Imagen: El Mundo / Iván Espinosa de los Monteros |
El portavoz de Vox en el Congreso es una de las caras más visibles del partido. Defiende que su formación es imprescindible para compensar la «radicalidad» que ve en la izquierda
Lucía Méndez | El Mundo, 2020-01-27
https://www.elmundo.es/espana/2020/01/27/5e2d9778fc6c838e538b463f.html
P. Vox lanzó la polémica del pin parental, ¿con qué propósito?
R. Nosotros no hemos lanzado esta propuesta a los medios, ha sido el PSOE para tapar el nombramiento de la fiscal. Para decir que somos la extrema derecha y que el PP se deja arrastrar, y que los únicos moderados son ellos.
P. Pero la propuesta es suya y las comunidades del PP dicen que es un problema inventado.
R. Y según la Generalitat no hay un problema de adoctrinamiento en las aulas catalanas. Si no pasa nada, entonces, no hay problema en implantar el pin parental. Esto viene de lejos, de la ley aprobada por la Comunidad de Madrid, y por otras del PSOE y del PP. No quiero que vaya un cura ni representantes de los colectivos LGTBI a hablar de sexualidad en los colegios, quiero que el padre decida.
P. Pero eso ya es así, a través de los Consejos escolares.
R. La gente es que no se sabe la ley, que obliga a introducir la perspectiva LGTBI de forma transversal en todas las asignaturas.
P. ¿Ustedes están de acuerdo en que se eduque en la no discriminación?
R. De acuerdo, la no discriminación está protegida por la Constitución. El problema es que en España hemos pasado de un extremo a otro. De pegar palizas a los homosexuales a que ahora esos colectivos impongan su ley. Y de la mujer con la pata quebrada y en casa, a no poder nombrar a hombres en el Ministerio de Igualdad. Nos estamos volviendo locos.
P. El gran consenso nacional en esas leyes, ¿no les hace pensar que a lo mejor es una causa justa?
R. El consenso progre. A lo mejor hay cuatro millones de personas que nos han votado que no quieren estar en ese consenso. Yo lo veo de otra manera, la izquierda impone una teoría y el PP va detrás con diez años de retraso y lo lidera. Es que con la ley de la Comunidad de Madrid, el género es autopercibido. Tú no eres mujer porque hayas nacido mujer, sino porque decides ser mujer. Yo puedo decidir ser mujer ahora mismo.
P. ¿...?
R. Sí, no seas LGTBfóbica, ni fascista.
P. Está usted exagerando un poco, ¿no?
R. Es que no hay hombre ni mujer, hay nueve géneros. Y el mejor de todos: el líquido, que hace que yo pueda cambiar de género varias veces al día. Ya ha pasado. Es un caso real. A un hombre le acusaron de violencia de género y le dijo a la juez que no era competente para juzgarlo porque él se había declarado mujer ante notario, y si le juzgaba incurría en prevaricación.
P. Un caso algo surrealista.
R. Aunque sea uno entre un millón, demuestra que la ley está mal.
P. Han acusado ustedes al PSOE nada menos que de promover la pederastia y han compartido vídeos falsos.
R. Rocío ha publicado los manuales escolares en los que a los niños se les hace hacer de niñas. Están ahí. No hemos dicho que se fomente la pederastia en los colegios, pero en Baleares se ha destapado un caso de pederastia que el PSOE se negó a investigar.
P. ¿Exigirán el pin parental para aprobar los Presupuestos de la Comunidad de Madrid?
R. Nosotros no hemos dicho eso. Pero si quieren nuestro apoyo tendrán que negociar con nosotros. Si para Vox es importante y para ellos no existe, no hay problema. La guerra no iba con ellos.
P. La guerra cultural, dice usted.
R. Sí, sí, en los demás países de Occidente el que da la batalla cultural es el partido liberal-conservador. Hay que dar esa batalla en España, el único país del mundo con tribunales sólo para hombres, donde se ha cambiado la carga de la prueba por primera vez en dos mil años de Historia. La ley de violencia de género es anormal en esto.
