Imagen: El Salto / Erika Irusta |
Erika Irusta lleva años escribiendo sobre ciclo menstrual en su blog El Camino Rubí.
Tania B. Martínez | El Salto, 2017-10-12
https://elsaltodiario.com/pista-de-aterrizaje/erika-irusta-orgullo-menstrual
Erika lleva años escribiendo sobre ciclo menstrual en su blog El Camino Rubí. También gestiona la comunidad Soy1soy4 y es autora del libro ‘Diario de un cuerpo’. Lejos de posturas esencialistas, prefiere hablar de “personas menstruantes” y defiende la cultura menstrual como una cultura de cuidados que debe hacer frente a la neoliberal.
- Muchas mujeres no saben cosas tan básicas como que solo somos fértiles unos pocos días del ciclo o que el moco cervical cambia cuando se está ovulando. ¿Por qué no conocemos nuestros cuerpos?
- No conocemos nuestros cuerpos porque no nos pertenecen. De un tiempo a esta parte hemos delegado el cuerpo, porque también lo han usurpado, y se lo hemos dejado a la clínica, y la clínica ni puede ni debe explicarlo todo. Que el sistema sanitario debería ofrecer más conocimientos, sí. Pero sobre todo, lo que tiene que hacer es entender que ciertas patologías no son normales. Por ejemplo, que la menstruación duela no es normal y no es un síntoma de salud. Deberíamos demandar que se dedique dinero a investigar el cuerpo menstruante.
- Con todo lo aprendido con el feminismo, ¿no deberíamos incidir más en que no todas las mujeres menstrúan?
- Tengo que explicar un millón de veces que existen mujeres que no menstrúan, tanto porque, como en el caso de mi madre, les han quitado el útero, como porque hay mujeres que tienen pene, igual que hay hombres que menstrúan.
- A algunas feministas tampoco les gusta que se hable de personas menstruantes porque se invisibiliza a las mujeres.
- Creo que es importante evaluar el simbólico de ser una persona menstruante en un traje social de mujer, porque menstruar, ser el otro cuerpo, es lo que ha sido determinante para ser un cuerpo de segunda. De hecho, la menstruación es lo que, culturalmente, nos ha vestido de mujeres (lo seamos o no). Pero ahora bien, es necesario visibilizar otro tipo de ser persona menstruante, con los dolores y traumas que eso genera en otros cuerpos. Y cada una ha de trabajar para poder enseñar y validar su propia experiencia menstrual y generar, juntas, conocimiento. Porque lo nuestro es un horror, pero imagínate a un hombre que es menstruante en esta sociedad donde los “hombres de verdad” no menstrúan.
- Desde luego, la experiencia menstrual es muy diversa…
- Ningún cuerpo menstruante es igual a otro. Por ejemplo, no sé cómo es la experiencia en un cuerpo con síndrome de ovarios poliquísticos o con endometriosis. En mi caso, sé cómo es la experiencia de tener hiperestrogenismo. Yo no puedo ni quiero ser la voz de ningún cuerpo menstruante, sino poder facilitar herramientas, lenguaje, balbuceos para que cada una pueda explicar su experiencia y darle validez. Creo que es así como vamos a generar un conocimiento que realmente nos hable.
- Tememos la típica pregunta: “¿Es que estás con la regla?”.
- Hemos aprendido que el cuerpo es lo que nos ha limitado. Y no, lo que nos ha limitado es la lectura patriarcal de nuestro cuerpo. No es que mi cuerpo sea torpe, no es que mi menstruación sea una mierda. Y esa es la mayor trampa en la que hemos caído. Las mujeres no tenemos ni idea de lo que es vivir una experiencia menstrual más allá del patriarcado. Es muy interesante que, por curiosidad, empecemos a hacerlo. Es un acto revolucionario vivir la experiencia menstrual.
- El mundo debe adaptarse a nuestros cuerpos…
- La conclusión para mí es esa. Yo he tomado la determinación de que no voy a mutilarme más ni a torturarme más, ni a maltratarme más para entrar en una sociedad que me expulsa y que no me deja hueco. Pero me da mucho miedo una de estas cosas tan bonitas que hace el sistema, que es que lo usurpe y le dé la vuelta. Por ejemplo, empresas británicas que hacen cursos sobre ciclo menstrual y coaching menstrual. Tenemos una oportunidad brutal para dinamitar eso, pero al final se venderá en formato “cómo explotar al máximo a la persona menstruante en el trabajo”. Yo quiero un sistema que esté diseñado para todos los cuerpos. Vamos a crear una cultura de cuidados, porque la cultura menstrual es una cultura de cuidados, frente a la cultura neoliberal.
- Ante el tabú o los anuncios edulcorados de compresas, ¿cómo hacer de la regla un elemento empoderante?
