Imagen: El Español / Centro Sansoheta |
Raúl Cenea atendía, junto a sus padres, a niños y adolescentes, pero lo han detenido por pagar a chavales a cambio de mantener sexo con él. La Ertzaintza investiga una trama de prostitución en un centro de menores tutelado por la Diputación de Álava.
Andros Lozano | El Español, 2016-11-19
http://www.elespanol.com/reportajes/perfiles/20161118/171733367_0.html
Raúl Cenea, de 45 años, es un psicólogo vitoriano experto en el tratamiento de menores maltratados y agredidos sexualmente. Pero detrás de esa imagen cultivada de hombre “educado, afable y cariñoso” con los niños, según cuentan quienes lo conocen, se escondía un oscuro secreto. Su apetito sexual residía en los chavales a los que trataba. Es un presunto pederasta.
Hace dos semanas la Ertzaintza lo detuvo por haber pagado a chicos y chicas de entre 14 y 17 años a cambio de mantener sexo con él. Unos menores a los que, en varios casos, había conocido tras haber dado terapia a sus padres en casos de divorcios conflictivos o de violencia familiar como psicólogo del Ayuntamiento de Vitoria (Álava) y también dentro del programa municipal para adolescentes en situación de desprotección.
La Ertzainza lo apresó el pasado 3 de noviembre. Hacía sólo unos días que se había reincorporado a su puesto después de las vacaciones que disfrutó durante octubre. En uno de los cajones de su despacho, ubicado en dependencias del Consistorio vitoriano, se le encontraron prendas de ropa íntima, entre ellas varias bragas de niña. Al día siguiente, tras prestar declaración, ingresó en la cárcel.
Aunque el caso se encuentra bajo secreto de sumario, el Juzgado de Instrucción número 2 de Vitoria ha imputado a otros cinco adultos. Además del psicólogo, fuentes de la investigación aseguran que entre los clientes también hay un taxista y un ingeniero de la compañía automovilística Mercedes.
Todos ellos habrían contactado a través de dos páginas web y mediante telefonía móvil con ocho adolescentes -chicos y chicas- del centro de menores Sansoheta, donde viven algunos de los chavales a los que Raúl Cenea conocía por su faceta profesional.
Los encuentros sexuales se daban en viviendas particulares, en vehículos de los clientes y en dos pisos de la capital alavesa en los que residen otros menores tutelados por la Diputación de Álava. Los ocho adolescentes implicados vivían en el centro Sansoheta, también dependiente de esta institución, aunque su servicio lo presta una empresa concesionaria, Babesten, vinculada a un dirigente del PNV.
Aunque en un principio se pensó que el psicólogo preso podría haber actuado como enlace entre los clientes y los chicos, la investigación parece descartarlo, por lo que no se le acusa de proxenetismo. Sólo era consumidor.
Los clientes, entre ellos Raúl Cenea, pagaban entre 60 euros por 30 minutos de sexo y 100 euros por una hora completa. Además, algunos de los chicos que se prostituyeron actuaron como ‘camellos’ de los adultos. Uno de los chavales ha contado a la Ertzaintza que, aparte de tener sexo con ellos, les suministraban cocaína para consumirla juntos durante sus encuentros.
El psicólogo del Ayuntamiento vitoriano es el único preso de los seis imputados. Los otros cinco alegaron que pensaban que los chicos y chicas que se prostituían tenían más de 18 años. Sin embargo, Raúl Cenea no pudo testificar lo mismo ya que a varios de ellos los conocía después de que hubieran pasado junto a sus padres por el programa municipal para adolescentes en situación de desprotección.
La primera denuncia, en abril
Fue este pasado sábado cuando el periódico El Correo destapó la trama de prostitución en el centro de menores Sansoheta. Aunque por el momento se desconoce cuándo se originó, los investigadores tienen constancia de que, al menos, en abril de este año ya se daban encuentros pagados entre adultos y adolescentes que residen allí.