P. Fuera de España se alaba esta ley.
R. La han alabado, pero no se ha aprobado en otros países. La renuncia del PP a esta batalla cultural es lo que a nosotros nos ha traído hasta aquí. Si el PP no estuviera en el consenso progre, yo estaría en mi casa y en mi oficina, Vox no existiría.
P. ¿Qué relación mantienen con el PP?
R. Una relación no todo lo fluida que debería ser. El PP no ha pasado a la fase de aceptación de la realidad. No son capaces de asumir ni de digerir que Vox ha llegado para quedarse. Hasta que eso no suceda, todo va a ser muy difícil, porque ellos contribuyen más que el PSOE a hacernos la vida más difícil. No se dan cuenta de que nos necesitan y de que el rival no somos nosotros.
P. Sin unidad del centroderecha parece que no puede haber alternativa al PSOE. ¿Por qué no les gusta España Suma?
R. Eso tiene algunos matices. Yo no veo justificación a que PP y Ciudadanos vayan por separado a las elecciones, las ideas son las mismas, las únicas diferencias son personales. Es natural que confluyan. Vox tiene muchas diferencias con esos dos partidos. Aunque podemos poner el énfasis en las cosas que nos unen, que son más importantes que las que nos separan.
P. Critican ustedes mucho a Alberto Núñez Feijóo. ¿Se sienten más cerca de Pablo Casado que del presidente gallego?
R. Nosotros no nos sentimos identificados con el señor Núñez Feijóo, ni con el señor Alonso, ni con las políticas que defienden. Con Pablo Casado tenemos buena relación, tengo la mejor opinión de él.
P. ¿Confluirán en la oposición al Gobierno?
R. Eso va a depender más de ellos que de nosotros, somos nosotros los incómodos para ellos, pero nosotros no tenemos la proa puesta contra ellos, la tenemos contra la izquierda y los nacionalismos. Si algún día PP y Vox tienen suficiente mayoría para gobernar, sería lógico que estuviéramos en el Gobierno.
P. ¿Iba en serio su idea de pactar con el PSOE el Consejo del Poder Judicial?
R. Ha habido mucho revuelo sobre eso. Pero no vamos a participar en la negociación del CGPJ con el PSOE. Santiago lo aclaró. No queremos tener nada que ver con este Gobierno, aunque tengo una relación muy correcta que le sorprendería con miembros del PSOE.
P. ¿Por ejemplo?
R. Con dirigentes de otra época. Yo he oído a Rodríguez Ibarra, a Leguina, a Paco Vázquez o a Alfonso Guerra decir unas cosas que si las decimos nosotros se consideran de ultraderecha.
P. ¿Les molesta que les llamen así?
R. Como si nos llaman bielorrusos. No perdemos el tiempo con etiquetas que nos ponen los progres.
P. ¿Se identifican con algún fenómeno de los que han surgido en otros países? Trump, Bolsonaro, Salvini...
R. Nosotros nos sentimos identificados con ideas. España es un caso distinto, porque hay un escoramiento brutal hacia la izquierda radical. El gran drama ha sido el giro del nacionalismo y de la izquierda hacia posiciones ultramontanas. Y es una pena porque la izquierda era recuperable. Estuve escuchando a Pedro Sánchez en Davos dando un discurso muy moderado. Si fuera un inversor extranjero y escucho a este señor, me llevo una buena impresión. Un Gobierno sensato, moderado, un poquito progre, pero asumible. Hay un contraste muy grande entre la moderación de Davos y la radicalidad de aquí.
P. Ustedes tampoco parecen muy moderados.
R. Nosotros hemos contribuido a la polarización, no lo voy a negar, pero hemos sido los últimos en llegar. La polarización ya estaba aquí antes. Somos el contrapeso, nos gustarían más debates sosegados, pero tenemos que compensar ese radicalismo del otro lado.