- No me gusta la palabra empoderante. Prefiero el orgullo, orgullo menstrual. Creo que el ciclo menstrual es una de las puertas brutales que tienes para habitar tu cuerpo. Frente al desahucio corporal, orgullo menstrual. Hay que entrar al cuerpo pegando la patada al tabique de ladrillos que te han puesto.
- Muchas mujeres no saben cosas tan básicas como que solo somos fértiles unos pocos días del ciclo o que el moco cervical cambia cuando se está ovulando. ¿Por qué no conocemos nuestros cuerpos?
- No conocemos nuestros cuerpos porque no nos pertenecen. De un tiempo a esta parte hemos delegado el cuerpo, porque también lo han usurpado, y se lo hemos dejado a la clínica, y la clínica ni puede ni debe explicarlo todo. Que el sistema sanitario debería ofrecer más conocimientos, sí. Pero sobre todo, lo que tiene que hacer es entender que ciertas patologías no son normales. Por ejemplo, que la menstruación duela no es normal y no es un síntoma de salud. Deberíamos demandar que se dedique dinero a investigar el cuerpo menstruante.
- Con todo lo aprendido con el feminismo, ¿no deberíamos incidir más en que no todas las mujeres menstrúan?
- Tengo que explicar un millón de veces que existen mujeres que no menstrúan, tanto porque, como en el caso de mi madre, les han quitado el útero, como porque hay mujeres que tienen pene, igual que hay hombres que menstrúan.
- A algunas feministas tampoco les gusta que se hable de personas menstruantes porque se invisibiliza a las mujeres.
- Creo que es importante evaluar el simbólico de ser una persona menstruante en un traje social de mujer, porque menstruar, ser el otro cuerpo, es lo que ha sido determinante para ser un cuerpo de segunda. De hecho, la menstruación es lo que, culturalmente, nos ha vestido de mujeres (lo seamos o no). Pero ahora bien, es necesario visibilizar otro tipo de ser persona menstruante, con los dolores y traumas que eso genera en otros cuerpos. Y cada una ha de trabajar para poder enseñar y validar su propia experiencia menstrual y generar, juntas, conocimiento. Porque lo nuestro es un horror, pero imagínate a un hombre que es menstruante en esta sociedad donde los “hombres de verdad” no menstrúan.
- Desde luego, la experiencia menstrual es muy diversa…
- Ningún cuerpo menstruante es igual a otro. Por ejemplo, no sé cómo es la experiencia en un cuerpo con síndrome de ovarios poliquísticos o con endometriosis. En mi caso, sé cómo es la experiencia de tener hiperestrogenismo. Yo no puedo ni quiero ser la voz de ningún cuerpo menstruante, sino poder facilitar herramientas, lenguaje, balbuceos para que cada una pueda explicar su experiencia y darle validez. Creo que es así como vamos a generar un conocimiento que realmente nos hable.
- Tememos la típica pregunta: “¿Es que estás con la regla?”.
- Hemos aprendido que el cuerpo es lo que nos ha limitado. Y no, lo que nos ha limitado es la lectura patriarcal de nuestro cuerpo. No es que mi cuerpo sea torpe, no es que mi menstruación sea una mierda. Y esa es la mayor trampa en la que hemos caído. Las mujeres no tenemos ni idea de lo que es vivir una experiencia menstrual más allá del patriarcado. Es muy interesante que, por curiosidad, empecemos a hacerlo. Es un acto revolucionario vivir la experiencia menstrual.
- El mundo debe adaptarse a nuestros cuerpos…
- La conclusión para mí es esa. Yo he tomado la determinación de que no voy a mutilarme más ni a torturarme más, ni a maltratarme más para entrar en una sociedad que me expulsa y que no me deja hueco. Pero me da mucho miedo una de estas cosas tan bonitas que hace el sistema, que es que lo usurpe y le dé la vuelta. Por ejemplo, empresas británicas que hacen cursos sobre ciclo menstrual y coaching menstrual. Tenemos una oportunidad brutal para dinamitar eso, pero al final se venderá en formato “cómo explotar al máximo a la persona menstruante en el trabajo”. Yo quiero un sistema que esté diseñado para todos los cuerpos. Vamos a crear una cultura de cuidados, porque la cultura menstrual es una cultura de cuidados, frente a la cultura neoliberal.
- Ante el tabú o los anuncios edulcorados de compresas, ¿cómo hacer de la regla un elemento empoderante?
- No me gusta la palabra empoderante. Prefiero el orgullo, orgullo menstrual. Creo que el ciclo menstrual es una de las puertas brutales que tienes para habitar tu cuerpo. Frente al desahucio corporal, orgullo menstrual. Hay que entrar al cuerpo pegando la patada al tabique de ladrillos que te han puesto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.