Imagen: El Diario / CSOT La Pluma, Chueca, Madrid |
El centro autegestionado se encontraba en la calle Barbieri, en el barrio madrileño de Chueca, y había sido okupado el pasado fin de semana. En su manifiesto, La Pluma se presenta como un espacio para "que pretende contraprogramar al Orgullo oficial con un discurso anticapitalista, antirracista y transfeminista".
El Diario, 2018-06-25
https://www.eldiario.es/madrid/Desalojado-Centro-Social-Transfeminista-Madrid-La_Pluma_0_786021770.html
El Centro Social Transfeminista La Pluma ha sido desalojado en la madrugada de este lunes del número 5 de la calle Barbieri, en el barrio madrileño de Chueca. El inmueble había sido okupado el pasado fin de semana en protesta por "la mercantilización del Orgullo LGTBI en el barrio de Chueca".
Según ha explicado La Pluma en su perfil de Twitter, la empresa Desokupa -contratada por la propiedad del edificio- les "ha echado" del edificio al que accedieron el pasado fin de semana. Aunque en un inicio han hecho un llamamiento de apoyo a través de redes sociales, horas después han optado por pedir cautela mientras estudian acciones a tomar.
En su manifiesto, el centro social se presenta como un punto "de convergencia que pretende contraprogramar al Orgullo oficial con un discurso anticapitalista, antirracista y transfeminista". De este modo, apuntan que el espacio "es una reivindicación de lo que somos, de lo que el sistema no soporta. Porque nuestras plumas locas, camioneras, bujarras, travestis, no binarias, molestan a quienes quieren asimilarse a un modelo de vida y consumo que establece como norma al sujeto cisgenero y heterosexual". Por ello, enfatizan: "Nuestra pluma no cabe en un orgullo pensado para el beneficio de empresas y multinacionales LGTB-friendly".
Desde La Pluma se niegan "al uso de la bandera de la comunidad LGTB para promover procesos de gentrificación, encarecer los precios y echar a las clases populares de los barrios del centro de Madrid, creando un modelo de ciudad pensado para turistas y ricos".
Este colectivo subraya la defensa de "la libertad y los derechos de la disidencia sexual pero también la lucha antirracista contra los CIEs y el cierre de fronteras, y contra estados genocidas y represores". "Nuestra pluma no acepta el uso durante estos días del discurso pro-derechos LGTB como cortina de humo que invisibiliza desde la ocupación Israelí hasta la represión en el propio Estado Español", añaden.
También claman contra "la precariedad laboral y por una vivienda digna como derecho fundamental", además de subrayar que La Pluma es un espacio feminista que "está en contra de las violencias jurídicas, físicas y simbólicas contra las mujeres y la misoginia" así como un colectivo que "defiende los derechos legales y médicos de las personas trans, contra la estigmatización de las personas seropositivas y por la prevención del VIH".
Según ha explicado La Pluma en su perfil de Twitter, la empresa Desokupa -contratada por la propiedad del edificio- les "ha echado" del edificio al que accedieron el pasado fin de semana. Aunque en un inicio han hecho un llamamiento de apoyo a través de redes sociales, horas después han optado por pedir cautela mientras estudian acciones a tomar.
En su manifiesto, el centro social se presenta como un punto "de convergencia que pretende contraprogramar al Orgullo oficial con un discurso anticapitalista, antirracista y transfeminista". De este modo, apuntan que el espacio "es una reivindicación de lo que somos, de lo que el sistema no soporta. Porque nuestras plumas locas, camioneras, bujarras, travestis, no binarias, molestan a quienes quieren asimilarse a un modelo de vida y consumo que establece como norma al sujeto cisgenero y heterosexual". Por ello, enfatizan: "Nuestra pluma no cabe en un orgullo pensado para el beneficio de empresas y multinacionales LGTB-friendly".
Desde La Pluma se niegan "al uso de la bandera de la comunidad LGTB para promover procesos de gentrificación, encarecer los precios y echar a las clases populares de los barrios del centro de Madrid, creando un modelo de ciudad pensado para turistas y ricos".
Este colectivo subraya la defensa de "la libertad y los derechos de la disidencia sexual pero también la lucha antirracista contra los CIEs y el cierre de fronteras, y contra estados genocidas y represores". "Nuestra pluma no acepta el uso durante estos días del discurso pro-derechos LGTB como cortina de humo que invisibiliza desde la ocupación Israelí hasta la represión en el propio Estado Español", añaden.
También claman contra "la precariedad laboral y por una vivienda digna como derecho fundamental", además de subrayar que La Pluma es un espacio feminista que "está en contra de las violencias jurídicas, físicas y simbólicas contra las mujeres y la misoginia" así como un colectivo que "defiende los derechos legales y médicos de las personas trans, contra la estigmatización de las personas seropositivas y por la prevención del VIH".
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