Imagen: El Correo / Alfonso Ruiz de Arcaute |
La diócesis niega que la medida se deba a la condición sexual de Ruiz de Arcaute, al que antes se le había prohibido ingresar en el Seminario.
Nuria Nuño / Rosa Cancho | El Correo, 2017-09-05
http://www.elcorreo.com/alava/araba/obispo-vitoria-prohibe-20170905130135-nt.html
Alfonso Ruiz de Arcaute tiene 50 años y reside en Vitoria. Hasta la semana pasada y desde hace años era monitor de confirmación, miembro del consejo pastoral y de la comisión de liturgia de la parroquia de Santa Teresa de Jesús, en Lakuabizkarra, donde cuando se ausentaba el párroco titular solía también presidir la celebración de la palabra. «Estaba cuatro horas al día en la parroquia», dice con desencanto. El obispo de Vitoria, Juan Carlos Elizalde, le ha obligado a dejar estas labores en una decisión que justifica debido a la publicación en su muro de Facebook de un escrito «difamatorio e injurioso» esencialmente contra el prelado y del que no es el autor. La misiva, que era conocida en algunos círculos desde julio, se atribuye a un sacerdote alavés crítico con la labor del obispo al frente de la Diócesis alavesa, a la que llegó en marzo de 2016. El caso, publicado este lunes en la web ‘Religión Digital’, ha levantado polvareda entre la comunidad cristiana local.
Los desencuentros entre el obispo y Ruiz de Arcaute comenzaron hace ya un año. Cuando el feligrés estaba a punto de concluir sus estudios de Teología, le comunicó a Elizalde su deseo de ingresar en el Seminario al objeto de poder ordenarse como sacerdote. Ruiz de Arcaute, que ha sido un activo agente pastoral desde muy joven, es homosexual declarado -«nunca lo he ocultado, pero mi fe está por encima», señala- y pidió al prelado vitoriano que mediara ante el papa Francisco para que hiciera esto posible.
Las leyes vaticanas impiden el acceso al sacerdocio de las personas homosexuales. Aun así, el feligrés alavés escribió una misiva que tenía como destinatario al Pontífice en la que le hablaba de su fe y de su compromiso con la comunidad, intactos «pese a haber sido víctima de abusos sexuales» por parte de un religioso en su adolescencia, y de una «llamada al sacerdocio que cada vez siente con más fuerza» y para la que se siente preparado. «Llevo varios años viviendo desde la castidad acogida con alegría al poner en mi compromiso eclesial el centro de mi vida», defiende en su conmovedora carta. Ruiz de Arcaute confiaba en que le despejase el camino al sacerdocio.
Según su relato, Elizalde le aseguró que la misiva había sido entregada durante un encuentro que mantuvieron en el Vaticano el pasado otoño. «Pero nunca he recibido respuesta», explicó ayer Ruiz de Arcaute a El Correo.
Una publicación religiosa digital se hizo eco de sus palabras. Su historia adquirió cierta notoriedad en círculos religiosos. Y fue en ese momento cuando, según asegura, un sacerdote alavés jubilado le hizo llegar un texto en el que se critican algunos nombramientos del nuevo obispo. El escrito tilda a Elizalde de «lobo con piel de cordero» y de «auténtico déspota». Ruiz de Arcaute, que defiende «la libertad de expresión dentro de la Iglesia», decidió «compartir» el texto, «sin juzgarlo ni asumirlo» en Facebook, «pues estoy convencido de que los silencios en la Iglesia no son buenos». Llovieron las reacciones.
