'El Porvenir de la Revuelta...' |
Amparo Lasén | Pikara, 2020-01-29
https://www.pikaramagazine.com/2020/01/el-libro-del-buen-vmor/
«Todos son textos queer de sujetos queer encarnados que son, a su vez, sujetos políticos feministas, que en su pluralidad sexo-genérica desafían al binarismo y las dicotomías revelando las fisuras y el imposible cierre de lo que sea ser hombre o ser mujer». Reseña de ‘El libro del buen Vmor. Sexualidades raras y políticas extrañas’, coordinado por Fefa Vila Núñez y Javier Sáez del Álamo y editado por el Ayuntamiento de Madrid en diciembre de 2019.
La cita de Novalis que abre el libro El libro del buen Vmor. Sexualidades raras y políticas extrañas informa de una de sus intenciones: el arte de escribir con otros como síntoma extraño que anuncia la posibilidad de pensar, escribir actuar de modo colectivo. Y es importante ya, de partida, reivindicar el valor y el rigor de las publicaciones colectivas, dado que así son siempre nuestras autorías, ocurrencias y reflexiones. Aunque quede oscurecido a menudo en las publicaciones individuales, que, sin embargo, se venden y promocionan mejor. Este síntoma extraño es aún más necesario cuando se trata de propuestas como esta que quiere movilizar y hacer pensar en común, desde el feminismo y las teorías ‘queer’, siempre vinculadas, y siempre discurriendo entre ellas y en el “entre”: entre cuerpos diversos, entre teoría y práctica, entre experiencias y activismos, entre memoria y porvenir, entre subjetividades y afectos..., afectándose y siendo afectadas.
El título, como dicen sus editores, le hace un guiño al Arcipreste de Hita invirtiendo la A de Amor. Esta Ɐ invertida invita a la lectura desde el extrañamiento, la pregunta, el desplazamiento y la incomodidad. A mí me parece imposible tratar de amor, y, encima, de buen amor, de sexualidades disidentes, de género, sin extrañamientos, desplazamientos, incomodidades, y desasosiegos. Es, sin duda, un acierto haberse acordado de este símbolo matemático que significa “para todo” para titular un libro que busca cuestionar ese «para todo» que entiende el amor como un comodín, vaciado. Pues para todo es igual que para nada, indiferente, sin memoria, sin historia, sin genealogía. Como en el poema A-mor que recuerda Sayak Valencia en su texto para acercarse a lo que podría ser un Ɐmor decolonial.
De forma que este buen Ɐmor incita a hacer memoria, y contra-archivo, a escuchar lo diferente, lo particular, en su dolor y su gloria. Se recogen “voces y cuerpos” de “much+s amig+s, activistas, pasivistas, artistas, poetas, teoric+s, migrantes, feministas, gitanas, afrodescendientes”. Todos son textos ‘queer’ de sujetos ‘queer’ encarnados que son, a su vez, sujetos políticos feministas, que en su pluralidad sexo-genérica desafían al binarismo y las dicotomías revelando las fisuras y el imposible cierre de lo que sea ser hombre o ser mujer. Textos que en su conjunto se ofrecen a ser leídos y des-leídos como propuesta de un desplazamiento político del amor, de las cosas del querer, ofrecer nuevas propuestas feministas sobre los afectos, cuerpos, sexo, deseoc, sentimientos y sus memorias, de su potencia frente al poder, o poderío, diría yo con mis colegas de sociología ordinaria. Este buen Ɐmor se reclama del poderío subversivo, revolucionario de revuelta y revoltoso, (y cómo veremos también en los distintos sentidos de revolver y andar revueltos) de las sexualidades disidentes, no blancas, no cis, no payas, no cuerdas, no ricas, no propietarias, no masculinas, con diversidad funcional.
