Imagen: Público / Françoise Héritier |
La feminista Françoise Héritier, sucesora de Claude Levi-Strauss, falleció la semana pasada a los 84 años de edad. Esta intelectual francesa denunció la dominación masculina y el sometimiento de las mujeres en beneficio de los grupos.
Beatriz Asuar Gallego | Público, 2017-12-21
http://www.publico.es/sociedad/francoise-heritier-antropologa-demostro-violencia-machista-no-natural.html
La antropóloga francesa Françoise Héritier falleció el pasado 15 de noviembre. Tras su legado deja un sin fin de conocimientos en materia de feminismo y dominación masculina que fundamentaron que la violencia de género no responde a ninguna lógica natural, sino a un exceso de cultura patriarcal.
Héritier sucedió al padre del estructuralismo, Claude Lévi-Strauss en el Colegio de Francia, donde estableció desde entonces su propia cátedra: la teoría de la alianza y las razones de la prohibición del incesto. Ambos campos basados sobre la noción de intercambio de mujeres y hombres.
Héritier sucedió al padre del estructuralismo, Claude Lévi-Strauss en el Colegio de Francia, donde estableció desde entonces su propia cátedra: la teoría de la alianza y las razones de la prohibición del incesto. Ambos campos basados sobre la noción de intercambio de mujeres y hombres.
"Se dice que un hombre no puede contraer matrimonio con tal o cual mujer. Pero no se dice nunca que una mujer no puede casarse con tal o cual hombre. De hecho, las mujeres nunca han sido sujetos de derecho, capaces de hablar por ellas mismas en los textos históricos" explicó Héritier. ¿Por qué las mujeres nunca han sido consideradas sujetos de derechos? Para responder a esta pregunta la autora comienza una línea de investigación para comprender esta realidad que le llevó a orígenes de la humanidad: el incesto.
La investigadora defiende que la prohibición del incesto obligaba a los hombres a conseguir esposas fuera del grupo de parientes consanguíneos, y el apremio por aliarse con los pueblos vecinos para evitar la guerra de todos contra todos. Por esto, las mujeres comenzaron a tratarse como "moneda de cambio" entre familias de distintas tribus que se asociaban para mantener la paz o ganar poder. O, en otras palabras, las mujeres fueron utilizadas para mantener la supervivencia grupal y la cohesión social.
Heritier afirmaba que, si el intercambio fuese aceptado, tenía que existir previamente una convicción común a ambos sexos de que las cosas debían ser así y que sus parientes masculinos actuaban correctamente.
La respuesta de la subordinación: la reproducción
La investigación de la feminista continuó hasta dar con la clave de la subordinación femenina: la capacidad reproductiva de las mujeres.
Asimismo, la antropóloga argumenta que la desigualdad se basa en una concepción errónea de la debilidad femenina derivada principalmente del embarazo, la lactancia y la crianza, menospreciando así el trabajo reproductivo de las mujeres, y que explica esa creencia "protección" de los hombres sobre ellas.
“Es importante que las palabras de las mujeres lleguen a la plaza pública como algo normal, evidente. Lo que se inculca a los niños desde sus primeros años de vida sobre las relaciones de sexo va a perseguirlos toda la vida. Cambiar estas representaciones es una tarea colectiva de toda la vida”, dijo François Héritier.
La autora también ha explicado que, a pesar del paso de los años, en la mayor parte del mundo aún hay "tres grandes privaciones para el género femenino". Primero, la privación de la libertad sobre el propio cuerpo femenino ya que en la mayoría de las sociedades no pueden decidir si van a tener hijos o no. La segunda, la privación al acceso a la educación y, en general, al saber. Y, por último, al acceso a funciones de autoridad, sean políticas, económicas o religiosas.
Héritier tampoco dudó en afirmar que la subordinación femenina persiste en nuestras sociedades actuales: "Los hombres ya no intercambian mujeres.Pero la dominación masculina existe igualmente. Es por eso que desarrollé la idea de que la diferencia sexual era una invariante todavía más fundamental que la necesidad del intercambio".
Una antropóloga entre un mundo académico de hombres
"Los profesores del College de France eran hombres inteligentes y corteses. Pero esto no impidió que algunos, durante mi elección, borraran mi nombre de la lista, por principio, por el solo hecho de que yo era una mujer. Pienso que, intelectualmente, siempre me consideraron como su par. Pero siempre sentí, a pesar de todo, que detrás de la cortesía lo que había era condescendencia" sentenció la autora.
Nacida el 15 de noviembre de 1933 en Veauche (Loire), Héritier entró a la Escuela de Altos Estudios de París en 1980 como directora de investigaciones y en 1982 al College de France. Fue la segunda mujer en enseñar en esta prestigiosa institución luego de Jacqueline de Romilly.
La investigadora defiende que la prohibición del incesto obligaba a los hombres a conseguir esposas fuera del grupo de parientes consanguíneos, y el apremio por aliarse con los pueblos vecinos para evitar la guerra de todos contra todos. Por esto, las mujeres comenzaron a tratarse como "moneda de cambio" entre familias de distintas tribus que se asociaban para mantener la paz o ganar poder. O, en otras palabras, las mujeres fueron utilizadas para mantener la supervivencia grupal y la cohesión social.
Heritier afirmaba que, si el intercambio fuese aceptado, tenía que existir previamente una convicción común a ambos sexos de que las cosas debían ser así y que sus parientes masculinos actuaban correctamente.
La respuesta de la subordinación: la reproducción
La investigación de la feminista continuó hasta dar con la clave de la subordinación femenina: la capacidad reproductiva de las mujeres.
Asimismo, la antropóloga argumenta que la desigualdad se basa en una concepción errónea de la debilidad femenina derivada principalmente del embarazo, la lactancia y la crianza, menospreciando así el trabajo reproductivo de las mujeres, y que explica esa creencia "protección" de los hombres sobre ellas.
“Es importante que las palabras de las mujeres lleguen a la plaza pública como algo normal, evidente. Lo que se inculca a los niños desde sus primeros años de vida sobre las relaciones de sexo va a perseguirlos toda la vida. Cambiar estas representaciones es una tarea colectiva de toda la vida”, dijo François Héritier.
La autora también ha explicado que, a pesar del paso de los años, en la mayor parte del mundo aún hay "tres grandes privaciones para el género femenino". Primero, la privación de la libertad sobre el propio cuerpo femenino ya que en la mayoría de las sociedades no pueden decidir si van a tener hijos o no. La segunda, la privación al acceso a la educación y, en general, al saber. Y, por último, al acceso a funciones de autoridad, sean políticas, económicas o religiosas.
Héritier tampoco dudó en afirmar que la subordinación femenina persiste en nuestras sociedades actuales: "Los hombres ya no intercambian mujeres.Pero la dominación masculina existe igualmente. Es por eso que desarrollé la idea de que la diferencia sexual era una invariante todavía más fundamental que la necesidad del intercambio".
Una antropóloga entre un mundo académico de hombres
"Los profesores del College de France eran hombres inteligentes y corteses. Pero esto no impidió que algunos, durante mi elección, borraran mi nombre de la lista, por principio, por el solo hecho de que yo era una mujer. Pienso que, intelectualmente, siempre me consideraron como su par. Pero siempre sentí, a pesar de todo, que detrás de la cortesía lo que había era condescendencia" sentenció la autora.
Nacida el 15 de noviembre de 1933 en Veauche (Loire), Héritier entró a la Escuela de Altos Estudios de París en 1980 como directora de investigaciones y en 1982 al College de France. Fue la segunda mujer en enseñar en esta prestigiosa institución luego de Jacqueline de Romilly.
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