Por primera vez, un policía cumplirá una pena de cárcel por homofobia, al confirmar el Supremo la sentencia del caso Sonia Vivas.
Un triunfo para la concejala de Justicia Social del Ayuntamiento de Palma de Mallorca, la expolicía Sonia Vivas, y también para el colectivo LGTBI, después del infierno vivido por ser lesbiana en la Policía Local de Palma. El Tribunal Supremo confirma las condenas de cárcel por coacciones y denuncia falsa para dos agentes. El de mayor condena, tres años y cinco meses, deberá ingresar en prisión.
Ana María Pascual | El Salto, 2021-01-26
https://www.publico.es/politica/primera-vez-policia-cumplira-pena.html
El final del calvario de Sonia Vivas, concejala de Justicia Social, Feminismo y LGTBI del Ayuntamiento de Palma de Mallorca, está cada vez más cerca gracias a la sentencia del Tribunal Supremo, a la que ha tenido acceso ‘Público’, que le da la razón respecto al infierno que ha tenido que vivir en el seno de la Policía Local de la capital balear. Activista feminista y denunciante de corrupción, esta mujer de 42 años, nacida en Vall d´Hebron, Barcelona, pero instalada en Mallorca desde los 18 años, ha pagado un precio muy alto por cumplir su sueño de ser policía. "Era mi vocación", dice. Pero ser lesbiana y policía no cuadraba con la mentalidad retrógrada, homófoba y violenta de algunos compañeros, en concreto, dos. El Supremo confirma las penas de prisión de tres años y cinco meses para Rafael Puigrós por los delitos de coacciones, denuncia falsa y falso testimonio; y de 15 meses para Alberto Juan Llaneras por un delito de coacciones. El asunto no es menor: por la cuantía de la pena, al menos, Puigrós deberá ingresar en prisión, según informan fuentes judiciales. Ambos habían estado tres meses en la cárcel por esta causa, entre diciembre de 2016 y marzo de 2017. "Es la primera vez en España que un policía va a entrar en prisión por homofobia", dice Vivas.
Sin embargo, la sentencia, de la que ha sido ponente la magistrada Carmen Lamela, deja sin efecto la inhabilitación especial para el empleo de policía durante el tiempo de la condena a la que habían sido condenados los dos policías, porque entiende que la denuncia falsa contra Sonia Vivas la realizó Puigrós en condición de persona particular y no como policía.
Este martes Sonia Vivas, concejala desde mayo del año pasado, se mostraba exultante, "eufórica", por el respaldo del Supremo. "Por fin acaba el infierno de doce años que he sufrido en mis carnes, por homofobia y por ser denunciante de corrupción en el caso Cursach". Este caso, investigado en varias piezas y que ya está pendiente de juicio, desveló una trama de corrupción en Mallorca, que salpicaba a políticos y a polícias, vinculada con el tráfico de drogas, tráfico de influencias y trata con fines de prostitución.
En su promoción, la de 2004, Sonia Vivas fue la única mujer entre noventa hombres. Su primer y único destino en la Policía Local de Palma de Mallorca fue la Unidad Nocturna, y más concretamente, la sección Motorizada Pesada. Ella era la única agente mujer en moto que patrullaba por las noches las calles de Palma. Pero había compañeros a los que les molestaba que Sonia tuviera la misma consideración que ellos. "El acoso comenzó a los dos años de entrar en la Policía Local. Unos cuantos compañeros empiezan a insultarme, a reírse de mí por ser lesbiana. Y así empezó a ser una cuestión diaria el tener de soportar esas burlas", cuenta Sonia a Público.
Recoge la sentencia del Supremo, que confirma el fallo de la Audiencia Provincial de Palma de junio de 2018, que: "ambos acusados de común acuerdo, especialmente Puigrós y en menor medida Juan, movidos por su odio y desprecio a la condición homosexual de Sonia Vivas, y convirtiéndolo en la forma habitual de relacionarse con ella, realizaban hechos tales como apodarle y llamarle "tijeritas", llevarse la mano a los genitales con actos obscenos, hacer chistes de homosexuales en su presencia para que ella los oyera, mofarse de ella. Puigrós se ponía un calcetín en la entrepierna haciendo referencia a los genitales masculinos".
Al repasar con Sonia Vivas, ya fuera de la Policía desde 2019, el relato de las humillaciones de las que fue objeto por parte de esos dos agentes de policía, la indignación surge como un resorte. Vivas es una referencia para otras mujeres discriminadas y acosadas por su condición sexual. "Para la comunidad LGTBI esta sentencia significa que la homofobia contra las personas LGTBI está a la orden del día, que dentro de los colectivos policiales existe la homofobia y que queda mucho por hacer, entre ellas, visibilizar la lesbofobia", sostiene Sonia.