Poderío, también, para remover y sacudir lo ‘queer’, que no se nos quede sólo en teorías y debates universitarios. En este libro se invita a huir de las narrativas académicas, algo que no siempre nos resulta fácil (esta reseña es un ejemplo, mis disculpas a las lectoras y lectores de ‘Pikara Magazine’, lo intento), hasta Teresa de Lauretis lo intenta en este libro, que anima a explorar poéticas distintas para articular otras políticas. Esta intención acerca del lenguaje y la escritura en su conexión poética-poiética-política también forma parte de la memoria de los activismos y artivismos que se recuerdan en este proyecto: desde las LSD, al cine de Chantal Akerman y sus mujeres desconocidas al que dedica su texto Miriam Martín, o el escrito ‘Jinete Ultimo Reino Manifiesto’, de María Salgado y Fran MM Cabeza de Vaca. Para poder escribir colectivamente sobre el deseo, la (dis)capacidad, el poder, la potencia de los cuerpos, la vulnerabilidad, la muerte y el alma, en un texto que se quiere di-vertido y pervertido, para mostrar la contradicción y complejidad del amor o abrirlo a otras líneas de fuga: más de dos, una red, una solidaridad, cuidados, sin propiedades, sin miedo y sin esperanza. Al leerlo me digo cuánto me gustaría movilizar estas lecturas, experiencias y memorias para revolver también las heterosexualidades, para pensar, imaginar y hacer también una heterosexualidad feminista y disidente (ahí es na). La esperanza es lo último que se pierde, parece ser, también nos va la vida en ello. Como nos recuerda Sara Ahmed en sus ‘Notas sobre la supervivencia feminista’, en el feminismo, como también en las sexualidades disidentes, estamos luchando por nuestras vidas, contra un sistema que ejerce su violencia, sin olvidar que aquellas personas que experimentan la violencia de un sistema son las que lo conocen más íntimamente.
Sin ser un catálogo de exposición, este libro colectivo es parte del programa cultural ‘El Porvenir de la Revuelta, Memoria y deseo LGTBI-Q’, que tuvo lugar en Madrid en 2017. Un proyecto colectivo de Ɐmor y Ɐrtivismo, con voluntad de generar debates, reactivar e inventar imaginarios necesarios para vivir y sobrevivir, para hacer vidas visibles, ampliar libertad y soberanía, ampliar nuestra democracia y atrevernos a construir otra, para hacer alianzas, más o menos monstruosas, vinculando memorias y porvenir, al interrogar y escrutar las experiencias colectivas desde la disidencia sexual y sus actores para confrontar el presente, atendiendo a luchas, afectos, logros y fracasos, miedos, silencios, rabias, y deseo, así como el poderío de esas experiencias.
Este programa artístico y pedagógico crítico celebraba el 40 aniversario de la primera manifestación pública en la que las travestis, lesbianas, maricas reclamaban libertades sexuales secuestradas y penadas durante el franquismo, una celebración conectada con la memoria del activismo de las décadas posteriores. Ilustrado por fotos de esa exposición y de las actividades de ese programa del 2017, este libro prolonga su deseo de reivindicar una memoria y un deseo capaces de cuestionar el presente. Se trata también de recordar el pasado ausente de los vencidos, como las que salieron a la calle hace 40 años, de lo fracasado, lo desechado por la lógica dominante de la historia cultural y política reciente. Por esto el libro se cierra con el contra-archivo, un archivo de activismos y afectos que se construye con las imágenes, textos, recuerdos, objetos, que nunca se archivan porque son abyectos, de los que no importan: bolleras pobres, maricas plumeras, trans, migrantes, gitanas raras, personas con sida, las personas ‘queer’ de pueblo… Quienes sin embargo producen materiales, e inmateriales, que merecen ser guardados y archivados, cuidados. Hacer archivo es también tomar el poder de los guardianes e intérpretes del archivo, nos recuerdan los editores del libro, y con nuestros contra-archivos desafiar la representación del pasado y abrir otro futuro.
