Imagen: El País / Mykola Z. |
Los acusados concertaban citas con hombres con el pretexto de perseguir la pederastia.
Jesús García | El País, 2019-12-10
https://elpais.com/sociedad/2019/12/10/actualidad/1575997249_310987.html
Ni querían desenmascarar pederastas ni buscaban un “cambio legislativo” sobre las relaciones sexuales con menores de edad. Un juez de Granollers (Barcelona) ha tumbado todos los argumentos del grupo Pilla-Pilla y ha condenado a seis de sus miembros a penas de cárcel por humillar públicamente a homosexuales. La pena más alta, de cinco años y medio de prisión, ha sido para el líder del grupo, Mykola Z., un joven de origen ucraniano conectado con grupos neonazis y homófobos de Rusia.
En 2013, Mykola creó el grupo Pilla-Pilla inspirado en el movimiento ruso Okkupay Pedofilyay, acusado de cometer agresiones físicas contra el colectivo gay. Mykola captó a jóvenes de la ciudad de Granollers y su entorno con la intención de acosar a homosexuales con el pretexto de perseguir la pederastia. La sentencia considera que el líder pretendía “hacer pasar por pederastas” a sus víctimas para “vincular homosexualidad y pederastia”. El juez no cree las explicaciones que Mykola dio en el juicio —dijo que buscaba un “cambio legal”— y remacha que las pruebas contra él son “abrumadoras”.
Mykola buscaba a sus víctimas a través de chats de contactos para hombres. Les decía que tenía 17 años y mantenía con ellos conversaciones de contenido sexual. Después, les citaba para un encuentro personal. Cuando llegaban a la cita, las víctimas encontraban a Mykola junto a un nutrido grupo de jóvenes —entre 10 y 20, según los casos— que le rodeaban: la cita resultaba ser una emboscada. La sentencia destaca la “alarma social” que el caso, con al menos tres víctimas conocidas, despertó entre el colectivo homosexual.
Preguntas “vejatorias”
Mientras filmaban a la víctima con sus teléfonos móviles, los acusados les obligaban a contestar preguntas “vejatorias” de tipo sexual, a enseñar su DNI y sus datos personales y a reconocer su condición de pederastas. De lo contrario, les impedían marcharse del lugar. Después, Mykola editaba los vídeos con sus respuestas y los colgaba en Facebook dando a entender que habían “cazado” a un pederasta.
Las penas a los seis acusados oscilan entre los nueve meses y los cinco años y medio de cárcel por delitos contra la integridad moral. El juez aprecia dos agravantes: abuso de superioridad y discriminación por orientación sexual.
En 2013, Mykola creó el grupo Pilla-Pilla inspirado en el movimiento ruso Okkupay Pedofilyay, acusado de cometer agresiones físicas contra el colectivo gay. Mykola captó a jóvenes de la ciudad de Granollers y su entorno con la intención de acosar a homosexuales con el pretexto de perseguir la pederastia. La sentencia considera que el líder pretendía “hacer pasar por pederastas” a sus víctimas para “vincular homosexualidad y pederastia”. El juez no cree las explicaciones que Mykola dio en el juicio —dijo que buscaba un “cambio legal”— y remacha que las pruebas contra él son “abrumadoras”.
Mykola buscaba a sus víctimas a través de chats de contactos para hombres. Les decía que tenía 17 años y mantenía con ellos conversaciones de contenido sexual. Después, les citaba para un encuentro personal. Cuando llegaban a la cita, las víctimas encontraban a Mykola junto a un nutrido grupo de jóvenes —entre 10 y 20, según los casos— que le rodeaban: la cita resultaba ser una emboscada. La sentencia destaca la “alarma social” que el caso, con al menos tres víctimas conocidas, despertó entre el colectivo homosexual.
Preguntas “vejatorias”
Mientras filmaban a la víctima con sus teléfonos móviles, los acusados les obligaban a contestar preguntas “vejatorias” de tipo sexual, a enseñar su DNI y sus datos personales y a reconocer su condición de pederastas. De lo contrario, les impedían marcharse del lugar. Después, Mykola editaba los vídeos con sus respuestas y los colgaba en Facebook dando a entender que habían “cazado” a un pederasta.
Las penas a los seis acusados oscilan entre los nueve meses y los cinco años y medio de cárcel por delitos contra la integridad moral. El juez aprecia dos agravantes: abuso de superioridad y discriminación por orientación sexual.
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