jueves, 15 de octubre de 2015

#hemeroteca #mujres #vidarural | Edelia García: «Las mujeres mantenemos los pueblos con sacrificio y realismo»

Imagen: El Norte de Castilla / Edelia García
Edelia García: «Las mujeres mantenemos los pueblos con sacrificio y realismo».
A falta de servicios básicos en el medio rural, la soriana escoge el carnet de conducir como la base para que cualquier mujer en el medio rural sea independiente.
Isabel G. Villarroel | El Norte de Castilla, 2015-10-15
http://www.elnortedecastilla.es/soria/201510/15/regina-castro-siempre-vivido-20151014221910.html

Edelia García vive en casa al lado de la torre de iglesia románica perfectamente conservada de Villasayas (Soria). El municipio perteneciente a la Comarca de Arcos de Jalón, a 54 kilómetros de la capital, tiene 30 habitantes y presenta una media de 1,3 habitantes por kilómetro cuadrado. La zona está profundamente despoblada. Con auténtica amabilidad Edelia nos invita a entrar en su casa, que tiene repleta de cuadros pintados por ella misma.

«Es que las mujeres del pueblo y de los alrededores nos juntamos aquí y nos pagamos un profesor para aprender a pintar, nos hace ver la vida de otra manera». Edelia es muy optimista, ojos grandes, no le falta la sonrisa en la cara y su piel oculta que tenga 55 años. Está casada, tiene tres hijos, «la mayor está trabajando en Madrid, la mediana estuvo en Guadalajara y cuando se le acabó el contrato se fue a Inglaterra a estudiar inglés pero ha tenido que volver al pueblo porque no encuentra trabajo, y el pequeño va en transporte escolar a Almazán al instituto».

En la actualidad el 60 por ciento de las mujeres rurales son calificadas de analfabetas funcionales. La falta de formación, unida al hecho de desenvolverse en un medio dirigido particularmente por hombres y lento en la absorción de los cambios sociales, sigue condicionando a las mujeres a desempeñar un papel de subordinación con respecto a los hombres. Sin embargo Edelia es valiente, comprensiva, reflexiva, se ha criado en el mundo rural y es titular de una explotación agrícola, percibe lo que ocurre en los pueblos y con simpleza explica sus vivencias. Reconoce que «generalmente se identifica a la mujer rural con una mujer de familia, tradicional, conservadora, centrada en las labores del hogar y de la huerta o de la explotación agraria que lleva su marido». Saca el genio cuando alguien habla de que una mujer es agricultura cuando su marido ya es agricultor; «yo quería ser autónoma y he conseguido ser agricultura a título principal, pero no ha sido nada fácil, he tenido mis contenciosos porque no es lo mismo colaboradora que titular de tu explotación, yo quiero una pensión y ser libre». Cerca del 40 por ciento de las mujeres en Castilla y León son ayudantes o colaboradoras en las explotaciones familiares agrarias. En términos generales, al tiempo dedicado a las labores del hogar, cuidado de los hijos y de personas mayores, realización de comidas y gestión económicas, hay que sumar el empleado en colaborar en las tareas agroganaderas.

Es cierto que existen ayudas a la creación de explotaciones agrícolas para jóvenes agricultores y agricultoras, y ayudas a la inversión para quienes mejoran la rentabilidad de su empresa. En la práctica, sin embargo, esas ayudas se atribuyen poco a las mujeres. «A mí no me han dado nunca nada, todo lo contrario, solo me he encontrado dificultades». Su marido, al que no le gusta la vida rural, también trabaja en el campo «pero cada uno desempeñamos nuestro trabajo y nos entendemos muy bien, hay días que no nos vemos en toda la jornada porque hacemos las labores en diferentes pueblos, pero en casa nos repartimos las tareas. Bien es cierto que mis hijas me han ayudado mucho en casa, han sido unas verdaderas madrazas con el pequeño que se lleva muchos años con ellas». Muchas mujeres de Villasayas, Barahona o pueblos colindantes empezaron a ejercer la agricultura a la vez que Edelia «pero tiraron la toalla porque a los 50 únicamente eran colaboradoras, a 10 años de jubilarse no iban a tener pensión».

En los años 50 en Villasayas había dos sastres, una carnicería, un estanco, un médico y era una villa viva. Hoy solo queda el teleclub, un consultorio médico que recibe al doctor una vez a la semana, y un centro que utilizan como punto para aprender a manejar Internet. Al preguntar a Edelia cómo es un día cotidiano en su vida, responde: «yo no voy a tomar cafés o ver escaparates como se hace en las ciudades pero ahora en los pueblos tenemos la vida organizada, no era como antes, igual que la vida ha evolucionado en la capital también lo ha hecho en el pueblo, buscamos nuestras cosas para hacer aquí, para crecer y alimentar nuestras inquietudes». A las mujeres del pueblo y de otros puntos de la comarca les gusta pintar, así que hacen cursos de pintura, «yo tengo hasta mi blog donde expongo mis cuadros y una vez al año traemos a un invitado importante».

Solo una compañía de teléfono tiene cobertura en Villasayas e Internet no va muy bien la mayor parte de los días, pero «lo realmente básico en el medio rural a estas alturas es el carnet de conducir, más que cualquier otro servicio, con carnet somos libres e independientes».

A la cara de optimismo de Edelia le sigue una arruga más seria y habla de que «alimentamos los pueblos con ilusión, es la base de la supervivencia de los municipios, ilusión, creatividad, imaginación y el permiso de conducir; pero a mí me da pena ver llegar el mes de septiembre y octubre, es la peor época, termina el bullicio de los veraneantes y llega el frío y los días cortos, abres la puerta de casa y solo ves volar cardos por el suelo, no hay nadie en la calle».

Lo que Edelia ve en el trabajo de las administraciones por combatir la despoblación es que «ha podido hacer mucho más de lo que hacen, lo primero es pisar los pueblos, no vienen a los pueblos, no conocen la situación real. Deben facilitar el asentamiento de matrimonios y de familias que apuestan por el futuro del campo». En Villasayas ya no hay ganadería y la hubo en todo su esplendor, tampoco hay regadío, solamente queda el cultivo de secano. «Sin embargo se han casado dos parejas que se han hecho aquí casa en el pueblo y han apostado por la vida aquí, se han montado sus empresas, una es una pequeña industria de setas; las dos parejas están teniendo niños, así que ya son cinco los chavales que corren por este pueblo». Reconoce Edelia que a estos matrimonios nadie les ha facilitado la apuesta que han hecho por el pueblo. Propiciar la mejora de las infraestructuras de los núcleos rurales, desde las carreteras a los servicios sanitarios y educativos es más que fundamental, como lo es mantener la red de centros rurales de enseñanza para los hijos de estas mujeres rurales o la concesión de becas y ayudas al estudio.

El papel de la mujer en el medio rural ha comenzado un proceso de reformulación tanto en el plano económico como en el ideológico, y en la transmisión de valores, la cuestión es si la cabalgante despoblación permitirá completar el proceso.

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