Imagen: El Español / Fiesta Winterpride en Yumbo, Maspalomas |
Hay mayor proporción de clubes de intercambio de parejas que de ambulatorios: uno por cada 3.000 habitantes. El sexo es el principal motor económico de la zona y empezó a practicarse en la playa, que sigue siendo el enclave favorito aunque se ha extendido a los centros comerciales. La gallina de los huevos de oro puede morir si al final cierran el paso a las dunas, que están muy erosionadas.
David López Frías | El Español, 2018-11-11
https://www.elespanol.com/reportajes/20181111/sexo-centro-comercial-maspalomas-capital-mundial-vicio/352215303_0.html
Es una tarde cualquiera en la playa de Maspalomas (Gran Canaria). Unos niños y sus padres juegan con cubos y palas en la arena. A unos metros de distancia, unos excursionistas holandeses pasean rumbo a las dunas. Un poco más allá, dos matrimonios alemanes practican sexo en grupo detrás de unos arbustos. Y más al fondo, cuatro o cinco veinteañeros gais que se acaban de conocer se lo montan debajo de unos árboles. Varios mirones, totalmente desnudos, se masturban viendo el espectáculo. Nadie se escandaliza. Es una tarde cualquiera en la playa de Maspalomas.
Este municipio canario se ha convertido, por números, en la capital mundial del sexo. Tal cual. Ningún otro pueblo o ciudad del planeta tiene una ratio de oferta turística sexual por habitante tan amplia y variada. Maspalomas, con poco más de 30.000 personas censadas, cuenta con más de una decena de clubes swingers (sale a casi uno por cada 3.000 habitantes). Pero además tiene cines X con cuartos oscuros, hoteles y apartamentos exclusivos para intercambios de parejas, clubes de striptease, locales de ambiente gay, playas donde tener sexo con desconocido es el principal reclamo y multitudinarias fiestas LGTBI que congregan a miles de personas de todo el mundo. Estas actividades se han convertido en el principal motor económico de Maspalomas, una localidad que cada año cuenta recibe a más turistas que Cuba.
Maspalomas es el epicentro mundial del llamado turismo libertino ('naughty journey'). Ningún lugar de este planeta tiene una oferta sexual por habitante tan abundante. Ni siquiera el pueblo francés de Cap d’Agde. ¿Se acuerdan de Cap d’Agde? Muchos la consideran la capital mundial del sexo en público. Ambos lugares son paraísos del mundo swinger. Pero haciendo números, los canarios adelantan por la izquierda a los franceses sin despeinarse.
Los dos sitios cuentan con muchas similitudes, pero también muchas diferencias y elementos identitarios propios. Uno de los más curiosos de Maspalomas es que la mayor parte del sexo se practica en dos lugares atípicos: el primero es en un enorme parque natural lleno de dunas. Un paraíso del vicio que se ha convertido en todo un reclamo turístico, igual que un monumento. El segundo son los centros comerciales, en los que usted puede comprar una cámara de fotos en un bazar ahorrándose el IVA y en el local de al lado meterse en un garito gay con mazmorras y cuartos oscuros.
Breve historia de Maspalomas
Maspalomas ya aparece en las cartas de navegación de Colón, como un lugar en el que los barcos cargaban provisiones en su viaje a América. Y aparece con ese nombre, que algunos dicen que procede de la cantidad de palomas que había en la zona, otros sostienen que es una derivación del nombre original guanche, y otros aseguran que su origen es catalán y es el resultado de fusionar los apellidos Mas y Palomares. Los del Institut Nova Història, esos que trincan grandes cantidades de dinero inventándose que Colón, Cervantes y hasta Halloween eran catalanes, aprobarán esa tesis.
Aparece el nombre de Maspalomas ya por el siglo XV, pero hasta mediados del XX sólo había dunas, un faro y casitas de pescadores. Es en 1960 cuando se empieza a crear la localidad turística que es hoy en día, aprovechando el inicio del aperturismo español. Dependía, como ahora, del Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana.
