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Victoria Sendón de León | Tribuna Feminista, 2020-02-11
https://tribunafeminista.elplural.com/2020/02/parasitos-en-la-revuelta/
Por supuesto que aprovecho la actualidad del Óscar a la cinta de Bong Joon-ho para titular este artículo de emergencia, porque el parasitismo se ha instalado en el más potente movimiento social, el feminismo, para implosionarlo desde dentro.
Me refiero a la cadena humana que el día 7 de febrero rodeó el centro de Madrid y que desde el grupo de “disidencia sexual y trabajadoras sexuales” se protagonizó la lectura de un manifiesto que al feminismo le viene muy bien para aclararse. Entre sus muchas perlas, se atreve a lo siguiente: “Nunca la revolución feminista será inclusiva sin la figura desafiante y antipatriarcal que representamos las putas”. Si no nos da la risa floja es que no hemos entendido nada.
Hablar de la prostitución, la mayor lacra del patriarcado, como de desafiante y antipatriarcal es también de Óscar. Y luego, la mayor proclama parasitaria de nuestra historia, “la lucha nunca debe ser sin nosotras porque la revuelta será puteril o no será”. Es como si Odiseo le hubiera dicho al rey de Troya a las puertas del palacio: “Mira, Príamo, que este caballito es el mejor regalo que los aqueos podemos hacerte. Sin él jamás ganarás la guerra”, cuando la invasión era precisamente aquea (griega). En fin, que sólo faltaba firmar el mensaje: el lobby proxeneta. Ahora no sólo pretenden ser chulos con papeles, sino la vanguardia del movimiento feminista. Si esto no es parasitismo, que venga Joon-ho y lo vea.
Sin embargo, el mayor peligro en este momento no es ya el proxenetismo, que lo conocemos, sino la supuesta Comisión Feminista 8M de Madrid, comandada por parte de las “anticapis”, que como buenas trotskistas practican el “entrismo” desde hace muchos años en este país en lo que a feminismo se refiere. Ahora se rasgan las vestiduras lamentándose de lo que ha sucedido, cuando ha sido esa Comisión la que ha establecido los tramos de la famosa rueda bajo nomenclaturas que ni siquiera nombraban a las mujeres ni al feminismo. Todo eran “cuerpos disidentes”, “cuerpos feminizados” y tonterías por el estilo. De aquellos polvos, estos lodos. ¿O es que si plantas nabos esperas que crezcan margaritas?
Creo que lo más sensato sería pedir la dimisión de semejante Comisión, que con estas “amigues” no necesitamos “enemigues”. Y, al mismo tiempo, rearmar al mayoritario movimiento abolicionista, que no tendría que explicitarse dentro del feminismo, que siempre ha luchado por ello, pero que ahora mismo está obligado a resignificarse. Con el concepto de “diversidad” se ha querido hacer un totum revolutum desde un supuesto buenismo que habla de libertades, de orientaciones sexuales y de género, de inclusiones, de movimiento amplio, líquido, tolerante, sororo, anti-racial y no sé cuántos apelativos más para que cuele la verdadera voluntad de fondo: “Hagámonos con el feminismo y controlémoslo desde dentro”.
Por otro lado, se ataca al feminismo abolicionista llamándolo “punitivista”, es decir, afecto a los castigos que queremos imponer a putas, putos y puteros, a sabiendas de que esto no es así. Se trata, en primer lugar, de ofrecer a la gente prostituida otras alternativas de vida digna, Y, en segundo lugar, multar a todo hombre que se crea con el derecho de poder violar a una mujer previo pago, que es la situación actual, así como, sobre todo, a los proxenetas que comercian con lo más íntimo del cuerpo de las mujeres. Trata y prostitución son mayoritariamente lo mismo, ya que la prostitución voluntaria supone un 2%. Se comercia, además, no sólo con el cuerpo de las mujeres, sino con su miseria. Como dijo Virgine Despentes: “Mientras haya miseria, habrá prostitución”. ¿No sería más feminista combatir la miseria de estas mujeres?
En fin, que las mujeres que acudieron con voluntad feminista a la rueda de la revuelta fueron vilmente engañadas. Ya no sabemos qué se apoya y qué se censura. Y lo de feminista está más en cuestión que nunca. Los parásitos transitan por el aire de las ideas y de las palabras. Luego se produce la epidemia viral, por eso más que nunca hay que levantar cordones sanitarios. Y bien que lo siento.