La realidad no es solamente lo que ha llegado a ser, atañe también a lo que no ha podido ser, lo que no ha querido ser, lo que hoy sobrevive como posibilidad a estrenar. En un presente de devenir político incierto de crisis ecológica, política, civilizatoria, sexual... recordar y retomar la memoria de las perdedoras es un modo de exponer la vergüenza de los triunfadores, dicen Fefa Vila y Javier Sáez. Y su sinvergüenza, añadiría yo, ya que es propio de los privilegiados el lujo también de no tener vergüenza, de ignorar, de no sufrir de sanción social si se comportan inapropiadamente, de ejemplos actuales andamos sobradas, desde la desfachatez de los corruptos a la negación de la violencia de género, o la propuesta de los vetos parentales a la educación en el reconocimiento y respeto de la diversidad y de los derechos humanos fundamentales.
El libro se presenta en cuatro partes: MEMORIA de una revuelta, DESEO de una revuelta, PORVENIR de una revuelta, CONTRA-Archivo. Los distintos capítulos recogen y expresan memorias revueltas, usando la feliz expresión de Dau García Dauder, que revuelven lo personal y lo colectivo. En su texto, por ejemplo, hilando el relato de su infancia y adolescencia en el Madrid y su periferia de los 70 y 80, con las publicaciones y los eventos claves de los activismos feministas que corrían paralelos en el calendario, aunque ignorados en su mundo de entonces. Con una poética que muestra las complejidades de la contemporaneidad, cuando ese presente contemporáneo paralelo que se ignora configura tu porvenir y sus encuentros, al ir dando forma a la red de afectos, cuerpos, textos, espacios, luchas… lesbofeministas, donde se enredará desde su juventud.
Esta memoria revuelta le permite, nos permite, preguntarnos por cómo habría sido nuestro pasado, nuestra adolescencia, si hubiéramos sabido entonces de esos activismos, de esos abrazos y sentidos, si hubiera leído entonces el ‘fanzine’ ‘Nosotras que nos Queremos Tanto’, del Colectivo de Feministas Lesbianas de Madrid (CFLM), que “lesbianizaban los ochenta sin complejos”. Y que aún nos siguen enredando y revolviendo, como lo que cuenta Carmen Romero, cuyo capítulo abre la sección DESEO, del texto de este mismo colectivo: “El deseo de las demás es cutre, amigas mías, el mío no”, cuyas reflexiones sobre lo particular, complejo y elusivo de las fantasías sexuales y los deseos, debieron revolver los cuerpos y cabezas de quiénes lo escucharon en las Jornadas Feministas Contra la Violencia Machista, de Santiago en 1988, como sucede hoy cuando lo volvemos a leer y debatir con nuestr+s estudiantes.
Memorias revueltas y revueltos de deseos de una sexualidad diversa y disidente, de unos cuerpos también revueltos, irreductibles a la normalización. El vínculo entre memoria-deseo-porvenir de esta propuesta apunta a que no es un porvenir que se aguarda. Se sueña, se actúa, se experimenta, individual y colectivamente, en todos los encuentros Ɐmorosos y los enredos íntimos. El sueño, del imaginario, de la fantasía, es otro hilo que enreda memoria, deseo y porvenir, y si algo saben y han sabido las sexualidades disidentes, como dice Dau García Dauder, es reconstruir los escombros de memoria y sueño. Un ejemplo de esto vemos en las fotos que ilustran el texto de Pepe Miralles, de piedras planas apiladas en un lugar de 'cruising' mallorquín para dar asiento a los deseos y placeres (si hay suerte), como sillas hechas con cuidado para poder volver a las felaciones cuando las rodillas ya no te permiten los antiguos gestos. Así como en las voces que recoge Miralles de esos hombres que limpian y cuidan de este espacio que ha acogido sus encuentros e intimidad compartida durante décadas, que se acompañan hoy allí de diversas maneras, y que vuelven porque el deseo perdura, y el placer sigue por venir, aunque el tiempo en sus cuerpos haga que sean más esquivos los encuentros.