Al igual que Cap d’Agde, Maspalomas es una localidad artificial que pronto tiene al sexo como protagonista. Pero en Francia el proceso fue distinto. La revolución sexual fue desde dentro hacia afuera. Esto es, desde tierra firme hasta la playa. Llegaron los primeros nudistas allá por los 60, acamparon en el pueblo y después fueron tomando la costa, que hoy en día es un lugar donde se practica sexo. En Maspalomas fue al revés. El sexo fue desde fuera hacia dentro (del municipio, se entiende). Porque los clubes swingers y todo lo demás llegaron hace relativamente poco. Pero el origen, donde empezó todo, fue la playa. Las dunas. Un vasto paraíso que es parque natural y picadero a partes iguales.
Arena y matorrales: contigo empezó todo
Las dunas es el origen porque fue el primer sitio en el que se practicó sexo en público en la isla de forma masiva. Cuando España se abrió al turismo en los 60, viajeros de Alemania, Inglaterra y Escandinavia encontraron allí el paraíso para dar rienda suelta a sus más bajos instintos. En el sur de Gran Canaria el clima es privilegiado. Sólo hay verano y primavera. El lugar ideal para ir desnudo. Y como estaba tan lejos de sus hogares y no había móviles con cámara ni redes sociales, lo que pasaba en Maspalomas se quedaba en Maspalomas.
Este concepto fue bien entendido por los homosexuales, que vieron en Maspalomas un lugar bien escondido para tener sexo. Un sexo entre personas del mismo género que tan censurado estaba a mediados del siglo XX. Aquí las dunas no juzgan.
Parte I: las dunas, el parque natural del sexo
La costa de Maspalomas casi 20 kilómetros de, pero 9 de ellos son los que están destinados a practicar sexo. Desde el faro hasta el final de la Playa del Inglés. De ahí hacia el interior, es una vasta extensión de terrenos llena de dunas de arena en las que nace una vegetación endémica. Árboles, arbustos y maderas con forma de nidos de cigüeña que ofrecen un refugio natural idóneo para el que busca privacidad.
La parte más próxima a la costa, a unos 500 metros de la orilla, es la que ocupan las parejas heterosexuales buscando sexo o voyeurs. La estampa es realmente surrealista, porque la gente tiende su toalla a más de medio kilómetro del agua. Porque aquí la gente no viene a bañarse. No al menos con agua.
La diferencia con Cap d’Agde es notable en este sentido. La localidad francesa tiene sólo 900 metros de playa, por lo que se producen aglomeraciones. La gente va en manada, de uno a otro lado, moviéndose entre melés sexuales. En Maspalomas es distinto. Al ser un espacio tan grande, decenas de hombres (la inmensa mayoría son varones) se dispersan en solitario, vagando sin rumbo entre montañas de arena.
Se paran en lo alto de las dunas, mirando al horizonte como el Che Guevara en su foto más mítica, en busca de parejas que estén en plena faena. Cuando los encuentran, se paran a una distancia prudencial y se empiezan a masturbar. Si la pareja les invita a participar, entran. Si no, se quedan mirando de lejos, atizándose.
Adentrándonos un poco más, se llega a la zona gay. Está mucho más frecuentada, pero también es mucho más extensa, por lo que se tiene que caminar mucho. Tal vez sea gratificante, pero buscar sexo por las dunas de Maspalomas es una actividad físicamente agotadora desde antes incluso del coito.
Aparece en lo alto de una loma un transexual con acento italiano. Varios hombres se aproximan y ella les aclara con vehemencia que ella no es italiana sino suiza, de la parte de Lugano. Que por eso habla así. Nadie le ha preguntado y el dato parece resultar irrelevante para los hombres que la empiezan a magrear. Se esconden un poco y se ponen todos a follar.
Es una estampa habitual en Maspalomas y lleva más de 50 años siéndolo. Con los polvos en las dunas empezó todo, pero el sexo llama al sexo y el dinero llama al dinero. Personas de toda Europa fueron llegando, consolidando la localidad 100% turística. Como el tabú del sexo (hetero y homosexual) estaba más que superado, varios visionarios aprovecharon la coyuntura a principios de este siglo y empezaron a rentabilizar el sexo. ¿Cómo? organizando festivales de temática sexual y abriendo locales de intercambios de parejas. Los clubes swingers se han convertido en una de las señas de identidad de Maspalomas y cuentan con una particularidad: están todos ubicados en centros comerciales. En el mismo sitio donde se compra la comida o la ropa.
