Imagen: El Diario Vasco / Izaskun Landaida |
Teresa Flaño | El Diario Vasco, 2018-08-20
https://www.diariovasco.com/gipuzkoa/izaskun-landaida-directora-20180820001538-ntvo.html
Izaskun Landaida, directora del Instituto Vasco de la Mujer, Emakunde, considera que una sola denuncia por abusos y agresiones sexuales ya demuestra que no vivimos en una sociedad igualitaria, y explica que ahora hay más denuncias porque las víctimas se sienten más respaldadas por la sociedad y el problema ya no se queda en el ámbito privado.
-Siete denuncias presentadas esta Semana Grande por delitos contra la libertad sexual. ¿Es una cifra preocupante?
- Una ya es preocupante, pero es cierto que al haber más sensibilización y concienciación, cuando desgraciadamente sucede un caso de este tipo afloran las denuncias. Que la sociedad dé respuestas contundentes y masivas es indicativo de un hartazgo y de una actitud activa, aunque todavía queda camino por recorrer hacia la tolerancia cero.
-¿El ambiente festivo puede trasladar el mensaje de 'todo vale'?
-La desigualdad se da en todos los ámbitos de la vida y también tiene su reflejo en las fiestas, que se organizan para que la gente lo pase bien. Pero a veces se confunde ese objetivo en el que debe primar el respeto hacia todas las personas y a sus derechos. Tiene que quedar claro que ni el alcohol y ni la fiesta en sí misma son excusa para que las relaciones entre chicos y chicas, entre mujeres y hombres, no sean igualitarias y respetuosas.
-¿Están más concienciadas las chicas, que generalmente son las víctimas, que los chicos, que son los que imponen la fuerza y que en muchos casos no contemplan que comente un abuso y un delito?
-No hay que generalizar. Entre la gente joven hay una gran diversidad. Afortunadamente, hay muchas chicas y chicos que, gracias a la educación que han recibido y los referentes que tienen en sus entornos, se están convirtiendo en agentes de cambio. Los datos evidencian que tenemos que seguir trabajando. Estas personas jóvenes son el reflejo de la sociedad en la que vivimos y por eso las actitudes que hemos visto en fiestas como la Semana Grande nos tienen que llevar a hacer una gran reflexión sobre los mensajes que estamos lanzando a la juventud desde todos los agentes de socialización que les están influyendo. En muchas ocasiones no se les trasladan mensajes igualitarios. También hay otra cuestión que me parece interesante destacar, vivimos en una sociedad en la que todo va muy rápido y la juventud dispone de un montón de información las 24 horas del día. Muchas veces esos contenidos que recibe no son los más adecuados y tienden a reforzar algunos roles estereotipados que queremos desterrar. Tenemos que continuar trabajando para dotar a la juventud de herramientas que contribuyan al empoderamiento de las chicas, a fortalecer su autonomía y, por supuesto, trabajar con los chicos para que cuestionen los modelos de masculinidad imperantes, se les plateen otros tipos de modelo y se conviertan en agentes de cambio en sus entornos. Hoy, más que nunca, es necesario que tengan instrumentos para que puedan discernir las conductas igualitarias de las que no lo son. Desgraciadamente, no vamos a poder cambiar este mundo de la noche a la mañana, y van a encontrarse en situaciones de ese tipo y es clave que sepan actuar ante ellas.
-¿Cuando habla de referencias que no son muy ejemplarizantes también incluye las sentencias como las de los casos de Nagore Laffage y 'La Manada', que parece que relativizan el delito?
-Me refiero a muchas cosas. Desde el propio cuestionamiento del modelo festivo y de ocio, sobre el que hay reflexionar, ver si es constructivo y aporta algo a las personas que participan, hasta los diferentes mensajes que se están trasladando ante estas conductas de abusos y agresiones: programas de televisión, concursos, ejemplos que estén recibiendo del entorno más próximo y, también, decisiones judiciales que han sido muy contestadas por gran parte de la sociedad porque no se entienden. Desde distintas instituciones se está tratando de hacer un trabajo importante por la igualdad y los ciudadanos cada vez tienen más exigencia con los temas relacionados con esa igualdad, y hay resoluciones que no llegan a entenderse. Desde Emakunde no compartimos esas sentencias y entendemos que se pueden convertir en un obstáculo en todo el trabajo que se está haciendo para erradicar la violencia contra las mujeres.
