Imagen: El País / Travestis en la primera manifestación 28-J en Madrid, 1978 |
En junio de 1978 se convocó la primera movilización que peleaba por los derechos del colectivo LGTB+, fue el primer Orgullo capitalino.
Pablo león | El País, 2018-06-29
https://elpais.com/ccaa/2018/06/29/madrid/1530267320_178333.html
De O´Donnell a Menendez Pelayo, siguiendo la valla del Retiro. En ese rincón de Madrid, en una zona algo alejada del centro, tuvo lugar la primera manifestación por los derechos del colectivo LGTB+ de la capital. “Era 1978 y ese fue el itinerario que nos impusieron desde el Gobierno Civil”, recuerda Ramón Linaza, de 61 años, que estuvo en la marcha, “no querían vernos por el centro”. Ese primer Orgullo madrileño tenía una demanda clara: conseguir la derogación de la Ley de Rehabilitación y Peligrosidad Social. “Era una norma basada en la Ley de Vagos y Maleantes y fue muy utilizada por la Dictadura para reprimir cualquier tipo de disidencia ya que permitía detener y encarcelar sin juicio a personas de manera arbitraria. La condición o la apariencia homosexual era una de las razones por las que te podían detener”, explica Linaza.
Abolir esa terrorífica Ley era el objetivo de la marcha -que el pasado jueves 28 de junio se replicó siguiendo la misma ruta como homenaje-, pero conseguir el permiso para manifestarse fue un logro en sí mismo. Aunque en Estados Unidos el movimiento LGTB+ se había cohesionado una década antes, tras los disturbios de Stonewall, en Nueva York; en la España del tardofranquismo los derechos tardaron en llegar.
La madrugada del 28 de junio de 1969 la policía neoyorkina realizó una redada en el local de ambiente Stonewall Inn, en el Village. La incursión fue tan agresiva que generó una serie de protestas y concentraciones ciudadanas que marcaron el inicio de la lucha del colectivo LGTB+ (de hecho el día del Orgullo es el 28 de junio en recuerdo de estos incidentes). “La primera manifestación en España fue en el 77 en Barcelona. Un año después constituimos el Frente de Liberación Homosexual de Castilla y nos planteamos que había que hacer algo, pero algo legal. Por eso solicitamos la autorización”, recuerda Linaza, que dio la cara —su DNI con su nombre y apellidos— como convocante de la marcha: “La petición de autorización, además de por mí, fue firmada por el socialista Alonso Puerta, teniente de Alcalde con Tierno Galván, por el diputado del PSUC Josep Mª Riera Mercader y por Carlos Patiño, actor y propietario de la tienda de juguetes La Carraca en Arguelles, donde preparamos las pancartas”.
La convocatoria consiguió el beneplácito de las autoridades y el 26 de junio “entre 7.000 y 9.000 personas” desfilaron por Madrid. “Fue una concentración masiva y la policía estaba muy nerviosa”, recuerda Linaza, “pero también fue muy divertida y diversa”. Estuvieron sindicalistas, feministas, madres solteras, representantes de presos de movimientos sociales… y personas trans. “Tanto Stonewall como Barcelona como Madrid tuvieron algo en común: todas las protestas estaban encabezadas por personas trans”, explica Jesús Grande, presidente de Cogam (Colectivo de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales de Madrid). “Y las personas transexuales fueron luego un poco dadas de lado por el propio colectivo”, continúa Grande, que recuerda que este año la manifestación del Orgullo reivindica la visibilidad trans. Lo mismo hace la exposición En plan travesti. Fotografía y transformismo en España entre dos siglos 1975-2015 (en Tabacalera hasta el 9 de septiembre), que refleja, a través de imágenes, los cambios sociales vividos en España desde la reivindicación del Orgullo.
Uno de los logros de la manifestación de 1978 fue aglutinar a una amplia masa social: “La lucha contra la Ley de Peligrosidad unió a muchos colectivos de diferentes sensibilidades. Por eso fue un éxito. Había una perspectiva global”, aclara Ramón Martínez, autor de ‘Lo nuestro sí que es mundial. Historia del Movimiento LGTB en España’ (Editorial Egales). Aunque esa Ley no fue derogada en su totalidad hasta 1995, a comienzos de 1979 se eliminaron varios artículos de la misma, entre ellos, el castigo por ser homosexual. “En España se legaliza la homosexualidad en el 79, diez años después que en Reino Unido o en Francia”, explica Martínez, “pero llegamos al matrimonio igualitario 10 años antes que ambos países. Hemos tardado la mitad. Y eso es gracias al activismo, a los colectivos y al movimiento: de aquellos polvos vienen los nuestros”.