Parte II: sexo en el centro comercial
Maspalomas tiene un club hetero de intercambio de parejas por cada 3.300 habitantes, Más que ambulatorios. Además hay bares de encuentro previos a la fiesta (meeting point) y hasta salas de cine X donde el público acaba montando orgías. El elemento en común, más allá del sexo, es que todos estos establecimientos están en centros comerciales al uso.
Como localidad turística que es, Maspalomas está orientada al consumo. Y el sexo también se consume, por lo que los pioneros en abrir estos locales decidieron que los bajos de las galerías comerciales podían ser un buen lugar para que vienese clientela. Hay 4 centros comerciales referentes en este tema: el Cita, La Sandía, el Nilo y el Yumbo.
CC Cita
Detrás de ese nombre tan sugerente se esconde el más antiguo y decadente centro comercial de los 4. Aquí es donde los alquileres son más baratos. En las plantas de arriba hay restaurantes, bazares y antiguos recreativos reconvertidos a salas de apuestas. En los sótanos están los topless, el cine X y los clubes de intercambio. El más grande y famoso se llama Secret y es una discoteca de más de 200 metros cuadrados con una estética casi industrial. Huele a desinfectante y (como en todos los clubes swingers) hay una zona para parejas (vetada a hombres que van solos) y otra para todo el mundo. Allí, desnudos y cubiertos con una toalla, deambulan varones de todas las edades en busca de sexo, la mayoría de veces sin éxito. Y es que, en el mundo swinger, el single nunca acaba de estar totalmente integrado en la fiesta.
Al lado del jacuzzi hay un veinteañero canario que se hace llamar Bob Esponja “porque llevo a Bob Esponja tatuado en la polla”, explica con orgullo mientras luce el dibujo animado en el pubis. Él y su amigo se han hecho el trayecto de media hora desde Las Palmas, como cada mes, “porque es como una costumbre ya. Los canarios sabemos que en Maspalomas hay sexo, así que venimos cada 3 o 4 semanas”, aseguran. El Secret es uno de sus destinos favoritos porque es grande y se llena, “pero el más famoso es el 2x2, que está en el CC La Sandía”.
CC La Sandía
La mayor parte de los swingers que visitan la isla vienen de Inglaterra, Holanda, Alemania y Escandinavia. Cada uno tiene su zona preferida. La de los alemanes es el centro comercial La Sandía. Hay restaurantes temáticos de equipos de fútbol germanos, como uno dedicado sólo al Werder Bremen y otro al Borussia de Dortmund.
Entre equipos de la Bundesliga se encuentra el 2x2; es el único club swinger del centro comercial y tal vez el más frecuentado de la isla. Cada noche organiza fiestas temáticas con elementos extraños. Una de ellas, por ejemplo, es la noche española. No es más que un reclamo, porque en esa zona de la isla apenas se habla español. Los clientes son cada vez más jóvenes, Si antes era habitual que la media de edad no bajase de los 50 (siendo benévolos), ahora es mucho más habitual encontrar a gente de 30 o 40.
El 2x2 es un club de intercambio bastante diferente al de los del Cita. Se encuadraría en la categoría de clubes swinger premium, entre los que también se ubica el Moonlight. Para muchos, el mejor club swinger de la isla… pero ubicado en el Centro Comercial Nilo.
CC Nilo
Justo al lado de la comisaría de la Policía Nacional está el Centro Comercial Nilo. Es más pequeño que los otros dos, pero alberga, puerta con puerta, dos de los clubes más reputados de Maspalomas. Uno de ellos es el Eternity. Pero el que goza de mejor reputación es el Moonlight. Un lugar con unas instalaciones top, con una decoración muy cuidada, con espectáculos eróticos para calentar al personal, y que no huele a desinfectante.
Lo gestiona Giuseppe, que tampoco es italiano sino alemán. Entró en el mundo swinger hace 10 años, “pero mi mujer lleva 40 en el tema”: Hace 3 que decidió abrir el local y desde entonces se ha convertido en uno de los referentes del mundo swinger en Europa. Está contento con cómo le han ido las cosas, pero critica “que la administración no ponga más facilidades para los que regentamos este tipo de locales, que es el motor económico de la zona. Es un turismo de calidad, porque viene mucha gente de dinero. No verás ni una sola pelea en este público”, reivindica.
