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| Imagen: El Periódico / Las Azúcar Moreno actúan en Los Palomos, Badajoz |
Fundación Triángulo defiende que, aunque se ha avanzado en igualdad, queda camino por recorrer. Más de 21.00 personas acudieron ayer a los dos escenarios de la fiesta, según la organización.
Ascensión Martínez Romasanta | El Periódico Extremadura, 2017-06-04
http://www.elperiodicoextremadura.com/noticias/badajoz/palomos-badajoz-imponen-goleada_1020642.html
Lo dijo Pablo Cantero, miembro de la organización de Los Palomos: «Hay público para todo». Y así fue. Las hermanas Salazar, componentes del dúo Azúcar Moreno, ni siquiera sabían qué partido se disputaba anoche. Ellas habían venido a su tierra, a Badajoz, a hacer lo mejor que saben a hacer, con todo el lujo que derrochan en el escenario y no defraudaron.
Mientras ellas cantaban en la Alcazaba, abajo, entre Puerta Palmas y la rotonda de Los Tres Poetas, miles de jóvenes hacían botellón. Todavía no había caído la noche, acababa de empezar la final de la Champions y el trasiego de gente era constante. Faltaba por llegar la cantante Chenoa, cuyo concierto estaba anunciado a las diez de la noche pero se retrasó 50 minutos. La espera mereció la pena.
Según la organización de Los Palomos, la gran fiesta de la diversidad logró reunir en su jornada más lúdica alrededor de 21.000 personas, que era la cifra que Fundación Triángulo esperaba alcanzar, semejante a la edición anterior. Este año se cumplen siete desde que Badajoz acoge esta gran cita anual de la diversidad sexual.
Ayer en el manifiesto leído en los dos escenarios recordaron que esta fiesta nació «como respuesta frente a la homofobia, frente al insulto, frente a las agresiones, frente a quienes todavía pretenden limitar a quién podemos amar o cómo construimos nuestras familias». A pesar de todo el camino recorrido, de la aprobación por unanimidad de la Ley LGTBTI de Extemadura y la declaración de Badajoz como ciudad LFTBTIfriendly, «aún nos queda mucho por lo que seguir trabajando, frente a las administraciones, en los centros educativos, en nuestros lugares de trabajo, en las plazas y en las calles». Por eso reivindican el desarrollo completo de la ley regional y, en concreto, la aprobación y puesta en marcha del Plan Integral de Educación y Diversidad LGTBT que esta normativa contempla, al tiempo que siguen recordando que en más de 80 paises, la homosexualidad y la transexualidad son ilegales y que en 7 aún se contempla la pena de muerte.
Tiempo para reivindicar pero también grandes momentos para la diversión y el espectáculo.No habían empezado aún el concierto en la Alcazaba y Encarna y Toñi ya estaban pidiendo que quieren volver a la edición del próximo año, así se lo dijeron al público que llenó la explanada y los jardines y también lo defendieron en la rueda de prensa previa que compartieron con otros integrantes del cartel de Los Palomos y a la que no acudió Chenoa. Las hermanas Salazar se mostraron entusiasmadas con formar parte del cartel de Los Palomos, «porque este público nos ha seguido toda la vida y forma parte de nuestra historia». Estas dos mujeres piensan que al colectivo LGTB les une «la lucha» porque por su etnia han tenido también que pelear, además de «lo musical», Sobre todo les hacía ilusión volver a su tierra, donde nacieron y donde tienen aún familia. Azúcar Moreno son sobrinas de Porrina de Badajoz. «Venimos a darlo todo» y lo hicieron repasando su repertorio. Fueron ellas «en estado puro».
Detrás del dúo salió al escenario Víctor Montero con DSD que estuvo el año pasado en Puerta Palmas y éste se subió a la Alcazaba. El público que no abandonó el recinto y el que fue llegando mientras anochecía pudo disfrutar del portugués Percusion, del violinista Lolo Alonso y el saxofonista Pepe Burgos, que tocaron temas conocidos sobre bases de música electrónica. «El año pasado fue espectacular y nos han repescado», comentó Montero. Otro que repitió fue Chechu DJ, que por cuarta vez participó en Los Palomos. Empezó cuando la fiesta se celebraba aún en la plaza Alta. En Puerta Palmas la cabeza de cartel era la tailandesa Two Yupa, precedida de los extremeños Arnao y Don Peipe, que conocían Los Palomos como público.
Los dos escenarios se abrieron puntualmente a las cinco de la tarde. El acceso de Puerta Palmas estaba obstaculizado con grandes fardos rellenos de material de construcción para impedir el acceso de vehículos pesados a la zona de público y así evitar posibles atropellos. Este espacio se convirtió en un gran botellón que dejó vacía la barra instalada para la venta de bebidas.
No ocurrió lo mismo en la Alcazaba, a la que no se podía entrar con botellas, por lo que la gente tenía que comprar dentro lo que quisiera consumir. El público de uno y otro escenario era dispar pues mientras en Puerta Palmas todos eran jóvenes en pandillas, arriba había incluso familias con niños. Se repartieron muchas banderas, mochilas y chapas multicolor con el patrocinio de una marca de bebida y se vieron pocas boas y disfraces, salvo los de varias despedidas de solteros que aprovecharon el ambiente para mimetizarse.
