sábado, 7 de diciembre de 2019

#hemeroteca #lgtbi #cine #memoria | La pantalla del cine parroquial Don Bosco en la Sección Barrios y Pueblos

SSIFF / Laura Betti a la salida del cine parroquial Don Bosco de Intxaurrondo tras la proyección de Novecento (Festival, 12, 1977)

La pantalla del cine parroquial Don Bosco en la Sección Barrios y Pueblos
Clara Rus | Historia 1 · San Sebastián Festival SSIFF, 2019-12-07

https://www.sansebastianfestival.com/archivo/zinemaldia70/1/8702/es

La primera edición de Barrios y Pueblos nació en 1977, con pases en los pueblos de Andoain, Villabona, Pasaia (en Trintxerpe y Pasai Antxo), Hernani, Zarautz, Lasarte-Oria, Errenteria, Orio, Arrasate, Oñati, Legazpi y en diferentes barrios y localizaciones de Donostia (Ulia, Loiola, Añorga, la Sociedad Fotográfica, el Teatro Príncipe e Intxaurrondo).

Esta ‘Historia’ se centra en los pases programados en el cine Don Bosco, perteneciente a una parroquia salesiana, en el barrio donostiarra de Intxaurrondo. En los primeros años de la Transición, el Don Bosco se convirtió en uno de los puntos clave y de mayor efervescencia no solo de la sección Barrios y Pueblos, sino del Festival de San Sebastián en su conjunto. Lo que ocurrió en esta sala no fue una excepción. Se trata, más bien, de un caso paradigmático para entender el mecanismo de la sección Barrios y Pueblos y sus objetivos principales: popularizar el Festival y, sobre todo, crear un espacio de contacto inédito entre el cine y los movimientos políticos y sociales del momento. Al mismo tiempo, de manera transversal, el examen de la programación del cine Don Bosco arroja luz sobre lo que se programó y vio en el resto de las secciones proyectadas en las pantallas 'oficiales' del Festival (Victoria Eugenia, Cine Savoy, Teatro Principal y Salón Miramar).

Durante el Festival de 1977 se proyectaron cinco películas en la pantalla del cine Don Bosco como parte del Programa Barrios y Pueblos. La programación de todas ellas destacaba como un gesto político: 'El ángel exterminador' (Luis Buñuel, 1962), que se extrajo del ciclo en homenaje al director que le dedicó la edición de este año; la cubana 'La última cena' (Tomás Gutiérrez Alea, 1976); 'L'assassinio di Federico Garcia Lorca' (Alessandro Cane, 1976), perteneciente a la sección Otro Cine y proyectada junto 'Lorca y la barraca' (Miguel Alcobendas, 1977); y las películas de sección Informativa 'Mina, viento de libertad' (Antxon Ezeiza, 1977) y Novecento (Bernardo Bertolucci, 1977). La proyección de 'Novecento' en Intxaurrondo es recordada como una de las proyecciones más concurridas de la edición. La participación en el coloquio de Laura Betti, protagonista de la película, y del propio Bertolucci, generó una gran expectación en el barrio y fue la manifestación clara de que el Festival había desbordado su recinto y audiencia habitual.

Una de las características principales del programa de Barrios y Pueblos era la intensidad política de los debates que seguían a las proyecciones. Por ejemplo, en 1977 la revista Festival recogió referencias al coloquio que generó el pase de la producción mexicano-cubana 'Mina, viento de libertad' en la parroquia del Corazón de María, base de operaciones de la Asociación de Vecinos de Ulia, con la presencia de su director, Antxon Eceiza. La asistencia de Eceiza al Festival de 1977 significaba la primera actividad social y política pública del cineasta tras su exilio en México.

En el marco del proyecto 'Zinemaldia 70: todas las historias posibles' (Z70) hemos seguido la pista de las proyecciones de 'Mina, viento de libertad' hasta otra sesión celebrada en el Don Bosco, también con presencia de Eceiza. En concreto, el equipo de investigación ha localizado en la colección personal de la fotógrafa Maite Berradre (quien fue una de las principales impulsoras principales de la Comisión Barrios y Pueblos) una serie de fotografías que nos permiten conocer estas sesiones desde dentro. Estas imágenes inéditas revelan la cantidad y diversidad de espectadores que congregaba este programa y, a su vez, son las únicas fotografías localizadas hasta el momento que nos muestran la sala en pleno funcionamiento.

En 1978 se consolida la sección Barrios y Pueblos que, de acuerdo con la memoria del Festival de ese mismo año, aumenta en número de pases y espectadores. Además, se amplía su radio de acción geográfica sumándose los barrios de Amara Berri, Amara Zaharra y Gros en San Sebastián y los pueblos de Antzuola, Azpeitia, Beasain, Burlada, Eibar, Elgoibar, Hondarribia, Irun, Lazkao, Tolosa, Bergara, Zubieta, Zumarraga y Zumaia.

