Pablo Hernández Martín |Vice, 2016-02-03
http://www.vice.com/es/read/estudiante-erasmus-gay-europa-este-0201
La idea que se tiene, en general, sobre los gays y lesbianas en Europa es la de que están completamente integrados en la mecánica de la vida moderna y que solo los retrógrados más casposos se escandalizan al ver a dos individuos con idéntico aparato reproductor compartir saliva. Que los episodios puntuales de homofobia son cosas con las que solo los descerebrados se sienten identificados y que no representan la realidad de nuestro tiempo.
La realidad, sin embargo, es que actualmente la cultura occidental sigue llevando dentro toda una rica galaxia de prejuicios y conductas veladamente homófobas, cuando no hooligans de la familia tradicional y el modo de vida conservador que entienden que eso de "follar" solo puede darse entre un hombre y una mujer, en la posición del misionero y con el único fin de procrear.
Si en España ya sufrimos con los bochornosos episodios de "que hagan lo que quieran, pero en su casa" o el reciente incremento de agresiones a homosexuales que se están cometiendo en Madrid, la situación en los países ex-soviéticos de la Europa del Este resulta preocupante por lo interiorizada que está la homofobia en la conciencia colectiva de una parte de su población.
Rodrigo, estudiante de Arquitectura, ex-erasmus y gay estuvo el pasado año 2015 viviendo y viajando por Europa, en especial por la zona del este, y nos cuenta cómo fue pasar un año estudiando, viviendo y follando por estos países.
VICE: Para ubicarnos: ¿cuándo y durante cuánto tiempo estuviste de Erasmus?
Rodrigo: Fueron diez meses, desde septiembre de 2014 hasta finales de junio de 2015.
Tu periodo Erasmus fue en Letonia, pero te moviste por toda la zona, ¿no?
Sí, mi intercambio era con una universidad de Riga, pero aproveché para viajar un poco por los Bálticos, Suecia, Polonia y algún país más pero del oeste.
¿Y cómo era el ambiente en Letonia? ¿Había algo semejante a una comunidad gay normalizada, como puede haberlo aquí?
La verdad es que el ambiente era bastante opresivo, sobre todo para los nativos, entre los que había cierta comunidad pero de una forma totalmente oculta y subversiva. Un par de locales gays en la capital y punto, por lo que básicamente se conocían entre todos. A nivel de activismo, nada de nada, se limitaban a vivir sus vidas de la forma más silenciosa posible. El ambiente entre estudiantes extranjeros era distinto, mucho más relajado; éramos conscientes del estado de las cosas allí pero nos lo tomábamos como un tema de broma. O por lo menos yo y mis amigos, vaya.
En lo que se refiere a la mentalidad de los gays en sí, allí son más o menos igual de homófobos que aquí, con todo el tema de tener o no tener pluma, que se te note o no que eres gay, meterla o que te la metan a ti, etc. Aunque tengo que reconocer que allí encontré más gente con cierto nivel intelectual que la que encuentro aquí, pero me temo que eso es porque en España vivo en una ciudad muy pequeña.
En todo ese ambiente, ¿llegaste a conocer a alguna lesbiana? ¿Sabes si la situación era mejor, igual o peor para ellas?
No lo había pensado hasta ahora, pero la verdad es que no conocí absolutamente a ninguna lesbiana allí. Bueno, miento: conocí a una pero era española, así que no cuenta.
La comunidad lesbiana estaba totalmente muerta por lo que yo llegué a saber, aunque es cierto que en el desfile del EuroPride hubo bastantes. Supongo que estaban ahí pero su conciencia de grupo era inexistente, y además no había ningún local de ambiente "bollo" en el que pudieran reunirse como sí lo había para los chicos gays.
Lo que sí vi más de lo que se ve aquí es el típico besuqueo entre mujeres heterosexuales para calentar a hombres, ya sabes, por todo el tema del porno falso y tal. Bastante insultante.
¿Tuviste algún tipo de problema por tu condición sexual?