De fondo, un actor disfrazado de ladrón penetra a una actriz vestida de policía en el espectáculo de cada noche. En la calle, la comisaría de policía real es el único lugar donde hay actividad. Porque el resto del CC Nilo está cerrado. Todo lo contrario al Yumbo, que está lleno de vida.
CC Yumbo
¿Es posible que cohabiten en paz un montón de clubes gais y una mezquita? En Maspalomas sí. Concretamente en el Yumbo. Es el más grande de los centros comerciales de la localidad y el que se ha especializado en el público LGTBI. Allí comparten espacio un templo de rezo musulmán y casi todos los llamados locales de ambiente. “No hace mucho, sobre las 7 de la mañana, los de mantenimiento del centro comercial tuvieron que echar de malas maneras a unos turistas que estaban haciendo el trenecito (sexo en grupo masivo) en la puerta de la mezquita", cuenta un camarero de un restaurante de la zona.
En el Yumbo se celebran también varios festivales LGTBI muy importantes al año: el Pride en mayo, el Freedom en octubre y el Winterpride, que está teniendo lugar esta misma semana. La farmacéutica del centro comercial dice que en esas épocas se dispara la venta de viagras. “No sólo para la gente mayor. También la toman los jóvenes. Piensa que es sexo a todas horas; de alguna forma tendrán que aguantar”.
Los hoteles sexuales
Los hoteles para el público homosexual ya hace años que existen. Para el público heterosexual empieza a emerger con fuerza. ¿Dónde? En Maspalomas, cómo no. Resorts en los que sólo se puede acceder con pareja y en los que se puede practicar sexo en todos lados. “En la piscina, en el gimnasio, en el escenario...” enumera Manuela, una alemana que gestiona el Venus Resort.
Este hotel swinger empezó con 12 bungalows, pero la demanda fue tan alta que decidieron comprar un conjunto de 53 apartamentos que acaban de rehabilitar. La inauguración tuvo lugar hace poco más de un mes y ya tienen completas muchas fechas: “Faltan casi dos meses para fin de año y ya se han agotado las reservas”. explica. Cada bungalow cuesta 139 euros por noche.
No es el único. La Mirage fue el pionero en abrir este tipo de establecimientos en Maspalomas. Su dueño, un canario llamado Kiko, entró en el negocio sin ser swinger. Vio una oportunidad de negocio y la realidad está superando las previsiones. Se debe a que la clientela swinger está consolidada. Es habitual que parejas entren en el mundo del intercambio sexual. Lo que no es tan habitual es que salgan. El que es swingers se suele quedar. Así, es un público objetivo que va creciendo y que está conformado por turistas pudientes. La demanda es mucho mayor que la oferta.
Maspalomas y el sexo: un futuro incierto
¿Hasta dónde va a crecer el sexo en Maspalomas? Siguiendo la progresión lógica, en una década podría acabar siendo una especie de parque temático sexual. Se ha consolidado la oferta y la tarta tiene trozos para todo el que quiera entrar en el negocio (y hacer las cosas bien).
Pero no todo el mundo lo tiene tan claro. A pesar de los clubes de intercambio, los cines, los hoteles para swingers y los festivales gais, el principal reclamo de la Maspalomas sexual sigue siendo su parque natural. Las dunas. El morbo de pasear por un desierto y acabar teniendo sexo con un extraño es la piedra angular sobre la que se ha construido este imperio del vicio.
Pero más tarde o más temprano se acabará prohibiendo el acceso a las dunas. Por motivos puramente ecológicos. La zona está perdiendo arena por momentos. Sufre una grave erosión que terminará indefectiblemente con su clausura. “Si cierran las dunas matarán Maspalomas. La gente cambia de gustos y si prohiben el sitio más emblemático, se acabarán buscando otro destino turístico. Entonces allí abrirán clubes gais, clubes de intercambio...” barrunta un camarero del Yumbo.