-¿Hay un perfil típico del agresor durante las fiestas?
-No es un tema que desde Emakunde hayamos tratado específicamente. Lo importante está en que desde los municipios se trabaje con la gente más joven para reflexionar sobre qué son las fiestas igualitarias, de la importancia y la necesidad de que prime el respeto. También hay que incidir en el papel que juegan las familias. A veces se les dice a las chicas que tengan cuidado, pero a los chicos no se les recomienda que sean cuidadosos. La tarea es de día a día. Si tenemos una sociedad más igualitaria, también se reflejará en las fiestas. Hay que poner en valor que hasta hace poco las cuestiones de los abusos y agresiones sexuales quedaban en el ámbito privado.
-¿Con las siete denuncias se puede crear una situación de alarma? ¿Es necesario enviar un mensaje de que no hay más casos que antes sino que ahora se denuncian?
-No cabe duda de que hay una mayor sensibilización y concienciación acerca de estas cuestiones. Las víctimas pueden sentir un mayor arrope por parte de la sociedad, por eso cuando, desgraciadamente, se produce una agresión ahora se denuncia y aflora. En el momento en el que hay una agresión o un abuso es importante que las víctimas se sientan respaldadas y eso ya está pasando y por eso se denuncia.
-¿Los puntos violetas que durante las fiestas ofrecen información están cumpliendo su propósito o es una cuestión de imagen por parte de los municipios para que se vea que hay una preocupación por el tema?
-Como no hay fórmulas mágicas, todo sirve para mejorar. Estamos ante un problema que es estructural y multidimensional, cuyo origen está en la falta de igualdad. Tenemos que seguir trabajando para lograr una sociedad más igualitaria y así conseguiremos una sociedad libre de agresiones. Para ello hay que poner en marcha diferentes medidas: puntos violetas en las fiestas, espacios para la reflexión y el debate entre chicos y chicas en los municipios, el programa Beldur Barik con material para facilitar esa reflexión...
-Siete denuncias presentadas esta Semana Grande por delitos contra la libertad sexual. ¿Es una cifra preocupante?
- Una ya es preocupante, pero es cierto que al haber más sensibilización y concienciación, cuando desgraciadamente sucede un caso de este tipo afloran las denuncias. Que la sociedad dé respuestas contundentes y masivas es indicativo de un hartazgo y de una actitud activa, aunque todavía queda camino por recorrer hacia la tolerancia cero.
-¿El ambiente festivo puede trasladar el mensaje de 'todo vale'?
-La desigualdad se da en todos los ámbitos de la vida y también tiene su reflejo en las fiestas, que se organizan para que la gente lo pase bien. Pero a veces se confunde ese objetivo en el que debe primar el respeto hacia todas las personas y a sus derechos. Tiene que quedar claro que ni el alcohol y ni la fiesta en sí misma son excusa para que las relaciones entre chicos y chicas, entre mujeres y hombres, no sean igualitarias y respetuosas.
-¿Están más concienciadas las chicas, que generalmente son las víctimas, que los chicos, que son los que imponen la fuerza y que en muchos casos no contemplan que comente un abuso y un delito?