El acoso sufrido por esta mujer fue más allá de las humillaciones constantes. Además de insultos y otras tropelías, como pincharle las ruedas y arrojar huevos contra la moto, Sonia se vio envuelta en un turbio asunto que pudo costarle a ella, la denunciante, la cárcel. Cuando la Fiscalía comenzó a investigar, en 2012, la trama de corrupción en Palma, a raíz de detectarse que desde el ordenador de un alto cargo del PP se habían enviado presuntamente las preguntas para el examen del ascenso a suboficiales de la Policía Local, Sonia Vivas decidió contar lo que sabía sobre la mafia policial.
Denuncia falsa contra Sonia Vivas
"Decidí colaborar por honradez. En el cuartel era vox populi que la droga incautada se convertía después en sal, ¿qué pasaba con esa droga después?", pregunta Sonia. El Supremo relata los acontecimientos que siguieron a aquel episodio: "El 2 septiembre 2016, Sonia Vivas reveló en una entrevista en la Cadena Ser el acoso de que había sido objeto en el cuartel de San Fernando por determinados compañeros policías, al vejarla y menospreciarla por su condición de lesbiana, sin dar en ningún momento ni el nombre ni la identidad de los agentes a quienes había denunciado. Puigrós y Juan, tras escuchar el relato que Vivas hizo en la radio, se sintieron aludidos como los autores del acoso públicamente denunciado". Por ello, "con la finalidad de desacreditar y escarmentar a Vivas", idearon un plan para hacer ver que su compañera había delinquido.
Según ha quedado acreditado, ambos acusados idearon un plan para hacer parecer a Sonia culpable de un intento de agresión a un detenido. "Echaron mano del cuadrante y señalaron un fin de semana que yo había trabajado. Se inventaron que yo había maltratado a un detenido y el asunto prosperó". Vivas se enfrentaba a cuatro años de cárcel por un delito contra la integridad moral; incluso se llegaron a incoar diligencias previas. Pero el proceso puso de manifiesto la falsedad de los hechos y de los testigos. "Cometieron un error. El sábado que ellos decían que me habían visto intentando agredir a un detenido yo no trabajé, aunque en el cuadrante no constaba, porque mi pareja se había sometido a una intervención quirúrgica y yo tenía permiso para estar con ella", explica.
Según la sentencia de la Audiencia Provincial de Palma, Rafael Puigrós inició una "afanosa búsqueda de testigos" para que le ayudasen a ratificar la denuncia falsa. Y convenció a algún compañero, en concreto a Victor Ríos, que declaró haber visto a Sonia cerca de los calabozos el día de autos. Ahora, una vez que la sentencia es firme, el Ministerio Fiscal pedirá explicaciones a este policía local de Palma por su declaración en sede judicial al estimar que presuntamente pudo incurrir en falso testimonio.
El acoso homófobo sufrido por Sonia Vivas le causó "trastorno adaptativo de ansiedad-depresión, precisando de tratamiento médico", tal como testificó en el juicio la forense. Sin embargo, no se les condenó por ello al estimar que el delito había prescrito.
En cuanto a la connivencia de sus superiores con los ya condenados, Sonia Vivas explica que "se reían cuando escuchaban que me llamaba "la bollera" o "la tijeritas". El ambiente era irrespirable. Hay gente buena en la Policía, por supuesto, pero hay muchos homófobos, muchos", concluye.
No acaba la pesadilla para Sonia Vivas. Tratando de paralizar el recurso de casación, los dos policías ahora condenados en firme y una asociación policial la denunciaron por los presuntos delitos de estafa procesal en grado de tentativa y de denuncia falsa. Sonia tendrá que ir a declarar por esta denuncia.
Sin embargo, la sentencia, de la que ha sido ponente la magistrada Carmen Lamela, deja sin efecto la inhabilitación especial para el empleo de policía durante el tiempo de la condena a la que habían sido condenados los dos policías, porque entiende que la denuncia falsa contra Sonia Vivas la realizó Puigrós en condición de persona particular y no como policía.
Este martes Sonia Vivas, concejala desde mayo del año pasado, se mostraba exultante, "eufórica", por el respaldo del Supremo. "Por fin acaba el infierno de doce años que he sufrido en mis carnes, por homofobia y por ser denunciante de corrupción en el caso Cursach". Este caso, investigado en varias piezas y que ya está pendiente de juicio, desveló una trama de corrupción en Mallorca, que salpicaba a políticos y a polícias, vinculada con el tráfico de drogas, tráfico de influencias y trata con fines de prostitución.
En su promoción, la de 2004, Sonia Vivas fue la única mujer entre noventa hombres. Su primer y único destino en la Policía Local de Palma de Mallorca fue la Unidad Nocturna, y más concretamente, la sección Motorizada Pesada. Ella era la única agente mujer en moto que patrullaba por las noches las calles de Palma. Pero había compañeros a los que les molestaba que Sonia tuviera la misma consideración que ellos. "El acoso comenzó a los dos años de entrar en la Policía Local. Unos cuantos compañeros empiezan a insultarme, a reírse de mí por ser lesbiana. Y así empezó a ser una cuestión diaria el tener de soportar esas burlas", cuenta Sonia a Público.