En concreto, el 5 de abril de 2016 la madre de uno de los menores que vive en Sansoheta denunció un robo en su vivienda. Ante la Policía, la señora dijo que, mientras dormía, alguien había entrado en su vivienda y se había llevado los teléfonos móviles de ella y de su marido. Pero contó algo más. La mujer explicó que el ladrón no se llevó el móvil de su hijo, el mismo que días antes le había requisado por las “sospechas” que tenía sobre su comportamiento.
En dependencias policiales, la señora añadió que había revisado las conversaciones por mensajería instantánea de su hijo y que había encontrado charlas íntimas con adultos en las que dejaba entrever que se prostituía.
En ellas acordaban lugares (entre ellos, los dos pisos tutelados por la Diputación) y precios de sus servicios sexuales. Entonces, la Ertzainza abrió una investigación, aunque no hubo detenciones y el caso se archivó.
Hasta el pasado 6 de octubre no hubo ningún avance más. Las pesquisas se retomaron después que el director del centro, Mikel Picaza Lirrazalde, denunciara ante la Ertzaintza que una de los chicas prostituidas había contado durante una terapia que varios compañeros de Sansoheta llevaban meses realizando favores sexuales a adultos a cambio de dinero fuera del centro.
Tras aquel testimonio y la denuncia presentada, uno de los monitores del centro ha sido apartado de su puesto de trabajo, aunque se desconoce la implicación que haya podido tener en la trama. El psicólogo fue detenido sólo un mes después, a su vuelta de vacaciones.
Amante del esquí y del buceo
Por el momento, Rafael Cenea es la única persona que ha entrado en prisión. Hijo de un banquero retirado, llevaba más de una década trabajando para el Ayuntamiento de Vitoria.
En su curriculum, el propio Cenea detalla que ha sido psicólogo en el Programa de Apoyo y Desarrollo Acompasado del Servicio de Infancia y Familia del consistorio vitoriano, o que ha participado en la atención psicológica en supuestos de maltrato y de agresiones sexuales a menores en la Diputación Foral de Vizcaya. Hasta hace unos meses gestionaba, junto a una familiar también psicóloga, su propia consulta, llamada CyG.
El psicólogo procede de una familia acomodada de Vitoria. A su padre, Miguel Ángel Cenea, lo prejubilaron hace años por una enfermedad que le obliga a ir en silla de ruedas. Su madre, María de las Nieves González de Garibay, falleció el 16 de diciembre de 2014 a los 70 años.
Raúl Cenea tiene cuatro hermanos. Una es enfermera. Otro es director de colegio en un pueblo a una treintena de kilómetros de Vitoria. Cuando el periodista viaja hasta allí y se encuentra con él, el hombre afirma desconocer la situación actual de su hermano. "Hace tiempo que no nos vemos", dice para zanjar la breve conversación mantenida.
Cuentan algunos conocidos suyos en Vitoria que el presunto pederasta no está casado ni tiene pareja. En las redes sociales se reconoce como un apasionado del buceo y del esquí, deporte que practicaba a menudo en las pistas de Baqueira y Jaca.
Precisamente, el hijo de la señora que denunció en abril el robo de dos móviles en su casa arrojó más luz al caso. Fue el propio chaval quien señaló directamente al psicólogo. El chico, que se había escapado de Sansoheta hacía varias semanas, retornó al centro este pasado lunes después de haber visto en la televisión que se le estaba buscando y que se había destapado la red en la que él estaba inmerso.
El chaval, “clave en todo este asunto”, según la Fiscalía de Menores de Álava, explicó su relación con la trama de prostitución y detalló los contactos que había mantenido. Dijo que él mismo había contado a varios compañeros lo que estaba haciendo y que algunos de ellos se sumaron.
Entre sus clientes, el menor citó al psicólogo encarcelado, quien había tratado a él y a sus padres dentro del programa de servicios sociales del Ayuntamiento de Vitoria. Tras el testimonio de este menor, la investigación se ha extendido a otro centro también dependiente de la Diputación Foral, donde habría otro menor implicado.