Uno de los eventos más destacados e innovadores del Festival de 1978 fue la sección denominada 'Cine realizado por mujeres'. En este ciclo, impulsado por la Asamblea de Mujeres de Donostia en colaboración con el comité de selección del Festival y organizaciones como Ciné-Femmes International, se proyectaron obras fundamentales de directoras contemporáneas. Siete películas de este programa recorrieron las diferentes salas de Barrios y Pueblos: 'The Double Day' ('La doble jornada', Helena Soldberg-Ladd, 1975), 'Hra o jablko' ('El juego de la manzana', Věra Chytilová, 1976), 'Восхождение' ('Ascensión', Larisa Shepitko, 1976), 'Kilenc hónap' ('Nueve meses', Marta Mészaros, 1976), 'Irrintzi' (Mirentxu Loyarte, 1976), 'La petición' (Pilar Miró, 1976) y 'Vámonos, Bárbara' (Cecilia Bartolomé, 1976). La programación en el cine Don Bosco incluyó dos de estas películas ('La petición' y 'Vámonos, Bárbara'), si bien su programa también dio cabida a títulos dirigidos por mujeres que no pertenecían al ciclo dedicado a ellas, como el cortometraje 'La última aventura de Rip Kirby' (Leticia Alegre, 1976) o 'Zdjęcia Próbne' ('Las pruebas', 1977) de Agnieszka Holland, codirigida junto a Pawel Kedzierski y Jerzy Domaradzki. Al año siguiente, a pesar de que no volvió a celebrarse un ciclo de estas características, la Asamblea de Mujeres mantuvo su colaboración con el Festival a través del programa de Barrios y Pueblos. Así, pantallas como la del cine Don Bosco acogieron debates donde se discutió la situación de la mujer desde una perspectiva feminista a partir de películas como 'A Woman Under the Influence' ('Una mujer bajo la influencia', John Cassavettes, 1974).

Otra sección destacable en el Festival de 1978 es 'El cine que no vimos en las últimas décadas', que ponía el foco en las lagunas en la historia del cine producidas por la censura franquista. Varias de las películas programadas llegarían a Barrios y Pueblos, como 'Tierra de España' (Joris Ivens, 1937); 'Las Hurdes, tierra sin pan' (Luis Buñuel, 1933); 'Sbatti il mostro in prima página' ('Noticia de una violación en primera página', Marco Bellocchio, 1972); 'Macbeth' (Orson Welles, 1948); 'Мать' ('La madre', Vsevolod Pudovkin, 1926); 'Три песни о Ленине' ('Tres cantos sobre Lenin', Dziga Vertov, 1934) o 'Freaks' ('La parada de los monstruos', Tod Browning, 1932).

En 1979, Barrios y Pueblos siguió ampliando su radio de acción con pases en Deba, Escoriatza, Urnieta, Tudela y Pamplona. Paralelamente, el Festival continuó diversificando su programación, con nuevas secciones como 'Panorama de arte y ensayo' (con la intención de promover un mercado especializado en el cine de autor), el 'Ciclo de las nacionalidades' (una iniciativa donde el papel de Juan Miguel Gutiérrez fue clave y que tenía por objetivo visibilizar el cine producido en naciones sin estado o recientemente independizadas) o los programas gratuitos 'Ciclo de cine para jubilados' y 'Ciclo de cine infantil'. Se mantenían, por tanto, varias líneas de trabajo que aspiraban no solo a incorporar a la programación del Festival nuevas miradas estéticas y políticas sino también a popularizar su estructura y la interacción con nuevos públicos que antes estaban excluidos de su actividad—exactamente las líneas de trabajo que comenzó a desarrollar Barrios y Pueblos dos años antes.

Sin embargo, a partir de este año, los promotores de Barrios y Pueblos constataron un problema fundamental: debido a las normativas de la FIAPF y las distribuidoras comerciales, que limitaban el número de pases y localidades en las que se podía proyectar una película estrenada en sección Oficial, la Comisión se verá obligada a recurrir a títulos que formaban parte de la llamada "filmoteca del Festival". Este archivo (actualmente conservado en Filmoteca Vasca) está formado por copias de películas premiadas en ediciones anteriores y que sus distribuidoras estaban obligadas a depositar en la colección del Festival. Poco a poco, estos títulos fueron ocupando más espacio en la programación de Barrios y Pueblos en detrimento de los estrenos y selecciones de otras secciones. Unido a otros factores como la desmovilización del movimiento vecinal en los 80, este cambio anunciaba el camino de la pérdida de interés de parte del público de Barrios y Pueblos hasta la desaparición definitiva de la sección en 1986.

Como muestra de este cambio, en 1979 la programación de Barrios y Pueblos de la sala Don Bosco estuvo compuesta principalmente por películas procedentes de la filmoteca del Festival, exceptuando 'Perla w koronie' ('La perla de la corona', Kasimierz Kutz, 1979) y 'Faustrecht der Freiheit' ('La ley del más fuerte', Rainer Werner Fassbinder, 1975).