Sí, un par de veces, aunque nada serio. Una vez conocí a un chaval en uno de los garitos más típicos para salir por la noche, salimos a la calle básicamente a besarnos (porque yo me imaginaba que a alguien le molestaría que lo hiciéramos dentro) y los puertas no volvieron a dejarnos entrar. Es más, vino uno de ellos a echarnos de esa calle. Otro día me encontré a un colega mío con la camiseta hecha jirones porque le habían sacado a hostias de un bar por insinuarse a otro hombre. Aunque casi nunca se llegaba a la violencia, era más una hostilidad generalizada contra el afecto homosexual. Como si les diese escalofríos, les llenase de ira o algo así.
Viendo la situación, ¿te hizo falta mentir alguna vez para evitar problemas? ¿Conociste a alguien que lo hiciera o que tuviese algún tipo de doble vida?
Sí, una madrugada en un McDonalds, un tío me preguntó que si "me gustaban las pollas" y me puso cara de que me iba a moler todos los huesos sí decía que sí, así que tuve que mentir. Es la única vez en muchos años que he tenido que hacerlo y me supo la boca a veneno, la verdad. No suelo ser muy tolerante con la cobardía en este tema.
También estuve saliendo con un chico que me quitaba la cara si le intentaba besar en la mejilla yendo por la calle, cosas así. La gente vivía bastante asustada. En los bares ayudaba saber distinguir a la población de origen ruso de los de origen letón, porque los rusos tienen problemas muy serios tanto para aceptar la homosexualidad como para beber de manera responsable, así que según qué gente hubiese en el lugar sabías si tenías que esconderte o no. Muy penoso.
Supongo que el ambiente cambiaría bastante dependiendo del país, o incluso de la zona por donde estuvieses.
Dentro del país la verdad es que no mucho, es muy pequeño y el único intento de ambiente que había estaba en la capital únicamente, una capital de menos de un millón de personas. Así que o estabas en Riga o más te valía tener coche, supongo.
Visitando otros países sí que noté mucho la diferencia; para empezar me llevé la impresión de que Letonia es el que peor lleva el tema LGBT de los tres estados Bálticos, probablemente porque está más cerca de Rusia que los otros dos. Cuando viajé a Polonia no parecía que estuviesen muchísimo más liberados de puertas a fuera, pero sí que es cierto que los gays polacos tenían un pensamiento mucho más tolerante consigo mismos que más al este. Y más que en España, me parece a mí. También puede que tuviera suerte con la gente que conocí.
Estocolmo obviamente era el paraíso. Unos amigos me habían dicho que había muchos prejuicios pero no sé de dónde lo sacaron, porque había mucho ambiente y en plan bien, no en el plan malrollero de cuartos oscuros que había en Riga.
Por lo que me dijiste, usabas Grindr para follar y para conocer gente en general. ¿Cómo era en comparación con España? ¿Era fácil ligar de otra forma?
Por lo general era bastante parecido a usarlo en una ciudad mediana de España, la gente buscaba principalmente sexo y había bastantes hombres sin datos o una foto que les identificase lo más mínimo, o sea, permanecían dentro del armario. En Polonia el panorama era algo mejor y en Suecia la mayoría de la gente usaba Grindr más para conocer gente que para buscar un polvo rápido antes de que volviese la parienta; creo que eso dice bastante de su mentalidad.
Fuera de las redes sociales de folleteo, casi todos los gays letones se ocultaban, salvo cuando estaban en el Golden (el principal club gay de Riga). Ligar en cualquier otra situación era imposible salvo que te encontrases a alguien lo suficientemente borracho como para pasarse el miedo por el forro.
¿Y cuánta gente había por allí que usase las aplicaciones de follar en comparación con España? ¿Mucha o poca demanda de polvos ocasionales?