«No hay cabida a la crítica»
Dos semanas después, el pasado miércoles, Ruiz de Arcaute recibe un aviso para reunirse con el párroco recién jubilado de Santa Teresa de Jesús y con el nuevo cura. «Fue entonces cuando me comunicaron que, por decisión del obispo, debía abandonar todas mis responsabilidades parroquiales», señala. Este veto trascendió el lunes y volvió a levantar polvareda. Ayer, la Diócesis de Vitoria dio su visión del asunto. Emitió un comunicado en el que explica que la medida se debe a que el feligrés hizo público «en sus redes sociales un escrito anónimo, difamatorio e injurioso contra el obispo y otros miembros de la comunidad diocesana. Lo hace de manera extensa a través de argumentos contrarios a la verdad y descalificaciones, relacionados con las decisiones tomadas por el obispo de cara a los nombramientos de cargos para el nuevo curso». «La libertad de opinión y expresión son derechos irrenunciables. La difamación y la injuria, sin embargo, no son derechos», se agrega.
A juicio de la Diócesis de Vitoria, este escrito ha causado «grave daño a la comunidad diocesana» y asegura que es el «único motivo» por el que el obispo Elizalde «decide retirar las responsabilidades que don Alfonso ejercía en su parroquia». Ruiz de Arcaute lo ve de otra forma: «Quien critica al obispo no tiene cabida en la Diócesis».
La «inviable» ordenación de Alfonso por ser gay
Alfonso quería ser cura, pero pronto se dio cuenta de que su deseo era una quimera. En una de sus primeras conversaciones con el obispo Elizalde, éste le advirtió de que su acceso al Seminario «era inviable», ya que la Iglesia prohíbe la ordenación a homosexuales. «Además, me dijo que tendría problemas para mantener una relación fluida y cercana con los hombres y mujeres de la comunidad». «Yo le explique que llevaba años desempeñando todo tipo de labores parroquiales sin problema. Me contestó que posiblemente el párroco se había equivocado al darme tanta responsabilidad. Así que ya sospechaba que me iban a prohibir subir al altar o dar la comunión».
Tras conocer el veto, Ruiz de Arcaute, que ya ha entregado las llaves de la parroquia, acudió a la sede del Obispado y solicitó entrevistarse con Elizalde con su secretaria como testigo. «Sólo estuve tres minutos y no sirvió de nada».
El feligrés, que puede asistir a misa, asegura que pese al veto «me he sentido, me siento y me sentiré siempre miembro activo y responsable de la Iglesia. Mi vida seguirá orientada a la vida de fe y el trabajo eclesial y pastoral». Anuncia que apostará por la «espiritualidad inclusiva» con personas del colectivo LGTBI «y otras que por diferentes razones también han sido excluidas».
Los desencuentros entre el obispo y Ruiz de Arcaute comenzaron hace ya un año. Cuando el feligrés estaba a punto de concluir sus estudios de Teología, le comunicó a Elizalde su deseo de ingresar en el Seminario al objeto de poder ordenarse como sacerdote. Ruiz de Arcaute, que ha sido un activo agente pastoral desde muy joven, es homosexual declarado -«nunca lo he ocultado, pero mi fe está por encima», señala- y pidió al prelado vitoriano que mediara ante el papa Francisco para que hiciera esto posible.
Las leyes vaticanas impiden el acceso al sacerdocio de las personas homosexuales. Aun así, el feligrés alavés escribió una misiva que tenía como destinatario al Pontífice en la que le hablaba de su fe y de su compromiso con la comunidad, intactos «pese a haber sido víctima de abusos sexuales» por parte de un religioso en su adolescencia, y de una «llamada al sacerdocio que cada vez siente con más fuerza» y para la que se siente preparado. «Llevo varios años viviendo desde la castidad acogida con alegría al poner en mi compromiso eclesial el centro de mi vida», defiende en su conmovedora carta. Ruiz de Arcaute confiaba en que le despejase el camino al sacerdocio.
Según su relato, Elizalde le aseguró que la misiva había sido entregada durante un encuentro que mantuvieron en el Vaticano el pasado otoño. «Pero nunca he recibido respuesta», explicó ayer Ruiz de Arcaute a El Correo.
Una publicación religiosa digital se hizo eco de sus palabras. Su historia adquirió cierta notoriedad en círculos religiosos. Y fue en ese momento cuando, según asegura, un sacerdote alavés jubilado le hizo llegar un texto en el que se critican algunos nombramientos del nuevo obispo. El escrito tilda a Elizalde de «lobo con piel de cordero» y de «auténtico déspota». Ruiz de Arcaute, que defiende «la libertad de expresión dentro de la Iglesia», decidió «compartir» el texto, «sin juzgarlo ni asumirlo» en Facebook, «pues estoy convencido de que los silencios en la Iglesia no son buenos». Llovieron las reacciones.
