Imagen: El Mundo / Banderas arcoíris en el concierto de Mashrou Leila en Egipto |
Aumentan las redadas policiales contra la comunidad gay tras la aparición de una bandera arco iris en un concierto de rock. El Gobierno egipcio impone la censura en los medios de comunicación y prohíbe la difusión de "una enfermedad vergonzosa".
Francisco Carrión | El Mundo, 2017-10-02
http://www.elmundo.es/sociedad/2017/10/02/59d26b5822601d84178b4665.html
Todo comenzó el pasado 22 de septiembre durante un concierto de la banda libanesa Mashrou Leila. En mitad de la actuación, una bandera arco iris asomó entre el público. Las imágenes de la enseña convertida en icono gay, divulgadas por la prensa local y las redes sociales, han desatado una oleada de arrestos de ciudadanos acusados de "libertinaje" y la censura gubernamental a cualquier información sobre homosexualidad en los medios del país más poblado del mundo árabe.
Las primeras detenciones se registraron el pasado lunes después de que el fiscal general egipcio Nabil Sadek abriera una investigación tras jornadas de presión mediática e iracundas declaraciones. Las fuerzas de seguridad arrestaron a siete personas al ser presuntamente identificadas en un vídeo del concierto. Según la fiscalía, fueron acusadas de "promover la desviación sexual" y detenidas durante un periodo inicial de 15 días, que suele ser prorrogado indefinidamente.
Dos días antes de este primer arresto múltiple, otro egipcio de 19 años fue arrestado tras ser cazado a través de una aplicación móvil de citas, una práctica habitual de la policía egipcia, en las cercanías de la pirámides de Giza. El pasado martes un tribunal de delitos menores de la capital le condenó a seis años de prisión y una multa por "libertinaje" e "incitación al libertinaje". La corte, que le acusó de ser uno de los asistentes al concierto donde exhibió la bandera, le impuso seis años adicionales de libertad condicional.
La ofensiva se ha saldado con nuevos detenidos en los últimos días. El miércoles seis hombres fueron arrestados en plena calle y acusados de haber participado en el incidente de la bandera. Según las informaciones publicadas por los medios de comunicación locales, otros ocho fueron detenidos el jueves en dos actuaciones policiales.
Los arrestados serán sometidos a un examen anal para determinar si existió conducta homosexual, llevado a cabo por la autoridad médica forense. Una práctica atroz denunciada por las organizaciones de derechos humanos, prohibida por la legislación internacional y considerada un modo de tortura por la ONU. "Egipto debería de dejar de dedicar recursos gubernamentales a cazar individuos por lo que supuestamente hacen en sus dormitorios o por expresarse en un concierto de rock y emplear, en cambio, su energía en mejorar su sombrío historial de derechos humanos", apuntan desde Human Rights Watch (HRW) en un comunicado.
Persecución homófoba
El golpe de Estado que en julio de 2013 desalojó del poder al islamista Mohamed Mursi ha resucitado la persecución contra una comunidad que había gozado de cierto aperturismo al abrigo de las revueltas que destronaron a Hosni Mubarak. El régimen del actual presidente, el ex jefe del ejército Abdelfatah al Sisi, ha emprendido una campaña de moralidad pública que ha arrestado a más de 250 ciudadanos por supuesta homosexualidad, según estimaciones de la ONG local Iniciativa egipcia para los derechos personales.
En ocasiones, además, los acusados han sido sometidos al escarnio público gracias a la leal colaboración con la policía de medios de comunicación afines al Gobierno. "Tanto si agitan la bandera arco iris, chatean en una aplicación de citas o tienen su negocio en la calle, todas estas víctimas de arrestos por libertinaje deberían ser puestas en libertad de inmediato", ha reclamado Sarah Leah Whitson, directora de HRW para Oriente Próximo y norte de África.
Una solicitud a la que se ha sumado Amnistía Internacional. "Resulta deplorable que la fiscalía tenga tanto interés en la caza de personas en base a su supuesta orientación sexual", ha denunciado Najia Bounaim, directora regional de Amnistía Internacional. Según una organización local citada por HRW, al menos 34 personas han sido detenidas por conducta homosexual en el último año.
No obstante, el concierto de Mashrou Leila -su vocalista musulmán, Hamed Sinno, no oculta su homosexualidad y entre su repertorio figuran canciones que relatan una relación gay- ha inaugurado una nueva escalada con una cascada de reacciones. El sindicato de músicos egipcio ha abierto una investigación y prohibido futuras actuaciones del grupo, un veto que ya sufren en Jordania.
El Consejo supremo para la regulación de los medios, un organismo creado por Al Sisi para ahogar los últimos reductos de libertad de prensa, ha prohibido "cualquier acto de simpatía o promoción de la comunidad homosexual" en los medios de comunicación. Según la nota de la entidad gubernamental, la homosexualidad es una "vergonzosa enfermedad" que sólo puede aparecer en publicaciones y programas de televisión cuando sirva "para mostrar el arrepentimiento de estas personas o la admisión de que la homosexualidad es un comportamiento inaceptable".
"Las recientes campañas que catalogan la presencia de lesbianas, gays, bisexuales y transexuales como derechos humanos no es real. La homosexualidad contradice la humanidad y las religiones", concluye la orden de un órgano oficial que exhorta a los medios a difundir "modos apropiados de educar a los hijos".
Las aplicaciones de móvil o las páginas web de contactos se han convertido en herramientas empleadas por la policía para atrapar a quienes atentan contra la "decencia pública". La prácticas de las fuerzas de seguridad son un calco de los tiempos en los que Mubarak sojuzgaba a los egipcios. Perseguidos por la policía y la moral más conservadora, los homosexuales están acostumbrados a ser blanco de los ataques con redadas como la que tuvo lugar el 11 de mayo de 2001.