Había bastante menos gente y utilizan distintas aplicaciones. Cuando llegué allí sólo usaba una de origen español que se llama Wapo (sí, lo sé), pero a la vuelta usaba tres distintas. La que más se usaba allí era Planet Romeo, una red un poco más rollo TerraChat. Pero Grindr fue la que mejor funcionaba para mí porque era donde estaban todos los turistas y los estudiantes extranjeros. La gente me escribía bastante menos que aquí, y había más o menos la misma proporción de conversaciones que no llevaban a ninguna parte (la inmensa mayoría). Me sorprendió que allí, una vez quedabas, la gente era más amable. Te invitaban a una copa, un poco de charla, muchas veces al final ni siquiera acababa habiendo sexo; era un cambio agradable comparado con el agobio que siento aquí a veces. Creo que el hecho de ser extranjero tenía algo que ver, especialmente siendo español. Cuando se enteraban se me rifaban, por algún motivo.
De vez en cuando algún perfil sin ningún tipo de información me escribía en letón o en ruso proponiéndome quedar u ofreciéndome dinero a cambio de sexo pero sin mandarme ninguna foto por "discreción"; llegué a contestar a alguno (con ayuda de un amigo que habla ruso) a ver de qué iban y me dio una impresión bastante clara de que era gente que buscaba pegar palizas a maricones, lo cual no es muy atípico según me contaron los nativos. También había mucho empresario que iba allí por trabajo y buscaba sexo, gratis o pagando.
Otra cosa que me puso los pelos de punta es ver el resultado de la ausencia de educación sexual para gays: en todas partes hay gente que quiere follar exclusivamente a pelo, pero allí había una gran cantidad de gente así, y muchos seropositivos, etc. Se nota que no les machacan con el tema de las ETS igual que aquí.
Has dicho que el Europride fue este año 2015 en Riga, ¿te acercaste? ¿Cómo fue? ¿Buen ambiente o hubo tensión?
Sí, fue muy distinto de lo que se hace aquí por el Orgullo. Hubo toda una semana de actividades, charlas y proyecciones de películas (muchas de ellas de Almodóvar, siguiendo con la línea filohispánica). Todas las actividades se llevaron a cabo en el Kaņepes Kultūras centrs , un bar que hay en Riga que actúa como centro neurálgico de toda la cultura alternativa de la ciudad; quedó bastante claro que ningún organismo oficial se involucró en la organización de las actividades culturales ni cedió ningún espacio para ellas, siguiendo la línea de las declaraciones homófobas del vicealcalde de Riga. No sé cuánta afluencia habría a las charlas porque no acudí a ninguna, pero en el programa se veía que sólo había unas tres conferencias distintas que repitieron varias veces a lo largo de la semana.
El desfile también fue muy distinto; yo ya me lo esperaba después de que mi compañero de habitación, que era ucraniano, me contara que en Kiev la duración del desfile había sido limitada a diez minutos debido a la falta de seguridad y aún así había habido disturbios. También había visto que tan solo el 2,5% de la población Letona aprobaba la celebración. Cuando llegué con mis amigos al punto de salida, que era un parque, vimos que estaba vallado y que había voluntarios de la organización que estaban registrando las mochilas de la gente antes de entrar, así como grupos de gente manifestándose en contra del desfile con pancartas exclusivamente en ruso. El grupo principal se hacían llamar AntiglobÄlisti y por lo visto habían intentado tumbar la organización del Europride unas semanas antes ateniéndose a una irregularidad en los plazos de organización. Al empezar el recorrido vi que estaba totalmente acordonado por antidisturbios que contenían a los manifestantes de fuera y entonces fui totalmente consciente de cómo eran las cosas allí. Mucha peña abucheando desde fuera o incluso parándose por la calle para insultar a los que desfilábamos. Después del desfile leí que habían detenido a un hombre con un cóctel molotov preparado para nosotros.
Aunque es doloroso ver el odio y el miedo que la población tiene al colectivo LGBT en estos países, el desfile me resultó mucho más interesante que aquí, ya que tenía un tono mucho más reivindicativo y político y menos festivo. También era visible que el impacto es mucho mayor. Por ejemplo, cuando vi una asociación de policías gays suecos desfilando pensé que a alguien le iba a estallar el cerebro. Supongo que también ayudó que ese año fuera la capital europea del Orgullo, teniendo en cuenta que sólo cuatro años antes había habido más manifestantes en contra del desfile que gente desfilando.