Recordar revuelve, desear ni te cuento, así que los hilos y enredos que sostienen esta propuesta dan cuenta también de múltiples malestares y desasosiegos. Como darse cuenta al recordar de la extrañeza que se sintió, pero a la que no se atendió en su momento, y que es capaz de darnos ahora nuevos sentidos, atenciones y reconocimientos; o el recuerdo de una vergüenza, o la vergüenza o resquemores retrospectivos por las desatenciones y olvidos que ahora vemos, como habernos apropiado en exceso de ciertos nombres, como lo puta en el texto de Carmen Romero, cuando llevadas por el legítimo deseo desafiante de reivindicar la fuerza del insulto y de darle la vuelta al estigma, olvidamos nuestras posiciones de privilegio al hacerlo. O que nos saquen los colores con la denuncia de los silencios y olvidos sistémicos, del racismo como olvido, borrado e ignorancia, también dentro de las memorias de las disidencias, como el mutismo antigitano del que trata Iñaki Vázquez en su capítulo sobre la resistencia de la disidencia sexual y de género rromani contra ese mutismo, o como cuando Esther Ortega nos recuerda que las negras siempre fueron ‘queer’.
El recuerdo de las memorias revueltas hace aumentar el desasosiego ante ciertas iniciativas presentes de olvido y exclusión dentro del feminismo, que tanto dolor, enfado y estupor nos provocan. Las que “quiebran alianzas pasadas forjadas sobre dolores y duelos no plenamente abordados” al pretender arrogarse la capacidad de decidir quién cuenta y quién no como feminista en alegatos en contra de las personas trans o las teorías ‘queer’, o al abordar debates como el de la prostitución calificando de forma ofensiva de proxenetas a las posiciones pro-derechos, faltando a la memoria de la trayectoria y complejidad de estos debates dentro del feminismo, como nos recuerda Romero. La sinvergonzonería de faltarle al feminismo y su memoria: la solidaridad, la sororidad, el apoyo mutuo, las alianzas, el sostenimiento mutuo, reformulando el cuerpo, reconfigurándolo en colectivo, afectándonos, y siendo responsables de esos afectos. Este ‘Libro del buen Ɐmor’ nos recuerda la vigencia de los llamamientos del feminismo de los 80 a que no tenemos que ser iguales para constituir un movimiento, pero debemos rechazar fallarnos las unas a las otras, les unes a les otres, admitiendo nuestro dolor, nuestro miedo y dando cuenta de nuestra ignorancia. No podemos fallarnos, estamos para sostenernos.
El provenir de la revuelta se alimenta de nuestros sueños, y del optimismo y esperanza, a pesar de la cansina persistencia de las violencias sobre nuestros cuerpos, de que los sueños de las que criaturas que criamos “no reflejen la muerte de los nuestros” como dice Audre Lorde, citada por Ahmed, a propósito de criar a criaturas negras en la boca del monstruo racista, sexista, homófobo, capacitista, capitalista. O sea, luchar para no reproducir una herencia, con una lucha que nos permita seguir aferrándonos a nuestros sueños y trasmitirlos para que den forma a ese porvenir y nos sobrevivan, que nos permita seguir en el baile y en la fiesta.
La fiesta de las feministas aguafiestas, inadaptadas y guerreras, sí, ‘queers’, jóvenes y viejas, pero también bailonas, risueñas, comiendo, bebiendo, saltando (si sus rodillas lo permiten, si no explorando los muchos otros movimientos que aún nos quedan) y riendo en fiestas por los sótanos y las azoteas, como reivindica el texto de Materia Hache que cierra el apartado PORVENIR, donde el baile y la fiesta son metáfora de políticas y sociabilidades nuevas, la pista de baile como espacio donde se coreografían las confluencias de memoria, deseo y porvenir, en la noche de baile (o en la sesión vermú para los cuerpos que el tiempo ha vuelto menos noctámbulos) disposiciones que nos permitan estar “vigilantes sobre la menor oportunidad de cambio”, de nuevo Lorde, estar a la que salta, huyendo de las simplificaciones, en común, en procesos colectivos, entre nosotras, nosotros y nosotres, entre cuerpos como en un baile, también de palabras y experiencias, abriéndonos a las preguntas complejas, a darle vueltas a esta realidad tozuda y dañina. Sin fallarnos, sosteniéndonos como cuerpos que bailan apoyándose, atentos, vigilantes y lentos.