P. Entre radicalismo y radicalismo, el diálogo parece imposible en la política española.
R. Lo intentamos, pero es muy difícil. Me decía un político muy conocido que normalmente las bases son más radicales que los líderes, pero es que ahora tenemos unos líderes más radicales que las bases.
R. Nosotros no hemos lanzado esta propuesta a los medios, ha sido el PSOE para tapar el nombramiento de la fiscal. Para decir que somos la extrema derecha y que el PP se deja arrastrar, y que los únicos moderados son ellos.
P. Pero la propuesta es suya y las comunidades del PP dicen que es un problema inventado.
R. Y según la Generalitat no hay un problema de adoctrinamiento en las aulas catalanas. Si no pasa nada, entonces, no hay problema en implantar el pin parental. Esto viene de lejos, de la ley aprobada por la Comunidad de Madrid, y por otras del PSOE y del PP. No quiero que vaya un cura ni representantes de los colectivos LGTBI a hablar de sexualidad en los colegios, quiero que el padre decida.
P. Pero eso ya es así, a través de los Consejos escolares.
R. La gente es que no se sabe la ley, que obliga a introducir la perspectiva LGTBI de forma transversal en todas las asignaturas.
P. ¿Ustedes están de acuerdo en que se eduque en la no discriminación?
R. De acuerdo, la no discriminación está protegida por la Constitución. El problema es que en España hemos pasado de un extremo a otro. De pegar palizas a los homosexuales a que ahora esos colectivos impongan su ley. Y de la mujer con la pata quebrada y en casa, a no poder nombrar a hombres en el Ministerio de Igualdad. Nos estamos volviendo locos.
P. El gran consenso nacional en esas leyes, ¿no les hace pensar que a lo mejor es una causa justa?
R. El consenso progre. A lo mejor hay cuatro millones de personas que nos han votado que no quieren estar en ese consenso. Yo lo veo de otra manera, la izquierda impone una teoría y el PP va detrás con diez años de retraso y lo lidera. Es que con la ley de la Comunidad de Madrid, el género es autopercibido. Tú no eres mujer porque hayas nacido mujer, sino porque decides ser mujer. Yo puedo decidir ser mujer ahora mismo.
P. ¿...?
R. Sí, no seas LGTBfóbica, ni fascista.
P. Está usted exagerando un poco, ¿no?
R. Es que no hay hombre ni mujer, hay nueve géneros. Y el mejor de todos: el líquido, que hace que yo pueda cambiar de género varias veces al día. Ya ha pasado. Es un caso real. A un hombre le acusaron de violencia de género y le dijo a la juez que no era competente para juzgarlo porque él se había declarado mujer ante notario, y si le juzgaba incurría en prevaricación.
P. Un caso algo surrealista.
R. Aunque sea uno entre un millón, demuestra que la ley está mal.
P. Han acusado ustedes al PSOE nada menos que de promover la pederastia y han compartido vídeos falsos.
R. Rocío ha publicado los manuales escolares en los que a los niños se les hace hacer de niñas. Están ahí. No hemos dicho que se fomente la pederastia en los colegios, pero en Baleares se ha destapado un caso de pederastia que el PSOE se negó a investigar.
P. ¿Exigirán el pin parental para aprobar los Presupuestos de la Comunidad de Madrid?
R. Nosotros no hemos dicho eso. Pero si quieren nuestro apoyo tendrán que negociar con nosotros. Si para Vox es importante y para ellos no existe, no hay problema. La guerra no iba con ellos.
P. La guerra cultural, dice usted.
R. Sí, sí, en los demás países de Occidente el que da la batalla cultural es el partido liberal-conservador. Hay que dar esa batalla en España, el único país del mundo con tribunales sólo para hombres, donde se ha cambiado la carga de la prueba por primera vez en dos mil años de Historia. La ley de violencia de género es anormal en esto.
