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| Imagen: Aire Digital / Pablo Borsato |
Pablo Borsato era arquitecto, tenía 34 años y era un activista gay. El sábado pasado, fue asesinado en su propia casa en Colón. Su muerte conmocionó especialmente a Rosario, donde era conocido en el ambiente artístico.
Julieta Morales | Aire Digital, 2019-12-03
https://www.airedesantafe.com.ar/asesinaron-sana-un-activista-gay-seis-meses-hubo-68-crimenes-odio-argentina-n137095
Pablo Fullana Borsato tenía 36 años y se había egresado de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de Rosario. En vida fue un artista y militante del colectivo de Lesbianas, Gais, Bisexuales, Trans e Intersex (LGBTI). El joven arquitecto llevaba a cabo un proyecto de Museo a Cielo Abierto en la localidad bonaerense de Colón para convertir el Lago Municipal en un espacio artístico. Para Pablo, la lucha por la diversidad de género y contra la homofobia era su bandera.
Pero la homofobia lo mató.
El domingo a la tarde, uno de los primos de Borsato llamó a la Policía para avisar que lo había encontrado muerto en su casa de calle 45 en Colón, entre 22 y 23. El familiar había ido a buscarlo porque no le respondía los llamados y estaba preocupado.
De acuerdo a fuentes policías, en la vivienda no existían indicios de violencia por lo que deducen que el agresor ingresó con consentimiento al lugar. Según publicó el diario digital El Faro de Colón, la hipótesis principal no sería la de homicidio en ocasión de robo ya que la víctima tenías sus pertenencias.
La Fiscalía Descentralizada N°2, a cargo de Ignacio Uthurry, está a cargo de la investigación del caso, que tiene un detenido de 18 años y está caratulado como homicidio simple. Sin embargo, sus amigos de Colón aseguran que se trató de un crimen de odio debido a su orientación sexual.
El detenido, acusado de abusar a una mujer
La persona detenida tiene 18 años y las fuentes lo identificaron como Leonel F. Sin embargo, su aprehensión se dio en un contexto distinto: el presunto asesino intentó agredir sexualmente a una anciana de 81 años la mañana del domingo, a tres cuadras de la casa de Borsato. Un vecino ocasional logró evitar el ataque y de acuerdo a lo que consignó la prensa local, el agresor le habría dicho: "No tengo miedo, recién vengo de matar a uno".
Lo que les llamó la atención a los investigadores en un primer momento es que tenía todas sus ropas llenas de sangre. El joven explicó que durante la madrugada había protagonizado una pelea a la salida de un boliche, pero los agentes no le creyeron. Más tarde corroboraron que la suela de la zapatilla que tenía puesta el detenido era la similar a la huella que había dejado el homicida en la casa del arquitecto.
De acuerdo a fuentes policiales, Leonel F. tenía también una denuncia en Pergamino por un ataque sexual a una adolescente en agosto pasado. Este continuum de violencia de género desvela la falta de políticas públicas y seguimiento de las denuncias que el colectivo feminista reclama desde hace años.
No es un caso aislado, es un sistema
El crimen de Pablo Borsato no es un caso aislado. Durante los primeros seis meses de 2019, hubo 68 crímenes de odio en Argentina en donde la orientación sexual, la identidad y/o la expresión de género de todas las víctimas fueron utilizadas como pretexto discriminatorio para la vulneración de derechos y la violencia.
Los datos surgen del informe del primer semestre del Observatorio Nacional de Crímenes de Odio LGBT, en articulación con la Federación Argentina LGBT y la Defensoría del Pueblo de la Nación. De acuerdo al relevamiento, del total de las personas de la comunidad LGBT víctimas de crímenes de odio registradas, el 56% de los casos corresponden a mujeres trans (travestis, transexuales y transgéneros), en segundo lugar con el 31% se encuentran los varones gays cis (como Pablo), en tercer lugar con el 7% de los casos le siguen las lesbianas y por último con el 6% los varones trans.
De todos los crímenes de odio registrados este semestre, el 28% de los casos corresponden a lesiones al derecho a la vida, es decir a asesinatos, suicidios y muertes por ausencia y/o abandono estatal; y el 72% restante corresponden a lesiones al derecho a la integridad física, es decir violencia física que no terminó en muerte.