Joder, lo del molotov pone los pelos de punta. Hablando de policías y antidisturbios, ¿en algún momento tuviste alguna situación incómoda o desagradable con algún miembro de las fuerzas de seguridad de alguno de estos países que estuviese relacionado con ser gay?
Sí, durante el desfile, por ejemplo. Por las caras con las que nos miraban, parecía que los antidisturbios que acordonaban el desfile tenían más ganas de unirse a los de fuera que de estar ahí protegiéndonos.
También hubo una vez que me metí en una pelea (sin homofobia de por medio) y cuando llegó la policía bastó con decirles que era gay y que me habían intentado pegar una paliza por ello para que dejaran de preguntar cosas y se fueran. Me vino bien en ese momento, pero la verdad es que es preocupante pensar que así es como responden las fuerzas del orden a este tipo de agresiones.
Supongo que al volver a España notaste el cambio.
Sí, muchísimo. Fue como volver al presente, sólo que ahora sé que en este aspecto vivimos más bien en el futuro. Volver a ver parejas no heterosexuales por la calle se me hizo especialmente chocante. Aunque también tuvo sus contras, aquí soy mucho menos especial y la gente no necesita esconderse en Grindr para hacer amigos que no les juzguen, así que personalmente podría decirse que he salido perdiendo. De todas formas es mucho más agradable vivir aquí.
¿Cómo dirías que se encuentra ahora mismo Europa en lo que respecta a la comprensión y aceptaciones de sexualidades distintas a la heterosexual?
No sé hasta qué punto sería justo hablar de Europa en general, pero supongo que la situación no es mala; después de todo hay ciudades en las que ser gay es casi una ventaja. Hay pocos países en los que corras un peligro real por ser homosexual, aunque en algunos el ambiente de opresión me resultó bastante enfurecedor. La diferencia de mentalidades entre el este y el oeste es abismal, cosa que en principio no debería de ser normal teniendo en cuenta lo mucho que nos intentan vender Europa como un ente magnánimo y futurista.
¿Y los Países del Este, más en concreto?
En mi opinión, se trata de un problema de falta de costumbre y de falta de apoyo de las instituciones, principalmente. No me parece casual que este rechazo total al colectivo LGBT y a la ideología de género en sí se dé en países de fuerte herencia soviética, ya que aún hay partes de la población que sienten una fuerte nostalgia por la sociedad y los valores de aquellos tiempos, entre los que está ese ideal de la familia tradicional, heteronormativa y de cerebro alienado que tanto gusta en el Este, por eso la lucha contra la libertad del colectivo LGBT se vende allí como una defensa de la familia y la pureza de los niños (para muestra, este vídeo "informativo" de un colectivo ultracatólico ucraniano ). Es un "haced lo que queráis, pero no volváis a mi hijo maricón con vuestros colorines y vuestras hormonas y vuestras muestras públicas de afecto". Estos sectores se niegan a todo lo que huela a cambio, y esto se ve potenciado por la total pasividad de los organismos (o en algunos casos, la represión, como en Rusia). Yo lo veo como una lucha entre dos mitades de la población: los que viven en el pasado (no necesariamente los mayores) y los que quieren que su sociedad avance. Los que quieren formar parte de Europa con todo lo que ello significa y los que esperan con angustia a que Rusia les reconquiste y les salve de la decadencia. Cada vez que alguien propone u organiza algo, los colectivos más retrógrados se tiran al suelo y patalean como un niño de tres años y así consiguen que no se haga nada.