La cita de Novalis que abre el libro El libro del buen Vmor. Sexualidades raras y políticas extrañas informa de una de sus intenciones: el arte de escribir con otros como síntoma extraño que anuncia la posibilidad de pensar, escribir actuar de modo colectivo. Y es importante ya, de partida, reivindicar el valor y el rigor de las publicaciones colectivas, dado que así son siempre nuestras autorías, ocurrencias y reflexiones. Aunque quede oscurecido a menudo en las publicaciones individuales, que, sin embargo, se venden y promocionan mejor. Este síntoma extraño es aún más necesario cuando se trata de propuestas como esta que quiere movilizar y hacer pensar en común, desde el feminismo y las teorías ‘queer’, siempre vinculadas, y siempre discurriendo entre ellas y en el “entre”: entre cuerpos diversos, entre teoría y práctica, entre experiencias y activismos, entre memoria y porvenir, entre subjetividades y afectos..., afectándose y siendo afectadas.
El título, como dicen sus editores, le hace un guiño al Arcipreste de Hita invirtiendo la A de Amor. Esta Ɐ invertida invita a la lectura desde el extrañamiento, la pregunta, el desplazamiento y la incomodidad. A mí me parece imposible tratar de amor, y, encima, de buen amor, de sexualidades disidentes, de género, sin extrañamientos, desplazamientos, incomodidades, y desasosiegos. Es, sin duda, un acierto haberse acordado de este símbolo matemático que significa “para todo” para titular un libro que busca cuestionar ese «para todo» que entiende el amor como un comodín, vaciado. Pues para todo es igual que para nada, indiferente, sin memoria, sin historia, sin genealogía. Como en el poema A-mor que recuerda Sayak Valencia en su texto para acercarse a lo que podría ser un Ɐmor decolonial.
De forma que este buen Ɐmor incita a hacer memoria, y contra-archivo, a escuchar lo diferente, lo particular, en su dolor y su gloria. Se recogen “voces y cuerpos” de “much+s amig+s, activistas, pasivistas, artistas, poetas, teoric+s, migrantes, feministas, gitanas, afrodescendientes”. Todos son textos ‘queer’ de sujetos ‘queer’ encarnados que son, a su vez, sujetos políticos feministas, que en su pluralidad sexo-genérica desafían al binarismo y las dicotomías revelando las fisuras y el imposible cierre de lo que sea ser hombre o ser mujer. Textos que en su conjunto se ofrecen a ser leídos y des-leídos como propuesta de un desplazamiento político del amor, de las cosas del querer, ofrecer nuevas propuestas feministas sobre los afectos, cuerpos, sexo, deseoc, sentimientos y sus memorias, de su potencia frente al poder, o poderío, diría yo con mis colegas de sociología ordinaria. Este buen Ɐmor se reclama del poderío subversivo, revolucionario de revuelta y revoltoso, (y cómo veremos también en los distintos sentidos de revolver y andar revueltos) de las sexualidades disidentes, no blancas, no cis, no payas, no cuerdas, no ricas, no propietarias, no masculinas, con diversidad funcional.