En cuanto al lugar físico donde acontecieron los crímenes de odios, los datos relevados por este observatorio arrojan que el porcentaje más alto ocurrió en la vía pública, 34% de los casos.
El 22% de los casos ocurrieron en viviendas. De ese porcentaje el 18% corresponde a la vivienda particular de la víctima -y está directamente relacionado con la violencia doméstica y con el ejercicio del trabajo sexual en casas particulares sin ningún tipo de seguridad debido a la falta de regulación-, el 3% a la vivienda de la perdona agresora y el restante 1% a otra vivienda.
Pero la homofobia lo mató.
El domingo a la tarde, uno de los primos de Borsato llamó a la Policía para avisar que lo había encontrado muerto en su casa de calle 45 en Colón, entre 22 y 23. El familiar había ido a buscarlo porque no le respondía los llamados y estaba preocupado.
De acuerdo a fuentes policías, en la vivienda no existían indicios de violencia por lo que deducen que el agresor ingresó con consentimiento al lugar. Según publicó el diario digital El Faro de Colón, la hipótesis principal no sería la de homicidio en ocasión de robo ya que la víctima tenías sus pertenencias.
La Fiscalía Descentralizada N°2, a cargo de Ignacio Uthurry, está a cargo de la investigación del caso, que tiene un detenido de 18 años y está caratulado como homicidio simple. Sin embargo, sus amigos de Colón aseguran que se trató de un crimen de odio debido a su orientación sexual.
El detenido, acusado de abusar a una mujer
La persona detenida tiene 18 años y las fuentes lo identificaron como Leonel F. Sin embargo, su aprehensión se dio en un contexto distinto: el presunto asesino intentó agredir sexualmente a una anciana de 81 años la mañana del domingo, a tres cuadras de la casa de Borsato. Un vecino ocasional logró evitar el ataque y de acuerdo a lo que consignó la prensa local, el agresor le habría dicho: "No tengo miedo, recién vengo de matar a uno".
Lo que les llamó la atención a los investigadores en un primer momento es que tenía todas sus ropas llenas de sangre. El joven explicó que durante la madrugada había protagonizado una pelea a la salida de un boliche, pero los agentes no le creyeron. Más tarde corroboraron que la suela de la zapatilla que tenía puesta el detenido era la similar a la huella que había dejado el homicida en la casa del arquitecto.
De acuerdo a fuentes policiales, Leonel F. tenía también una denuncia en Pergamino por un ataque sexual a una adolescente en agosto pasado. Este continuum de violencia de género desvela la falta de políticas públicas y seguimiento de las denuncias que el colectivo feminista reclama desde hace años.
No es un caso aislado, es un sistema
El crimen de Pablo Borsato no es un caso aislado. Durante los primeros seis meses de 2019, hubo 68 crímenes de odio en Argentina en donde la orientación sexual, la identidad y/o la expresión de género de todas las víctimas fueron utilizadas como pretexto discriminatorio para la vulneración de derechos y la violencia.
Los datos surgen del informe del primer semestre del Observatorio Nacional de Crímenes de Odio LGBT, en articulación con la Federación Argentina LGBT y la Defensoría del Pueblo de la Nación. De acuerdo al relevamiento, del total de las personas de la comunidad LGBT víctimas de crímenes de odio registradas, el 56% de los casos corresponden a mujeres trans (travestis, transexuales y transgéneros), en segundo lugar con el 31% se encuentran los varones gays cis (como Pablo), en tercer lugar con el 7% de los casos le siguen las lesbianas y por último con el 6% los varones trans.
De todos los crímenes de odio registrados este semestre, el 28% de los casos corresponden a lesiones al derecho a la vida, es decir a asesinatos, suicidios y muertes por ausencia y/o abandono estatal; y el 72% restante corresponden a lesiones al derecho a la integridad física, es decir violencia física que no terminó en muerte.
En cuanto al lugar físico donde acontecieron los crímenes de odios, los datos relevados por este observatorio arrojan que el porcentaje más alto ocurrió en la vía pública, 34% de los casos.
El 22% de los casos ocurrieron en viviendas. De ese porcentaje el 18% corresponde a la vivienda particular de la víctima -y está directamente relacionado con la violencia doméstica y con el ejercicio del trabajo sexual en casas particulares sin ningún tipo de seguridad debido a la falta de regulación-, el 3% a la vivienda de la perdona agresora y el restante 1% a otra vivienda.
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