sábado, 4 de mayo de 2019

#hemeroteca #camp #homosexualidad | 'Camp': artificio y extravagancia (de Versalles a las 'drag queens')

Diseño de Marjan Pejoski que lució Björk en 2000
'Camp': artificio y extravagancia (de Versalles a las 'drag queens').
Exposición en el MET de Nueva York.
Núria Marrón | El Periódico, 2019-05-04
https://www.elperiodico.com/es/mas-periodico/20190504/camp-artificio-y-extravagancia-de-versalles-a-las-drag-queens-7436553

La genealogía camp lleva hasta el verbo «'se camper'» –adoptar una postura exagerada– y Andrew Bolton, comisario de la muestra 'Camp: notes on fashion', desovilla con 125 objetos el rastro del artificio y la extravagancia. Y lo hace desde las 'drag queens' y firmas jóvenes como Palomo Spain hasta el Versalles de Luis XIV –de quien recupera, por cierto, unos coquetones zapatos con tacón rojo–, cuando el lujo y la 'performance' se convirtieron en estilo de vida (y dominación). Según se explica en la exposición del Met de Nueva York –abierta desde el próximo jueves hasta septiembre–, paradigmático del 'camp' en la corte versallesca fue precisamente el hermano del rey, Felipe de Orleans. 'Monsieur', como se le conocía, estaba obsesionado con la ropa y las joyas, andaba fascinado con su corte masculina, y hacía acopio de rosarios y medallas para que los encuentros con su segunda esposa, madame Palatine, fueran productivos en descendencia.

Sin embargo, la primera vez que el término 'camp' aparece documentado es en una carta de lord Arthur Clinton a su amante Frederick Park («mis empresas 'campish' no han hallado el éxito que merecen»). Park se vestía de mujer, se hacía llamar Fanny y junto con su compañera de travestismo Stella (Ernest Bolton) acabó en los tribunales acusado de indecencia.

De Wilde a Stonewall
Tras la caída social de Oscar Wilde, que había envuelto al personaje en boato camp, el artificio extravagante pasó a la clandestinidad. Luego, la palabra ganó popularidad a principios del siglo XX en la moda y en los ambientes homosexuales y queer, donde los claveles verdes en el ojal, los zapatos de gamuza marrón y la ropa demasiado ajustada formaban parte de un código secreto para entendidos.

Luego, tras los disturbios de Stonewall, momento fundacional del nervio LGTBI, el 'camp' abrazó oficialmente la moda y la cultura, y empezó a latir bajo un 'continuum' que va de los flamencos de la resucitada Schiaparelli al cuello-cisne de Björk. «La subversión de los valores estéticos del camp se han trivializado, pero esta muestra revelará su profunda influencia tanto en el arte elevado como en la cultura popular», vindica Max Hollein, director del Met.

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