“Eso de que van a cerrar las dunas llevan diciéndolo mucho tiempo. Pero no serán capaces. Saben que si las prohíben van a matar a la gallina de los huevos de oro, y eso no le interesa a nadie”; rebate otro camarero. Sea como sea, y si tiene curiosidad por ver el principal destino de turismo libertino del mundo, dese prisa: puede que antes de lo que parece todo acabe volando todo por los aires. Como la arena de las dunas en una tarde de sexo cualquiera en la playa de Maspalomas.
Este municipio canario se ha convertido, por números, en la capital mundial del sexo. Tal cual. Ningún otro pueblo o ciudad del planeta tiene una ratio de oferta turística sexual por habitante tan amplia y variada. Maspalomas, con poco más de 30.000 personas censadas, cuenta con más de una decena de clubes swingers (sale a casi uno por cada 3.000 habitantes). Pero además tiene cines X con cuartos oscuros, hoteles y apartamentos exclusivos para intercambios de parejas, clubes de striptease, locales de ambiente gay, playas donde tener sexo con desconocido es el principal reclamo y multitudinarias fiestas LGTBI que congregan a miles de personas de todo el mundo. Estas actividades se han convertido en el principal motor económico de Maspalomas, una localidad que cada año cuenta recibe a más turistas que Cuba.
Maspalomas es el epicentro mundial del llamado turismo libertino ('naughty journey'). Ningún lugar de este planeta tiene una oferta sexual por habitante tan abundante. Ni siquiera el pueblo francés de Cap d’Agde. ¿Se acuerdan de Cap d’Agde? Muchos la consideran la capital mundial del sexo en público. Ambos lugares son paraísos del mundo swinger. Pero haciendo números, los canarios adelantan por la izquierda a los franceses sin despeinarse.
Los dos sitios cuentan con muchas similitudes, pero también muchas diferencias y elementos identitarios propios. Uno de los más curiosos de Maspalomas es que la mayor parte del sexo se practica en dos lugares atípicos: el primero es en un enorme parque natural lleno de dunas. Un paraíso del vicio que se ha convertido en todo un reclamo turístico, igual que un monumento. El segundo son los centros comerciales, en los que usted puede comprar una cámara de fotos en un bazar ahorrándose el IVA y en el local de al lado meterse en un garito gay con mazmorras y cuartos oscuros.
Breve historia de Maspalomas
Maspalomas ya aparece en las cartas de navegación de Colón, como un lugar en el que los barcos cargaban provisiones en su viaje a América. Y aparece con ese nombre, que algunos dicen que procede de la cantidad de palomas que había en la zona, otros sostienen que es una derivación del nombre original guanche, y otros aseguran que su origen es catalán y es el resultado de fusionar los apellidos Mas y Palomares. Los del Institut Nova Història, esos que trincan grandes cantidades de dinero inventándose que Colón, Cervantes y hasta Halloween eran catalanes, aprobarán esa tesis.
Aparece el nombre de Maspalomas ya por el siglo XV, pero hasta mediados del XX sólo había dunas, un faro y casitas de pescadores. Es en 1960 cuando se empieza a crear la localidad turística que es hoy en día, aprovechando el inicio del aperturismo español. Dependía, como ahora, del Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana.
Al igual que Cap d’Agde, Maspalomas es una localidad artificial que pronto tiene al sexo como protagonista. Pero en Francia el proceso fue distinto. La revolución sexual fue desde dentro hacia afuera. Esto es, desde tierra firme hasta la playa. Llegaron los primeros nudistas allá por los 60, acamparon en el pueblo y después fueron tomando la costa, que hoy en día es un lugar donde se practica sexo. En Maspalomas fue al revés. El sexo fue desde fuera hacia dentro (del municipio, se entiende). Porque los clubes swingers y todo lo demás llegaron hace relativamente poco. Pero el origen, donde empezó todo, fue la playa. Las dunas. Un vasto paraíso que es parque natural y picadero a partes iguales.
Arena y matorrales: contigo empezó todo
Las dunas es el origen porque fue el primer sitio en el que se practicó sexo en público en la isla de forma masiva. Cuando España se abrió al turismo en los 60, viajeros de Alemania, Inglaterra y Escandinavia encontraron allí el paraíso para dar rienda suelta a sus más bajos instintos. En el sur de Gran Canaria el clima es privilegiado. Sólo hay verano y primavera. El lugar ideal para ir desnudo. Y como estaba tan lejos de sus hogares y no había móviles con cámara ni redes sociales, lo que pasaba en Maspalomas se quedaba en Maspalomas.