Poderío, también, para remover y sacudir lo ‘queer’, que no se nos quede sólo en teorías y debates universitarios. En este libro se invita a huir de las narrativas académicas, algo que no siempre nos resulta fácil (esta reseña es un ejemplo, mis disculpas a las lectoras y lectores de ‘Pikara Magazine’, lo intento), hasta Teresa de Lauretis lo intenta en este libro, que anima a explorar poéticas distintas para articular otras políticas. Esta intención acerca del lenguaje y la escritura en su conexión poética-poiética-política también forma parte de la memoria de los activismos y artivismos que se recuerdan en este proyecto: desde las LSD, al cine de Chantal Akerman y sus mujeres desconocidas al que dedica su texto Miriam Martín, o el escrito ‘Jinete Ultimo Reino Manifiesto’, de María Salgado y Fran MM Cabeza de Vaca. Para poder escribir colectivamente sobre el deseo, la (dis)capacidad, el poder, la potencia de los cuerpos, la vulnerabilidad, la muerte y el alma, en un texto que se quiere di-vertido y pervertido, para mostrar la contradicción y complejidad del amor o abrirlo a otras líneas de fuga: más de dos, una red, una solidaridad, cuidados, sin propiedades, sin miedo y sin esperanza. Al leerlo me digo cuánto me gustaría movilizar estas lecturas, experiencias y memorias para revolver también las heterosexualidades, para pensar, imaginar y hacer también una heterosexualidad feminista y disidente (ahí es na). La esperanza es lo último que se pierde, parece ser, también nos va la vida en ello. Como nos recuerda Sara Ahmed en sus ‘Notas sobre la supervivencia feminista’, en el feminismo, como también en las sexualidades disidentes, estamos luchando por nuestras vidas, contra un sistema que ejerce su violencia, sin olvidar que aquellas personas que experimentan la violencia de un sistema son las que lo conocen más íntimamente.
Sin ser un catálogo de exposición, este libro colectivo es parte del programa cultural ‘El Porvenir de la Revuelta, Memoria y deseo LGTBI-Q’, que tuvo lugar en Madrid en 2017. Un proyecto colectivo de Ɐmor y Ɐrtivismo, con voluntad de generar debates, reactivar e inventar imaginarios necesarios para vivir y sobrevivir, para hacer vidas visibles, ampliar libertad y soberanía, ampliar nuestra democracia y atrevernos a construir otra, para hacer alianzas, más o menos monstruosas, vinculando memorias y porvenir, al interrogar y escrutar las experiencias colectivas desde la disidencia sexual y sus actores para confrontar el presente, atendiendo a luchas, afectos, logros y fracasos, miedos, silencios, rabias, y deseo, así como el poderío de esas experiencias.
Este programa artístico y pedagógico crítico celebraba el 40 aniversario de la primera manifestación pública en la que las travestis, lesbianas, maricas reclamaban libertades sexuales secuestradas y penadas durante el franquismo, una celebración conectada con la memoria del activismo de las décadas posteriores. Ilustrado por fotos de esa exposición y de las actividades de ese programa del 2017, este libro prolonga su deseo de reivindicar una memoria y un deseo capaces de cuestionar el presente. Se trata también de recordar el pasado ausente de los vencidos, como las que salieron a la calle hace 40 años, de lo fracasado, lo desechado por la lógica dominante de la historia cultural y política reciente. Por esto el libro se cierra con el contra-archivo, un archivo de activismos y afectos que se construye con las imágenes, textos, recuerdos, objetos, que nunca se archivan porque son abyectos, de los que no importan: bolleras pobres, maricas plumeras, trans, migrantes, gitanas raras, personas con sida, las personas ‘queer’ de pueblo… Quienes sin embargo producen materiales, e inmateriales, que merecen ser guardados y archivados, cuidados. Hacer archivo es también tomar el poder de los guardianes e intérpretes del archivo, nos recuerdan los editores del libro, y con nuestros contra-archivos desafiar la representación del pasado y abrir otro futuro.
La realidad no es solamente lo que ha llegado a ser, atañe también a lo que no ha podido ser, lo que no ha querido ser, lo que hoy sobrevive como posibilidad a estrenar. En un presente de devenir político incierto de crisis ecológica, política, civilizatoria, sexual... recordar y retomar la memoria de las perdedoras es un modo de exponer la vergüenza de los triunfadores, dicen Fefa Vila y Javier Sáez. Y su sinvergüenza, añadiría yo, ya que es propio de los privilegiados el lujo también de no tener vergüenza, de ignorar, de no sufrir de sanción social si se comportan inapropiadamente, de ejemplos actuales andamos sobradas, desde la desfachatez de los corruptos a la negación de la violencia de género, o la propuesta de los vetos parentales a la educación en el reconocimiento y respeto de la diversidad y de los derechos humanos fundamentales.
