Imagen: El País / Protesta trans en Paris |
El Senado, de mayoría conservadora, ha bloqueado el cambio legal hasta tres veces.
Gabriela Cañas | El País, 2016-04-06
http://internacional.elpais.com/internacional/2016/04/06/actualidad/1459957554_438605.html
La firme oposición del Senado, de mayoría conservadora, ha dilatado enormemente el trámite parlamentario de la ley que penaliza al cliente de la prostitución en Francia. Hasta tres veces ha rechazado la Cámara Alta la propuesta socialista que, por fin, ha quedado este miércoles aprobada. A partir de ahora, ya no serán multadas las prostitutas que buscan cliente en las calles del país, sino los que adquieran sus servicios. La multa será de 1.500 euros; 3.750 en caso de reincidencia. Francia imita así las normas en vigor establecidas ya en Suecia, Islandia y Noruega.
La propuesta de 120 diputados socialistas (en línea con una promesa electoral del presidente François Hollande) de “reforzar la lucha contra el sistema de prostitución” penalizando a los clientes se presentó y se aprobó en primera lectura a finales de 2013. Desde entonces, una enconada controversia dentro y fuera del parlamento ha frenado el cambio legislativo que este miércoles ha visto la luz, de manera definitiva, en la Asamblea Nacional. Algunos de sus más firmes detractores lo consideran una “aberración jurídica”. No entienden cómo se penaliza al que compra y no al que vende. Hasta ahora, la situación es la contraria: solo las prostitutas son multadas.
El debate sobre este asunto empezó en realidad en 2010 en un país abolicionista que prohibió los burdeles en 1946 tras servir estos a los ocupantes alemanes. “Este es hoy un combate contra la fatalidad de los que todavía consideran que la prostitución es el oficio más antiguo del mundo”, ha dicho en la Asamblea la ministra de Derechos de la Mujer Laurence Rossignol. En la Cámara Baja, la que tiene la última palabra frente al Senado, la izquierda cuenta con el apoyo decidido de Guy Geoffroy, del principal partido de la oposición, Los Republicanos. Este diputado que lleva años clamando contra el comercio del sexo. La prostitución, dice, es “la violencia más insostenible y antigua” y beneficia fundamentalmente a proxenetas y tratantes de personas.
En medio del largo trámite, el juicio por proxenetismo contra el exdirector del Fondo Monetario Internacional (FMI) Dominique Strauss-Kahn, del que salió absuelto, ha sido una de las bazas fundamentales del cambio legislativo. Así lo considera, por ejemplo, la Asociación Equipos contra el Proxenetismo, que actuó como acusación particular en el caso. Durante el juicio, los escabrosos testimonios de las prostitutas contratadas para el político sensibilizaron en contra del mercado del sexo. Algo parecido ha ocurrido en la Asamblea con la comparecencia de prostitutas que han demostrado, como ha dicho la socialista Catherine Coutelle, que “no hay prostitución feliz”.
La norma, además de suprimir el delito de captación de clientes y pasar a considerar a las prostitutas víctimas del comercio del sexo, crea un fondo de 4,8 millones de euros anuales para prevenir y acompañar a las que deseen abandonar tal actividad. Las de origen extranjero que lo hagan podrán, además, obtener el permiso de residencia en el país. El ecologista Sergio Coronado considera ridículo el fondo, que supone 160 euros por persona y año. Los diputados han votado en conciencia y Coronado cree que la nueva ley es paternalista, ineficaz y dañina para las prostitutas. El radical Alain Tourret se ha mostrado a favor de despenalizar la venta de sexo, pero no por penalizar al cliente. La socialista Françoise Dubois se ha mostrado contraria a la nueva norma porque esta llevará a las prostitutas a una mayor clandestinidad y mayor precariedad.
En una Asamblea casi vacía (solo han participado 76 de los 577 existentes), agotada por un debate que se ha repetido cuatro veces desde 2013, la ley ha quedado aprobada por 64 votos a favor y 12 en contra. Francia se convierte así en el primer país europeo no nórdico en penalizar a los clientes de la prostitución. El conservador Geoffroy ha pedido al Gobierno que la aplique de verdad.
La propuesta de 120 diputados socialistas (en línea con una promesa electoral del presidente François Hollande) de “reforzar la lucha contra el sistema de prostitución” penalizando a los clientes se presentó y se aprobó en primera lectura a finales de 2013. Desde entonces, una enconada controversia dentro y fuera del parlamento ha frenado el cambio legislativo que este miércoles ha visto la luz, de manera definitiva, en la Asamblea Nacional. Algunos de sus más firmes detractores lo consideran una “aberración jurídica”. No entienden cómo se penaliza al que compra y no al que vende. Hasta ahora, la situación es la contraria: solo las prostitutas son multadas.
