Imagen: ABC / Agustín Martínez Becerra, abogado de tres de los acusados |
Ni la difusión al detalle de la investigación ni el reciente juicio les ha hecho titubear: «No la violaron».
Silvia Tubio | ABC, 2017-12-03
http://sevilla.abc.es/sevilla/sevi-familias-cinco-sevillanos-manada-no-dudan-inocencia-acusados-201712030820_noticia.html
El destino de los cinco sevillanos, acusados de haber violado en grupo a una joven en los Sanfermines del año pasado ha quedado esta semana visto para sentencia. Un fallo judicial que genera mucha expectación, tanta que hasta el ministro de Justicia, Rafael Catalá, se pronunciaba sobre ello este jueves en los pasillos del Congreso. Catalá confía en que el tribunal dictará una resolución justa.
A centenares de kilómetros de Madrid y a casi un millar de Navarra, cinco familias aguardan una decisión judicial que presumiblemente no llegará hasta el año que viene. El proceso judicial, marcado por la presión de la opinión pública, no ha hecho mella en la confianza que tienen depositadas los familiares, amigos y parejas de Ángel Boza, Jesús Escudero, José Ángel Prenda, Antonio Manuel Guerrero y Alfonso Cabezuelo. «Estamos dentro de lo que cabe tranquilos, porque estamos convencidos de que ellos no han violado a nadie. Lo que hicieron no estuvo bien, es una fechoría. Pero seguimos pensando lo mismo que el primer día».
José Luis es tío del militar suspendido, que hasta el año pasado trabajaba en el II Batallón de la UME, con base en Morón. A pesar de la exposición pública que ha tenido el caso y que quedan pocos datos personales por conocer de los cinco acusados, atiende a ABC sin recelo. No esconde el descontento con algunas informaciones vertidas. «Las madres, sobre todo, han pasado momentos difíciles leyendo algunas barbaridades que se han dicho de sus hijos». Su hermana enfermó, por ejemplo, nada más enterarse de la detención. «No fue un infarto como se dijo, pero sí que lo pasó mal».
Ante la posibilidad de que podían pagar un precio demasiado alto por exponerse a esa feroz opinión pública que ya ha condenado a sus chicos, la mayoría ha optado por mantenerse lo más alejado posible del foco mediático, delegando en sus abogados cualquier contacto con los medios. Aunque no han podido evitar que los desconocidos sepan quienes son con sólo escuchar su apellido.
Así le ha ocurrido al padre del Prenda o Joselito «el Gordo» cuando en cierta ocasión lo llamaron en voz alta, con nombre y apellido, en el centro de salud donde esperaba a ser atendido. Notó al instante cómo se giraban las cabezas a su paso.
Las novias querían testificar
La defensa que hace el entorno de los acusados, incluidas las parejas sentimentales, es «inquebrantable». El letrado Agustín Martínez Becerra revela cómo tuvo que desaconsejar a las novias de tres de ellos declarar como testigos. «Me reuní con ellas y no lo vi conveniente. No quería que las machacaran los medios por seguir estando al lado de sus parejas a pesar de todo lo que se ha dicho de ellos».
Cuando viajaron a Pamplona para disfrutar de los Sanfermines en 2016, Alfonso el militar, Antonio el guardia civil y Jesús el peluquero tenían pareja. Ha pasado casi un año y medio, una detención, un juicio y la posibilidad de 20 años de cárcel y dos de esas chicas siguen adelante con las relaciones. La novia de Alfonso (Alfon) Cabezuelo decidió hace unos meses romper. «Pero el motivo no tiene nada que ver con todo este lío», afirma el tío del militar.
En cambio, el guardia civil suspendido ha sido padre de una niña tras la detención. En el primer vis a vis al que tuvo derecho en la prisión de Alcalá Meco donde se encuentra recluido «dejó embarazada a su chica».
Cuatro de los cinco jóvenes se conocen desde pequeños. Su barriada Amate es junto a Los Pajaritos las dos zonas más pobres de España, con una renta neta media de 12.307 y 13.180 euros respectivamente, según un informe del Instituto Nacional de Estadística (INE). Sus habitantes ganan diez veces menos que los de los barrios madrileños de El Viso y Piovera, a la cabeza de la estadística.
Sin embargo, a pesar de que la diferencia de renta es estrecha, dista un abismo en la situación social de Amate y Los Pajaritos. El barrio de los integrantes de La Manada es un entorno de familias modestas y trabajadoras, donde el paro ha hecho estragos en las economías domésticas. Sin embargo, Los Pajaritos soporta un grave problema de inseguridad ciudadana ya que entre sus calles se camufla uno de los principales mercados sevillanos de la droga al por menor.
