Imagen: El País / Alicia Giménez Barlett |
En su undécimo libro, la inspectora creada por Alicia Giménez Barlett muestra estar en plena forma.
Juan Carlos Galindo | Elemental, El País, 2017-10-20
https://elpais.com/cultura/2017/10/20/elemental/1508479420_004062.html
Para haber llegado a la novela negra casi por casualidad, como un entretenimiento y una forma de experimentar, a Alicia Giménez Bartlett (Albacete, 1951) y a Petra Delicado no se les ha dado nada mal. Escritora y personaje llegan al undécimo libro de la saga en plena forma.
En ‘Mi querido asesino en serie’ (Destino) que llega el 24 de octubre a las librerías, la inspectora de la Policía Nacional conserva su fuerza, su mala leche, su ironía, la cabezonería que desespera a sus jefes, cierta normalidad a la hora de asumir el mando y tomar decisiones que todavía desconciertan a sus compañeros masculinos y todas las virtudes que le han convertido en el gran referente de los personajes femeninos del género en España. A su lado, algo quijotesco, el contrapunto perfecto del subinspector Fermín Garzón. Una pareja peculiar que ha evolucionado de maravilla desde 'Ritos de muerte' (1996) y que, apoyados en el humor, ofrecen diálogos brillantes. En este caso cuentan con la compañía de un inspector de los Mossos, un tipo joven, callado, serio y profesional que asiste estupefacto al intercambio.
El caso lleva a los tres a investigar la muerte de varias mujeres asesinadas de manera similar, mujeres muy distintas pero con algo en común: todas estaban solas en la vida. El título de la novela, fruto de un ataque sarcástico de Petra, introduce un elemento poco común en la realidad española: el asesino en serie. En una trama llevada con un oficio admirable, Giménez Bartlett huye de convencionalismos, exageraciones y fantasías acerca de asesinos casi con poderes sobrenaturales y lleva la investigación, marca de la casa, en los márgenes de un procedimental impecable. Aquí no hay un cerebro monstruoso detrás de muertes imposibles, hay sospechosos normales y corrientes, mejores y peores, más tristes unos, más ambiciosos otros, pero todos gente normal. Y hay también una historia sólida que lector termina casi sin enterarse.
Contra el estereotipo
Pero, ¿dónde está la fuerza de Petra Delicado? El personaje surge de una necesidad palmaria, expresada mejor que nadie por su propia creadora: “Los estereotipos de mujeres en la novela negra son terribles: prostitutas redimidas, mujeres fatales, incitadoras al crimen, víctimas, esposas de policías... una galería bastante funesta. Quería una mujer que estuviera en el centro de la historia, que no fuera secundaria y que cargara con toda la imagen un tanto tenebrosa y horrible que tiene un policía. Petra no es precisamente angelical”, aseguraba en una entrevista para el libro 'Continuará... sagas literarias en el género negro y policiaco español' (Alrevés).
Cuando nos encontramos a Petra Delicado en ‘Ritos de muerte’ va por el segundo divorcio, bebe chinchón en el sofá de su nueva casa con vistas a un jardín en el que se mueren los geranios, obliga a un testigo a desnudarse solo para amedrentarlo, acusa a sus superiores de machismo cuando intentan apartarla del caso, ataca a Garzón por melindroso, pelea, no se rinde, no se achanta. En 'Crímenes que nunca olvidaré', el compendio de relatos con ella como protagonista, la vemos maldiciendo a la gente fea en Petra en agosto, vacilando a Fermín, de resaca o a la caza de algún ligue en un libro perfecto para ver la evolución del personaje.
Lejos de palidecer en las siguientes entregas, todas estas aristas se complementan con una relación cada vez más interesante con su subalterno, un viudo chapado a la antigua, buenazo, comilón y bigotudo, un tipo sincero que va adaptándose como puede al hecho de que una mujer esté al mando. En favor del señor Garzón hay que decir que termina llevándolo bastante mejor que la sociedad española.
Ahora, en 'Mi querido asesino en serie', la inspectora Delicado sigue con la misma fuerza pero mucha más experiencia, un poco más sabia y un poco más individualista, con una mirada más pausada pero a la vez con los mismos arrebatos, las mismas intuiciones, los mismos exabruptos. Una mujer que estaba buscando su lugar en la policía de la España de mediados de los noventa y que de alguna manera sigue buscándolo. Petra, nunca descrita por su creadora de manera detallada, frisa ahora los 50, preocupada, que no obsesionada, por la inevitable acumulación de años.
Es curiosa la relación que tiene con el alcohol. Lejos de ser como sus compañeros de género, esos policías de vida torturada y tendencias alcohólicas, Petra bebe cerveza con su amigo y compañero Garzón en la Jarrita de oro, el bar que hay enfrente de la comisaría, su refugio; bebe, si es el caso, un vaso de whisky en casa o un gin tonic tras una cena con cava, con su tercer marido o con su compañero de trabajo. Una relación lúdica y sin traumas con el alcohol, nuevo punto a favor de un personaje único.