El debate sobre este asunto empezó en realidad en 2010 en un país abolicionista que prohibió los burdeles en 1946 tras servir estos a los ocupantes alemanes. “Este es hoy un combate contra la fatalidad de los que todavía consideran que la prostitución es el oficio más antiguo del mundo”, ha dicho en la Asamblea la ministra de Derechos de la Mujer Laurence Rossignol. En la Cámara Baja, la que tiene la última palabra frente al Senado, la izquierda cuenta con el apoyo decidido de Guy Geoffroy, del principal partido de la oposición, Los Republicanos. Este diputado que lleva años clamando contra el comercio del sexo. La prostitución, dice, es “la violencia más insostenible y antigua” y beneficia fundamentalmente a proxenetas y tratantes de personas.
En medio del largo trámite, el juicio por proxenetismo contra el exdirector del Fondo Monetario Internacional (FMI) Dominique Strauss-Kahn, del que salió absuelto, ha sido una de las bazas fundamentales del cambio legislativo. Así lo considera, por ejemplo, la Asociación Equipos contra el Proxenetismo, que actuó como acusación particular en el caso. Durante el juicio, los escabrosos testimonios de las prostitutas contratadas para el político sensibilizaron en contra del mercado del sexo. Algo parecido ha ocurrido en la Asamblea con la comparecencia de prostitutas que han demostrado, como ha dicho la socialista Catherine Coutelle, que “no hay prostitución feliz”.
La norma, además de suprimir el delito de captación de clientes y pasar a considerar a las prostitutas víctimas del comercio del sexo, crea un fondo de 4,8 millones de euros anuales para prevenir y acompañar a las que deseen abandonar tal actividad. Las de origen extranjero que lo hagan podrán, además, obtener el permiso de residencia en el país. El ecologista Sergio Coronado considera ridículo el fondo, que supone 160 euros por persona y año. Los diputados han votado en conciencia y Coronado cree que la nueva ley es paternalista, ineficaz y dañina para las prostitutas. El radical Alain Tourret se ha mostrado a favor de despenalizar la venta de sexo, pero no por penalizar al cliente. La socialista Françoise Dubois se ha mostrado contraria a la nueva norma porque esta llevará a las prostitutas a una mayor clandestinidad y mayor precariedad.
En una Asamblea casi vacía (solo han participado 76 de los 577 existentes), agotada por un debate que se ha repetido cuatro veces desde 2013, la ley ha quedado aprobada por 64 votos a favor y 12 en contra. Francia se convierte así en el primer país europeo no nórdico en penalizar a los clientes de la prostitución. El conservador Geoffroy ha pedido al Gobierno que la aplique de verdad.
Reducir la prostitución.
La solución adoptada por Francia de penalizar al cliente va en la dirección correcta.
Editorial | El País, 2016-04-11
http://elpais.com/elpais/2016/04/10/opinion/1460312537_660953.html
Francia acaba de sumarse al campo de los países que luchan por estrechar el mercado de la prostitución. Tras dos años y medio de debates parlamentarios, ya es definitiva la ley que introduce cambios fundamentales: suprime la penalización de las prostitutas por ofrecer sus servicios y castiga hasta con 1.500 euros al que compra “un acto sexual”, multas que se elevan sensiblemente en caso de reincidencia. Además, prevé permisos de estancia para las personas —mayoritariamente extranjeras— dedicadas a esa actividad y que acepten dejarla, junto con una ayuda económica.
La norma se funda en una cuestión de género, considerando que la prostitución es ejercida esencialmente por mujeres y que casi todos los clientes son hombres. Durante años se ha mantenido el debate sobre si lo conveniente es abolir la prostitución o regularla. Cada vez resulta más difícil a sus defensores sostener que se trata de un oficio ejercido libremente, y que como tal debe contribuir al beneficio colectivo con impuestos y cotizaciones sociales. La prostitución es un infame negocio, basado en gran parte en la trata de seres humanos. Desde ese punto de vista, la decisión francesa no es un paso decidido hacia la abolición del comercio sexual, pero sí hacia su reducción.
Es cierto que la penalización del cliente, una medida de inspiración sueca, ataca solo la parte visible de la prostitución y no los contactos que se efectúan más discretamente a través de Internet. Tampoco será fácil aplicarla, porque el cliente habrá de ser sorprendido “en flagrante delito”. Aun con estos matices, la solución adoptada va en la dirección correcta. Conviene que tomen nota los países vecinos de Francia que mantienen todavía una amplia tolerancia hacia el ejercicio de la prostitución; y que, como en el caso de España, obscenamente pueden beneficiarse del incremento del turismo sexual que provoque el prohibicionismo francés.
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