A la hora de cierre de esta redacción, la jornada había transcurrido con normalidad. Según informó Cruz Roja, habían atendido 12 incidencias pero todas leves y ninguna había requerido el traslado a un centro hospitalario. Hoy habrá que hacer balance.
Mientras ellas cantaban en la Alcazaba, abajo, entre Puerta Palmas y la rotonda de Los Tres Poetas, miles de jóvenes hacían botellón. Todavía no había caído la noche, acababa de empezar la final de la Champions y el trasiego de gente era constante. Faltaba por llegar la cantante Chenoa, cuyo concierto estaba anunciado a las diez de la noche pero se retrasó 50 minutos. La espera mereció la pena.
Según la organización de Los Palomos, la gran fiesta de la diversidad logró reunir en su jornada más lúdica alrededor de 21.000 personas, que era la cifra que Fundación Triángulo esperaba alcanzar, semejante a la edición anterior. Este año se cumplen siete desde que Badajoz acoge esta gran cita anual de la diversidad sexual.
Ayer en el manifiesto leído en los dos escenarios recordaron que esta fiesta nació «como respuesta frente a la homofobia, frente al insulto, frente a las agresiones, frente a quienes todavía pretenden limitar a quién podemos amar o cómo construimos nuestras familias». A pesar de todo el camino recorrido, de la aprobación por unanimidad de la Ley LGTBTI de Extemadura y la declaración de Badajoz como ciudad LFTBTIfriendly, «aún nos queda mucho por lo que seguir trabajando, frente a las administraciones, en los centros educativos, en nuestros lugares de trabajo, en las plazas y en las calles». Por eso reivindican el desarrollo completo de la ley regional y, en concreto, la aprobación y puesta en marcha del Plan Integral de Educación y Diversidad LGTBT que esta normativa contempla, al tiempo que siguen recordando que en más de 80 paises, la homosexualidad y la transexualidad son ilegales y que en 7 aún se contempla la pena de muerte.
Tiempo para reivindicar pero también grandes momentos para la diversión y el espectáculo.No habían empezado aún el concierto en la Alcazaba y Encarna y Toñi ya estaban pidiendo que quieren volver a la edición del próximo año, así se lo dijeron al público que llenó la explanada y los jardines y también lo defendieron en la rueda de prensa previa que compartieron con otros integrantes del cartel de Los Palomos y a la que no acudió Chenoa. Las hermanas Salazar se mostraron entusiasmadas con formar parte del cartel de Los Palomos, «porque este público nos ha seguido toda la vida y forma parte de nuestra historia». Estas dos mujeres piensan que al colectivo LGTB les une «la lucha» porque por su etnia han tenido también que pelear, además de «lo musical», Sobre todo les hacía ilusión volver a su tierra, donde nacieron y donde tienen aún familia. Azúcar Moreno son sobrinas de Porrina de Badajoz. «Venimos a darlo todo» y lo hicieron repasando su repertorio. Fueron ellas «en estado puro».
Detrás del dúo salió al escenario Víctor Montero con DSD que estuvo el año pasado en Puerta Palmas y éste se subió a la Alcazaba. El público que no abandonó el recinto y el que fue llegando mientras anochecía pudo disfrutar del portugués Percusion, del violinista Lolo Alonso y el saxofonista Pepe Burgos, que tocaron temas conocidos sobre bases de música electrónica. «El año pasado fue espectacular y nos han repescado», comentó Montero. Otro que repitió fue Chechu DJ, que por cuarta vez participó en Los Palomos. Empezó cuando la fiesta se celebraba aún en la plaza Alta. En Puerta Palmas la cabeza de cartel era la tailandesa Two Yupa, precedida de los extremeños Arnao y Don Peipe, que conocían Los Palomos como público.
Los dos escenarios se abrieron puntualmente a las cinco de la tarde. El acceso de Puerta Palmas estaba obstaculizado con grandes fardos rellenos de material de construcción para impedir el acceso de vehículos pesados a la zona de público y así evitar posibles atropellos. Este espacio se convirtió en un gran botellón que dejó vacía la barra instalada para la venta de bebidas.
No ocurrió lo mismo en la Alcazaba, a la que no se podía entrar con botellas, por lo que la gente tenía que comprar dentro lo que quisiera consumir. El público de uno y otro escenario era dispar pues mientras en Puerta Palmas todos eran jóvenes en pandillas, arriba había incluso familias con niños. Se repartieron muchas banderas, mochilas y chapas multicolor con el patrocinio de una marca de bebida y se vieron pocas boas y disfraces, salvo los de varias despedidas de solteros que aprovecharon el ambiente para mimetizarse.
A la hora de cierre de esta redacción, la jornada había transcurrido con normalidad. Según informó Cruz Roja, habían atendido 12 incidencias pero todas leves y ninguna había requerido el traslado a un centro hospitalario. Hoy habrá que hacer balance.
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