Babesten, en manos de un dirigente del PNV
En la actualidad, en Sansoheta residen en torno a 25 alumnos con conductas conflictivas. Este centro de menores está ubicado a las afueras de la ciudad, en una zona rodeada de campos de cultivo y cerca de un polígono industrial.
Este miércoles, cuando El Español visita sus inmediaciones, los chicos que entran y salen del centro rechazan hablar del tema. Varios de ellos se cubren el rostro y sus cabezas con las capuchas de sus abrigos.
Pese a que dentro de Sansoheta no se mantiene un régimen cerrado -los chicos van a clase por su propio pie- sí tienen horarios que cumplir. Sin embargo, fuentes cercanas al caso explican al periodista que los chavales, en realidad, entran y salen de él “cuando les da la gana”.
Este centro se puso en marcha en 1998 con el objetivo de atender las necesidades de menores que han crecido en el seno de familias desestructuradas y con un alto grado de violencia en su seno.
Pese a la insistencia de este medio, ni desde el propio centro ni tampoco desde la Diputación Foral de Álava se ha informado de los horarios de entrada y salida de los chicos, las normas que deben cumplir ni qué tipo de terapia reciben mientras residen allí, un período que suele durar unos 9 meses de media.
Aunque Sansoheta está tutelado por la Diputación de Vitoria, su gestión la lleva a cabo Babesten, una empresa controlada al 100% por la sociedad Mainatzen. En ambas aparece como apoderado Eusebio Larrazabal Olabarri, actual alcalde de Zeanuri por el PNV, exparlamentario y ex diputado foral por Vizcaya.
Aunque el centro recibió un premio por su labor el año pasado, lo cierto es que en su interior se ha creado una red de prostitución de menores sin que ninguno de los empleados que trabajan allí se percatase de ello hasta este octubre.
La diputada foral de Bienestar Social, Beatriz Artolazabal (PNV), quien declinó entrevistarse con este reportero, señaló en una entrevista que El Correo ha publicado esta semana: “No tengo nada de lo que arrepentirme porque en cuanto supe algo lo denuncié”.
Por el momento, la Asociación Clara Campoamor se ha personado en la causa como acusación. Además, el Defensor del Pueblo vasco, Manuel Lezertua, ha iniciado una actuación de oficio “para conocer las medidas tomadas por las autoridades vascas, y especialmente por la Diputación alavesa”.
Hace dos semanas la Ertzaintza lo detuvo por haber pagado a chicos y chicas de entre 14 y 17 años a cambio de mantener sexo con él. Unos menores a los que, en varios casos, había conocido tras haber dado terapia a sus padres en casos de divorcios conflictivos o de violencia familiar como psicólogo del Ayuntamiento de Vitoria (Álava) y también dentro del programa municipal para adolescentes en situación de desprotección.
La Ertzainza lo apresó el pasado 3 de noviembre. Hacía sólo unos días que se había reincorporado a su puesto después de las vacaciones que disfrutó durante octubre. En uno de los cajones de su despacho, ubicado en dependencias del Consistorio vitoriano, se le encontraron prendas de ropa íntima, entre ellas varias bragas de niña. Al día siguiente, tras prestar declaración, ingresó en la cárcel.
Aunque el caso se encuentra bajo secreto de sumario, el Juzgado de Instrucción número 2 de Vitoria ha imputado a otros cinco adultos. Además del psicólogo, fuentes de la investigación aseguran que entre los clientes también hay un taxista y un ingeniero de la compañía automovilística Mercedes.
Todos ellos habrían contactado a través de dos páginas web y mediante telefonía móvil con ocho adolescentes -chicos y chicas- del centro de menores Sansoheta, donde viven algunos de los chavales a los que Raúl Cenea conocía por su faceta profesional.
Los encuentros sexuales se daban en viviendas particulares, en vehículos de los clientes y en dos pisos de la capital alavesa en los que residen otros menores tutelados por la Diputación de Álava. Los ocho adolescentes implicados vivían en el centro Sansoheta, también dependiente de esta institución, aunque su servicio lo presta una empresa concesionaria, Babesten, vinculada a un dirigente del PNV.