Este concepto fue bien entendido por los homosexuales, que vieron en Maspalomas un lugar bien escondido para tener sexo. Un sexo entre personas del mismo género que tan censurado estaba a mediados del siglo XX. Aquí las dunas no juzgan.
Parte I: las dunas, el parque natural del sexo
La costa de Maspalomas casi 20 kilómetros de, pero 9 de ellos son los que están destinados a practicar sexo. Desde el faro hasta el final de la Playa del Inglés. De ahí hacia el interior, es una vasta extensión de terrenos llena de dunas de arena en las que nace una vegetación endémica. Árboles, arbustos y maderas con forma de nidos de cigüeña que ofrecen un refugio natural idóneo para el que busca privacidad.
La parte más próxima a la costa, a unos 500 metros de la orilla, es la que ocupan las parejas heterosexuales buscando sexo o voyeurs. La estampa es realmente surrealista, porque la gente tiende su toalla a más de medio kilómetro del agua. Porque aquí la gente no viene a bañarse. No al menos con agua.
La diferencia con Cap d’Agde es notable en este sentido. La localidad francesa tiene sólo 900 metros de playa, por lo que se producen aglomeraciones. La gente va en manada, de uno a otro lado, moviéndose entre melés sexuales. En Maspalomas es distinto. Al ser un espacio tan grande, decenas de hombres (la inmensa mayoría son varones) se dispersan en solitario, vagando sin rumbo entre montañas de arena.
Se paran en lo alto de las dunas, mirando al horizonte como el Che Guevara en su foto más mítica, en busca de parejas que estén en plena faena. Cuando los encuentran, se paran a una distancia prudencial y se empiezan a masturbar. Si la pareja les invita a participar, entran. Si no, se quedan mirando de lejos, atizándose.
Adentrándonos un poco más, se llega a la zona gay. Está mucho más frecuentada, pero también es mucho más extensa, por lo que se tiene que caminar mucho. Tal vez sea gratificante, pero buscar sexo por las dunas de Maspalomas es una actividad físicamente agotadora desde antes incluso del coito.
Aparece en lo alto de una loma un transexual con acento italiano. Varios hombres se aproximan y ella les aclara con vehemencia que ella no es italiana sino suiza, de la parte de Lugano. Que por eso habla así. Nadie le ha preguntado y el dato parece resultar irrelevante para los hombres que la empiezan a magrear. Se esconden un poco y se ponen todos a follar.
Es una estampa habitual en Maspalomas y lleva más de 50 años siéndolo. Con los polvos en las dunas empezó todo, pero el sexo llama al sexo y el dinero llama al dinero. Personas de toda Europa fueron llegando, consolidando la localidad 100% turística. Como el tabú del sexo (hetero y homosexual) estaba más que superado, varios visionarios aprovecharon la coyuntura a principios de este siglo y empezaron a rentabilizar el sexo. ¿Cómo? organizando festivales de temática sexual y abriendo locales de intercambios de parejas. Los clubes swingers se han convertido en una de las señas de identidad de Maspalomas y cuentan con una particularidad: están todos ubicados en centros comerciales. En el mismo sitio donde se compra la comida o la ropa.
Parte II: sexo en el centro comercial
Maspalomas tiene un club hetero de intercambio de parejas por cada 3.300 habitantes, Más que ambulatorios. Además hay bares de encuentro previos a la fiesta (meeting point) y hasta salas de cine X donde el público acaba montando orgías. El elemento en común, más allá del sexo, es que todos estos establecimientos están en centros comerciales al uso.
Como localidad turística que es, Maspalomas está orientada al consumo. Y el sexo también se consume, por lo que los pioneros en abrir estos locales decidieron que los bajos de las galerías comerciales podían ser un buen lugar para que vienese clientela. Hay 4 centros comerciales referentes en este tema: el Cita, La Sandía, el Nilo y el Yumbo.
