Zeleb, 2017-04-02
http://www.zeleb.es/tv/barbie-juicio-a-una-muneca
Cuando creíamos que Barbie iba a ser defintivamente redimida por Amy Schumer en su inminente reencarnación cinematográfica resulta que no, que la actriz más heterodoxamente feminista de todo Hollywood no va a interpretar a la muñeca de cabello oxigenado.
Parece que se trata de problemas de agenda por parte de Amy Schumer pero si nos ponemos conspiranoicos, ¿no es mucha casualidad que Amy Schumer renuncie a un papel que iba a darle la vuelta a la icónica muñeca que tantos sueños (y pesadillas) ha provocado en niñas y niños de medio mundo? ¿No querrá Barbie preservar una silueta acorde con los viejos cánones de "la mujer perfecta" y en dichas medidas no encajaba Amy Schumer?
Veremos quien se anuncia como sustituta y ya habrá tiempo de polemizar al respecto.
Porque Barbie lleva mucho tiempo en el ojo del huracán. El feminismo ha criticado a Barbie por sus imposibles medidas, por ser blanca, rubia y rica e instruir a las niñas del planeta un modelo heteropatriarcal, consumista y bobalicón. Barbie ha llegado a ser sinónimo de mujer florero. Y todavía en el siglo XXI las Femen se manifestaron frente a la imponente tienda de barbies que hay en Berlín. Fue en 2013.
Y eso que la pobre Barbie ha intentado emanciparse. Ahí tenemos la divertida variación en clave feminista que se introduce en ‘Toy Story’. Incluyendo esa sugerencia soterrada acerca de la homosexualidad latente de Ken.
En ‘Toy Story’ veíamos a una Barbie diferente y también hemos visto cómo ha cambiado su estilo, su raza y sus medidas. Ahora es multirracial y curvy y todo lo que se desee.
Pero no hay manera. Con decir que una de las feministas más prominentes en España tomó como nombre de guerra Barbijaputa y ahí está, dando la batalla contra el heteropatriarcado.
Historia de la Barbie
Hay que tener en cuenta que Barbie nació como discípula de una muñeca para (hombres) adultos. Allá por los años 50 del siglo XX estaba la estadounidense Ruth Handler de viaje por Alemania cuando descubrió a Bild Lilli, muñeca curvilínea para señores rijosos pero que (según detectó la muy observadora empresaria) encantaba a niños y niñas porque se le podía cambiar de ropa y ponerle modelitos a la moda del momento.
Ruth Handler captó la idea, se la vendió a Mattel y nació Barbie. Resulta que las niñas (y también los niños) no sólo querían jugar a ser mamis con muñecas con forma de bebés sino también a inventarse historias con muñecas (y muñecos) con forma de personas hechas y derechas.
Barbie vio la luz un 9 de marzo de 1959.
A partir de ahí ha sido un icono del mundo occidental y ha provocado en la infancia división de opiniones: hay niñas y niños que la adoran (visceralmente) y niñas y niños que la aborrecen (con la misma visceralidad). Sin razones. Amor y odio extremos.
De su sesgo sexista dice mucho las frases que el fabricante incluyó en la muñeca cuando salió al mercado Teen Talk Barbie: "¿Tendremos alguna vez suficiente ropa?", "¡Me encanta ir de compras!" y, sobre todo, "¡La clase de matemáticas es muy difícil!". Esta última frasecita colmó el vaso y el feminismo pidió que no se inculcase en las niñas el tópico de la rubia idiota. Mattel borró esa expresión del argumentario de aquella Barbie.
Porque la lucha de Barbie, hay que admitirlo, ha sido permanente: siempre ha querido adaptarse a los tiempos y ser una mujer del futuro.
¿Ha conseguido Barbie ser diferente a lo que critica el feminismo?
Lo ha intentado. La Barbie de raza negra salió al mercado en 1980 (pero tenía unos rasgos bastante blancos). En 1997 Mattel sacó una muñeca en silla de ruedas. Sin embargo, ese mismo año el grupo Aqua lanza su celebérrima Baby Girl en el que parodia la alegría de ser una muñeca tontorrona ("life in plastic/ is fantastic").
El caso es que Mattel demandó a Aqua pero luego llegó a un acuerdo y hasta utilizó su hit para alguna campaña publicitaria.