P. Fuera de España se alaba esta ley.
R. La han alabado, pero no se ha aprobado en otros países. La renuncia del PP a esta batalla cultural es lo que a nosotros nos ha traído hasta aquí. Si el PP no estuviera en el consenso progre, yo estaría en mi casa y en mi oficina, Vox no existiría.
P. ¿Qué relación mantienen con el PP?
R. Una relación no todo lo fluida que debería ser. El PP no ha pasado a la fase de aceptación de la realidad. No son capaces de asumir ni de digerir que Vox ha llegado para quedarse. Hasta que eso no suceda, todo va a ser muy difícil, porque ellos contribuyen más que el PSOE a hacernos la vida más difícil. No se dan cuenta de que nos necesitan y de que el rival no somos nosotros.
P. Sin unidad del centroderecha parece que no puede haber alternativa al PSOE. ¿Por qué no les gusta España Suma?
R. Eso tiene algunos matices. Yo no veo justificación a que PP y Ciudadanos vayan por separado a las elecciones, las ideas son las mismas, las únicas diferencias son personales. Es natural que confluyan. Vox tiene muchas diferencias con esos dos partidos. Aunque podemos poner el énfasis en las cosas que nos unen, que son más importantes que las que nos separan.
P. Critican ustedes mucho a Alberto Núñez Feijóo. ¿Se sienten más cerca de Pablo Casado que del presidente gallego?
R. Nosotros no nos sentimos identificados con el señor Núñez Feijóo, ni con el señor Alonso, ni con las políticas que defienden. Con Pablo Casado tenemos buena relación, tengo la mejor opinión de él.
P. ¿Confluirán en la oposición al Gobierno?
R. Eso va a depender más de ellos que de nosotros, somos nosotros los incómodos para ellos, pero nosotros no tenemos la proa puesta contra ellos, la tenemos contra la izquierda y los nacionalismos. Si algún día PP y Vox tienen suficiente mayoría para gobernar, sería lógico que estuviéramos en el Gobierno.
P. ¿Iba en serio su idea de pactar con el PSOE el Consejo del Poder Judicial?
R. Ha habido mucho revuelo sobre eso. Pero no vamos a participar en la negociación del CGPJ con el PSOE. Santiago lo aclaró. No queremos tener nada que ver con este Gobierno, aunque tengo una relación muy correcta que le sorprendería con miembros del PSOE.
P. ¿Por ejemplo?
R. Con dirigentes de otra época. Yo he oído a Rodríguez Ibarra, a Leguina, a Paco Vázquez o a Alfonso Guerra decir unas cosas que si las decimos nosotros se consideran de ultraderecha.
P. ¿Les molesta que les llamen así?
R. Como si nos llaman bielorrusos. No perdemos el tiempo con etiquetas que nos ponen los progres.
P. ¿Se identifican con algún fenómeno de los que han surgido en otros países? Trump, Bolsonaro, Salvini...
R. Nosotros nos sentimos identificados con ideas. España es un caso distinto, porque hay un escoramiento brutal hacia la izquierda radical. El gran drama ha sido el giro del nacionalismo y de la izquierda hacia posiciones ultramontanas. Y es una pena porque la izquierda era recuperable. Estuve escuchando a Pedro Sánchez en Davos dando un discurso muy moderado. Si fuera un inversor extranjero y escucho a este señor, me llevo una buena impresión. Un Gobierno sensato, moderado, un poquito progre, pero asumible. Hay un contraste muy grande entre la moderación de Davos y la radicalidad de aquí.
P. Ustedes tampoco parecen muy moderados.
R. Nosotros hemos contribuido a la polarización, no lo voy a negar, pero hemos sido los últimos en llegar. La polarización ya estaba aquí antes. Somos el contrapeso, nos gustarían más debates sosegados, pero tenemos que compensar ese radicalismo del otro lado.
P. Entre radicalismo y radicalismo, el diálogo parece imposible en la política española.
R. Lo intentamos, pero es muy difícil. Me decía un político muy conocido que normalmente las bases son más radicales que los líderes, pero es que ahora tenemos unos líderes más radicales que las bases.
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