Imagen: Izquierda Diario / Jorge Cremades |
Desde Pan y Rosas denunciamos el machismo y la LGTBIfobia de los espectáculos de Jorge Cremades.
Sílvia Navarro / Irene F. Contreras | Izquierda Diario, 2017-06-05
http://www.laizquierdadiario.es/El-show-de-Cremades-el-machismo-en-la-industria-del-espectaculo?id_rubrique=2653
El monologuista Jorge Cremades visitará Barcelona los días 9 y 10 de junio para presentar uno de sus shows en el Teatre Borrás. Desde Pan y Rosas queremos denunciar el machismo y la LGTBIfobia que contienen sus diálogos. En otras ciudades como Bilbao, Elx, Vigo, A Coruña y Gijón se han cancelado sus actuaciones frente a la movilización del movimiento feminista y de mujeres.
Este "humorista" no es el único que perpetúa la imagen misógina de la mujer a través de sus chistes. Si analizamos la parrilla televisiva de un día o las canciones que suenan durante un programa de radio, podremos comprobar que no están exentas de machismo.
Vivimos en una sociedad machista, por lo que no es de extrañar que eso se reproduzca constantemente desde la industria del entretenimiento generalista, la que potencia el machismo y la LGTBIfobia en los humoristas que contrata, pero también en sus cantantes o presentadores de televisión. De esta manera, la industria del espectáculo, con alianza con político y multinacionales, se lucra y beneficia a base de maquillar de humor la reproducción de tópicos machistas, perpetuando y normalizando así las violencias machistas y la LGTBIfobia.
Por esto, los chistes de Cremades, junto a los de un gran número de comediantes, son peligrosos y forman parte de los llamados "micromachismos", los cuales son difíciles de detectar porque son violencias machistas invisibles y muy normalizadas por la sociedad. Estas violencias más simbólicas, a la vez son un síntoma del hecho que seguimos viviendo en una sociedad patriarcal, la misma en la que se nos maltrata, se nos agrede, se nos viola, y en última instancia se nos asesina.
Resulta además preocupante que la mayor parte del público de Cremades lo constituyan jóvenes adolescentes, que muchas veces asimilan los mensajes misóginos contenidos en los chistes y los reproducen en sus relaciones sexoafectivas, dando lugar a relaciones basadas en el amor romántico patriarcal en las que se pueden llegar a producir muchos abusos.
Pero los chistes y monólogos misóginos de Cremades no nos son extraños, sino que al contrario son totalmente coherentes con lo que expresa de manera pública en diferentes ocasiones.
Es importante destacar lo que dijo en una de sus entrevistas más sonadas en El Español, en la que soltaba perlas tales como “Hay mil casos de mujeres que hacen cosas hembristas, ¿no?”, “Tengo amigas que son lesbianas y tengo que ser su amigo, porque no puedo hacer otra cosa” o “Hay estadísticas que dicen que realmente hay más violaciones a hombres que a mujeres, y de eso no se habla.”
Consideramos que cualquier muestra de machismo debe ser combatida por las organizaciones y los partidos de izquierda junto a un movimiento de mujeres independiente del Estado y sus instituciones.
Por otro lado, consideramos que Barcelona en Comú no solo tiene que "pronunciarse" en contra de todo tipo de violencia machista, algo limitado por quedarse en lo meramente simbólico y en simples declaraciones de intenciones, sino levantar un plan que verdaderamente se proponga enfrentar esta violencia. La precariedad laboral, el desempleo y la pobreza que golpea a miles de mujeres también las ata a situaciones de violencia de las que les es imposible salir.
Solo en la ciudad de Barcelona hay más de 2.000 viviendas en manos de la banca. Hoy se convierte en una cuestión de vital importancia que estos pisos se conviertan en viviendas de acogida para las mujeres y sus hijos e hijas víctimas de la violencia machista, bajo autogestión de las mujeres y sin presencia judicial ni policial.
Cada vez son más las mujeres que se ven obligadas a dejar sus empleos para dedicarse al cuidado de sus hijos e hijas u otros familiares dependientes. A la vez la precariedad femenina no para de aumentar. La apertura de guarderías gratuitas en los centros de trabajo y estudio, así como el fin de las externalizaciones y la subcontratación que no hacen otra cosa que extender la precariedad entre sectores cada vez más amplios de la clase trabajadora y que afecta de forma más brutal a la juventud y las mujeres, son pasos indispensables en la lucha en contra de la violencia machista.
