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Yolanda Pascual | El Correo de Burgos, 2015-11-08
http://www.elcorreodeburgos.com/noticias/opinion/color-violeta_110697.html
Más de 100.000 personas, convirtieron ayer el centro de Madrid en color violeta y entonaron un grito unísono contra la violencia machista. Un color y un clamor que quiere ser una cuestión de Estado. Y no es para menos. En la última década, 1.378 mujeres han sido asesinadas por lo que hoy hemos denominado ‘terrorismo machista’, y este verano 37 mujeres y 8 menores han encontrado la muerte a manos de sus parejas, padres o parejas de sus madres.
No podemos mirar a otro lado ante una lacra que cada año deja un reguero de violencia y tristeza. Cien mil personas acudieron a una marcha contra la violencia machista, que las redes sociales convirtieron este grito contra el maltrato en ‘Trending topic’. Hubiera deseado que esta macro manifestación en Madrid no se hubiera celebrado. Sería un claro mensaje de que la violencia machista está erradicada como se hace con las enfermedades. Lo que ocurre es que no hay vacuna para ello porque este tipo de violencia está inoculado en el ser que la lleva a cabo. Forma parte de su ADN y de sus neuronas.
Hay medicamentos paliativos para ello y el primero que se suministre debe ser la Educación. Y quizá ahí es donde estamos fallando todos. Desde el lenguaje, la discriminación en los juegos, en las tareas del hogar, en la escuela… En un país en el que hasta no hace tanto la mujer dependía del padre hasta depender del marido; en un país en donde la mujer, de media, cobra menos que el hombre o no tiene el mismo acceso a los altos cargos en muchos casos porque la empresa considera que el género femenino tiene cargas familiares que no le permitirían dar el 100%… Es muy difícil revertir tantos años de educación machista.
Algo hemos avanzado, pero aún un porcentaje de jóvenes -de ambos sexos- consideran que obligar a sus parejas a tener sexo no es delito ni maltrato y darían segundas oportunidades a su supuesto maltratador. No llegan a identificar como violencia un insulto, una crítica en el modo de vestir o controlar el móvil de la pareja. Y siguen viendo los celos como una prueba de amor. Educación desde el primer suspiro de vida.
Y la segunda vacuna es la prevención y atención. Debemos tener recursos necesarios para que una mujer denuncie y no se eche atrás por miedo porque se quede sola. Atender y prevenir posibles consecuencias y actuar antes de que se tenga que lamentar otra muerte más.
Y todos debemos ser conscientes de que un insulto como ‘estúpida’; un desprecio como ‘tú que sabes’ o ‘no vales para nada’; o golpes en muebles para amedrentar al contrario, son también maltrato y, en casi todos los casos, el primer paso para que se produzca la violencia física.
Educación para poder detectar desde el minuto cero el maltrato; atención y prevención de la sociedad y de los poderes públicos. Esas son las vacunas y quizá así, un día no convoquemos macro manifestaciones.
No podemos mirar a otro lado ante una lacra que cada año deja un reguero de violencia y tristeza. Cien mil personas acudieron a una marcha contra la violencia machista, que las redes sociales convirtieron este grito contra el maltrato en ‘Trending topic’. Hubiera deseado que esta macro manifestación en Madrid no se hubiera celebrado. Sería un claro mensaje de que la violencia machista está erradicada como se hace con las enfermedades. Lo que ocurre es que no hay vacuna para ello porque este tipo de violencia está inoculado en el ser que la lleva a cabo. Forma parte de su ADN y de sus neuronas.
Hay medicamentos paliativos para ello y el primero que se suministre debe ser la Educación. Y quizá ahí es donde estamos fallando todos. Desde el lenguaje, la discriminación en los juegos, en las tareas del hogar, en la escuela… En un país en el que hasta no hace tanto la mujer dependía del padre hasta depender del marido; en un país en donde la mujer, de media, cobra menos que el hombre o no tiene el mismo acceso a los altos cargos en muchos casos porque la empresa considera que el género femenino tiene cargas familiares que no le permitirían dar el 100%… Es muy difícil revertir tantos años de educación machista.
Algo hemos avanzado, pero aún un porcentaje de jóvenes -de ambos sexos- consideran que obligar a sus parejas a tener sexo no es delito ni maltrato y darían segundas oportunidades a su supuesto maltratador. No llegan a identificar como violencia un insulto, una crítica en el modo de vestir o controlar el móvil de la pareja. Y siguen viendo los celos como una prueba de amor. Educación desde el primer suspiro de vida.
Y la segunda vacuna es la prevención y atención. Debemos tener recursos necesarios para que una mujer denuncie y no se eche atrás por miedo porque se quede sola. Atender y prevenir posibles consecuencias y actuar antes de que se tenga que lamentar otra muerte más.
Y todos debemos ser conscientes de que un insulto como ‘estúpida’; un desprecio como ‘tú que sabes’ o ‘no vales para nada’; o golpes en muebles para amedrentar al contrario, son también maltrato y, en casi todos los casos, el primer paso para que se produzca la violencia física.
Educación para poder detectar desde el minuto cero el maltrato; atención y prevención de la sociedad y de los poderes públicos. Esas son las vacunas y quizá así, un día no convoquemos macro manifestaciones.
NOTA DE IGLU: Cuando se iba a cumplir un año desde que firmara este artículo, Yolanda Pascual fue asesinada en Burgos por su ex marido el 3 de Noviembre de 2016.
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