más allá de lo que la propia ley establece. Esto es, aquellas agresiones que se dan en el marco de la pareja o expareja. El dispositivo abarca todos los actos de violencia física y psicológica cometidos por razón de género, incluidas las agresiones y los abusos sexuales, así como el acoso sexual, y el acoso por razones de sexo, identidad y expresión de género u orientación sexual. “Si aquí se aprende a convivir entre hombres, mujeres y personas con identidad de género diversa, transferirán esos aprendizajes a su vida común y al futuro. Esa es la clave”, resume la vicerrectora Idoia Fernández.
- Encuesta
- “No me sorprende que pasen estas cosas en la universidad y me parece bien que se tomen cartas en el asunto”.
- “Quien la lía de fiesta, la liará siempre aunque esté en la universidad. No debemos tolerar este tipo de acciones”.
- “No sabía que existiese un teléfono de ayuda, pero lo usaría porque no tenemos que aguantar nada de esto”.
- “Me parece bien que la universidad ayude a visibilizar casos que escuchas por los pasillos y contra los que no actuamos”.
Nekane Balluerka · Rectora de la UPV/EHU: “El machismo tiene su reflejo en la universidad”.
“La UPV/EHU ha dado un paso importante que otras universidades no han dado”. La rectora pone en valor el Protocolo contra las Violencias de Género
I. Alonso - Lunes, 19 de Noviembre de 2018 - Actualizado a las 06:02h
https://www.noticiasdegipuzkoa.eus/2018/11/19/sociedad/el-machismo-tiene-su-reflejo-en-la-universidad
-Uno de sus compromisos éticos al acceder al cargo de rectora era el de alcanzar la igualdad entre hombres y mujeres en la UPV/EHU. ¿Se nota ya este empeño?
-Hace poco presentamos el ‘Protocolo contra las Violencias de Género’. Ha sido un trabajo muy colaborativo en el que han participado más de 300 personas de la universidad durante casi ocho meses y diferentes especialistas. Creo que ahora tendremos que ver los resultados. Somos la tercera universidad en la que más casos de violencia de género se dan, pero es porque afloramos los casos. No tengo ninguna duda de que si estamos ahí es porque nosotros visibilizamos aquellos casos de violencia de género que detectamos, porque tratamos de detectarlos y porque tenemos todo un protocolo, una estructura que trata de detectar y acompañar todos los casos denunciados.
-Un total de 24 casos de acoso sexista. ¿Son muchos? ¿Pocos?
-Lo importante es el protocolo al que acudir. Si no tienes una estructura, estos casos se quedarían en el ámbito familiar, de los amigos o compañeros. Creo que la UPV/EHU ha dado un paso adelante muy importante que otras universidades no han dado. La Universidad de Granada está en el primer puesto de ese ranking, precisamente porque detrás tienen mucho trabajado en violencia de género.
-El ‘top tres’ de ese ranking elaborado por la revista ‘Pikara’ lo componen la Universidad de Granada, la Universidad Autónoma de Barcelona y la UPV/EHU. ¿Cree que es casualidad que todas las instituciones estén dirigidas por rectoras?
-Supongo que no, no es casualidad.
-¿Le choca que haya acoso en un contexto como el universitario?
-No, no me choca porque el machismo está generalizado, independiente del estamento socioeconómico o cultural en el que una se mueva y por eso todavía queda por hacer muchísimo trabajo para erradicarlo. La universidad es una parte de la sociedad y, por lo tanto, el machismo tiene su reflejo en ella como en el resto de la sociedad.
-Hace poco presentamos el ‘Protocolo contra las Violencias de Género’. Ha sido un trabajo muy colaborativo en el que han participado más de 300 personas de la universidad durante casi ocho meses y diferentes especialistas. Creo que ahora tendremos que ver los resultados. Somos la tercera universidad en la que más casos de violencia de género se dan, pero es porque afloramos los casos. No tengo ninguna duda de que si estamos ahí es porque nosotros visibilizamos aquellos casos de violencia de género que detectamos, porque tratamos de detectarlos y porque tenemos todo un protocolo, una estructura que trata de detectar y acompañar todos los casos denunciados.
-Un total de 24 casos de acoso sexista. ¿Son muchos? ¿Pocos?
-Lo importante es el protocolo al que acudir. Si no tienes una estructura, estos casos se quedarían en el ámbito familiar, de los amigos o compañeros. Creo que la UPV/EHU ha dado un paso adelante muy importante que otras universidades no han dado. La Universidad de Granada está en el primer puesto de ese ranking, precisamente porque detrás tienen mucho trabajado en violencia de género.
-El ‘top tres’ de ese ranking elaborado por la revista ‘Pikara’ lo componen la Universidad de Granada, la Universidad Autónoma de Barcelona y la UPV/EHU. ¿Cree que es casualidad que todas las instituciones estén dirigidas por rectoras?
-Supongo que no, no es casualidad.
-¿Le choca que haya acoso en un contexto como el universitario?
-No, no me choca porque el machismo está generalizado, independiente del estamento socioeconómico o cultural en el que una se mueva y por eso todavía queda por hacer muchísimo trabajo para erradicarlo. La universidad es una parte de la sociedad y, por lo tanto, el machismo tiene su reflejo en ella como en el resto de la sociedad.
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