Ganadora del Pepe Carvalho en 2014 en BCNegra y del Planeta en 2015 con una novela fuera de esta serie, Giménez Bartlett dice que sigue siendo amiga de Petra Delicado, que no se ha cansado de ella y que lo dejará cuando vea que se repite. Por nosotros puede seguir hasta que Petra se jubile.
En ‘Mi querido asesino en serie’ (Destino) que llega el 24 de octubre a las librerías, la inspectora de la Policía Nacional conserva su fuerza, su mala leche, su ironía, la cabezonería que desespera a sus jefes, cierta normalidad a la hora de asumir el mando y tomar decisiones que todavía desconciertan a sus compañeros masculinos y todas las virtudes que le han convertido en el gran referente de los personajes femeninos del género en España. A su lado, algo quijotesco, el contrapunto perfecto del subinspector Fermín Garzón. Una pareja peculiar que ha evolucionado de maravilla desde 'Ritos de muerte' (1996) y que, apoyados en el humor, ofrecen diálogos brillantes. En este caso cuentan con la compañía de un inspector de los Mossos, un tipo joven, callado, serio y profesional que asiste estupefacto al intercambio.
El caso lleva a los tres a investigar la muerte de varias mujeres asesinadas de manera similar, mujeres muy distintas pero con algo en común: todas estaban solas en la vida. El título de la novela, fruto de un ataque sarcástico de Petra, introduce un elemento poco común en la realidad española: el asesino en serie. En una trama llevada con un oficio admirable, Giménez Bartlett huye de convencionalismos, exageraciones y fantasías acerca de asesinos casi con poderes sobrenaturales y lleva la investigación, marca de la casa, en los márgenes de un procedimental impecable. Aquí no hay un cerebro monstruoso detrás de muertes imposibles, hay sospechosos normales y corrientes, mejores y peores, más tristes unos, más ambiciosos otros, pero todos gente normal. Y hay también una historia sólida que lector termina casi sin enterarse.
Contra el estereotipo
Pero, ¿dónde está la fuerza de Petra Delicado? El personaje surge de una necesidad palmaria, expresada mejor que nadie por su propia creadora: “Los estereotipos de mujeres en la novela negra son terribles: prostitutas redimidas, mujeres fatales, incitadoras al crimen, víctimas, esposas de policías... una galería bastante funesta. Quería una mujer que estuviera en el centro de la historia, que no fuera secundaria y que cargara con toda la imagen un tanto tenebrosa y horrible que tiene un policía. Petra no es precisamente angelical”, aseguraba en una entrevista para el libro 'Continuará... sagas literarias en el género negro y policiaco español' (Alrevés).
Cuando nos encontramos a Petra Delicado en ‘Ritos de muerte’ va por el segundo divorcio, bebe chinchón en el sofá de su nueva casa con vistas a un jardín en el que se mueren los geranios, obliga a un testigo a desnudarse solo para amedrentarlo, acusa a sus superiores de machismo cuando intentan apartarla del caso, ataca a Garzón por melindroso, pelea, no se rinde, no se achanta. En 'Crímenes que nunca olvidaré', el compendio de relatos con ella como protagonista, la vemos maldiciendo a la gente fea en Petra en agosto, vacilando a Fermín, de resaca o a la caza de algún ligue en un libro perfecto para ver la evolución del personaje.
Lejos de palidecer en las siguientes entregas, todas estas aristas se complementan con una relación cada vez más interesante con su subalterno, un viudo chapado a la antigua, buenazo, comilón y bigotudo, un tipo sincero que va adaptándose como puede al hecho de que una mujer esté al mando. En favor del señor Garzón hay que decir que termina llevándolo bastante mejor que la sociedad española.
Ahora, en 'Mi querido asesino en serie', la inspectora Delicado sigue con la misma fuerza pero mucha más experiencia, un poco más sabia y un poco más individualista, con una mirada más pausada pero a la vez con los mismos arrebatos, las mismas intuiciones, los mismos exabruptos. Una mujer que estaba buscando su lugar en la policía de la España de mediados de los noventa y que de alguna manera sigue buscándolo. Petra, nunca descrita por su creadora de manera detallada, frisa ahora los 50, preocupada, que no obsesionada, por la inevitable acumulación de años.
Es curiosa la relación que tiene con el alcohol. Lejos de ser como sus compañeros de género, esos policías de vida torturada y tendencias alcohólicas, Petra bebe cerveza con su amigo y compañero Garzón en la Jarrita de oro, el bar que hay enfrente de la comisaría, su refugio; bebe, si es el caso, un vaso de whisky en casa o un gin tonic tras una cena con cava, con su tercer marido o con su compañero de trabajo. Una relación lúdica y sin traumas con el alcohol, nuevo punto a favor de un personaje único.
Ganadora del Pepe Carvalho en 2014 en BCNegra y del Planeta en 2015 con una novela fuera de esta serie, Giménez Bartlett dice que sigue siendo amiga de Petra Delicado, que no se ha cansado de ella y que lo dejará cuando vea que se repite. Por nosotros puede seguir hasta que Petra se jubile.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.