Los orígenes de la Manada son corrientes y nada desestructurados. El padre de Prenda fue panadero, el de Alfon tiene un taller de mecánica, el de Antonio trabaja en el sector de la aeronáutica, el progenitor de Ángel está jubilado. De madres amas de casas o limpiadoras, su comportamiento, de obtener reproche penal, no tiene una justificación en un posible entorno problemático.
«No se comportaron como debían, eso es cierto. Pero nadie comete una violación y se marcha de allí tan tranquilamente, a seguir la fiesta. Lo normal es que hubieran cogido el coche y se hubieran vuelto a Sevilla», dice José Luis. ¿Pero por qué le quitaron el móvil a la chica?, se pregunta esta periodista. «Es verdad, eso no lo debió hacer el guardia civil. Es un error y él lo ha admitido», responde José Luis.
Cuando Alfon salió por unas horas de prisión
No dudan sobre la inocencia de los acusados, ni tan siquiera un ápice. El torrente de noticias, la difusión casi al detalle del contenido de la investigación judicial, nada les ha hecho titubear. Lo mismo ocurre con los amigos y todos aquellos que conforman el universo más cercano de estas cinco familias. «Son pocos los fines de semana que estos chicos se han quedado sin visita los fines de semana», señala el letrado Agustín Martínez.
Un viaje de ida y vuelta de más de 1.800 kilómetros a cambio de una visita de 45 minutos. Una rutina que sólo se rompió el verano para Alfon, a quien le autorizaron salir de prisión, custodiado por la Policía, para visitar a su padre que acababan de operar de una hernia. «Hasta los policías, viendo el comportamiento que estaba teniendo, le dejaron sin esposas el tiempo que estuvo en el hospital».
Entonces, ¿qué explicación le dan a la denuncia de la víctima y que se haya ratificado en ella en el juicio? «Ese año en los Sanfermines querían dar ejemplo con el tema de los abusos sexuales y les ha tocado a ellos. Ella ha incurrido en muchas contradicciones y es incapaz de explicar por qué entró en un portal con cinco chicos sin que nadie la forzara y besándose con uno de ellos».
El Prenda estudia euskera
En la cárcel, la mayoría de los miembros de la Manada ha vuelto a los libros. José Ángel Prenda, que estaba en el paro antes de entrar en prisión, ha decidido estudiar euskera, mientras que Ángel Boza está completando su formación básica. Los dos que tenían un presente profesional más garantizado como funcionario de la Benemérita o militar de la UME han empezado en la Universidad a distancia, el primero se ha decantado por Derecho y el segundo por Psicología.
El tiempo en reclusión sólo ha dejado huella en el aspecto de Joselito el Gordo, que ha abandonado ese apodo al perder 30 kilos. Un detalle que no se le escapó a la magistrada que forma parte del tribunal que le ha juzgado, y quien le preguntó por ello en una de las sesiones.
A centenares de kilómetros de Madrid y a casi un millar de Navarra, cinco familias aguardan una decisión judicial que presumiblemente no llegará hasta el año que viene. El proceso judicial, marcado por la presión de la opinión pública, no ha hecho mella en la confianza que tienen depositadas los familiares, amigos y parejas de Ángel Boza, Jesús Escudero, José Ángel Prenda, Antonio Manuel Guerrero y Alfonso Cabezuelo. «Estamos dentro de lo que cabe tranquilos, porque estamos convencidos de que ellos no han violado a nadie. Lo que hicieron no estuvo bien, es una fechoría. Pero seguimos pensando lo mismo que el primer día».
José Luis es tío del militar suspendido, que hasta el año pasado trabajaba en el II Batallón de la UME, con base en Morón. A pesar de la exposición pública que ha tenido el caso y que quedan pocos datos personales por conocer de los cinco acusados, atiende a ABC sin recelo. No esconde el descontento con algunas informaciones vertidas. «Las madres, sobre todo, han pasado momentos difíciles leyendo algunas barbaridades que se han dicho de sus hijos». Su hermana enfermó, por ejemplo, nada más enterarse de la detención. «No fue un infarto como se dijo, pero sí que lo pasó mal».
Ante la posibilidad de que podían pagar un precio demasiado alto por exponerse a esa feroz opinión pública que ya ha condenado a sus chicos, la mayoría ha optado por mantenerse lo más alejado posible del foco mediático, delegando en sus abogados cualquier contacto con los medios. Aunque no han podido evitar que los desconocidos sepan quienes son con sólo escuchar su apellido.
Así le ha ocurrido al padre del Prenda o Joselito «el Gordo» cuando en cierta ocasión lo llamaron en voz alta, con nombre y apellido, en el centro de salud donde esperaba a ser atendido. Notó al instante cómo se giraban las cabezas a su paso.
