Imagen: La Vanguardia / Carmen G. de la Cueva |
La escritora andaluza publica ‘Mamá, quiero ser feminista’ (Lumen, 2016) un relato vital en primera persona acompañado por los dibujos de la ilustradora Malota.
Carmen López Álvarez | La Vanguardia, 2016-11-30
http://www.lavanguardia.com/de-moda/20161130/412257994796/entrevista-libro-lumen-feminismo-carmen-g-de-la-cueva.html
El título ‘Mamá, quiero ser feminista’ (Lumen, 2016) tiene un significado más sutil de lo que pueda pensar la lectora o el lector al leerlo por primera vez. El uso de la primera persona indica que se tratará de un testimonio personal sobre el camino a la toma de conciencia de la escritora sobre el tema principal. Pero la referencia a su madre es sumamente importante y no sólo una manera de hacer atractivo el documento.
“A mi madre, a mi hermana, a la memoria de las mujeres de mi familia que ya no están: este es el silencio que yo quería romper”. Carmen G. de la Cueva dedica su trabajo a esas familiares que la acompañaron en su formación como persona y como mujer, porque no se nace como tal sino que se llega a serlo, como explicó Simone de Beauvoir en ‘El segundo sexo’.
Carmen G. de la Cueva tardó apenas diez meses en gestar el libro. Conoció a la editora con la que acabó trabajando en febrero, en una de las visitas a Barcelona que hizo con su proyecto ‘La Tribu de Frida’ (ahora renombrado La Tribu). La editorial Lumen lo ha publicado ahora, ilustrado por Mar Hernández, que firma su trabajo como Malota.
La comunicación entre ambas ha sido fluida, algo esencia para plasmar en imágenes un testimonio tan personal como el de la escritora. “Hemos hablado por mail, por Whatsapp, le envié fotografías de mis álbumes familiares para que, de alguna forma, ella se pudiese inspirar. Ha interpretado el texto y ha empatizado con la historia. Siento que si no hubiese estado ella habría salido otro libro diferente, más feo. Me encanta cómo ilustra Mar y su manera de verlo”, explica.
El objetivo de la autora ha sido escribir “un libro feminista desde la experiencia, menos académico”. Para ello cuenta la historia de su vida desde su infancia y primera juventud en un pequeño pueblo de Andalucía pasando por sus estancias en otras ciudades europeas buscando su camino vital. Todo ello ligado a los libros que fue leyendo todo ese tiempo y que la ayudaron a encontrar muchas respuestas a esas preguntas que se hacía sobre si otra realidad sería posible.
La lectora o el lector que se sumerja en las páginas del libro lo hará en la vida de Carmen G. de la Cueva, ya que su trabajo es todo un ejercicio de exposición: “Cuando lo entregué sentí que no lo podía pensar mucho más porque sentí un poco de pudor, claro. Al final ha sido un ejercicio de romper el recato y de contar cosas así. Pero pensé que podría ayudar a empatizar con otras chicas que en algún momento de su vida se podrían haber sentido de una forma parecida”.
Su familia también tiene una presencia importante en el relato de la escritora, obviamente, ya que no deja de ser la historia de su vida hasta el momento ¿Cómo se sintieron al leerlo? “De momento no les ha parecido más, al contrario. Se han emocionado leyendo algunas partes y están contentos. Pensé que mi padre no lo iba a leer, pero mi hermana pequeña me envió hace días una foto de él leyéndolo y dice que le confesó que se había confesado que se había emocionado”.
Las memorias de esos momentos vitales de Carmen G. de Cueva también hacen las veces de relato de iniciación. Al preguntarle si le recomendaría a una mujer que se esté “estrenando” en el feminismo su trabajo como primera lectura, la escritora responde afirmativamente.
“Al final lo que quiero demostrar es que el feminismo es un trabajo que empieza muy pronto y que dura toda la vida y que cuanto más hablemos entre nosotras y más nos contemos más herramientas tendremos para defendernos y llegar a la igualdad”. Y añade que: “Espero que esos relatos y esos momentos particulares en los que pienso como particularmente fuertes ayuden a otras chicas a contar sus propias experiencias y a identificar la violencia”.
“A mi madre, a mi hermana, a la memoria de las mujeres de mi familia que ya no están: este es el silencio que yo quería romper”. Carmen G. de la Cueva dedica su trabajo a esas familiares que la acompañaron en su formación como persona y como mujer, porque no se nace como tal sino que se llega a serlo, como explicó Simone de Beauvoir en ‘El segundo sexo’.
Carmen G. de la Cueva tardó apenas diez meses en gestar el libro. Conoció a la editora con la que acabó trabajando en febrero, en una de las visitas a Barcelona que hizo con su proyecto ‘La Tribu de Frida’ (ahora renombrado La Tribu). La editorial Lumen lo ha publicado ahora, ilustrado por Mar Hernández, que firma su trabajo como Malota.
La comunicación entre ambas ha sido fluida, algo esencia para plasmar en imágenes un testimonio tan personal como el de la escritora. “Hemos hablado por mail, por Whatsapp, le envié fotografías de mis álbumes familiares para que, de alguna forma, ella se pudiese inspirar. Ha interpretado el texto y ha empatizado con la historia. Siento que si no hubiese estado ella habría salido otro libro diferente, más feo. Me encanta cómo ilustra Mar y su manera de verlo”, explica.
El objetivo de la autora ha sido escribir “un libro feminista desde la experiencia, menos académico”. Para ello cuenta la historia de su vida desde su infancia y primera juventud en un pequeño pueblo de Andalucía pasando por sus estancias en otras ciudades europeas buscando su camino vital. Todo ello ligado a los libros que fue leyendo todo ese tiempo y que la ayudaron a encontrar muchas respuestas a esas preguntas que se hacía sobre si otra realidad sería posible.
La lectora o el lector que se sumerja en las páginas del libro lo hará en la vida de Carmen G. de la Cueva, ya que su trabajo es todo un ejercicio de exposición: “Cuando lo entregué sentí que no lo podía pensar mucho más porque sentí un poco de pudor, claro. Al final ha sido un ejercicio de romper el recato y de contar cosas así. Pero pensé que podría ayudar a empatizar con otras chicas que en algún momento de su vida se podrían haber sentido de una forma parecida”.
Su familia también tiene una presencia importante en el relato de la escritora, obviamente, ya que no deja de ser la historia de su vida hasta el momento ¿Cómo se sintieron al leerlo? “De momento no les ha parecido más, al contrario. Se han emocionado leyendo algunas partes y están contentos. Pensé que mi padre no lo iba a leer, pero mi hermana pequeña me envió hace días una foto de él leyéndolo y dice que le confesó que se había confesado que se había emocionado”.
Las memorias de esos momentos vitales de Carmen G. de Cueva también hacen las veces de relato de iniciación. Al preguntarle si le recomendaría a una mujer que se esté “estrenando” en el feminismo su trabajo como primera lectura, la escritora responde afirmativamente.
“Al final lo que quiero demostrar es que el feminismo es un trabajo que empieza muy pronto y que dura toda la vida y que cuanto más hablemos entre nosotras y más nos contemos más herramientas tendremos para defendernos y llegar a la igualdad”. Y añade que: “Espero que esos relatos y esos momentos particulares en los que pienso como particularmente fuertes ayuden a otras chicas a contar sus propias experiencias y a identificar la violencia”.
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