Imagen: El País / Óscar Turrión |
El sacerdote salmantino Óscar Turrión cuelga los hábitos tras revelar la vida oculta que había mantenido con una mujer.
Daniel Verdú | El País, 2017-10-11
https://elpais.com/internacional/2017/10/11/mundo_global/1507713992_437082.html
La carta que escribió para pedir perdón tenía los elementos básicos de la sinceridad y la emoción para este tipo de misivas. Toda una declaración a la mujer de la que se enamoró y con la que tuvo dos hijos. El problema es que Óscar Turrión, un salmantino de 49 años, era sacerdorte y también rector desde 2014 del seminario María Mater Ecclesiae, de los Legionarios de Cristo, en Roma. Una de las organizaciones católicas más privilegiadas por Juan Pablo II, pero caída a los infiernos cuando se supo que su fundador, el mexicano Marcial Maciel, había abusado durante años de seminaristas (también menores), había tenido seis hijos con cuatro mujeres distintas y cierta tendencia a la politoxicomanía y al desvío de fondos de la congregación. Un historial delicado para persistir en según qué disonancias durante la segunda oportunidad que Benedicto XVI les dio tras su proceso de depuración.
Los pecados de Turrión, no hay duda, son una nadería comparados con los del fundador de la congregación a la que pertenece. El pasado 27 de marzo, el sacerdote, informó a sus superiores que había tenido una hija y pidió permiso para vivir un tiempo fuera de la comunidad con la voluntad de “reflexionar y orar”, según explicó el portavoz de los Legionarios, el padre Aaron Smith. Turrión dio un paso al lado en sus funciones como rector, pero hasta agosto no fue sustituido en ese cargo. No se entiende muy bien, tampoco, por qué motivo se le permitió seguir siendo sacerdote cuando ya era conocido que había tenido un hijo. "Su superior mayor le concedió este permiso, a tenor del artículo 665 del Código de Derecho Canónico, con la restricción de no ejercer el ministerio sacerdotal en público", señaló la congregación.
En ese tiempo de reflexión parece que Turrión volvió a ser padre de una niña con la misma mujer. De modo que habiendo formado toda una familia propia, esta vez fue él quien pidió colgar la sotana. De modo que los Legionarios, escarmentados por tantos escándalos y conscientes de que en Roma todo termina sabiéndose, han preferido sacar a la luz ellos mismos la noticia que afectaba a su rector, encargado de la formación de nuevos seminaristas.
En su carta de renuncia, publicada estos días, Turrión pide perdón “por el mal ejemplo” y relata el proceso que le ha llevado hasta la situación actual. “Como sacerdote conocí a una mujer y aunque no tuve mucha relación con ella durante los años que estuve en su país, seguí en contacto de una forma amigable. […] Debido a ciertos hechos en la Congregación de los Legionarios de Cristo y a otros muchos en la Iglesia, fui perdiendo lastre y me fui desilusionando, y en un discernimiento sopesado y tranquilo busqué lo que más convenía a mi vida. Fue en ese período cuando entré en contacto de nuevo con esta mujer y poco a poco me fui enamorando. De esa relación nació primero un hijo y hace unos meses una hija”.
Los Legionarios de Cristo habían sido intervenidos por el Vaticano —Benedicto XVI les mandó al experto canonista Velasio De Paolis para llevar a cabo un proceso de “purificación”— y obligados a renovar completamente sus bases tras el escándalo de su fundador, Marcial Maciel, muerto en 2008. Turrión vuelve a sacar del armario los fantasmas de una polémica congregación que ya había vivido un caso similar en octubre de 2012, cuando Thomas Williams, un popular legionario de Cristo en Estados Unidos muy dado a las intervenciones televisivas, anunció que colgaba los hábitos y pasaba a dedicarse a gestionar una vida en familia con el hijo que había tenido con la hija de la exembajadora de los Estados Unidos ante la Santa Sede.
Los pecados de Turrión, no hay duda, son una nadería comparados con los del fundador de la congregación a la que pertenece. El pasado 27 de marzo, el sacerdote, informó a sus superiores que había tenido una hija y pidió permiso para vivir un tiempo fuera de la comunidad con la voluntad de “reflexionar y orar”, según explicó el portavoz de los Legionarios, el padre Aaron Smith. Turrión dio un paso al lado en sus funciones como rector, pero hasta agosto no fue sustituido en ese cargo. No se entiende muy bien, tampoco, por qué motivo se le permitió seguir siendo sacerdote cuando ya era conocido que había tenido un hijo. "Su superior mayor le concedió este permiso, a tenor del artículo 665 del Código de Derecho Canónico, con la restricción de no ejercer el ministerio sacerdotal en público", señaló la congregación.
En ese tiempo de reflexión parece que Turrión volvió a ser padre de una niña con la misma mujer. De modo que habiendo formado toda una familia propia, esta vez fue él quien pidió colgar la sotana. De modo que los Legionarios, escarmentados por tantos escándalos y conscientes de que en Roma todo termina sabiéndose, han preferido sacar a la luz ellos mismos la noticia que afectaba a su rector, encargado de la formación de nuevos seminaristas.
En su carta de renuncia, publicada estos días, Turrión pide perdón “por el mal ejemplo” y relata el proceso que le ha llevado hasta la situación actual. “Como sacerdote conocí a una mujer y aunque no tuve mucha relación con ella durante los años que estuve en su país, seguí en contacto de una forma amigable. […] Debido a ciertos hechos en la Congregación de los Legionarios de Cristo y a otros muchos en la Iglesia, fui perdiendo lastre y me fui desilusionando, y en un discernimiento sopesado y tranquilo busqué lo que más convenía a mi vida. Fue en ese período cuando entré en contacto de nuevo con esta mujer y poco a poco me fui enamorando. De esa relación nació primero un hijo y hace unos meses una hija”.
Los Legionarios de Cristo habían sido intervenidos por el Vaticano —Benedicto XVI les mandó al experto canonista Velasio De Paolis para llevar a cabo un proceso de “purificación”— y obligados a renovar completamente sus bases tras el escándalo de su fundador, Marcial Maciel, muerto en 2008. Turrión vuelve a sacar del armario los fantasmas de una polémica congregación que ya había vivido un caso similar en octubre de 2012, cuando Thomas Williams, un popular legionario de Cristo en Estados Unidos muy dado a las intervenciones televisivas, anunció que colgaba los hábitos y pasaba a dedicarse a gestionar una vida en familia con el hijo que había tenido con la hija de la exembajadora de los Estados Unidos ante la Santa Sede.
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