Las novias querían testificar
La defensa que hace el entorno de los acusados, incluidas las parejas sentimentales, es «inquebrantable». El letrado Agustín Martínez Becerra revela cómo tuvo que desaconsejar a las novias de tres de ellos declarar como testigos. «Me reuní con ellas y no lo vi conveniente. No quería que las machacaran los medios por seguir estando al lado de sus parejas a pesar de todo lo que se ha dicho de ellos».
Cuando viajaron a Pamplona para disfrutar de los Sanfermines en 2016, Alfonso el militar, Antonio el guardia civil y Jesús el peluquero tenían pareja. Ha pasado casi un año y medio, una detención, un juicio y la posibilidad de 20 años de cárcel y dos de esas chicas siguen adelante con las relaciones. La novia de Alfonso (Alfon) Cabezuelo decidió hace unos meses romper. «Pero el motivo no tiene nada que ver con todo este lío», afirma el tío del militar.
En cambio, el guardia civil suspendido ha sido padre de una niña tras la detención. En el primer vis a vis al que tuvo derecho en la prisión de Alcalá Meco donde se encuentra recluido «dejó embarazada a su chica».
Cuatro de los cinco jóvenes se conocen desde pequeños. Su barriada Amate es junto a Los Pajaritos las dos zonas más pobres de España, con una renta neta media de 12.307 y 13.180 euros respectivamente, según un informe del Instituto Nacional de Estadística (INE). Sus habitantes ganan diez veces menos que los de los barrios madrileños de El Viso y Piovera, a la cabeza de la estadística.
Sin embargo, a pesar de que la diferencia de renta es estrecha, dista un abismo en la situación social de Amate y Los Pajaritos. El barrio de los integrantes de La Manada es un entorno de familias modestas y trabajadoras, donde el paro ha hecho estragos en las economías domésticas. Sin embargo, Los Pajaritos soporta un grave problema de inseguridad ciudadana ya que entre sus calles se camufla uno de los principales mercados sevillanos de la droga al por menor.
Los orígenes de la Manada son corrientes y nada desestructurados. El padre de Prenda fue panadero, el de Alfon tiene un taller de mecánica, el de Antonio trabaja en el sector de la aeronáutica, el progenitor de Ángel está jubilado. De madres amas de casas o limpiadoras, su comportamiento, de obtener reproche penal, no tiene una justificación en un posible entorno problemático.
«No se comportaron como debían, eso es cierto. Pero nadie comete una violación y se marcha de allí tan tranquilamente, a seguir la fiesta. Lo normal es que hubieran cogido el coche y se hubieran vuelto a Sevilla», dice José Luis. ¿Pero por qué le quitaron el móvil a la chica?, se pregunta esta periodista. «Es verdad, eso no lo debió hacer el guardia civil. Es un error y él lo ha admitido», responde José Luis.
Cuando Alfon salió por unas horas de prisión
No dudan sobre la inocencia de los acusados, ni tan siquiera un ápice. El torrente de noticias, la difusión casi al detalle del contenido de la investigación judicial, nada les ha hecho titubear. Lo mismo ocurre con los amigos y todos aquellos que conforman el universo más cercano de estas cinco familias. «Son pocos los fines de semana que estos chicos se han quedado sin visita los fines de semana», señala el letrado Agustín Martínez.
Un viaje de ida y vuelta de más de 1.800 kilómetros a cambio de una visita de 45 minutos. Una rutina que sólo se rompió el verano para Alfon, a quien le autorizaron salir de prisión, custodiado por la Policía, para visitar a su padre que acababan de operar de una hernia. «Hasta los policías, viendo el comportamiento que estaba teniendo, le dejaron sin esposas el tiempo que estuvo en el hospital».
Entonces, ¿qué explicación le dan a la denuncia de la víctima y que se haya ratificado en ella en el juicio? «Ese año en los Sanfermines querían dar ejemplo con el tema de los abusos sexuales y les ha tocado a ellos. Ella ha incurrido en muchas contradicciones y es incapaz de explicar por qué entró en un portal con cinco chicos sin que nadie la forzara y besándose con uno de ellos».
El Prenda estudia euskera
En la cárcel, la mayoría de los miembros de la Manada ha vuelto a los libros. José Ángel Prenda, que estaba en el paro antes de entrar en prisión, ha decidido estudiar euskera, mientras que Ángel Boza está completando su formación básica. Los dos que tenían un presente profesional más garantizado como funcionario de la Benemérita o militar de la UME han empezado en la Universidad a distancia, el primero se ha decantado por Derecho y el segundo por Psicología.
El tiempo en reclusión sólo ha dejado huella en el aspecto de Joselito el Gordo, que ha abandonado ese apodo al perder 30 kilos. Un detalle que no se le escapó a la magistrada que forma parte del tribunal que le ha juzgado, y quien le preguntó por ello en una de las sesiones.
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