Aunque en un principio se pensó que el psicólogo preso podría haber actuado como enlace entre los clientes y los chicos, la investigación parece descartarlo, por lo que no se le acusa de proxenetismo. Sólo era consumidor.
Los clientes, entre ellos Raúl Cenea, pagaban entre 60 euros por 30 minutos de sexo y 100 euros por una hora completa. Además, algunos de los chicos que se prostituyeron actuaron como ‘camellos’ de los adultos. Uno de los chavales ha contado a la Ertzaintza que, aparte de tener sexo con ellos, les suministraban cocaína para consumirla juntos durante sus encuentros.
El psicólogo del Ayuntamiento vitoriano es el único preso de los seis imputados. Los otros cinco alegaron que pensaban que los chicos y chicas que se prostituían tenían más de 18 años. Sin embargo, Raúl Cenea no pudo testificar lo mismo ya que a varios de ellos los conocía después de que hubieran pasado junto a sus padres por el programa municipal para adolescentes en situación de desprotección.
La primera denuncia, en abril
Fue este pasado sábado cuando el periódico El Correo destapó la trama de prostitución en el centro de menores Sansoheta. Aunque por el momento se desconoce cuándo se originó, los investigadores tienen constancia de que, al menos, en abril de este año ya se daban encuentros pagados entre adultos y adolescentes que residen allí.
En concreto, el 5 de abril de 2016 la madre de uno de los menores que vive en Sansoheta denunció un robo en su vivienda. Ante la Policía, la señora dijo que, mientras dormía, alguien había entrado en su vivienda y se había llevado los teléfonos móviles de ella y de su marido. Pero contó algo más. La mujer explicó que el ladrón no se llevó el móvil de su hijo, el mismo que días antes le había requisado por las “sospechas” que tenía sobre su comportamiento.
En dependencias policiales, la señora añadió que había revisado las conversaciones por mensajería instantánea de su hijo y que había encontrado charlas íntimas con adultos en las que dejaba entrever que se prostituía.
En ellas acordaban lugares (entre ellos, los dos pisos tutelados por la Diputación) y precios de sus servicios sexuales. Entonces, la Ertzainza abrió una investigación, aunque no hubo detenciones y el caso se archivó.
Hasta el pasado 6 de octubre no hubo ningún avance más. Las pesquisas se retomaron después que el director del centro, Mikel Picaza Lirrazalde, denunciara ante la Ertzaintza que una de los chicas prostituidas había contado durante una terapia que varios compañeros de Sansoheta llevaban meses realizando favores sexuales a adultos a cambio de dinero fuera del centro.
Tras aquel testimonio y la denuncia presentada, uno de los monitores del centro ha sido apartado de su puesto de trabajo, aunque se desconoce la implicación que haya podido tener en la trama. El psicólogo fue detenido sólo un mes después, a su vuelta de vacaciones.
Amante del esquí y del buceo
Por el momento, Rafael Cenea es la única persona que ha entrado en prisión. Hijo de un banquero retirado, llevaba más de una década trabajando para el Ayuntamiento de Vitoria.
En su curriculum, el propio Cenea detalla que ha sido psicólogo en el Programa de Apoyo y Desarrollo Acompasado del Servicio de Infancia y Familia del consistorio vitoriano, o que ha participado en la atención psicológica en supuestos de maltrato y de agresiones sexuales a menores en la Diputación Foral de Vizcaya. Hasta hace unos meses gestionaba, junto a una familiar también psicóloga, su propia consulta, llamada CyG.
El psicólogo procede de una familia acomodada de Vitoria. A su padre, Miguel Ángel Cenea, lo prejubilaron hace años por una enfermedad que le obliga a ir en silla de ruedas. Su madre, María de las Nieves González de Garibay, falleció el 16 de diciembre de 2014 a los 70 años.