CC Cita
Detrás de ese nombre tan sugerente se esconde el más antiguo y decadente centro comercial de los 4. Aquí es donde los alquileres son más baratos. En las plantas de arriba hay restaurantes, bazares y antiguos recreativos reconvertidos a salas de apuestas. En los sótanos están los topless, el cine X y los clubes de intercambio. El más grande y famoso se llama Secret y es una discoteca de más de 200 metros cuadrados con una estética casi industrial. Huele a desinfectante y (como en todos los clubes swingers) hay una zona para parejas (vetada a hombres que van solos) y otra para todo el mundo. Allí, desnudos y cubiertos con una toalla, deambulan varones de todas las edades en busca de sexo, la mayoría de veces sin éxito. Y es que, en el mundo swinger, el single nunca acaba de estar totalmente integrado en la fiesta.
Al lado del jacuzzi hay un veinteañero canario que se hace llamar Bob Esponja “porque llevo a Bob Esponja tatuado en la polla”, explica con orgullo mientras luce el dibujo animado en el pubis. Él y su amigo se han hecho el trayecto de media hora desde Las Palmas, como cada mes, “porque es como una costumbre ya. Los canarios sabemos que en Maspalomas hay sexo, así que venimos cada 3 o 4 semanas”, aseguran. El Secret es uno de sus destinos favoritos porque es grande y se llena, “pero el más famoso es el 2x2, que está en el CC La Sandía”.
CC La Sandía
La mayor parte de los swingers que visitan la isla vienen de Inglaterra, Holanda, Alemania y Escandinavia. Cada uno tiene su zona preferida. La de los alemanes es el centro comercial La Sandía. Hay restaurantes temáticos de equipos de fútbol germanos, como uno dedicado sólo al Werder Bremen y otro al Borussia de Dortmund.
Entre equipos de la Bundesliga se encuentra el 2x2; es el único club swinger del centro comercial y tal vez el más frecuentado de la isla. Cada noche organiza fiestas temáticas con elementos extraños. Una de ellas, por ejemplo, es la noche española. No es más que un reclamo, porque en esa zona de la isla apenas se habla español. Los clientes son cada vez más jóvenes, Si antes era habitual que la media de edad no bajase de los 50 (siendo benévolos), ahora es mucho más habitual encontrar a gente de 30 o 40.
El 2x2 es un club de intercambio bastante diferente al de los del Cita. Se encuadraría en la categoría de clubes swinger premium, entre los que también se ubica el Moonlight. Para muchos, el mejor club swinger de la isla… pero ubicado en el Centro Comercial Nilo.
CC Nilo
Justo al lado de la comisaría de la Policía Nacional está el Centro Comercial Nilo. Es más pequeño que los otros dos, pero alberga, puerta con puerta, dos de los clubes más reputados de Maspalomas. Uno de ellos es el Eternity. Pero el que goza de mejor reputación es el Moonlight. Un lugar con unas instalaciones top, con una decoración muy cuidada, con espectáculos eróticos para calentar al personal, y que no huele a desinfectante.
Lo gestiona Giuseppe, que tampoco es italiano sino alemán. Entró en el mundo swinger hace 10 años, “pero mi mujer lleva 40 en el tema”: Hace 3 que decidió abrir el local y desde entonces se ha convertido en uno de los referentes del mundo swinger en Europa. Está contento con cómo le han ido las cosas, pero critica “que la administración no ponga más facilidades para los que regentamos este tipo de locales, que es el motor económico de la zona. Es un turismo de calidad, porque viene mucha gente de dinero. No verás ni una sola pelea en este público”, reivindica.
De fondo, un actor disfrazado de ladrón penetra a una actriz vestida de policía en el espectáculo de cada noche. En la calle, la comisaría de policía real es el único lugar donde hay actividad. Porque el resto del CC Nilo está cerrado. Todo lo contrario al Yumbo, que está lleno de vida.
CC Yumbo
¿Es posible que cohabiten en paz un montón de clubes gais y una mezquita? En Maspalomas sí. Concretamente en el Yumbo. Es el más grande de los centros comerciales de la localidad y el que se ha especializado en el público LGTBI. Allí comparten espacio un templo de rezo musulmán y casi todos los llamados locales de ambiente. “No hace mucho, sobre las 7 de la mañana, los de mantenimiento del centro comercial tuvieron que echar de malas maneras a unos turistas que estaban haciendo el trenecito (sexo en grupo masivo) en la puerta de la mezquita", cuenta un camarero de un restaurante de la zona.