Por otra parte, la situación es tan mala que los avances son más rápidos y visibles, lo que invita al optimismo. Y la gente es mucho menos pasota que aquí, sea cual sea su posición. Es fácil que te insulten por la calle si eres gay, pero también es fácil que un desconocido salga en tu defensa en ese caso. Esas cosas no pasan aquí, y la verdad es que son bastante esperanzadoras; creo que demuestra que un ambiente de tensión es mucho mejor caldo de cultivo para el cambio que la estabilidad que tanto apreciamos aquí en el oeste.
La realidad, sin embargo, es que actualmente la cultura occidental sigue llevando dentro toda una rica galaxia de prejuicios y conductas veladamente homófobas, cuando no hooligans de la familia tradicional y el modo de vida conservador que entienden que eso de "follar" solo puede darse entre un hombre y una mujer, en la posición del misionero y con el único fin de procrear.
Si en España ya sufrimos con los bochornosos episodios de "que hagan lo que quieran, pero en su casa" o el reciente incremento de agresiones a homosexuales que se están cometiendo en Madrid, la situación en los países ex-soviéticos de la Europa del Este resulta preocupante por lo interiorizada que está la homofobia en la conciencia colectiva de una parte de su población.
Rodrigo, estudiante de Arquitectura, ex-erasmus y gay estuvo el pasado año 2015 viviendo y viajando por Europa, en especial por la zona del este, y nos cuenta cómo fue pasar un año estudiando, viviendo y follando por estos países.
VICE: Para ubicarnos: ¿cuándo y durante cuánto tiempo estuviste de Erasmus?
Rodrigo: Fueron diez meses, desde septiembre de 2014 hasta finales de junio de 2015.
Tu periodo Erasmus fue en Letonia, pero te moviste por toda la zona, ¿no?
Sí, mi intercambio era con una universidad de Riga, pero aproveché para viajar un poco por los Bálticos, Suecia, Polonia y algún país más pero del oeste.
¿Y cómo era el ambiente en Letonia? ¿Había algo semejante a una comunidad gay normalizada, como puede haberlo aquí?
La verdad es que el ambiente era bastante opresivo, sobre todo para los nativos, entre los que había cierta comunidad pero de una forma totalmente oculta y subversiva. Un par de locales gays en la capital y punto, por lo que básicamente se conocían entre todos. A nivel de activismo, nada de nada, se limitaban a vivir sus vidas de la forma más silenciosa posible. El ambiente entre estudiantes extranjeros era distinto, mucho más relajado; éramos conscientes del estado de las cosas allí pero nos lo tomábamos como un tema de broma. O por lo menos yo y mis amigos, vaya.
En lo que se refiere a la mentalidad de los gays en sí, allí son más o menos igual de homófobos que aquí, con todo el tema de tener o no tener pluma, que se te note o no que eres gay, meterla o que te la metan a ti, etc. Aunque tengo que reconocer que allí encontré más gente con cierto nivel intelectual que la que encuentro aquí, pero me temo que eso es porque en España vivo en una ciudad muy pequeña.
En todo ese ambiente, ¿llegaste a conocer a alguna lesbiana? ¿Sabes si la situación era mejor, igual o peor para ellas?
No lo había pensado hasta ahora, pero la verdad es que no conocí absolutamente a ninguna lesbiana allí. Bueno, miento: conocí a una pero era española, así que no cuenta.
La comunidad lesbiana estaba totalmente muerta por lo que yo llegué a saber, aunque es cierto que en el desfile del EuroPride hubo bastantes. Supongo que estaban ahí pero su conciencia de grupo era inexistente, y además no había ningún local de ambiente "bollo" en el que pudieran reunirse como sí lo había para los chicos gays.
Lo que sí vi más de lo que se ve aquí es el típico besuqueo entre mujeres heterosexuales para calentar a hombres, ya sabes, por todo el tema del porno falso y tal. Bastante insultante.
¿Tuviste algún tipo de problema por tu condición sexual?
