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| Imagen: De chica en chica |
Luis María Anson | El Mundo, 2015-10-06
http://www.elmundo.es/opinion/2015/10/06/5612b1f5ca4741fe308b45a1.html
Chica busca a chica. Los armarios cerrados se han abierto de par en par. Nadie queda dentro de ellos. La libertad conquistada permite reflejar en el arte la nueva situación. La novela, la poesía, el teatro, la pintura, la escultura, la música se han incorporado a las últimas conquistas sociales. El cine español, que, pese a quien pese, lleva años de éxitos internacionales encabezados por el genio de Pedro Almodóvar, ha sabido poner también un espejo delante de la sociedad del siglo XXI.
Así es que me fui al cine Dreams Palacio de Hielo a ver la película 'De chica en chica', de la que todo el mundo habla. En ella, el amor, la pasión, los celos, la melancolía y la ternura se desarrollan entre un grupo de amigas lesbianas en el corazón de Madrid. La película es interesante, sagaz, plena de humor, sin moralinas, técnicamente bien resuelta e iluminada. Su directora, Sonia Sebastián, ha mantenido el pulso de toda la cinta con acierto en el equilibrio de las secuencias, la intensidad de los primeros planos, la expresividad del movimiento, los diálogos al servicio de la imagen.
"¿Arde de nuevo el corazón inquieto?", se preguntó Safo en su 'Oda a Afrodita' hace 2.600 años. Sin veladuras, sin regateos, sin tapujos, Sonia Sebastián sumerge al espectador en el mundo lésbico, desarrollado en la libertad y la naturalidad de la sociedad que vivimos. Todo un acierto.
Inés abandona a su novia embarazada y se fuga a Miami para vivir entre la fornicación y la pasión desolada. En pleno desencanto, regresa a Madrid y se reencuentra con su grupo de amigas, con la hija ya púber adolescente y con situaciones que divierten a un público expectante. Inés es una bella lesbiana, una lesbiana, eso sí, un poco puta que se ventila una a una o de dos en dos a cuantas mujeres le gustan. Celia Freijeiro interpreta eficazmente el papel, lo mismo que Marina San José, que está espléndida. Sandra Collantes, Cristina Pons, Mar Ayala, María Ballesteros, María Botto y Estefanía de los Santos completan el grupo lésbico en un juego escénico bien dirigido e iluminado.
Hace solo cuarenta años, en las postrimerías de la dictadura franquista, hubiera sido imposible filmar en España una película de estas características. Hoy se representa con naturalidad y éxito en un cine madrileño, lo que demuestra la excelente salud democrática de la vida social española. Series de televisión como 'LWorld' presentaron al espectador con la mayor sencillez el mundo de las nuevas lesbianas, tan lejanas al viejo estereotipo de las marimachos y las mujeres hombrunas.
Safo de Lesbos, hija de Escamandrónimo y Cleis, odiaba que su hermano Caraxo hubiese comprado a la egipcia Rodopis, que era un putón verbenero "de alta estirpe callejera". Y un día se encaramó en el roquedal Léucade y se suicidó arrojándose al abismo. Hoy hubiera sacado una entrada para disfrutar contemplando 'De chica en chica' en la tarde apacible. Seguro que Elena Anaya, la inteligente, la excepcional actriz, la acompañaría encantada y luego recitaría con ella versos encendidos al calor de la película de Sonia Sebastián, con cadencias nerudianas, tal vez: Desde hace siglos, yo soy la que te espera sobre las áureas playas, sobre las rubias eras, la que cortó jacintos para tu lecho, y rosas, tendida entre las hierbas yo soy la que te espera.
Así es que me fui al cine Dreams Palacio de Hielo a ver la película 'De chica en chica', de la que todo el mundo habla. En ella, el amor, la pasión, los celos, la melancolía y la ternura se desarrollan entre un grupo de amigas lesbianas en el corazón de Madrid. La película es interesante, sagaz, plena de humor, sin moralinas, técnicamente bien resuelta e iluminada. Su directora, Sonia Sebastián, ha mantenido el pulso de toda la cinta con acierto en el equilibrio de las secuencias, la intensidad de los primeros planos, la expresividad del movimiento, los diálogos al servicio de la imagen.
"¿Arde de nuevo el corazón inquieto?", se preguntó Safo en su 'Oda a Afrodita' hace 2.600 años. Sin veladuras, sin regateos, sin tapujos, Sonia Sebastián sumerge al espectador en el mundo lésbico, desarrollado en la libertad y la naturalidad de la sociedad que vivimos. Todo un acierto.
Inés abandona a su novia embarazada y se fuga a Miami para vivir entre la fornicación y la pasión desolada. En pleno desencanto, regresa a Madrid y se reencuentra con su grupo de amigas, con la hija ya púber adolescente y con situaciones que divierten a un público expectante. Inés es una bella lesbiana, una lesbiana, eso sí, un poco puta que se ventila una a una o de dos en dos a cuantas mujeres le gustan. Celia Freijeiro interpreta eficazmente el papel, lo mismo que Marina San José, que está espléndida. Sandra Collantes, Cristina Pons, Mar Ayala, María Ballesteros, María Botto y Estefanía de los Santos completan el grupo lésbico en un juego escénico bien dirigido e iluminado.
Hace solo cuarenta años, en las postrimerías de la dictadura franquista, hubiera sido imposible filmar en España una película de estas características. Hoy se representa con naturalidad y éxito en un cine madrileño, lo que demuestra la excelente salud democrática de la vida social española. Series de televisión como 'LWorld' presentaron al espectador con la mayor sencillez el mundo de las nuevas lesbianas, tan lejanas al viejo estereotipo de las marimachos y las mujeres hombrunas.
Safo de Lesbos, hija de Escamandrónimo y Cleis, odiaba que su hermano Caraxo hubiese comprado a la egipcia Rodopis, que era un putón verbenero "de alta estirpe callejera". Y un día se encaramó en el roquedal Léucade y se suicidó arrojándose al abismo. Hoy hubiera sacado una entrada para disfrutar contemplando 'De chica en chica' en la tarde apacible. Seguro que Elena Anaya, la inteligente, la excepcional actriz, la acompañaría encantada y luego recitaría con ella versos encendidos al calor de la película de Sonia Sebastián, con cadencias nerudianas, tal vez: Desde hace siglos, yo soy la que te espera sobre las áureas playas, sobre las rubias eras, la que cortó jacintos para tu lecho, y rosas, tendida entre las hierbas yo soy la que te espera.
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