jueves, 6 de abril de 2017

#hemeroteca #activismo | ¿Por qué mataron a la mujer más odiada de América?

Imagen: El País / Melissa Leo interpreta a 'la mujer más odiada de América'
¿Por qué mataron a la mujer más odiada de América?.
Melissa Leo se pone en el papel de la ateísta Madalyn Murray O’Hair, en una película de Netflix que recrea la rocambolesca historia de su vida y trágico final.
Noelia Ramírez | SModa, El País, 2017-04-06
http://smoda.elpais.com/moda/mataron-la-mujer-mas-odiada-america/

Madalyn Murray O’Hair dijo una vez: “Sólo quiero tres palabras en mi lápida, si es que llego a tener una. Una es ‘mujer’, me siento muy cómoda en ese papel. Me ha encantado ser una mujer, me ha encantado ser una madre y una abuela. Pero quiero estas tres palabras: Mujer, atea y anarquista. Así soy yo“. Cuando la policía encontró su cadáver, seis años después de su repentina desaparición en 1995, su cuerpo estaba tan mutilado –la despedazaron con una sierra– y en un estado tan avanzado de descomposición que hubo que recurrir al análisis de ADN para certificar que era ella.

Murray O’Hair estaba enterrada en un rancho de Texas, junto a los restos desmembrados de su hijo Jon y su nieta Robin. Sí, mucha gente quería matarla. A su casa y organización llegaban cada día centenares de amenazas repletas de excrementos o donde se fantaseaba con sodomizarla, violarla y asesinarla. ¿Por qué? Madalyn Murray O’Hair, o como decidió apodarla la revista ‘Life’ en 1964, fue “la mujer más odiada de América” durante tres décadas. La rocambolesca historia que envuelve a la vida y asesinato de esta líder del movimiento ateo de EEUU daba para una película, protagonizada ahora por la oscarizada Melissa Leo, que se estrenó en el festival SXSW el año pasado y que ya está disponible en el catálogo de Netflix España. ¿Cómo no se había hecho antes esto en Hollywood?

Esta provocadora activista disparó contra el ‘statu quo’ y el poder fáctico de la Iglesia sin miramientos y consiguió lucrarse, muchísimo, con su batalla. Nacida como Madalyn Mays en el seno de una familia presbiteriana, se unió a las Fuerzas Armadas femeninas, donde se casó, se separó y después conoció a un hombre casado y católico que se negó a divociarse de su mujer y la dejó embarazada. Pese al rechazo, ella adoptó su apellido (Murray), tuvo otro hijo con otro hombre y se graduó en abogacía, pero suspendió el examen para poder practicarla. Tras un intento fallido de vivir en la Unión Soviética con su hijo –le denegaron la entrada–, Murray volvió a Baltimore en 1960 para vivir con su madre. Allí fue donde comenzó a desplegar su arsenal antirreligioso.

Presentó una querella contra la red de escuelas públicas de Baltimore (el caso de Murray Vs. Curlett) porque consideraba anticonstitucional que su hijo Bill tuviese que leer la Biblia en clase. Al pequeño Bill lo machacaban los abusones en el colegio por el juicio de su madre, pero Murray consiguió ganar en el Tribunal Supremo en 1963, hecho que convirtió a ‘Mad Madalyn’ (la loca de Madalyn) en estrella de los medios de la época. La prensa estaba fascinada ante la afilada lengua de esta mujer, que parecía no temer a nadie. “La religión ha causado más miseria a la humanidad en toda su historia que cualquier otra idea”, defendía (en el metraje llega a espetar en un programa de radio “¿Inmaculada concepción? Los cojones”). Murray, según el ‘film’, decidió continuar con su activismo animada por los cheques y donaciones que llegaban a su casa para apoyarla, compensando, en parte, la elevada correspondencia de amenazas de ultracatólicos.

