Imagen: El País / María Belén Cantenys en 'El Madrid de Lorca' |
Un ‘tour’ recorre la vida y los rincones que frecuentaba el poeta granadino.
Pelayo Escandón | El País, 2017-09-24
https://elpais.com/ccaa/2017/09/23/madrid/1506194573_977285.html
“Pasar un día con Federico no es lindo ni desagradable, es pasar un día Federico”. Así define y concluye María Belén Cantenys 'El Madrid de Lorca', una ruta que organiza y dirige por los lugares que conquistaron al poeta granadino y su “peculiar carácter”. Lorca vivió en la capital en diferentes etapas entre 1919 y 1936, cuando huyó a su Granada natal tras el estadillo de la Guerra Civil y fue detenido y fusilado. El tour, por el que se paga la voluntad, requiere de inscripción previa (rutasteatralesmadrid@gmail.com) y dura unas dos horas y media.
María Belén Cantenys, licenciada en Artes Escénicas, es una apasionada del autor andaluz y una enamorada de la capital. Aterrizó hace un año procedente de Buenos Aires y le llamó la atención que no se mencionara al dramaturgo en ninguno de los tours que hizo. Decidió estudiar la historia del literato en la capital; las amistades con las que se codeaba, los lugares en los que vivió o los bares en los que se acodaba. “Me puse a indagar y tracé un recorrido de los lugares que marcaron a Federico”. El pasado 14 de agostó arrancó la actividad. “De momento está funcionando bien y ha ido de menos a más”, cuenta.
Lorca llegó a Madrid de la mano de dos amigos, el político Fernando de los Ríos y el intelectual y periodista José Mora Guarnido, quien le escribió desde Madrid: “Debías venir aquí; dile a tu padre en mi nombre que te haría, mandándote aquí, más favor que con haberte traído al mundo”. “Fue una de las decisiones más relevantes en su carrera”, explica la guía.
El primer alto de la ruta se sitúa junto la última vivienda de Lorca en Madrid, un edificio señorial ubicado entre las calles de Alcalá, Narváez y Felipe II. El poeta vivió en la séptima planta entre 1933 y 1936, y “probablemente escribió allí 'La casa de Bernarda Alba'”, asegura Cantenys. Junto al portal hay una enorme placa que le reconoce, auspiciada por el Teatro Español, donde el autor vivió un gran éxito con la obra Yerma, estrenada en 1934.
El itinerario no contempla visitar la Residencia de Estudiantes por la distancia a la que se encuentra, al norte de Madrid. Cantenys anima a acercarse a “un centro pionero en España e inspirado en los de Londres y explica por qué fue tan importante en la vida del dramaturgo”. Durante el tour, la guía muestra fotos históricas del poeta y lee documentos y cartas de la época. “Era un señor guapísimo”, comenta una de las asistentes.
García Lorca hizo migas con el poeta Vicente Aleixandre, el cineasta Luis Buñuel o el pintor Salvador Dalí. “Por cuestionas casi mágicas coincidió en la Residencia con los dos últimos. Todos ellos le marcaron e inspiraron profundamente”, narra la conductora. “Y es curioso que, mientras Federico era un elegante seductor, Buñuel era brusco y bromista: cuando le dijeron que su amigo era homosexual acudió a preguntárselo directamente y se enfadaron. Se reconciliaron de madrugada”.
El trayecto incluye el parque del Retiro o la sala Joy Eslava (antiguo Teatro Eslava), donde estrenó su primera obra en 1920, o el pub irlandés The James Joyce, una taberna que acogía a lo más granado de la sociedad. La ruta concluye a la hora del vermú en la plaza de Santa Ana frente al Teatro Español, junto a la estatua levantada en su honor. Tras la foto de rigor junto a la efigie los participantes se muestran satisfechos. Maite Rico, madrileña, no ha parado de tomar notas: “La selección de lugares y de información es fantástica y me da pie a seguir investigando”.
María Belén Cantenys, licenciada en Artes Escénicas, es una apasionada del autor andaluz y una enamorada de la capital. Aterrizó hace un año procedente de Buenos Aires y le llamó la atención que no se mencionara al dramaturgo en ninguno de los tours que hizo. Decidió estudiar la historia del literato en la capital; las amistades con las que se codeaba, los lugares en los que vivió o los bares en los que se acodaba. “Me puse a indagar y tracé un recorrido de los lugares que marcaron a Federico”. El pasado 14 de agostó arrancó la actividad. “De momento está funcionando bien y ha ido de menos a más”, cuenta.
Lorca llegó a Madrid de la mano de dos amigos, el político Fernando de los Ríos y el intelectual y periodista José Mora Guarnido, quien le escribió desde Madrid: “Debías venir aquí; dile a tu padre en mi nombre que te haría, mandándote aquí, más favor que con haberte traído al mundo”. “Fue una de las decisiones más relevantes en su carrera”, explica la guía.
El primer alto de la ruta se sitúa junto la última vivienda de Lorca en Madrid, un edificio señorial ubicado entre las calles de Alcalá, Narváez y Felipe II. El poeta vivió en la séptima planta entre 1933 y 1936, y “probablemente escribió allí 'La casa de Bernarda Alba'”, asegura Cantenys. Junto al portal hay una enorme placa que le reconoce, auspiciada por el Teatro Español, donde el autor vivió un gran éxito con la obra Yerma, estrenada en 1934.
El itinerario no contempla visitar la Residencia de Estudiantes por la distancia a la que se encuentra, al norte de Madrid. Cantenys anima a acercarse a “un centro pionero en España e inspirado en los de Londres y explica por qué fue tan importante en la vida del dramaturgo”. Durante el tour, la guía muestra fotos históricas del poeta y lee documentos y cartas de la época. “Era un señor guapísimo”, comenta una de las asistentes.
García Lorca hizo migas con el poeta Vicente Aleixandre, el cineasta Luis Buñuel o el pintor Salvador Dalí. “Por cuestionas casi mágicas coincidió en la Residencia con los dos últimos. Todos ellos le marcaron e inspiraron profundamente”, narra la conductora. “Y es curioso que, mientras Federico era un elegante seductor, Buñuel era brusco y bromista: cuando le dijeron que su amigo era homosexual acudió a preguntárselo directamente y se enfadaron. Se reconciliaron de madrugada”.
El trayecto incluye el parque del Retiro o la sala Joy Eslava (antiguo Teatro Eslava), donde estrenó su primera obra en 1920, o el pub irlandés The James Joyce, una taberna que acogía a lo más granado de la sociedad. La ruta concluye a la hora del vermú en la plaza de Santa Ana frente al Teatro Español, junto a la estatua levantada en su honor. Tras la foto de rigor junto a la efigie los participantes se muestran satisfechos. Maite Rico, madrileña, no ha parado de tomar notas: “La selección de lugares y de información es fantástica y me da pie a seguir investigando”.
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