Imagen: El País / Mezquita de Córdoba |
Casi medio millar de 'muhtar' han visitado la comunidad autónoma y sus monumentos más importantes con el encargo de "conocer otras culturas" y "viajar por el mundo", a petición del presidente Erdogan.
Andrés Mourenza | El País, 2018-08-02
https://elpais.com/internacional/2018/08/01/mundo_global/1533123535_208134.html
¿Qué hace un turco fotografiándose en la mezquita de Córdoba o en el Albaicín? Turismo, desde luego. ¿Y 450 ‘muhtar’ turcos en el mismo lugar? Turismo, igualmente. Y, además, cumplir con las directrices de su presidente.
Los 'muhtar' son una especie de alcaldes de barrio y de aldea. No están adscritos a ningún partido y son elegidos por sufragio directo en los mismos comicios en los que los turcos escogen a sus representantes políticos a nivel de distrito, ciudad y provincia. Los ‘muhtar’ rurales se encargan del bienestar de su aldea, del mantenimiento de carreteras, calles y fuentes, y de hacer de enlace con el resto de la Administración. Los urbanos, en cambio, solo hacen labores burocráticas básicas, como expedir volantes de empadronamiento o copias del carné de identidad.
Pero, de unos años a esta parte, el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, en su cruzada por construir un nuevo Estado y derrocar a la “oligarquía burocrática”, les encomendó una tarea más importante: ser sus ojos y oídos, denunciar a los enemigos del Estado y a los terroristas. Por ello, convoca periódicamente a cientos de muhtar en su Palacio —en total hay unos 50.000 en todo el país—, les ofrece un banquete y les da una charla. La cúspide del Estado tiene así comunicación directa con el primer eslabón del poder electo.
En la reunión del pasado 11 de enero, Erdogan instó a los ‘muhtar’ a “viajar por el mundo” y “conocer diferentes culturas” y ordenó al Ministerio del Interior que hiciese los preparativos necesarios. Ahora bien, de momento solo se viaja a lugares cercanos espacial y culturalmente: Andalucía, Jerusalén y La Meca. Si a usted, querido lector, le parece que la elección de destinos tiene cierto olor islamista es porque, sin duda, lo tiene: el propio Erdogan, en aquella reunión de enero, conminó a los alcaldes a visitar el Palacio de la Alhambra y a fijarse en una inscripción que reza: “No hay otro vencedor que Dios” (es el lema del reino nazarí). Será también por aquello de que no sufran un choque cultural si pasean por las calles de Oslo o visitan los templos de Angkor, pues algunos de estos alcaldes salen al extranjero por primera vez.
Han vuelto encantados. Ya ha habido nueve viajes a Andalucía y, en total, 450 ‘muhtar’ turcos han podido extasiarse ante los monumentos de la región española. Hasta final de año, se espera que otro millar pueda hacer la misma ruta, según la agencia oficial de noticias Anadolu. Hay quienes, como el ‘muhtar’ Abdulkadir Geylani Tas, de la provincia oriental de Adiyaman, aprovecharon para tomar nota en los encuentros con representantes municipales: “Hemos sido testigos de cómo en España saben aprovechar mejor su patrimonio natural, histórico y cultural para obtener buenos ingresos del turismo. Pero sobre todo, hemos visto que en el tema de la salud y la educación, estamos por detrás de ellos”.
Otros, en cambio, se quedan con el aspecto sentimental. Como Hüseyin Kolcu, 'muhtar' de un barrio estambulí: “Entendí por qué nuestro presidente nos envió allí. Así pudimos ver cómo cayó un estado de ocho siglos de antigüedad como era Al Andalus y comprender que también nos puede ocurrir a nosotros. Tenemos que estar atentos y unidos”.
Los 'muhtar' son una especie de alcaldes de barrio y de aldea. No están adscritos a ningún partido y son elegidos por sufragio directo en los mismos comicios en los que los turcos escogen a sus representantes políticos a nivel de distrito, ciudad y provincia. Los ‘muhtar’ rurales se encargan del bienestar de su aldea, del mantenimiento de carreteras, calles y fuentes, y de hacer de enlace con el resto de la Administración. Los urbanos, en cambio, solo hacen labores burocráticas básicas, como expedir volantes de empadronamiento o copias del carné de identidad.
Pero, de unos años a esta parte, el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, en su cruzada por construir un nuevo Estado y derrocar a la “oligarquía burocrática”, les encomendó una tarea más importante: ser sus ojos y oídos, denunciar a los enemigos del Estado y a los terroristas. Por ello, convoca periódicamente a cientos de muhtar en su Palacio —en total hay unos 50.000 en todo el país—, les ofrece un banquete y les da una charla. La cúspide del Estado tiene así comunicación directa con el primer eslabón del poder electo.
En la reunión del pasado 11 de enero, Erdogan instó a los ‘muhtar’ a “viajar por el mundo” y “conocer diferentes culturas” y ordenó al Ministerio del Interior que hiciese los preparativos necesarios. Ahora bien, de momento solo se viaja a lugares cercanos espacial y culturalmente: Andalucía, Jerusalén y La Meca. Si a usted, querido lector, le parece que la elección de destinos tiene cierto olor islamista es porque, sin duda, lo tiene: el propio Erdogan, en aquella reunión de enero, conminó a los alcaldes a visitar el Palacio de la Alhambra y a fijarse en una inscripción que reza: “No hay otro vencedor que Dios” (es el lema del reino nazarí). Será también por aquello de que no sufran un choque cultural si pasean por las calles de Oslo o visitan los templos de Angkor, pues algunos de estos alcaldes salen al extranjero por primera vez.
Han vuelto encantados. Ya ha habido nueve viajes a Andalucía y, en total, 450 ‘muhtar’ turcos han podido extasiarse ante los monumentos de la región española. Hasta final de año, se espera que otro millar pueda hacer la misma ruta, según la agencia oficial de noticias Anadolu. Hay quienes, como el ‘muhtar’ Abdulkadir Geylani Tas, de la provincia oriental de Adiyaman, aprovecharon para tomar nota en los encuentros con representantes municipales: “Hemos sido testigos de cómo en España saben aprovechar mejor su patrimonio natural, histórico y cultural para obtener buenos ingresos del turismo. Pero sobre todo, hemos visto que en el tema de la salud y la educación, estamos por detrás de ellos”.
Otros, en cambio, se quedan con el aspecto sentimental. Como Hüseyin Kolcu, 'muhtar' de un barrio estambulí: “Entendí por qué nuestro presidente nos envió allí. Así pudimos ver cómo cayó un estado de ocho siglos de antigüedad como era Al Andalus y comprender que también nos puede ocurrir a nosotros. Tenemos que estar atentos y unidos”.
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