Me refiero a la cadena humana que el día 7 de febrero rodeó el centro de Madrid y que desde el grupo de “disidencia sexual y trabajadoras sexuales” se protagonizó la lectura de un manifiesto que al feminismo le viene muy bien para aclararse. Entre sus muchas perlas, se atreve a lo siguiente: “Nunca la revolución feminista será inclusiva sin la figura desafiante y antipatriarcal que representamos las putas”. Si no nos da la risa floja es que no hemos entendido nada.
Hablar de la prostitución, la mayor lacra del patriarcado, como de desafiante y antipatriarcal es también de Óscar. Y luego, la mayor proclama parasitaria de nuestra historia, “la lucha nunca debe ser sin nosotras porque la revuelta será puteril o no será”. Es como si Odiseo le hubiera dicho al rey de Troya a las puertas del palacio: “Mira, Príamo, que este caballito es el mejor regalo que los aqueos podemos hacerte. Sin él jamás ganarás la guerra”, cuando la invasión era precisamente aquea (griega). En fin, que sólo faltaba firmar el mensaje: el lobby proxeneta. Ahora no sólo pretenden ser chulos con papeles, sino la vanguardia del movimiento feminista. Si esto no es parasitismo, que venga Joon-ho y lo vea.
Sin embargo, el mayor peligro en este momento no es ya el proxenetismo, que lo conocemos, sino la supuesta Comisión Feminista 8M de Madrid, comandada por parte de las “anticapis”, que como buenas trotskistas practican el “entrismo” desde hace muchos años en este país en lo que a feminismo se refiere. Ahora se rasgan las vestiduras lamentándose de lo que ha sucedido, cuando ha sido esa Comisión la que ha establecido los tramos de la famosa rueda bajo nomenclaturas que ni siquiera nombraban a las mujeres ni al feminismo. Todo eran “cuerpos disidentes”, “cuerpos feminizados” y tonterías por el estilo. De aquellos polvos, estos lodos. ¿O es que si plantas nabos esperas que crezcan margaritas?
Creo que lo más sensato sería pedir la dimisión de semejante Comisión, que con estas “amigues” no necesitamos “enemigues”. Y, al mismo tiempo, rearmar al mayoritario movimiento abolicionista, que no tendría que explicitarse dentro del feminismo, que siempre ha luchado por ello, pero que ahora mismo está obligado a resignificarse. Con el concepto de “diversidad” se ha querido hacer un totum revolutum desde un supuesto buenismo que habla de libertades, de orientaciones sexuales y de género, de inclusiones, de movimiento amplio, líquido, tolerante, sororo, anti-racial y no sé cuántos apelativos más para que cuele la verdadera voluntad de fondo: “Hagámonos con el feminismo y controlémoslo desde dentro”.
Por otro lado, se ataca al feminismo abolicionista llamándolo “punitivista”, es decir, afecto a los castigos que queremos imponer a putas, putos y puteros, a sabiendas de que esto no es así. Se trata, en primer lugar, de ofrecer a la gente prostituida otras alternativas de vida digna, Y, en segundo lugar, multar a todo hombre que se crea con el derecho de poder violar a una mujer previo pago, que es la situación actual, así como, sobre todo, a los proxenetas que comercian con lo más íntimo del cuerpo de las mujeres. Trata y prostitución son mayoritariamente lo mismo, ya que la prostitución voluntaria supone un 2%. Se comercia, además, no sólo con el cuerpo de las mujeres, sino con su miseria. Como dijo Virgine Despentes: “Mientras haya miseria, habrá prostitución”. ¿No sería más feminista combatir la miseria de estas mujeres?
En fin, que las mujeres que acudieron con voluntad feminista a la rueda de la revuelta fueron vilmente engañadas. Ya no sabemos qué se apoya y qué se censura. Y lo de feminista está más en cuestión que nunca. Los parásitos transitan por el aire de las ideas y de las palabras. Luego se produce la epidemia viral, por eso más que nunca hay que levantar cordones sanitarios. Y bien que lo siento.
Victoria Sendón de León. Dra. en Filosofía y escritora feminista.
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