Imagen: El País / Roman Zozulya (i) |
¡Eres un nazi!”, corea la afición vallecana, que frustró el fichaje del ucranio en 2017. Es la primera vez que se cancela un partido en España por cánticos ofensivos.
Alejandro Prado | El País, 2019-12-16
https://elpais.com/deportes/2019/12/15/actualidad/1576442185_915173.html
El partido entre el Rayo Vallecano y el Albacete se suspendió este domingo en el descanso cuando iba 0-0 después de que la afición local insultase a Román Zozulya, delantero ucranio del Albacete. “¡Zozulya, eres un nazi!”, “¡puto nazi!” o “¡fuera de Vallecas!”, coreó parte de la afición franjirroja durante la primera mitad del encuentro. En el descanso, ambos equipos decidieron no volver al césped y el árbitro procedió a la suspensión, la primera en un partido de LaLiga por insultos.
Ya en la primera parte, el colegiado detuvo el juego en dos ocasiones durante unos segundos. A la vez, por megafonía se pedía que cesaran los insultos. LaLiga mostró en un comunicado su acuerdo con la decisión del colegiado de no reanudar el encuentro. Durante el choque, Zozulya se mostró tranquilo, en apariencia ajeno a todo el ruido. Cuando su equipo enfilaba los vestuarios, el ucranio acercó la mano a una oreja como respuesta a los cánticos. Mientras, Néstor Susaeta, exjugador del Rayo, pedía prudencia a los aficionados. “Yo ya he parado dos veces, haced lo que creáis necesario”, decía el árbitro a los jugadores del Albacete mientras todos se retiraban.
“LaLiga manifiesta su acuerdo con la decisión tomada por José Antonio López Toca [el árbitro] de suspender el encuentro ante los graves insultos y amenazas sucedidos durante la primera parte contra Román Zozulya, jugador del club visitante, y ante la petición de los dos equipos en el estadio de Vallecas”, informó la patronal. El Albacete agradeció al árbitro y a la Federación que suspendiese el choque: “Una decisión tomada con el único objetivo de salvaguardar los valores del deporte que amamos y de nuestra competición”.
Para entender toda la historia hay que remontarse casi tres años atrás. En el mercado invernal de 2017, el Rayo fichó a Zozulya. La afición se movilizó de inmediato y presionó para que la operación se frustrase, algo que finalmente ocurrió. Alegaban los seguidores rayistas que el ucranio había tenido acercamientos a la ultraderecha, salieron a la luz imágenes del delantero posando con simbología nazi y fascista, y que eso no concordaba con los valores tradicionales del club. El delantero intentó incluso entrenarse con su nuevo equipo, pero los actos de protesta en las instalaciones no lo permitieron. Tras días de polémica, el delantero renunció a quedarse en Vallecas y volvió al Betis, equipo que lo cedía al Rayo, y se quedó sin jugar el resto de la temporada.
En el cuadro verdiblanco sí que encontró apoyo. Zozulya volvió a Sevilla muy afectado por todo lo ocurrido y tuvo el apoyo incondicional de la plantilla del Betis. “Es un linchamiento”, denunció el capitán Joaquín al leer un comunicado conjunto. También LaLiga, con su presidente Javier Tebas a la cabeza, mostró comprensión con el ucranio y amenazó con acciones legales contra los que coaccionaron al futbolista en Madrid.
El caso incluso trascendió más allá del deporte. Pablo Iglesias, líder de Podemos y entonces residente en Vallecas, se mostró “orgulloso” de la afición del Rayo. “Era un neonazi. Es muy saludable que la afición se pronuncie así”, declaró Iglesias. En cambio, el ministro del Interior en aquel momento, Juan Ignacio Zoido, del PP, mostró su solidaridad con el jugador.
Tras la polémica, Zozulya explicó que era defensor del Ejército ucranio en el conflicto con los prorrusos, pero negó que simpatizara con el nazismo. “Si algo así pasase en España, no dudarían en defender a su país”, se justificó, a la vez que afirmó que temía por la seguridad de los suyos. “El fútbol es mi vida, pero si tengo que elegir entre el fútbol y mi familia, la decisión es bastante evidente”. En el verano de 2017, el delantero fichó por el Albacete, donde ha encontrado su sitio. Este domingo era la primera vez que pisaba el estadio vallecano, ya que en el curso anterior que ambos equipos coincidieron (2017-18) se había quedado en casa para evitar problemas.
Durante toda la semana previa al encuentro, el Rayo pidió a la afición que respetase al jugador. “Solo pido respeto para Zozulya. Cada uno puede opinar, pero con respeto. Si Vallecas tiene que opinar, que lo haga con respeto. Solo me importa que Zozulya es un buen delantero, el resto no me interesa”, declaró Paco Jémez, entrenador rayista.