Aquella noche 52 hombres fueron arrestados en el Queen Boat, un club nocturno a orillas del Nilo, y acusados de "libertinaje" y "conducta obscena", según una legislación de 1961 destinada a combatir la prostitución. Durante su martirio en prisión, fueron golpeados, torturados y sufrieron incluso abusos sexuales.
Las primeras detenciones se registraron el pasado lunes después de que el fiscal general egipcio Nabil Sadek abriera una investigación tras jornadas de presión mediática e iracundas declaraciones. Las fuerzas de seguridad arrestaron a siete personas al ser presuntamente identificadas en un vídeo del concierto. Según la fiscalía, fueron acusadas de "promover la desviación sexual" y detenidas durante un periodo inicial de 15 días, que suele ser prorrogado indefinidamente.
Dos días antes de este primer arresto múltiple, otro egipcio de 19 años fue arrestado tras ser cazado a través de una aplicación móvil de citas, una práctica habitual de la policía egipcia, en las cercanías de la pirámides de Giza. El pasado martes un tribunal de delitos menores de la capital le condenó a seis años de prisión y una multa por "libertinaje" e "incitación al libertinaje". La corte, que le acusó de ser uno de los asistentes al concierto donde exhibió la bandera, le impuso seis años adicionales de libertad condicional.
La ofensiva se ha saldado con nuevos detenidos en los últimos días. El miércoles seis hombres fueron arrestados en plena calle y acusados de haber participado en el incidente de la bandera. Según las informaciones publicadas por los medios de comunicación locales, otros ocho fueron detenidos el jueves en dos actuaciones policiales.
Los arrestados serán sometidos a un examen anal para determinar si existió conducta homosexual, llevado a cabo por la autoridad médica forense. Una práctica atroz denunciada por las organizaciones de derechos humanos, prohibida por la legislación internacional y considerada un modo de tortura por la ONU. "Egipto debería de dejar de dedicar recursos gubernamentales a cazar individuos por lo que supuestamente hacen en sus dormitorios o por expresarse en un concierto de rock y emplear, en cambio, su energía en mejorar su sombrío historial de derechos humanos", apuntan desde Human Rights Watch (HRW) en un comunicado.
Persecución homófoba
El golpe de Estado que en julio de 2013 desalojó del poder al islamista Mohamed Mursi ha resucitado la persecución contra una comunidad que había gozado de cierto aperturismo al abrigo de las revueltas que destronaron a Hosni Mubarak. El régimen del actual presidente, el ex jefe del ejército Abdelfatah al Sisi, ha emprendido una campaña de moralidad pública que ha arrestado a más de 250 ciudadanos por supuesta homosexualidad, según estimaciones de la ONG local Iniciativa egipcia para los derechos personales.
En ocasiones, además, los acusados han sido sometidos al escarnio público gracias a la leal colaboración con la policía de medios de comunicación afines al Gobierno. "Tanto si agitan la bandera arco iris, chatean en una aplicación de citas o tienen su negocio en la calle, todas estas víctimas de arrestos por libertinaje deberían ser puestas en libertad de inmediato", ha reclamado Sarah Leah Whitson, directora de HRW para Oriente Próximo y norte de África.
Una solicitud a la que se ha sumado Amnistía Internacional. "Resulta deplorable que la fiscalía tenga tanto interés en la caza de personas en base a su supuesta orientación sexual", ha denunciado Najia Bounaim, directora regional de Amnistía Internacional. Según una organización local citada por HRW, al menos 34 personas han sido detenidas por conducta homosexual en el último año.
No obstante, el concierto de Mashrou Leila -su vocalista musulmán, Hamed Sinno, no oculta su homosexualidad y entre su repertorio figuran canciones que relatan una relación gay- ha inaugurado una nueva escalada con una cascada de reacciones. El sindicato de músicos egipcio ha abierto una investigación y prohibido futuras actuaciones del grupo, un veto que ya sufren en Jordania.
El Consejo supremo para la regulación de los medios, un organismo creado por Al Sisi para ahogar los últimos reductos de libertad de prensa, ha prohibido "cualquier acto de simpatía o promoción de la comunidad homosexual" en los medios de comunicación. Según la nota de la entidad gubernamental, la homosexualidad es una "vergonzosa enfermedad" que sólo puede aparecer en publicaciones y programas de televisión cuando sirva "para mostrar el arrepentimiento de estas personas o la admisión de que la homosexualidad es un comportamiento inaceptable".
"Las recientes campañas que catalogan la presencia de lesbianas, gays, bisexuales y transexuales como derechos humanos no es real. La homosexualidad contradice la humanidad y las religiones", concluye la orden de un órgano oficial que exhorta a los medios a difundir "modos apropiados de educar a los hijos".
Las aplicaciones de móvil o las páginas web de contactos se han convertido en herramientas empleadas por la policía para atrapar a quienes atentan contra la "decencia pública". La prácticas de las fuerzas de seguridad son un calco de los tiempos en los que Mubarak sojuzgaba a los egipcios. Perseguidos por la policía y la moral más conservadora, los homosexuales están acostumbrados a ser blanco de los ataques con redadas como la que tuvo lugar el 11 de mayo de 2001.
Aquella noche 52 hombres fueron arrestados en el Queen Boat, un club nocturno a orillas del Nilo, y acusados de "libertinaje" y "conducta obscena", según una legislación de 1961 destinada a combatir la prostitución. Durante su martirio en prisión, fueron golpeados, torturados y sufrieron incluso abusos sexuales.
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