Recoge la sentencia del Supremo, que confirma el fallo de la Audiencia Provincial de Palma de junio de 2018, que: "ambos acusados de común acuerdo, especialmente Puigrós y en menor medida Juan, movidos por su odio y desprecio a la condición homosexual de Sonia Vivas, y convirtiéndolo en la forma habitual de relacionarse con ella, realizaban hechos tales como apodarle y llamarle "tijeritas", llevarse la mano a los genitales con actos obscenos, hacer chistes de homosexuales en su presencia para que ella los oyera, mofarse de ella. Puigrós se ponía un calcetín en la entrepierna haciendo referencia a los genitales masculinos".
Al repasar con Sonia Vivas, ya fuera de la Policía desde 2019, el relato de las humillaciones de las que fue objeto por parte de esos dos agentes de policía, la indignación surge como un resorte. Vivas es una referencia para otras mujeres discriminadas y acosadas por su condición sexual. "Para la comunidad LGTBI esta sentencia significa que la homofobia contra las personas LGTBI está a la orden del día, que dentro de los colectivos policiales existe la homofobia y que queda mucho por hacer, entre ellas, visibilizar la lesbofobia", sostiene Sonia.
El acoso sufrido por esta mujer fue más allá de las humillaciones constantes. Además de insultos y otras tropelías, como pincharle las ruedas y arrojar huevos contra la moto, Sonia se vio envuelta en un turbio asunto que pudo costarle a ella, la denunciante, la cárcel. Cuando la Fiscalía comenzó a investigar, en 2012, la trama de corrupción en Palma, a raíz de detectarse que desde el ordenador de un alto cargo del PP se habían enviado presuntamente las preguntas para el examen del ascenso a suboficiales de la Policía Local, Sonia Vivas decidió contar lo que sabía sobre la mafia policial.
Denuncia falsa contra Sonia Vivas
"Decidí colaborar por honradez. En el cuartel era vox populi que la droga incautada se convertía después en sal, ¿qué pasaba con esa droga después?", pregunta Sonia. El Supremo relata los acontecimientos que siguieron a aquel episodio: "El 2 septiembre 2016, Sonia Vivas reveló en una entrevista en la Cadena Ser el acoso de que había sido objeto en el cuartel de San Fernando por determinados compañeros policías, al vejarla y menospreciarla por su condición de lesbiana, sin dar en ningún momento ni el nombre ni la identidad de los agentes a quienes había denunciado. Puigrós y Juan, tras escuchar el relato que Vivas hizo en la radio, se sintieron aludidos como los autores del acoso públicamente denunciado". Por ello, "con la finalidad de desacreditar y escarmentar a Vivas", idearon un plan para hacer ver que su compañera había delinquido.
Según ha quedado acreditado, ambos acusados idearon un plan para hacer parecer a Sonia culpable de un intento de agresión a un detenido. "Echaron mano del cuadrante y señalaron un fin de semana que yo había trabajado. Se inventaron que yo había maltratado a un detenido y el asunto prosperó". Vivas se enfrentaba a cuatro años de cárcel por un delito contra la integridad moral; incluso se llegaron a incoar diligencias previas. Pero el proceso puso de manifiesto la falsedad de los hechos y de los testigos. "Cometieron un error. El sábado que ellos decían que me habían visto intentando agredir a un detenido yo no trabajé, aunque en el cuadrante no constaba, porque mi pareja se había sometido a una intervención quirúrgica y yo tenía permiso para estar con ella", explica.
Según la sentencia de la Audiencia Provincial de Palma, Rafael Puigrós inició una "afanosa búsqueda de testigos" para que le ayudasen a ratificar la denuncia falsa. Y convenció a algún compañero, en concreto a Victor Ríos, que declaró haber visto a Sonia cerca de los calabozos el día de autos. Ahora, una vez que la sentencia es firme, el Ministerio Fiscal pedirá explicaciones a este policía local de Palma por su declaración en sede judicial al estimar que presuntamente pudo incurrir en falso testimonio.
El acoso homófobo sufrido por Sonia Vivas le causó "trastorno adaptativo de ansiedad-depresión, precisando de tratamiento médico", tal como testificó en el juicio la forense. Sin embargo, no se les condenó por ello al estimar que el delito había prescrito.
En cuanto a la connivencia de sus superiores con los ya condenados, Sonia Vivas explica que "se reían cuando escuchaban que me llamaba "la bollera" o "la tijeritas". El ambiente era irrespirable. Hay gente buena en la Policía, por supuesto, pero hay muchos homófobos, muchos", concluye.
No acaba la pesadilla para Sonia Vivas. Tratando de paralizar el recurso de casación, los dos policías ahora condenados en firme y una asociación policial la denunciaron por los presuntos delitos de estafa procesal en grado de tentativa y de denuncia falsa. Sonia tendrá que ir a declarar por esta denuncia.
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