El libro se presenta en cuatro partes: MEMORIA de una revuelta, DESEO de una revuelta, PORVENIR de una revuelta, CONTRA-Archivo. Los distintos capítulos recogen y expresan memorias revueltas, usando la feliz expresión de Dau García Dauder, que revuelven lo personal y lo colectivo. En su texto, por ejemplo, hilando el relato de su infancia y adolescencia en el Madrid y su periferia de los 70 y 80, con las publicaciones y los eventos claves de los activismos feministas que corrían paralelos en el calendario, aunque ignorados en su mundo de entonces. Con una poética que muestra las complejidades de la contemporaneidad, cuando ese presente contemporáneo paralelo que se ignora configura tu porvenir y sus encuentros, al ir dando forma a la red de afectos, cuerpos, textos, espacios, luchas… lesbofeministas, donde se enredará desde su juventud.
Esta memoria revuelta le permite, nos permite, preguntarnos por cómo habría sido nuestro pasado, nuestra adolescencia, si hubiéramos sabido entonces de esos activismos, de esos abrazos y sentidos, si hubiera leído entonces el ‘fanzine’ ‘Nosotras que nos Queremos Tanto’, del Colectivo de Feministas Lesbianas de Madrid (CFLM), que “lesbianizaban los ochenta sin complejos”. Y que aún nos siguen enredando y revolviendo, como lo que cuenta Carmen Romero, cuyo capítulo abre la sección DESEO, del texto de este mismo colectivo: “El deseo de las demás es cutre, amigas mías, el mío no”, cuyas reflexiones sobre lo particular, complejo y elusivo de las fantasías sexuales y los deseos, debieron revolver los cuerpos y cabezas de quiénes lo escucharon en las Jornadas Feministas Contra la Violencia Machista, de Santiago en 1988, como sucede hoy cuando lo volvemos a leer y debatir con nuestr+s estudiantes.
Memorias revueltas y revueltos de deseos de una sexualidad diversa y disidente, de unos cuerpos también revueltos, irreductibles a la normalización. El vínculo entre memoria-deseo-porvenir de esta propuesta apunta a que no es un porvenir que se aguarda. Se sueña, se actúa, se experimenta, individual y colectivamente, en todos los encuentros Ɐmorosos y los enredos íntimos. El sueño, del imaginario, de la fantasía, es otro hilo que enreda memoria, deseo y porvenir, y si algo saben y han sabido las sexualidades disidentes, como dice Dau García Dauder, es reconstruir los escombros de memoria y sueño. Un ejemplo de esto vemos en las fotos que ilustran el texto de Pepe Miralles, de piedras planas apiladas en un lugar de 'cruising' mallorquín para dar asiento a los deseos y placeres (si hay suerte), como sillas hechas con cuidado para poder volver a las felaciones cuando las rodillas ya no te permiten los antiguos gestos. Así como en las voces que recoge Miralles de esos hombres que limpian y cuidan de este espacio que ha acogido sus encuentros e intimidad compartida durante décadas, que se acompañan hoy allí de diversas maneras, y que vuelven porque el deseo perdura, y el placer sigue por venir, aunque el tiempo en sus cuerpos haga que sean más esquivos los encuentros.