Los ruegos no dieron resultado. Los cánticos en Vallecas arreciaron desde el principio, provenientes sobre todo del fondo donde se ubican los Bukaneros, los aficionados más radicales del Rayo, de reconocida ideología izquierdista. “Es una noche triste para el Rayo y para el deporte. Condenamos tajantemente los insultos de una parte de la afición desde el fondo hacia un deportista”, denunció el presidente del club vallecano, Raúl Martín Presa. “Por culpa de unos pocos la mayoría de personas se tuvieron que volver a casa sin ver un partido. Esto no es política ni lucha de clases. Esto es deporte, es fútbol y está para unir, hermanar y juntar gente de diferentes ideas, razas y religiones”.
El Albacete agradeció la decisión del árbitro de suspender el encuentro. “Con esto se opta por defender la integridad de las personas y los deportistas”, declaró Víctor Varela, vicepresidente del club manchego, que abogó por volver a jugar “cuando se den las condiciones necesarias”.
La suspensión sienta un precedente, algo que no sucedió anteriormente con los cánticos racistas a jugadores como Eto’o, Ronaldo, Dani Alves e Iñaki Williams.
El delantero que encontró su sitio en La Mancha
Tras el mal trago de su frustrado fichaje por el Rayo Vallecano, Román Zozulya fichó por el Albacete en septiembre de 2017. En La Mancha el ucranio ha encontrado una ciudad tranquila en la que vive muy a gusto con su familia. El club reitera que el jugador siempre ha tenido un comportamiento ejemplar, que nunca ha dado ni el más mínimo problema. El delantero también valora eso por encima incluso de lo futbolístico. A los 30 años, Zozulya ha preferido quedarse en Albacete y no escuchar los cantos de sirena de equipos de Primera como el Granada y el Getafe, muy interesados el verano pasado en incorporar al atacante.
Producto de la cantera del Dinamo de Kiev, Zozulya empezó a destacar en el Dnipro, donde jugó cinco temporadas hasta que llamó la atención del Betis. En el equipo sevillano apenas tuvo oportunidades y por eso contempló una cesión en el invierno de 2017. Cuentan quienes le conocen que la experiencia en Vallecas le afectó personalmente, pero que pronto se repuso y le sirvió para motivarse después.
En su primer curso en Albacete le costó arrancar, pero acabó con nueve goles y tres asistencias en 30 partidos. Aquel año, su entrenador, Enrique Martín, prefirió no llevarlo a Vallecas, aunque el club apuntó que fue por descanso. Su segundo año en La Mancha fue aún mejor. Amplió su cifra de goles a 11, en una temporada en la que el Albacete luchó por el ascenso hasta el final, quedándose apeado en las semifinales del ‘playoff’ por el Mallorca. Este curso, Zozulya lleva tres goles y sigue siendo pieza clave en el esquema del entrenador, Luis Miguel Ramis.
Ya en la primera parte, el colegiado detuvo el juego en dos ocasiones durante unos segundos. A la vez, por megafonía se pedía que cesaran los insultos. LaLiga mostró en un comunicado su acuerdo con la decisión del colegiado de no reanudar el encuentro. Durante el choque, Zozulya se mostró tranquilo, en apariencia ajeno a todo el ruido. Cuando su equipo enfilaba los vestuarios, el ucranio acercó la mano a una oreja como respuesta a los cánticos. Mientras, Néstor Susaeta, exjugador del Rayo, pedía prudencia a los aficionados. “Yo ya he parado dos veces, haced lo que creáis necesario”, decía el árbitro a los jugadores del Albacete mientras todos se retiraban.
“LaLiga manifiesta su acuerdo con la decisión tomada por José Antonio López Toca [el árbitro] de suspender el encuentro ante los graves insultos y amenazas sucedidos durante la primera parte contra Román Zozulya, jugador del club visitante, y ante la petición de los dos equipos en el estadio de Vallecas”, informó la patronal. El Albacete agradeció al árbitro y a la Federación que suspendiese el choque: “Una decisión tomada con el único objetivo de salvaguardar los valores del deporte que amamos y de nuestra competición”.
Para entender toda la historia hay que remontarse casi tres años atrás. En el mercado invernal de 2017, el Rayo fichó a Zozulya. La afición se movilizó de inmediato y presionó para que la operación se frustrase, algo que finalmente ocurrió. Alegaban los seguidores rayistas que el ucranio había tenido acercamientos a la ultraderecha, salieron a la luz imágenes del delantero posando con simbología nazi y fascista, y que eso no concordaba con los valores tradicionales del club. El delantero intentó incluso entrenarse con su nuevo equipo, pero los actos de protesta en las instalaciones no lo permitieron. Tras días de polémica, el delantero renunció a quedarse en Vallecas y volvió al Betis, equipo que lo cedía al Rayo, y se quedó sin jugar el resto de la temporada.