Resulta innegable que Barbie es un icono del siglo XX, que resiste en el siglo XXI pero (tal vez) necesita reinventarse radicalmente. Los tiempos cambian y las niñas son mucho más guerreras que antaño.
Parece que se trata de problemas de agenda por parte de Amy Schumer pero si nos ponemos conspiranoicos, ¿no es mucha casualidad que Amy Schumer renuncie a un papel que iba a darle la vuelta a la icónica muñeca que tantos sueños (y pesadillas) ha provocado en niñas y niños de medio mundo? ¿No querrá Barbie preservar una silueta acorde con los viejos cánones de "la mujer perfecta" y en dichas medidas no encajaba Amy Schumer?
Veremos quien se anuncia como sustituta y ya habrá tiempo de polemizar al respecto.
Porque Barbie lleva mucho tiempo en el ojo del huracán. El feminismo ha criticado a Barbie por sus imposibles medidas, por ser blanca, rubia y rica e instruir a las niñas del planeta un modelo heteropatriarcal, consumista y bobalicón. Barbie ha llegado a ser sinónimo de mujer florero. Y todavía en el siglo XXI las Femen se manifestaron frente a la imponente tienda de barbies que hay en Berlín. Fue en 2013.
Y eso que la pobre Barbie ha intentado emanciparse. Ahí tenemos la divertida variación en clave feminista que se introduce en ‘Toy Story’. Incluyendo esa sugerencia soterrada acerca de la homosexualidad latente de Ken.
En ‘Toy Story’ veíamos a una Barbie diferente y también hemos visto cómo ha cambiado su estilo, su raza y sus medidas. Ahora es multirracial y curvy y todo lo que se desee.
Pero no hay manera. Con decir que una de las feministas más prominentes en España tomó como nombre de guerra Barbijaputa y ahí está, dando la batalla contra el heteropatriarcado.
Historia de la Barbie
Hay que tener en cuenta que Barbie nació como discípula de una muñeca para (hombres) adultos. Allá por los años 50 del siglo XX estaba la estadounidense Ruth Handler de viaje por Alemania cuando descubrió a Bild Lilli, muñeca curvilínea para señores rijosos pero que (según detectó la muy observadora empresaria) encantaba a niños y niñas porque se le podía cambiar de ropa y ponerle modelitos a la moda del momento.
Ruth Handler captó la idea, se la vendió a Mattel y nació Barbie. Resulta que las niñas (y también los niños) no sólo querían jugar a ser mamis con muñecas con forma de bebés sino también a inventarse historias con muñecas (y muñecos) con forma de personas hechas y derechas.
Barbie vio la luz un 9 de marzo de 1959.
A partir de ahí ha sido un icono del mundo occidental y ha provocado en la infancia división de opiniones: hay niñas y niños que la adoran (visceralmente) y niñas y niños que la aborrecen (con la misma visceralidad). Sin razones. Amor y odio extremos.
De su sesgo sexista dice mucho las frases que el fabricante incluyó en la muñeca cuando salió al mercado Teen Talk Barbie: "¿Tendremos alguna vez suficiente ropa?", "¡Me encanta ir de compras!" y, sobre todo, "¡La clase de matemáticas es muy difícil!". Esta última frasecita colmó el vaso y el feminismo pidió que no se inculcase en las niñas el tópico de la rubia idiota. Mattel borró esa expresión del argumentario de aquella Barbie.
Porque la lucha de Barbie, hay que admitirlo, ha sido permanente: siempre ha querido adaptarse a los tiempos y ser una mujer del futuro.
¿Ha conseguido Barbie ser diferente a lo que critica el feminismo?
Lo ha intentado. La Barbie de raza negra salió al mercado en 1980 (pero tenía unos rasgos bastante blancos). En 1997 Mattel sacó una muñeca en silla de ruedas. Sin embargo, ese mismo año el grupo Aqua lanza su celebérrima Baby Girl en el que parodia la alegría de ser una muñeca tontorrona ("life in plastic/ is fantastic").
El caso es que Mattel demandó a Aqua pero luego llegó a un acuerdo y hasta utilizó su hit para alguna campaña publicitaria.
Resulta innegable que Barbie es un icono del siglo XX, que resiste en el siglo XXI pero (tal vez) necesita reinventarse radicalmente. Los tiempos cambian y las niñas son mucho más guerreras que antaño.
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