Sí, un par de veces, aunque nada serio. Una vez conocí a un chaval en uno de los garitos más típicos para salir por la noche, salimos a la calle básicamente a besarnos (porque yo me imaginaba que a alguien le molestaría que lo hiciéramos dentro) y los puertas no volvieron a dejarnos entrar. Es más, vino uno de ellos a echarnos de esa calle. Otro día me encontré a un colega mío con la camiseta hecha jirones porque le habían sacado a hostias de un bar por insinuarse a otro hombre. Aunque casi nunca se llegaba a la violencia, era más una hostilidad generalizada contra el afecto homosexual. Como si les diese escalofríos, les llenase de ira o algo así.
Viendo la situación, ¿te hizo falta mentir alguna vez para evitar problemas? ¿Conociste a alguien que lo hiciera o que tuviese algún tipo de doble vida?
Sí, una madrugada en un McDonalds, un tío me preguntó que si "me gustaban las pollas" y me puso cara de que me iba a moler todos los huesos sí decía que sí, así que tuve que mentir. Es la única vez en muchos años que he tenido que hacerlo y me supo la boca a veneno, la verdad. No suelo ser muy tolerante con la cobardía en este tema.
También estuve saliendo con un chico que me quitaba la cara si le intentaba besar en la mejilla yendo por la calle, cosas así. La gente vivía bastante asustada. En los bares ayudaba saber distinguir a la población de origen ruso de los de origen letón, porque los rusos tienen problemas muy serios tanto para aceptar la homosexualidad como para beber de manera responsable, así que según qué gente hubiese en el lugar sabías si tenías que esconderte o no. Muy penoso.
Supongo que el ambiente cambiaría bastante dependiendo del país, o incluso de la zona por donde estuvieses.
Dentro del país la verdad es que no mucho, es muy pequeño y el único intento de ambiente que había estaba en la capital únicamente, una capital de menos de un millón de personas. Así que o estabas en Riga o más te valía tener coche, supongo.
Visitando otros países sí que noté mucho la diferencia; para empezar me llevé la impresión de que Letonia es el que peor lleva el tema LGBT de los tres estados Bálticos, probablemente porque está más cerca de Rusia que los otros dos. Cuando viajé a Polonia no parecía que estuviesen muchísimo más liberados de puertas a fuera, pero sí que es cierto que los gays polacos tenían un pensamiento mucho más tolerante consigo mismos que más al este. Y más que en España, me parece a mí. También puede que tuviera suerte con la gente que conocí.
Estocolmo obviamente era el paraíso. Unos amigos me habían dicho que había muchos prejuicios pero no sé de dónde lo sacaron, porque había mucho ambiente y en plan bien, no en el plan malrollero de cuartos oscuros que había en Riga.
Por lo que me dijiste, usabas Grindr para follar y para conocer gente en general. ¿Cómo era en comparación con España? ¿Era fácil ligar de otra forma?
Por lo general era bastante parecido a usarlo en una ciudad mediana de España, la gente buscaba principalmente sexo y había bastantes hombres sin datos o una foto que les identificase lo más mínimo, o sea, permanecían dentro del armario. En Polonia el panorama era algo mejor y en Suecia la mayoría de la gente usaba Grindr más para conocer gente que para buscar un polvo rápido antes de que volviese la parienta; creo que eso dice bastante de su mentalidad.
Fuera de las redes sociales de folleteo, casi todos los gays letones se ocultaban, salvo cuando estaban en el Golden (el principal club gay de Riga). Ligar en cualquier otra situación era imposible salvo que te encontrases a alguien lo suficientemente borracho como para pasarse el miedo por el forro.
¿Y cuánta gente había por allí que usase las aplicaciones de follar en comparación con España? ¿Mucha o poca demanda de polvos ocasionales?
Había bastante menos gente y utilizan distintas aplicaciones. Cuando llegué allí sólo usaba una de origen español que se llama Wapo (sí, lo sé), pero a la vuelta usaba tres distintas. La que más se usaba allí era Planet Romeo, una red un poco más rollo TerraChat. Pero Grindr fue la que mejor funcionaba para mí porque era donde estaban todos los turistas y los estudiantes extranjeros. La gente me escribía bastante menos que aquí, y había más o menos la misma proporción de conversaciones que no llevaban a ninguna parte (la inmensa mayoría). Me sorprendió que allí, una vez quedabas, la gente era más amable. Te invitaban a una copa, un poco de charla, muchas veces al final ni siquiera acababa habiendo sexo; era un cambio agradable comparado con el agobio que siento aquí a veces. Creo que el hecho de ser extranjero tenía algo que ver, especialmente siendo español. Cuando se enteraban se me rifaban, por algún motivo.