La pieza de Fassbinder, junto a 'Sebastiane' (Derek Jarman, 1976) y 'Un hombre llamado Flor de otoño' (Pedro Olea, 1978), fueron las tres películas seleccionadas por EHGAM [Euskal Herriko Gay-Les Askapen Mugimendua] para realizar proyecciones y debates con el apoyo de la Comisión Barrios y Pueblos. Estas sesiones funcionaban como charlas pedagógicas y de sensibilización a favor de la diversidad y la liberación sexual. Es importante subrayar que en el momento en el que se estableció esta colaboración todavía estaba parcialmente vigente la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social, empleada de forma sistemática para la represión de la homosexualidad y la transexualidad. De hecho, tan solo unos meses antes del inicio del Festival de 1979, la sociedad vasca vivió lo que algunos activistas como JosebaGabilondo Marques han calificado como el "Stonewall vasco": el asesinato del travesti Francisco Vadillo ‘Francis’ en Errenteria a manos de un agente de la Policía Nacional desencadenó un intenso clima de movilización en favor de los derechos y la visibilización del colectivo gay y transexual y supuso el impulso definitivo para la fundación de EHGAM. Con este programa, diseñado junto a los propios militantes del movimiento gay, la Comisión Barrios y Pueblos demostraba de nuevo su capacidad de reacción para conectar la cultura cinematográfica con los movimientos sociales en curso.

En el desarrollo del proyecto Z70, localizamos al militante y cofundador de EGHAM Mikel Martín Conde. Su memoria de las sesiones de cine en las que participó supone un testimonio vivo que nos habla de la extraordinaria intensidad política y reivindicativa que alcanzó la sección Barrios y Pueblos. Pero que, sobre todo, nos recuerda cómo esta sección, surgida de la presión de asociaciones vecinales, cineclubs y movimientos sociales, terminaría por convertirse en un espacio de refugio, lucha y resistencia.

"Estábamos en un momento en el que habíamos salido de la dictadura fascista y había muchas cosas por hacer. A nosotras nos gustaba el cine y sabíamos que éste era un vehículo cultural a través del cual se veían y se identificaban realidades sociales que en el Festival 'grande', en el Festival de postín, el que daba caché a la ciudad, no se producía. Como activistas y militantes gays, teníamos muy claro cuál era nuestro objetivo. Y lo aprovechamos. A través de la sección Barrios y Pueblos canalizamos por primera vez la visibilización de la cuestión gay. También junto a mujeres, como nuestra compañera de EHGAM Emilia [Martín Sánchez], y otros compañeros como Santi [Santiago Vicente Altxu], Joseba [Sansinenea], Juantxo [Quiroga] y yo.

Lo que recuerdo, como activista gay que empezaba en aquel momento, es que dijimos: "qué bien, pues si nos podéis dejar elegir las películas vamos a elegir ésta, ésta y ésta". Recuerdo las tres películas: ‘Un hombre llamado Flor de Otoño’, ‘Sebastiane’ y ‘La ley del más fuerte’ de Fassbinder. Recorrimos bastantes localidades, con un éxito importante. Para mí, hoy en día, cuarenta años después, es una experiencia inolvidable. Era extraordinario visto desde fuera, pero visto desde dentro, más. Nosotras no solo nos relacionábamos con la gente que estaba en la comisión de Barrios y Pueblos sino también con el público. Nos sentíamos muy bien recibidas. Hoy puede sonar un poco raro, pero todas ellas eran cómplices. Éramos cómplices, ellos y ellas eran ‘friendly’ sin que entonces se utilizara ese apodo.

Barrios y Pueblos para nosotros era algo excepcional, era una gozada. No cobrábamos nada, íbamos por militancia, por nuestro propio interés, porque teníamos claro que lo que no hiciésemos nosotras por nosotras mismas no podíamos esperar que lo hiciera otra gente. En cuestiones culturales, sabíamos que la diversidad sexual tenía que pasar por la educación y que nuestra labor era la sensibilización revolucionaria de la sexualidad, de nuestros derechos como gays y lesbianas.

Recuerdo perfectamente, y con muchísima ilusión, Lasarte con la sala abarrotada en el [cine] Tedoso. Después de que finalizara la proyección hablábamos en primera persona. A mí me parecía impresionante que se quedara la gente al debate. Yo ya estaba acostumbrado a los debates desde hacía años, porque me gustaba ver cine y participaba en cineclubs y foros. Eso me permitía contrastar quiénes nos quedábamos cinco o seis años atrás y quiénes lo hacían cinco o seis años más tarde. Era perfectamente consciente, lo éramos todas, de que éramos un gancho también, por el morbo y por lo novedoso de [conocer a] homosexuales y lesbianas. Pero era una gozada: la gente era hiper respetuosa, con unos cariños de la leche. Aquella experiencia la guardo con muchísimo calor en mi ser. Y teníamos la certeza de que, de alguna manera, estábamos haciendo algo que tenía futuro: para poder vivir la diversidad afectivo-sexual en pie de igualdad. Porque entonces estaba la Ley de Peligrosidad Social, que aún llevaba la gente a la cárcel. Era muy empoderador."

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