En el Yumbo se celebran también varios festivales LGTBI muy importantes al año: el Pride en mayo, el Freedom en octubre y el Winterpride, que está teniendo lugar esta misma semana. La farmacéutica del centro comercial dice que en esas épocas se dispara la venta de viagras. “No sólo para la gente mayor. También la toman los jóvenes. Piensa que es sexo a todas horas; de alguna forma tendrán que aguantar”.
Los hoteles sexuales
Los hoteles para el público homosexual ya hace años que existen. Para el público heterosexual empieza a emerger con fuerza. ¿Dónde? En Maspalomas, cómo no. Resorts en los que sólo se puede acceder con pareja y en los que se puede practicar sexo en todos lados. “En la piscina, en el gimnasio, en el escenario...” enumera Manuela, una alemana que gestiona el Venus Resort.
Este hotel swinger empezó con 12 bungalows, pero la demanda fue tan alta que decidieron comprar un conjunto de 53 apartamentos que acaban de rehabilitar. La inauguración tuvo lugar hace poco más de un mes y ya tienen completas muchas fechas: “Faltan casi dos meses para fin de año y ya se han agotado las reservas”. explica. Cada bungalow cuesta 139 euros por noche.
No es el único. La Mirage fue el pionero en abrir este tipo de establecimientos en Maspalomas. Su dueño, un canario llamado Kiko, entró en el negocio sin ser swinger. Vio una oportunidad de negocio y la realidad está superando las previsiones. Se debe a que la clientela swinger está consolidada. Es habitual que parejas entren en el mundo del intercambio sexual. Lo que no es tan habitual es que salgan. El que es swingers se suele quedar. Así, es un público objetivo que va creciendo y que está conformado por turistas pudientes. La demanda es mucho mayor que la oferta.
Maspalomas y el sexo: un futuro incierto
¿Hasta dónde va a crecer el sexo en Maspalomas? Siguiendo la progresión lógica, en una década podría acabar siendo una especie de parque temático sexual. Se ha consolidado la oferta y la tarta tiene trozos para todo el que quiera entrar en el negocio (y hacer las cosas bien).
Pero no todo el mundo lo tiene tan claro. A pesar de los clubes de intercambio, los cines, los hoteles para swingers y los festivales gais, el principal reclamo de la Maspalomas sexual sigue siendo su parque natural. Las dunas. El morbo de pasear por un desierto y acabar teniendo sexo con un extraño es la piedra angular sobre la que se ha construido este imperio del vicio.
Pero más tarde o más temprano se acabará prohibiendo el acceso a las dunas. Por motivos puramente ecológicos. La zona está perdiendo arena por momentos. Sufre una grave erosión que terminará indefectiblemente con su clausura. “Si cierran las dunas matarán Maspalomas. La gente cambia de gustos y si prohiben el sitio más emblemático, se acabarán buscando otro destino turístico. Entonces allí abrirán clubes gais, clubes de intercambio...” barrunta un camarero del Yumbo.
“Eso de que van a cerrar las dunas llevan diciéndolo mucho tiempo. Pero no serán capaces. Saben que si las prohíben van a matar a la gallina de los huevos de oro, y eso no le interesa a nadie”; rebate otro camarero. Sea como sea, y si tiene curiosidad por ver el principal destino de turismo libertino del mundo, dese prisa: puede que antes de lo que parece todo acabe volando todo por los aires. Como la arena de las dunas en una tarde de sexo cualquiera en la playa de Maspalomas.
Y TAMBIÉN…
La capital mundial del sexo en público está a 3 horas de Barcelona: así lo viven.
Cap D'Agde es una villa nudista en la que incluso se puede entrar desnudo a comprar en las tiendas. La playa se convierte cada tarde en una orgía. 40.000 personas van cada verano a esta Sodoma y Gomorra de nuestros días.
David López Frías | El Español, 2017-07-23
https://www.elespanol.com/reportajes/grandes-historias/20170722/233227024_0.html
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