Recordar revuelve, desear ni te cuento, así que los hilos y enredos que sostienen esta propuesta dan cuenta también de múltiples malestares y desasosiegos. Como darse cuenta al recordar de la extrañeza que se sintió, pero a la que no se atendió en su momento, y que es capaz de darnos ahora nuevos sentidos, atenciones y reconocimientos; o el recuerdo de una vergüenza, o la vergüenza o resquemores retrospectivos por las desatenciones y olvidos que ahora vemos, como habernos apropiado en exceso de ciertos nombres, como lo puta en el texto de Carmen Romero, cuando llevadas por el legítimo deseo desafiante de reivindicar la fuerza del insulto y de darle la vuelta al estigma, olvidamos nuestras posiciones de privilegio al hacerlo. O que nos saquen los colores con la denuncia de los silencios y olvidos sistémicos, del racismo como olvido, borrado e ignorancia, también dentro de las memorias de las disidencias, como el mutismo antigitano del que trata Iñaki Vázquez en su capítulo sobre la resistencia de la disidencia sexual y de género rromani contra ese mutismo, o como cuando Esther Ortega nos recuerda que las negras siempre fueron ‘queer’.
El recuerdo de las memorias revueltas hace aumentar el desasosiego ante ciertas iniciativas presentes de olvido y exclusión dentro del feminismo, que tanto dolor, enfado y estupor nos provocan. Las que “quiebran alianzas pasadas forjadas sobre dolores y duelos no plenamente abordados” al pretender arrogarse la capacidad de decidir quién cuenta y quién no como feminista en alegatos en contra de las personas trans o las teorías ‘queer’, o al abordar debates como el de la prostitución calificando de forma ofensiva de proxenetas a las posiciones pro-derechos, faltando a la memoria de la trayectoria y complejidad de estos debates dentro del feminismo, como nos recuerda Romero. La sinvergonzonería de faltarle al feminismo y su memoria: la solidaridad, la sororidad, el apoyo mutuo, las alianzas, el sostenimiento mutuo, reformulando el cuerpo, reconfigurándolo en colectivo, afectándonos, y siendo responsables de esos afectos. Este ‘Libro del buen Ɐmor’ nos recuerda la vigencia de los llamamientos del feminismo de los 80 a que no tenemos que ser iguales para constituir un movimiento, pero debemos rechazar fallarnos las unas a las otras, les unes a les otres, admitiendo nuestro dolor, nuestro miedo y dando cuenta de nuestra ignorancia. No podemos fallarnos, estamos para sostenernos.
El provenir de la revuelta se alimenta de nuestros sueños, y del optimismo y esperanza, a pesar de la cansina persistencia de las violencias sobre nuestros cuerpos, de que los sueños de las que criaturas que criamos “no reflejen la muerte de los nuestros” como dice Audre Lorde, citada por Ahmed, a propósito de criar a criaturas negras en la boca del monstruo racista, sexista, homófobo, capacitista, capitalista. O sea, luchar para no reproducir una herencia, con una lucha que nos permita seguir aferrándonos a nuestros sueños y trasmitirlos para que den forma a ese porvenir y nos sobrevivan, que nos permita seguir en el baile y en la fiesta.
La fiesta de las feministas aguafiestas, inadaptadas y guerreras, sí, ‘queers’, jóvenes y viejas, pero también bailonas, risueñas, comiendo, bebiendo, saltando (si sus rodillas lo permiten, si no explorando los muchos otros movimientos que aún nos quedan) y riendo en fiestas por los sótanos y las azoteas, como reivindica el texto de Materia Hache que cierra el apartado PORVENIR, donde el baile y la fiesta son metáfora de políticas y sociabilidades nuevas, la pista de baile como espacio donde se coreografían las confluencias de memoria, deseo y porvenir, en la noche de baile (o en la sesión vermú para los cuerpos que el tiempo ha vuelto menos noctámbulos) disposiciones que nos permitan estar “vigilantes sobre la menor oportunidad de cambio”, de nuevo Lorde, estar a la que salta, huyendo de las simplificaciones, en común, en procesos colectivos, entre nosotras, nosotros y nosotres, entre cuerpos como en un baile, también de palabras y experiencias, abriéndonos a las preguntas complejas, a darle vueltas a esta realidad tozuda y dañina. Sin fallarnos, sosteniéndonos como cuerpos que bailan apoyándose, atentos, vigilantes y lentos.
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