Raúl Cenea tiene cuatro hermanos. Una es enfermera. Otro es director de colegio en un pueblo a una treintena de kilómetros de Vitoria. Cuando el periodista viaja hasta allí y se encuentra con él, el hombre afirma desconocer la situación actual de su hermano. "Hace tiempo que no nos vemos", dice para zanjar la breve conversación mantenida.
Cuentan algunos conocidos suyos en Vitoria que el presunto pederasta no está casado ni tiene pareja. En las redes sociales se reconoce como un apasionado del buceo y del esquí, deporte que practicaba a menudo en las pistas de Baqueira y Jaca.
Precisamente, el hijo de la señora que denunció en abril el robo de dos móviles en su casa arrojó más luz al caso. Fue el propio chaval quien señaló directamente al psicólogo. El chico, que se había escapado de Sansoheta hacía varias semanas, retornó al centro este pasado lunes después de haber visto en la televisión que se le estaba buscando y que se había destapado la red en la que él estaba inmerso.
El chaval, “clave en todo este asunto”, según la Fiscalía de Menores de Álava, explicó su relación con la trama de prostitución y detalló los contactos que había mantenido. Dijo que él mismo había contado a varios compañeros lo que estaba haciendo y que algunos de ellos se sumaron.
Entre sus clientes, el menor citó al psicólogo encarcelado, quien había tratado a él y a sus padres dentro del programa de servicios sociales del Ayuntamiento de Vitoria. Tras el testimonio de este menor, la investigación se ha extendido a otro centro también dependiente de la Diputación Foral, donde habría otro menor implicado.
Babesten, en manos de un dirigente del PNV
En la actualidad, en Sansoheta residen en torno a 25 alumnos con conductas conflictivas. Este centro de menores está ubicado a las afueras de la ciudad, en una zona rodeada de campos de cultivo y cerca de un polígono industrial.
Este miércoles, cuando El Español visita sus inmediaciones, los chicos que entran y salen del centro rechazan hablar del tema. Varios de ellos se cubren el rostro y sus cabezas con las capuchas de sus abrigos.
Pese a que dentro de Sansoheta no se mantiene un régimen cerrado -los chicos van a clase por su propio pie- sí tienen horarios que cumplir. Sin embargo, fuentes cercanas al caso explican al periodista que los chavales, en realidad, entran y salen de él “cuando les da la gana”.
Este centro se puso en marcha en 1998 con el objetivo de atender las necesidades de menores que han crecido en el seno de familias desestructuradas y con un alto grado de violencia en su seno.
Pese a la insistencia de este medio, ni desde el propio centro ni tampoco desde la Diputación Foral de Álava se ha informado de los horarios de entrada y salida de los chicos, las normas que deben cumplir ni qué tipo de terapia reciben mientras residen allí, un período que suele durar unos 9 meses de media.
Aunque Sansoheta está tutelado por la Diputación de Vitoria, su gestión la lleva a cabo Babesten, una empresa controlada al 100% por la sociedad Mainatzen. En ambas aparece como apoderado Eusebio Larrazabal Olabarri, actual alcalde de Zeanuri por el PNV, exparlamentario y ex diputado foral por Vizcaya.
Aunque el centro recibió un premio por su labor el año pasado, lo cierto es que en su interior se ha creado una red de prostitución de menores sin que ninguno de los empleados que trabajan allí se percatase de ello hasta este octubre.
La diputada foral de Bienestar Social, Beatriz Artolazabal (PNV), quien declinó entrevistarse con este reportero, señaló en una entrevista que El Correo ha publicado esta semana: “No tengo nada de lo que arrepentirme porque en cuanto supe algo lo denuncié”.
Por el momento, la Asociación Clara Campoamor se ha personado en la causa como acusación. Además, el Defensor del Pueblo vasco, Manuel Lezertua, ha iniciado una actuación de oficio “para conocer las medidas tomadas por las autoridades vascas, y especialmente por la Diputación alavesa”.
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