En el cuadro verdiblanco sí que encontró apoyo. Zozulya volvió a Sevilla muy afectado por todo lo ocurrido y tuvo el apoyo incondicional de la plantilla del Betis. “Es un linchamiento”, denunció el capitán Joaquín al leer un comunicado conjunto. También LaLiga, con su presidente Javier Tebas a la cabeza, mostró comprensión con el ucranio y amenazó con acciones legales contra los que coaccionaron al futbolista en Madrid.
El caso incluso trascendió más allá del deporte. Pablo Iglesias, líder de Podemos y entonces residente en Vallecas, se mostró “orgulloso” de la afición del Rayo. “Era un neonazi. Es muy saludable que la afición se pronuncie así”, declaró Iglesias. En cambio, el ministro del Interior en aquel momento, Juan Ignacio Zoido, del PP, mostró su solidaridad con el jugador.
Tras la polémica, Zozulya explicó que era defensor del Ejército ucranio en el conflicto con los prorrusos, pero negó que simpatizara con el nazismo. “Si algo así pasase en España, no dudarían en defender a su país”, se justificó, a la vez que afirmó que temía por la seguridad de los suyos. “El fútbol es mi vida, pero si tengo que elegir entre el fútbol y mi familia, la decisión es bastante evidente”. En el verano de 2017, el delantero fichó por el Albacete, donde ha encontrado su sitio. Este domingo era la primera vez que pisaba el estadio vallecano, ya que en el curso anterior que ambos equipos coincidieron (2017-18) se había quedado en casa para evitar problemas.
Durante toda la semana previa al encuentro, el Rayo pidió a la afición que respetase al jugador. “Solo pido respeto para Zozulya. Cada uno puede opinar, pero con respeto. Si Vallecas tiene que opinar, que lo haga con respeto. Solo me importa que Zozulya es un buen delantero, el resto no me interesa”, declaró Paco Jémez, entrenador rayista.
Los ruegos no dieron resultado. Los cánticos en Vallecas arreciaron desde el principio, provenientes sobre todo del fondo donde se ubican los Bukaneros, los aficionados más radicales del Rayo, de reconocida ideología izquierdista. “Es una noche triste para el Rayo y para el deporte. Condenamos tajantemente los insultos de una parte de la afición desde el fondo hacia un deportista”, denunció el presidente del club vallecano, Raúl Martín Presa. “Por culpa de unos pocos la mayoría de personas se tuvieron que volver a casa sin ver un partido. Esto no es política ni lucha de clases. Esto es deporte, es fútbol y está para unir, hermanar y juntar gente de diferentes ideas, razas y religiones”.
El Albacete agradeció la decisión del árbitro de suspender el encuentro. “Con esto se opta por defender la integridad de las personas y los deportistas”, declaró Víctor Varela, vicepresidente del club manchego, que abogó por volver a jugar “cuando se den las condiciones necesarias”.
La suspensión sienta un precedente, algo que no sucedió anteriormente con los cánticos racistas a jugadores como Eto’o, Ronaldo, Dani Alves e Iñaki Williams.
El delantero que encontró su sitio en La Mancha
Tras el mal trago de su frustrado fichaje por el Rayo Vallecano, Román Zozulya fichó por el Albacete en septiembre de 2017. En La Mancha el ucranio ha encontrado una ciudad tranquila en la que vive muy a gusto con su familia. El club reitera que el jugador siempre ha tenido un comportamiento ejemplar, que nunca ha dado ni el más mínimo problema. El delantero también valora eso por encima incluso de lo futbolístico. A los 30 años, Zozulya ha preferido quedarse en Albacete y no escuchar los cantos de sirena de equipos de Primera como el Granada y el Getafe, muy interesados el verano pasado en incorporar al atacante.
Producto de la cantera del Dinamo de Kiev, Zozulya empezó a destacar en el Dnipro, donde jugó cinco temporadas hasta que llamó la atención del Betis. En el equipo sevillano apenas tuvo oportunidades y por eso contempló una cesión en el invierno de 2017. Cuentan quienes le conocen que la experiencia en Vallecas le afectó personalmente, pero que pronto se repuso y le sirvió para motivarse después.
En su primer curso en Albacete le costó arrancar, pero acabó con nueve goles y tres asistencias en 30 partidos. Aquel año, su entrenador, Enrique Martín, prefirió no llevarlo a Vallecas, aunque el club apuntó que fue por descanso. Su segundo año en La Mancha fue aún mejor. Amplió su cifra de goles a 11, en una temporada en la que el Albacete luchó por el ascenso hasta el final, quedándose apeado en las semifinales del ‘playoff’ por el Mallorca. Este curso, Zozulya lleva tres goles y sigue siendo pieza clave en el esquema del entrenador, Luis Miguel Ramis.
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