Tras la despenalización de la homosexualidad, “se vaciaron los colectivos y se llenaron las discotecas”, apunta Martínez. Pero el Sida y el desencanto político obligaron a la reorganización social en los noventa y a continuar una lucha que acabaría con la legalización del matrimonio igualitario. Para Martínez, “el matrimonio es el principio de una nueva etapa que tenemos que comenzar ahora”. El activista Linaza considera que también hay que seguir luchando: “Incuso en una ciudad tan abierta como Madrid, que es un referente mundial, hay agresiones homófobas a diario. Y a nivel global, la comunidad LGTBI+ sigue amenazada: estamos obligados a luchar por nuestras hermanas que son detenidas, encarceladas y asesinadas en todo el mundo. Además, hay riesgo de que se vuelva hacia atrás en los derechos. Hay motivos suficientes para seguir luchando otros 40 años”.
Abolir esa terrorífica Ley era el objetivo de la marcha -que el pasado jueves 28 de junio se replicó siguiendo la misma ruta como homenaje-, pero conseguir el permiso para manifestarse fue un logro en sí mismo. Aunque en Estados Unidos el movimiento LGTB+ se había cohesionado una década antes, tras los disturbios de Stonewall, en Nueva York; en la España del tardofranquismo los derechos tardaron en llegar.
La madrugada del 28 de junio de 1969 la policía neoyorkina realizó una redada en el local de ambiente Stonewall Inn, en el Village. La incursión fue tan agresiva que generó una serie de protestas y concentraciones ciudadanas que marcaron el inicio de la lucha del colectivo LGTB+ (de hecho el día del Orgullo es el 28 de junio en recuerdo de estos incidentes). “La primera manifestación en España fue en el 77 en Barcelona. Un año después constituimos el Frente de Liberación Homosexual de Castilla y nos planteamos que había que hacer algo, pero algo legal. Por eso solicitamos la autorización”, recuerda Linaza, que dio la cara —su DNI con su nombre y apellidos— como convocante de la marcha: “La petición de autorización, además de por mí, fue firmada por el socialista Alonso Puerta, teniente de Alcalde con Tierno Galván, por el diputado del PSUC Josep Mª Riera Mercader y por Carlos Patiño, actor y propietario de la tienda de juguetes La Carraca en Arguelles, donde preparamos las pancartas”.
La convocatoria consiguió el beneplácito de las autoridades y el 26 de junio “entre 7.000 y 9.000 personas” desfilaron por Madrid. “Fue una concentración masiva y la policía estaba muy nerviosa”, recuerda Linaza, “pero también fue muy divertida y diversa”. Estuvieron sindicalistas, feministas, madres solteras, representantes de presos de movimientos sociales… y personas trans. “Tanto Stonewall como Barcelona como Madrid tuvieron algo en común: todas las protestas estaban encabezadas por personas trans”, explica Jesús Grande, presidente de Cogam (Colectivo de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales de Madrid). “Y las personas transexuales fueron luego un poco dadas de lado por el propio colectivo”, continúa Grande, que recuerda que este año la manifestación del Orgullo reivindica la visibilidad trans. Lo mismo hace la exposición En plan travesti. Fotografía y transformismo en España entre dos siglos 1975-2015 (en Tabacalera hasta el 9 de septiembre), que refleja, a través de imágenes, los cambios sociales vividos en España desde la reivindicación del Orgullo.
Uno de los logros de la manifestación de 1978 fue aglutinar a una amplia masa social: “La lucha contra la Ley de Peligrosidad unió a muchos colectivos de diferentes sensibilidades. Por eso fue un éxito. Había una perspectiva global”, aclara Ramón Martínez, autor de ‘Lo nuestro sí que es mundial. Historia del Movimiento LGTB en España’ (Editorial Egales). Aunque esa Ley no fue derogada en su totalidad hasta 1995, a comienzos de 1979 se eliminaron varios artículos de la misma, entre ellos, el castigo por ser homosexual. “En España se legaliza la homosexualidad en el 79, diez años después que en Reino Unido o en Francia”, explica Martínez, “pero llegamos al matrimonio igualitario 10 años antes que ambos países. Hemos tardado la mitad. Y eso es gracias al activismo, a los colectivos y al movimiento: de aquellos polvos vienen los nuestros”.
Tras la despenalización de la homosexualidad, “se vaciaron los colectivos y se llenaron las discotecas”, apunta Martínez. Pero el Sida y el desencanto político obligaron a la reorganización social en los noventa y a continuar una lucha que acabaría con la legalización del matrimonio igualitario. Para Martínez, “el matrimonio es el principio de una nueva etapa que tenemos que comenzar ahora”. El activista Linaza considera que también hay que seguir luchando: “Incuso en una ciudad tan abierta como Madrid, que es un referente mundial, hay agresiones homófobas a diario. Y a nivel global, la comunidad LGTBI+ sigue amenazada: estamos obligados a luchar por nuestras hermanas que son detenidas, encarceladas y asesinadas en todo el mundo. Además, hay riesgo de que se vuelva hacia atrás en los derechos. Hay motivos suficientes para seguir luchando otros 40 años”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.