«No hay cabida a la crítica»
Dos semanas después, el pasado miércoles, Ruiz de Arcaute recibe un aviso para reunirse con el párroco recién jubilado de Santa Teresa de Jesús y con el nuevo cura. «Fue entonces cuando me comunicaron que, por decisión del obispo, debía abandonar todas mis responsabilidades parroquiales», señala. Este veto trascendió el lunes y volvió a levantar polvareda. Ayer, la Diócesis de Vitoria dio su visión del asunto. Emitió un comunicado en el que explica que la medida se debe a que el feligrés hizo público «en sus redes sociales un escrito anónimo, difamatorio e injurioso contra el obispo y otros miembros de la comunidad diocesana. Lo hace de manera extensa a través de argumentos contrarios a la verdad y descalificaciones, relacionados con las decisiones tomadas por el obispo de cara a los nombramientos de cargos para el nuevo curso». «La libertad de opinión y expresión son derechos irrenunciables. La difamación y la injuria, sin embargo, no son derechos», se agrega.
A juicio de la Diócesis de Vitoria, este escrito ha causado «grave daño a la comunidad diocesana» y asegura que es el «único motivo» por el que el obispo Elizalde «decide retirar las responsabilidades que don Alfonso ejercía en su parroquia». Ruiz de Arcaute lo ve de otra forma: «Quien critica al obispo no tiene cabida en la Diócesis».
La «inviable» ordenación de Alfonso por ser gay
Alfonso quería ser cura, pero pronto se dio cuenta de que su deseo era una quimera. En una de sus primeras conversaciones con el obispo Elizalde, éste le advirtió de que su acceso al Seminario «era inviable», ya que la Iglesia prohíbe la ordenación a homosexuales. «Además, me dijo que tendría problemas para mantener una relación fluida y cercana con los hombres y mujeres de la comunidad». «Yo le explique que llevaba años desempeñando todo tipo de labores parroquiales sin problema. Me contestó que posiblemente el párroco se había equivocado al darme tanta responsabilidad. Así que ya sospechaba que me iban a prohibir subir al altar o dar la comunión».
Tras conocer el veto, Ruiz de Arcaute, que ya ha entregado las llaves de la parroquia, acudió a la sede del Obispado y solicitó entrevistarse con Elizalde con su secretaria como testigo. «Sólo estuve tres minutos y no sirvió de nada».
El feligrés, que puede asistir a misa, asegura que pese al veto «me he sentido, me siento y me sentiré siempre miembro activo y responsable de la Iglesia. Mi vida seguirá orientada a la vida de fe y el trabajo eclesial y pastoral». Anuncia que apostará por la «espiritualidad inclusiva» con personas del colectivo LGTBI «y otras que por diferentes razones también han sido excluidas».
Y TAMBIÉN…
El obispo de Vitoria veta a un homosexual que quiere ser cura.
EFE | El Mundo, 2017-09-05
http://www.elmundo.es/pais-vasco/2017/09/05/59aed656e5fdea23638b4624.html
El obispo de Vitoria veta a un catequista homosexual que quería ser sacerdote.
El obispo Elizalde hace devolver al catequista Alfonso Ruiz de Arcaute las llaves de la parroquia y le prohíbe participar en toda la actividad pastoral. El prelado se comprometió a hacer llegar al papa una carta suya en la que solicitaba permiso para ser ordenado sacerdote y meses después le veta. "En estos días he descubierto, además de muchos apoyos, la cantidad de gente que vive alejada de la Iglesia porque se sienten apaleados", denuncia.
Jesús Bastante | El Diario, 2017-09-04
http://www.eldiario.es/sociedad/obispo-Vitoria-catequista-queria-sacerdote_0_683132324.html
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