Imagen: El Mundo |
Marta Michel | El Mundo, 2017-12-30
http://www.elmundo.es/yodona/lifestyle/2017/12/30/5a42164a46163f02168b4609.html
Todavía a muchas mujeres, incluidas bastantes jóvenes profesionales que compatibilizan trabajo y familia haciendo malabarismos, y otras que han llegado a puestos altos de responsabilidad con gran esfuerzo (desde luego mayor que el que han tenido que realizar sus compañeros varones), les cuesta definirse como feministas. Pero a continuación aclaran que están a favor de la igualdad. ¿No es lo mismo? Incluso el diccionario de la Real Academia Española, que tantos agravios mantiene en la versión femenina de algunos vocablos, define el feminismo de forma tan 'blanca' como "la ideología que defiende que las mujeres deben tener los mismos derechos que los hombres". ¿Hay algo sospechoso ahí? Entonces, será únicamente el nombre lo que molesta. No solo. También el temor a ser tildada de extremista, léase feminazi, el apelativo favorito de los machistas.
En las redes, estos insultan a sus anchas de forma muy hiriente. Son los que consideran a las feministas mujeres radicalizadas, rabiosas, problemáticas, quisquillosas y pesadas. O locas que odian a los hombres y sacan punta a todo. Pues están de mala suerte, porque aunque sigan haciendo mucho daño, la revolución que se ha iniciado en el mundo entero contra la desigualdad de género no va a parar. Ni las denuncias por agresiones sexuales que obtienen hoy un grandísimo eco hasta el punto de que la revista 'Time' ha elegido personaje del año 2017 no a un político ni a un sabio sino a las mujeres que han roto el silencio y han denunciado el acoso. Son las heroínas del #MeToo ('Yo también'). Aun así, las que hoy se atreven a denunciar a sus agresores pasan un calvario y hay sentencias que avergüenzan. Circula estos días por las redes una noticia que no es reciente pero que riza el rizo de la doble condena que sufren las víctimas. Sucedió en Londres: "Absuelto de violación un millonario que cayó sobre su víctima con el pene fuera". Aunque había semen en la vagina de la chica, él argumentó que el miembro viril se escapó de su ropa interior. Inocente. O esta otra: "Se libra de la cárcel un hombre condenado por drogar y abusar de las amigas de su hija que iban a casa". Ay esas crías..., seguro que le estarían provocando con sus falditas del uniforme, ¡hala narcóticos en el postre y a por ellas cuando estén dormidas! (niñas de 12 años). Qué asco. Criticar esos fallos no es una cuestión feminista, es de humanidad.
Hay personas que dicen que no son "ni feministas ni machistas". Neutrales, mira qué bien. Como si lo primero pretendiera lo mismo que lo segundo. Y hay que tenerlo claro, el machista persigue dominar a la mujer, la feminista no quiere someter al hombre. Todo esto viene a cuento de que la palabra 'feminismo' ha sido la más buscada en el mayor diccionario de Estados Unidos, el Merriam-Webster. Su significado es clarificador: queremos ser iguales, ni más ni menos.
Os recomiendo: un cómic antitópicos y sorpresa beauty
Zorricienta, Gordinieves o la Sirenita Pescada son las protagonistas de ‘Idiotizadas’, un cuento de ‘Empoderhadas’ (Ed Planeta), de Moderna de Pueblo, pseudónimo de Raquel Córcoles. Sus viñetas feministas, llenas de humor, arrasan en las redes. Genial.
Sorpresa beauty: dentro de esta galleta de la suerte te encuentras un agua de colonia, un gel y una crema de cuerpo con uno de los aromas emblemáticos de Jo Malone, como Blackberry & Bay, Basil & Neroli o English Pear & Freesia. Son las Christmas Crackers.
En las redes, estos insultan a sus anchas de forma muy hiriente. Son los que consideran a las feministas mujeres radicalizadas, rabiosas, problemáticas, quisquillosas y pesadas. O locas que odian a los hombres y sacan punta a todo. Pues están de mala suerte, porque aunque sigan haciendo mucho daño, la revolución que se ha iniciado en el mundo entero contra la desigualdad de género no va a parar. Ni las denuncias por agresiones sexuales que obtienen hoy un grandísimo eco hasta el punto de que la revista 'Time' ha elegido personaje del año 2017 no a un político ni a un sabio sino a las mujeres que han roto el silencio y han denunciado el acoso. Son las heroínas del #MeToo ('Yo también'). Aun así, las que hoy se atreven a denunciar a sus agresores pasan un calvario y hay sentencias que avergüenzan. Circula estos días por las redes una noticia que no es reciente pero que riza el rizo de la doble condena que sufren las víctimas. Sucedió en Londres: "Absuelto de violación un millonario que cayó sobre su víctima con el pene fuera". Aunque había semen en la vagina de la chica, él argumentó que el miembro viril se escapó de su ropa interior. Inocente. O esta otra: "Se libra de la cárcel un hombre condenado por drogar y abusar de las amigas de su hija que iban a casa". Ay esas crías..., seguro que le estarían provocando con sus falditas del uniforme, ¡hala narcóticos en el postre y a por ellas cuando estén dormidas! (niñas de 12 años). Qué asco. Criticar esos fallos no es una cuestión feminista, es de humanidad.
Hay personas que dicen que no son "ni feministas ni machistas". Neutrales, mira qué bien. Como si lo primero pretendiera lo mismo que lo segundo. Y hay que tenerlo claro, el machista persigue dominar a la mujer, la feminista no quiere someter al hombre. Todo esto viene a cuento de que la palabra 'feminismo' ha sido la más buscada en el mayor diccionario de Estados Unidos, el Merriam-Webster. Su significado es clarificador: queremos ser iguales, ni más ni menos.
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