-No hay que generalizar. Entre la gente joven hay una gran diversidad. Afortunadamente, hay muchas chicas y chicos que, gracias a la educación que han recibido y los referentes que tienen en sus entornos, se están convirtiendo en agentes de cambio. Los datos evidencian que tenemos que seguir trabajando. Estas personas jóvenes son el reflejo de la sociedad en la que vivimos y por eso las actitudes que hemos visto en fiestas como la Semana Grande nos tienen que llevar a hacer una gran reflexión sobre los mensajes que estamos lanzando a la juventud desde todos los agentes de socialización que les están influyendo. En muchas ocasiones no se les trasladan mensajes igualitarios. También hay otra cuestión que me parece interesante destacar, vivimos en una sociedad en la que todo va muy rápido y la juventud dispone de un montón de información las 24 horas del día. Muchas veces esos contenidos que recibe no son los más adecuados y tienden a reforzar algunos roles estereotipados que queremos desterrar. Tenemos que continuar trabajando para dotar a la juventud de herramientas que contribuyan al empoderamiento de las chicas, a fortalecer su autonomía y, por supuesto, trabajar con los chicos para que cuestionen los modelos de masculinidad imperantes, se les plateen otros tipos de modelo y se conviertan en agentes de cambio en sus entornos. Hoy, más que nunca, es necesario que tengan instrumentos para que puedan discernir las conductas igualitarias de las que no lo son. Desgraciadamente, no vamos a poder cambiar este mundo de la noche a la mañana, y van a encontrarse en situaciones de ese tipo y es clave que sepan actuar ante ellas.
-¿Cuando habla de referencias que no son muy ejemplarizantes también incluye las sentencias como las de los casos de Nagore Laffage y 'La Manada', que parece que relativizan el delito?
-Me refiero a muchas cosas. Desde el propio cuestionamiento del modelo festivo y de ocio, sobre el que hay reflexionar, ver si es constructivo y aporta algo a las personas que participan, hasta los diferentes mensajes que se están trasladando ante estas conductas de abusos y agresiones: programas de televisión, concursos, ejemplos que estén recibiendo del entorno más próximo y, también, decisiones judiciales que han sido muy contestadas por gran parte de la sociedad porque no se entienden. Desde distintas instituciones se está tratando de hacer un trabajo importante por la igualdad y los ciudadanos cada vez tienen más exigencia con los temas relacionados con esa igualdad, y hay resoluciones que no llegan a entenderse. Desde Emakunde no compartimos esas sentencias y entendemos que se pueden convertir en un obstáculo en todo el trabajo que se está haciendo para erradicar la violencia contra las mujeres.
-¿Hay un perfil típico del agresor durante las fiestas?
-No es un tema que desde Emakunde hayamos tratado específicamente. Lo importante está en que desde los municipios se trabaje con la gente más joven para reflexionar sobre qué son las fiestas igualitarias, de la importancia y la necesidad de que prime el respeto. También hay que incidir en el papel que juegan las familias. A veces se les dice a las chicas que tengan cuidado, pero a los chicos no se les recomienda que sean cuidadosos. La tarea es de día a día. Si tenemos una sociedad más igualitaria, también se reflejará en las fiestas. Hay que poner en valor que hasta hace poco las cuestiones de los abusos y agresiones sexuales quedaban en el ámbito privado.
-¿Con las siete denuncias se puede crear una situación de alarma? ¿Es necesario enviar un mensaje de que no hay más casos que antes sino que ahora se denuncian?
-No cabe duda de que hay una mayor sensibilización y concienciación acerca de estas cuestiones. Las víctimas pueden sentir un mayor arrope por parte de la sociedad, por eso cuando, desgraciadamente, se produce una agresión ahora se denuncia y aflora. En el momento en el que hay una agresión o un abuso es importante que las víctimas se sientan respaldadas y eso ya está pasando y por eso se denuncia.
-¿Los puntos violetas que durante las fiestas ofrecen información están cumpliendo su propósito o es una cuestión de imagen por parte de los municipios para que se vea que hay una preocupación por el tema?
-Como no hay fórmulas mágicas, todo sirve para mejorar. Estamos ante un problema que es estructural y multidimensional, cuyo origen está en la falta de igualdad. Tenemos que seguir trabajando para lograr una sociedad más igualitaria y así conseguiremos una sociedad libre de agresiones. Para ello hay que poner en marcha diferentes medidas: puntos violetas en las fiestas, espacios para la reflexión y el debate entre chicos y chicas en los municipios, el programa Beldur Barik con material para facilitar esa reflexión...
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