De vez en cuando algún perfil sin ningún tipo de información me escribía en letón o en ruso proponiéndome quedar u ofreciéndome dinero a cambio de sexo pero sin mandarme ninguna foto por "discreción"; llegué a contestar a alguno (con ayuda de un amigo que habla ruso) a ver de qué iban y me dio una impresión bastante clara de que era gente que buscaba pegar palizas a maricones, lo cual no es muy atípico según me contaron los nativos. También había mucho empresario que iba allí por trabajo y buscaba sexo, gratis o pagando.
Otra cosa que me puso los pelos de punta es ver el resultado de la ausencia de educación sexual para gays: en todas partes hay gente que quiere follar exclusivamente a pelo, pero allí había una gran cantidad de gente así, y muchos seropositivos, etc. Se nota que no les machacan con el tema de las ETS igual que aquí.
Has dicho que el Europride fue este año 2015 en Riga, ¿te acercaste? ¿Cómo fue? ¿Buen ambiente o hubo tensión?
Sí, fue muy distinto de lo que se hace aquí por el Orgullo. Hubo toda una semana de actividades, charlas y proyecciones de películas (muchas de ellas de Almodóvar, siguiendo con la línea filohispánica). Todas las actividades se llevaron a cabo en el Kaņepes Kultūras centrs , un bar que hay en Riga que actúa como centro neurálgico de toda la cultura alternativa de la ciudad; quedó bastante claro que ningún organismo oficial se involucró en la organización de las actividades culturales ni cedió ningún espacio para ellas, siguiendo la línea de las declaraciones homófobas del vicealcalde de Riga. No sé cuánta afluencia habría a las charlas porque no acudí a ninguna, pero en el programa se veía que sólo había unas tres conferencias distintas que repitieron varias veces a lo largo de la semana.
El desfile también fue muy distinto; yo ya me lo esperaba después de que mi compañero de habitación, que era ucraniano, me contara que en Kiev la duración del desfile había sido limitada a diez minutos debido a la falta de seguridad y aún así había habido disturbios. También había visto que tan solo el 2,5% de la población Letona aprobaba la celebración. Cuando llegué con mis amigos al punto de salida, que era un parque, vimos que estaba vallado y que había voluntarios de la organización que estaban registrando las mochilas de la gente antes de entrar, así como grupos de gente manifestándose en contra del desfile con pancartas exclusivamente en ruso. El grupo principal se hacían llamar AntiglobÄlisti y por lo visto habían intentado tumbar la organización del Europride unas semanas antes ateniéndose a una irregularidad en los plazos de organización. Al empezar el recorrido vi que estaba totalmente acordonado por antidisturbios que contenían a los manifestantes de fuera y entonces fui totalmente consciente de cómo eran las cosas allí. Mucha peña abucheando desde fuera o incluso parándose por la calle para insultar a los que desfilábamos. Después del desfile leí que habían detenido a un hombre con un cóctel molotov preparado para nosotros.
Aunque es doloroso ver el odio y el miedo que la población tiene al colectivo LGBT en estos países, el desfile me resultó mucho más interesante que aquí, ya que tenía un tono mucho más reivindicativo y político y menos festivo. También era visible que el impacto es mucho mayor. Por ejemplo, cuando vi una asociación de policías gays suecos desfilando pensé que a alguien le iba a estallar el cerebro. Supongo que también ayudó que ese año fuera la capital europea del Orgullo, teniendo en cuenta que sólo cuatro años antes había habido más manifestantes en contra del desfile que gente desfilando.
