ABC / Alessandro Zan, impulsor de la ley LGTBI en Italia // |
La comunidad LGTB italiana promete movilizaciones al rechazar el Senado la ley contra la homofobia.
Fue tumbada por el centro derecha, con al menos una veintena de díscolos del centro izquierda, en votación secreta.
Ángel Gómez Fuentes | ABC, 2021-10-28
https://www.abc.es/sociedad/abci-comunidad-lgtb-italiana-promete-movilizaciones-rechazar-senado-ley-contra-homofobia-202110282025_noticia.html
Con tristeza, rabia y decepción fue acogido por el mundo LGBT el bloqueo en el Senado italiano de la ley contra la homofobia y transfobia. La clave para el naufragio de la llamada ley ZAN (adopta el nombre de su promotor y activista LGBT, Alessandro Zan, diputado del Partido Democrático) estuvo en que la votación fue secreta. Fundamentalmente la bloqueó el centro derecha, pero hubo al menos una veintena de francotiradores (senadores que no siguieron la estrategia de la izquierda, sino que apoyaron a la derecha) del centro izquierda, con el resultado final de 154 votos a favor de tumbar la ley y 131 contrarios. Ahora la ley, tras una batalla que dura ya más de 30 años, vuelve al punto de partida y se considera prácticamente imposible que una nueva ley pueda ser aprobada en esta legislatura, que concluye en la primavera del 2023.
El mundo LGBT ha anunciado ya que volverá a llenar las plazas de Italia con manifestaciones para presionar al parlamento.
Enfrentamiento
El objetivo de la ley, sobre el que sí estaban de acuerdo las fuerzas políticas, es proteger a los homosexuales, discapacitados y mujeres de los delitos de odio y de la instigación a cometer contra ellos violencias y discriminación. La ley había sido ya aprobada con 265 votos a favor y 193 en contra, el pasado 4 de noviembre, en la Cámara de diputados, pero en el Senado (en el sistema parlamentario italiano, ambas cámaras tienen el mismo poder) no fue posible superar las divergencias entre los partidos en algunos puntos, fundamentalmente en dos: El centro derecha y también algún sector del centro izquierda como Italia Viva de Matteo Renzi, pedían que se debía eliminar de la ley la expresión 'identidad de género', y suprimir la parte sobre la Jornada contra la homofobia en las escuelas. Pero estos dos artículos fueron considerados fundamentales por los redactores de la ley. La intransigencia del centro izquierda a plantear una nueva redacción a esos puntos, terminó por encrespar la situación e hizo naufragar la ley.
El mundo católico
En la fuerte discusión social y política, ha intervenido también la iglesia católica y el Vaticano, que tienen notable influencia en decisiones políticas y sociales. Italia, que no permite el matrimonio homosexual, aprobó en el año 2016 las uniones civiles entre personas del mismo sexo. En junio pasado, Monseñor Paul Richard Gallagher, Secretario de Relaciones con los Estados, en la práctica el equivalente a ministro de Asuntos Exteriores del Papa, entregó una nota verbal de protesta a la embajada de Italia ante la Santa Sede. La nota verbal del Vaticano atacaba sobre todo el artículo 7 del proyecto de ley, el relativo a la Jornada contra la homofobia, lesbofobia y transfobia. En riesgo incluso estaría, en un sentido más general, según la Santa Sede, la «libertad de pensamiento» de los católicos que se arriesgarían a sufrir consecuencias judiciales al expresar sus convicciones. En definitiva, la iglesia católica y el Vaticano pidieron un diálogo entre las fuerzas políticas que al final no fue posible.
Acusaciones recíprocas
Entre los partidos del centro izquierda se ha desatado la caza a los «traidores» que votaron para que la ley no obtuviera la luz verde del Senado y se han lanzado recíprocas acusaciones de arrogancia entre los políticos. Enrico Letta, líder del Partido Democrático (PD), ha subrayado que se ha tratado de «un voto contra el futuro, lo que supone un retroceso para Italia», acusando directamente a Italia Viva de este fracaso del centro izquierda. Matteo Renzi, líder de Italia Viva, responde que «es incomprensible que el PD no se prestara a una mediación». El senador y periodista Tomasso Cerno, del PD, hace esta síntesis de la dura batalla política sobre la ley Zan: «El final estaba previsto. Yo soy el único gay declarado en el Senado y el PD no me quiso escuchar sobre la necesidad de una mediación, prefiriendo seguir con 'el todo o nada', obteniendo este resultado».
El mundo LGBT ha anunciado ya que volverá a llenar las plazas de Italia con manifestaciones para presionar al parlamento.
Enfrentamiento
El objetivo de la ley, sobre el que sí estaban de acuerdo las fuerzas políticas, es proteger a los homosexuales, discapacitados y mujeres de los delitos de odio y de la instigación a cometer contra ellos violencias y discriminación. La ley había sido ya aprobada con 265 votos a favor y 193 en contra, el pasado 4 de noviembre, en la Cámara de diputados, pero en el Senado (en el sistema parlamentario italiano, ambas cámaras tienen el mismo poder) no fue posible superar las divergencias entre los partidos en algunos puntos, fundamentalmente en dos: El centro derecha y también algún sector del centro izquierda como Italia Viva de Matteo Renzi, pedían que se debía eliminar de la ley la expresión 'identidad de género', y suprimir la parte sobre la Jornada contra la homofobia en las escuelas. Pero estos dos artículos fueron considerados fundamentales por los redactores de la ley. La intransigencia del centro izquierda a plantear una nueva redacción a esos puntos, terminó por encrespar la situación e hizo naufragar la ley.
El mundo católico
En la fuerte discusión social y política, ha intervenido también la iglesia católica y el Vaticano, que tienen notable influencia en decisiones políticas y sociales. Italia, que no permite el matrimonio homosexual, aprobó en el año 2016 las uniones civiles entre personas del mismo sexo. En junio pasado, Monseñor Paul Richard Gallagher, Secretario de Relaciones con los Estados, en la práctica el equivalente a ministro de Asuntos Exteriores del Papa, entregó una nota verbal de protesta a la embajada de Italia ante la Santa Sede. La nota verbal del Vaticano atacaba sobre todo el artículo 7 del proyecto de ley, el relativo a la Jornada contra la homofobia, lesbofobia y transfobia. En riesgo incluso estaría, en un sentido más general, según la Santa Sede, la «libertad de pensamiento» de los católicos que se arriesgarían a sufrir consecuencias judiciales al expresar sus convicciones. En definitiva, la iglesia católica y el Vaticano pidieron un diálogo entre las fuerzas políticas que al final no fue posible.
Acusaciones recíprocas
Entre los partidos del centro izquierda se ha desatado la caza a los «traidores» que votaron para que la ley no obtuviera la luz verde del Senado y se han lanzado recíprocas acusaciones de arrogancia entre los políticos. Enrico Letta, líder del Partido Democrático (PD), ha subrayado que se ha tratado de «un voto contra el futuro, lo que supone un retroceso para Italia», acusando directamente a Italia Viva de este fracaso del centro izquierda. Matteo Renzi, líder de Italia Viva, responde que «es incomprensible que el PD no se prestara a una mediación». El senador y periodista Tomasso Cerno, del PD, hace esta síntesis de la dura batalla política sobre la ley Zan: «El final estaba previsto. Yo soy el único gay declarado en el Senado y el PD no me quiso escuchar sobre la necesidad de una mediación, prefiriendo seguir con 'el todo o nada', obteniendo este resultado».
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