jueves, 4 de febrero de 2021

#hemeroteca #trans #justicia | La Fiscalía se opone a reabrir la causa por la muerte de La Veneno


La Fiscalía se opone a reabrir la causa por la muerte de La Veneno.

La familia de la actriz transexual había presentado un recurso para volver a indagar los motivos de su fallecimiento y el ministerio fiscal alega que no hay “ningún indicio nuevo” que lo justifique.
El País, 2021-02-04
https://elpais.com/gente/2021-02-04/la-fiscalia-se-opone-a-reabrir-la-causa-por-la-muerte-de-la-veneno.html 

Trans, estrella mediática, prostituta, cantante, maltratada, modelo, presa, luchadora... La Veneno se convirtió en un icono y en una de las primeras mujeres en visibilizar la realidad del colectivo transexual. Cristina Ortiz, La Veneno, murió a los 52 años el 9 de noviembre de 2016 en el Hospital Universitario de La Paz en Madrid tras llevar unos días en coma. Las hipótesis que se barajaron entonces fueron variadas, pero los hechos comprobados fueron que su novio la encontró en el sofá de su domicilio con un fuerte golpe en la cabeza y varios moratones en el cuerpo, y que perdió la consciencia pocos minutos después de este momento.

La familia de Cristina Ortiz presentó un recurso para volver a indagar en las causas de su muerte en base a un informe pericial que apuntaba a un “origen violento y lesivo-homicida” después de que un forense contratado por ellos analizase unas fotografías que varios parientes habían tomado “sin consentimiento” en el hospital donde fue ingresada en 2016. Sus familiares pretendían “dejar constancia” de los “moratones” con los que llegó al centro sanitario y señalaron incluso a la pareja sentimental de la fallecida como posible autor —o al menos implicado— en su muerte.

La investigación policial siempre ha sostenido que Ortiz sufrió un fuerte golpe en la cabeza tras ingerir alcohol junto a ansiolíticos. Ahora la Fiscalía Provincial de Madrid ha impugnado el recurso presentado por la representación legal de la familia de La Veneno contra el auto que denegaba la apertura de nuevas actuaciones para investigar la causa de su muerte. Una posibilidad que se rechazó porque, según afirma el comunicado de la Fiscalía, “en el último informe aportado por un perito de parte no se desprendía ningún indicio nuevo acerca de la presunta muerte violenta de la actriz que no se hubiera valorado antes”,

La Fiscalía también alega que tanto el informe de la autopsia de Cristina Ortiz como la investigación policial que se realizó “ya descartaron la existencia de un presunto delito de homicidio”. Y se remiten para apoyar su decisión al informe forense donde se recoge que la muerte sucedió “por un fracaso visceral multiórganico con septicemia y hemorragia menigo-encefálica” y que no existía en su cuerpo ninguna lesión de lucha o defensa que pudiera hacer pensar en un escenario violento como causa del fallecimiento.

La Fiscalía también hace hincapié para denegar la reapertura del caso en que la petición se basa en un informe pericial aportado por la acusación particular y que se basa en las mencionadas fotografías tomadas “sin autorización” por la familia en el hospital donde se señala que el cadáver tenía unas lesiones “que no son expuestas por el médico forense en su informe de la autopsia”.

La Audiencia Provincial, según señala el comunicado de la Fiscalía, ya se pronunció en su momento sobre estas imágenes y manifestó que “aparte de ser fotos obtenidas de forma irregular y sin la autorización de los responsables del hospital, la hipótesis de la muerte violenta se basa esencialmente en una reinterpretación de datos ya existentes sobre un suceso acaecido hace más de cuatro años”.

También se señala que una auxiliar de enfermería denunció que los familiares de La Veneno “estuvieron sacando fotos a los aparatos médicos y a la paciente” y que tuvo que avisar a los servicios de seguridad y a la Policía Nacional para que fueran expulsados por “contravenir las normas del hospital”. En definitiva señalan que en el nuevo informe que presentó el perito de parte aparecen “meras conjeturas” sin “soporte probatorio” y que ninguna de ellas tienen categoría para reabrir el procedimiento ni para pensar que la muerte de Ortiz se debió a causas violentas.

La vida de Cristina Ortiz fue una sucesión de obstáculos. Después de huir de su familia y de su pueblo y trabajar de modelo y camarero en Torremolinos, Cristina se instaló en Madrid e inició su transición a comienzos de los noventa. Empezó a hormonarse, pocos meses después, a prostituirse en el Parque del Oeste de la capital y según contó tuvo muchos problemas con los travestis que ya trabajaban en la zona. Terminó por convertirse, según relató ella misma, en “la puta que más ganaba: hasta 100.000 pesetas por llevármelos a casa”. En 1996, a Cristina le hicieron una entrevista en el programa nocturno ‘Esta noche cruzamos el Mississipi’ para un reportaje y fascinó a su presentador, Pepe Navarro, y a España.

“Lo hacía con gracia y un toque muy personal. Se ponía a hablar de su vida cotidiana: el sufrimiento que vivió en su pueblo, los maltratos, el sexo con un cliente o sobre sus amigas”, apunta Vegas. Gracias a La Veneno, España descubrió a personajes como Sandra, la Camellona, La Walkiria, o Paca la Piraña. También los destrozos que hizo Marisol, la falsa cirujana del Raval: “No te ponía silicona sino aceite de aviones. Inyectaba silicona con una jeringa para caballos”, contó entonces.

La Veneno fue de las primeras caras visibles de la realidad de las prostitutas trans, mostrando un mundo que hasta entonces había permanecido oculto, en la sombra. Caló hondo y dejó huella, su popularidad se disparó, aparecía en programas, series y alguna película; grabó dos sencillos (‘Veneno pa’ tu piel’ y ‘El rap de La Veneno’); hizo una gira por España con un show cabaretero. Llegó a trabajar en Latinoamérica, pero volvieron los traspiés. En 2003 entró en prisión, acusada de estafa por quemar su piso e intentar cobrar el seguro. Pasó tres años en una cárcel de hombres. Después de salir de prisión regresó a las teles y en 2016 cumplió uno de sus sueños: publicó su autobiografía con su amiga Valeria Vegas, autoeditada que presentó en octubre de ese año. En noviembre su pareja la encontró golpeada y amoratada en su casa y murió. Tras dos autopsias, la conclusión fue que se había caído en el baño después de haber consumido ansiolíticos. Su cuerpo fue incinerado y parte de sus cenizas se esparcieron en el Parque del Oeste, como ella quería.

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