Desde Pan y Rosas condenamos cualquier tipo de violencia machista, LGTBIfóbica, racista, etc., tanto en la industria del espectáculo como en el resto de ámbitos de la sociedad y animamos a organizarse con nosotras para combatir unidas las desigualdades y opresiones capitalista y patriarcal.
Este "humorista" no es el único que perpetúa la imagen misógina de la mujer a través de sus chistes. Si analizamos la parrilla televisiva de un día o las canciones que suenan durante un programa de radio, podremos comprobar que no están exentas de machismo.
Vivimos en una sociedad machista, por lo que no es de extrañar que eso se reproduzca constantemente desde la industria del entretenimiento generalista, la que potencia el machismo y la LGTBIfobia en los humoristas que contrata, pero también en sus cantantes o presentadores de televisión. De esta manera, la industria del espectáculo, con alianza con político y multinacionales, se lucra y beneficia a base de maquillar de humor la reproducción de tópicos machistas, perpetuando y normalizando así las violencias machistas y la LGTBIfobia.
Por esto, los chistes de Cremades, junto a los de un gran número de comediantes, son peligrosos y forman parte de los llamados "micromachismos", los cuales son difíciles de detectar porque son violencias machistas invisibles y muy normalizadas por la sociedad. Estas violencias más simbólicas, a la vez son un síntoma del hecho que seguimos viviendo en una sociedad patriarcal, la misma en la que se nos maltrata, se nos agrede, se nos viola, y en última instancia se nos asesina.
Resulta además preocupante que la mayor parte del público de Cremades lo constituyan jóvenes adolescentes, que muchas veces asimilan los mensajes misóginos contenidos en los chistes y los reproducen en sus relaciones sexoafectivas, dando lugar a relaciones basadas en el amor romántico patriarcal en las que se pueden llegar a producir muchos abusos.
Pero los chistes y monólogos misóginos de Cremades no nos son extraños, sino que al contrario son totalmente coherentes con lo que expresa de manera pública en diferentes ocasiones.
Es importante destacar lo que dijo en una de sus entrevistas más sonadas en El Español, en la que soltaba perlas tales como “Hay mil casos de mujeres que hacen cosas hembristas, ¿no?”, “Tengo amigas que son lesbianas y tengo que ser su amigo, porque no puedo hacer otra cosa” o “Hay estadísticas que dicen que realmente hay más violaciones a hombres que a mujeres, y de eso no se habla.”
Consideramos que cualquier muestra de machismo debe ser combatida por las organizaciones y los partidos de izquierda junto a un movimiento de mujeres independiente del Estado y sus instituciones.
Por otro lado, consideramos que Barcelona en Comú no solo tiene que "pronunciarse" en contra de todo tipo de violencia machista, algo limitado por quedarse en lo meramente simbólico y en simples declaraciones de intenciones, sino levantar un plan que verdaderamente se proponga enfrentar esta violencia. La precariedad laboral, el desempleo y la pobreza que golpea a miles de mujeres también las ata a situaciones de violencia de las que les es imposible salir.
Solo en la ciudad de Barcelona hay más de 2.000 viviendas en manos de la banca. Hoy se convierte en una cuestión de vital importancia que estos pisos se conviertan en viviendas de acogida para las mujeres y sus hijos e hijas víctimas de la violencia machista, bajo autogestión de las mujeres y sin presencia judicial ni policial.
Cada vez son más las mujeres que se ven obligadas a dejar sus empleos para dedicarse al cuidado de sus hijos e hijas u otros familiares dependientes. A la vez la precariedad femenina no para de aumentar. La apertura de guarderías gratuitas en los centros de trabajo y estudio, así como el fin de las externalizaciones y la subcontratación que no hacen otra cosa que extender la precariedad entre sectores cada vez más amplios de la clase trabajadora y que afecta de forma más brutal a la juventud y las mujeres, son pasos indispensables en la lucha en contra de la violencia machista.
Desde Pan y Rosas condenamos cualquier tipo de violencia machista, LGTBIfóbica, racista, etc., tanto en la industria del espectáculo como en el resto de ámbitos de la sociedad y animamos a organizarse con nosotras para combatir unidas las desigualdades y opresiones capitalista y patriarcal.
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