Joder, lo del molotov pone los pelos de punta. Hablando de policías y antidisturbios, ¿en algún momento tuviste alguna situación incómoda o desagradable con algún miembro de las fuerzas de seguridad de alguno de estos países que estuviese relacionado con ser gay?
Sí, durante el desfile, por ejemplo. Por las caras con las que nos miraban, parecía que los antidisturbios que acordonaban el desfile tenían más ganas de unirse a los de fuera que de estar ahí protegiéndonos.
También hubo una vez que me metí en una pelea (sin homofobia de por medio) y cuando llegó la policía bastó con decirles que era gay y que me habían intentado pegar una paliza por ello para que dejaran de preguntar cosas y se fueran. Me vino bien en ese momento, pero la verdad es que es preocupante pensar que así es como responden las fuerzas del orden a este tipo de agresiones.
Supongo que al volver a España notaste el cambio.
Sí, muchísimo. Fue como volver al presente, sólo que ahora sé que en este aspecto vivimos más bien en el futuro. Volver a ver parejas no heterosexuales por la calle se me hizo especialmente chocante. Aunque también tuvo sus contras, aquí soy mucho menos especial y la gente no necesita esconderse en Grindr para hacer amigos que no les juzguen, así que personalmente podría decirse que he salido perdiendo. De todas formas es mucho más agradable vivir aquí.
¿Cómo dirías que se encuentra ahora mismo Europa en lo que respecta a la comprensión y aceptaciones de sexualidades distintas a la heterosexual?
No sé hasta qué punto sería justo hablar de Europa en general, pero supongo que la situación no es mala; después de todo hay ciudades en las que ser gay es casi una ventaja. Hay pocos países en los que corras un peligro real por ser homosexual, aunque en algunos el ambiente de opresión me resultó bastante enfurecedor. La diferencia de mentalidades entre el este y el oeste es abismal, cosa que en principio no debería de ser normal teniendo en cuenta lo mucho que nos intentan vender Europa como un ente magnánimo y futurista.
¿Y los Países del Este, más en concreto?
En mi opinión, se trata de un problema de falta de costumbre y de falta de apoyo de las instituciones, principalmente. No me parece casual que este rechazo total al colectivo LGBT y a la ideología de género en sí se dé en países de fuerte herencia soviética, ya que aún hay partes de la población que sienten una fuerte nostalgia por la sociedad y los valores de aquellos tiempos, entre los que está ese ideal de la familia tradicional, heteronormativa y de cerebro alienado que tanto gusta en el Este, por eso la lucha contra la libertad del colectivo LGBT se vende allí como una defensa de la familia y la pureza de los niños (para muestra, este vídeo "informativo" de un colectivo ultracatólico ucraniano ). Es un "haced lo que queráis, pero no volváis a mi hijo maricón con vuestros colorines y vuestras hormonas y vuestras muestras públicas de afecto". Estos sectores se niegan a todo lo que huela a cambio, y esto se ve potenciado por la total pasividad de los organismos (o en algunos casos, la represión, como en Rusia). Yo lo veo como una lucha entre dos mitades de la población: los que viven en el pasado (no necesariamente los mayores) y los que quieren que su sociedad avance. Los que quieren formar parte de Europa con todo lo que ello significa y los que esperan con angustia a que Rusia les reconquiste y les salve de la decadencia. Cada vez que alguien propone u organiza algo, los colectivos más retrógrados se tiran al suelo y patalean como un niño de tres años y así consiguen que no se haga nada.
Por otra parte, la situación es tan mala que los avances son más rápidos y visibles, lo que invita al optimismo. Y la gente es mucho menos pasota que aquí, sea cual sea su posición. Es fácil que te insulten por la calle si eres gay, pero también es fácil que un desconocido salga en tu defensa en ese caso. Esas cosas no pasan aquí, y la verdad es que son bastante esperanzadoras; creo que demuestra que un ambiente de tensión es mucho mejor caldo de cultivo para el cambio que la estabilidad que tanto apreciamos aquí en el oeste.
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