Fundó en Austin (Texas) la ONG American Atheists, en la que defendía la separación de Iglesia y Estado y con la que multiplicó su notoriedad. Fue invitada estrella en el show de Johnny Carson, el público se debatía entre venerarla u odiarla. Monetizó sus apariciones públicas llevando a los teatros los debates televisivos que protagonizaba con el reverendo Bob Harrington (en la película interpretado por Peter Fonda), donde destruía Biblias ante una audiencia atónita. Y mientras las donaciones crecían y ella se paseaba por radios y campus universitarios, decidió llevarlo a juicio todo: a los servicios religiosos de la Casa Blanca, a que los astronautas tuviesen que leer la Biblia en los viajes espaciales o que en los billetes de dólar apareciese la frase ‘In God we Trust’ (Creemos en Dios).

La definición de 'madre helicóptero' se quedaba corta con Murray. La película perfila a una mujer fuerte, pero sumamente controladora con sus allegados. Su primogénito, figura clave en la etapa inicial de su activismo, acabó desentendiéndose de ella. Adicto a las drogas, acabó agotado y sin independencia –ella se quedaría con la custodia de su nieta– y después escribiría un libro ‘My life without God’, donde narraría, curiosamente, cómo creer en Dios le salvó de su drogodependencia. Murray también se definía como “militante feminista” y luchó en la última etapa de su vida por legalizar el aborto. En 1965 diría a la revista ‘Playboy’: “La mayoría de hombres americanos sienten amenazada su sexualidad a menos que sean más altos que una mujer, más listos o estén mejor educados y mejor colocados en el mundo empresarial. Para estos cretinos –9 de cada 10 en EEUU–, el ‘sex appeal’ es proporcional a lo grandes que son las tetas que miran embobados”.

Pero no fueron los ultrarreligiosos los que la asesinaron (aunque varios intentos hubo). El 27 de agosto de 1995, Madalyn (76 años) fue secuestrada junto a su hijo pequeño, Jon (40 años), y su nieta Robin (30 años). Su medicación estaba encima de la mesa, y sus perros seguían en la sede de la fundación, pero una nota supuestamente caligrafiada por Jon indicaba: “La familia Murray O’Hair había tenido que salir de la ciudad por una urgencia familiar, no sabemos cuánto tiempo estaremos fuera en el momento en el que escribimos esta nota”. En realidad los había captado, junto a otros dos hombres, un ex trabajador de su fundación, David Roland Waters, consciente de la fortuna ‘en B’ de la familia, y ansioso por vengarse de ella. Madalyn, antes de expulsarlo de American Atheists, escribió un artículo en la publicación de la ONG en el que le acusaba de haberle robado 54.000 dólares y revelaba que era un ex convicto peligroso que había matado a una adolescente y que incluso había orinado sobre su propia madre.

Mientras sus allegados no sospechaban nada por las esporádicas llamadas de Jon diciendo que los Murray O’Hair estaban viajando y en buen estado, Waters los mantuvo cautivos y les exigió recompensarles con 610.000 dólares. Jon consiguió sacar el dinero en forma de monedas de oro de un joyero, pero las comunicaciones con el exterior cesaron el 27 de septiembre, fecha en la que la policía cree que fueron asesinados. No fue hasta un año después cuando se activó realmente la investigación, cuando su hijo mayor Will puso una denuncia sobre la desaparición su madre, su hija y su hermano.

La prensa local, aliada con Will, hizo hincapié en que la policía no se tomaba en serio las pesquisas y hasta el año 2000 no llegaría el juicio en el que David Roland Waters fuese acusado del secuestro, extorsión y asesinato de la familia. Fue después del juicio, cuando el asesino negoció para reducir su condena a 20 años de cárcel, cuando informó sobre dónde estaban los cadávares de los ateístas. Waters murió de un cáncer de pulmón en prisión en 2003. Tenía que indemnizar a la asociación con 543.665 dólares compensando parte del dinero sustraído en monedas de oro. Nunca aparecieron.

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