miércoles, 5 de agosto de 2015

#hemeroteca #violencia | 'Mi vida estaba en sus manos, señora jueza. No lo soporto más. Christian me lo robó todo. Él ganó'

Imagen: El Mundo / Elio García, hijo de Sara Calleja
'Mi vida estaba en sus manos, señora jueza. No lo soporto más. Christian me lo robó todo. Él ganó'
Sara Calleja acabó con su vida el pasado 11 de julio tras dos años de acoso. Horas antes dejó una carta a la juez exponiendo su desaliento judicial. Había puesto 19 denuncias, hubo tres juicios, dos órdenes de alejamiento quebrantadas y nueve meses de cárcel para su ex pareja. Su hijo cuenta a El Mundo la desventura de su madre, la historia de un suicidio de género.
Rafael J. Álvarez / Ana Cabanillas | El Mundo, 2015-08-05
http://www.elmundo.es/espana/2015/08/03/55be70ac268e3e753e8b4575.html

Para Sara, todos los días eran noche cerrada. La luz se apagó por completo en la madrugada del pasado 11 de julio cuando, tras dos años de acoso por parte de su ex pareja, decidió acabar con la pesadilla. «Estoy muy cansada y necesito descansar. Mi vida es insoportable». Sara Calleja Rodríguez empieza así la carta que dejó a la juez de violencia de género de León pocas horas antes de arrojarse al vacío desde un segundo piso.

Fue en el verano de 2010 cuando comenzó a morir a cámara lenta. Sara había perdido su trabajo de administrativa en una constructora hacía unos meses cuando un amigo de la infancia, Christian C.M., reapareció en su vida. Había quedado en paro antes de tiempo en una vida de por sí adelantada. Ella se casó joven, con 19 años tuvo a su primera hija, Andrea, y con 24 a Elio. Tras un pronto matrimonio llegó una pronta separación. Desde entonces sólo se había ocupado de salir adelante. «A mi madre le gustaba pintar y hacía acuarelas que vendía en bares de León», relata Elio García Calleja, su hijo, de 28 años. Con la llegada de Christian, residente en Bélgica, comenzaron las promesas. Conocía a gente en Bruselas que le podría ayudar, tenía contactos... Le salvaría. Ella se fue a Bélgica con él. Y ahí empezó el final.

Llegaron los celos, el control, los enfados injustificados, los zarandeos. Y el primer tortazo, ése que Sara no denunció hasta muchos meses después. A las estrecheces le siguieron la dependencia y la soledad. «Su mala situación económica le hizo aguantar más de lo que hubiera aguantado», relata Elio, pocas horas después de recoger las cenizas de su madre.

En Bruselas Sara perdió el contacto con su familia. «No salía de casa porque él se enfadaba. Al final siempre estaba sola». Estaba encerrada. Lo estuvo cuando decidió tomar un vuelo a León y su pareja echó las llaves por fuera, con ella dentro. Durante cuatro horas vio cómo partía el avión hacia su libertad y cómo se le empezaba a estrellar la vida.

Le dejó el 19 de septiembre de 2013 y ahí empezó el calvario que la propia Sara fue relatando en comisarías y juzgados. 19 denuncias, tres juicios, nueve meses de cárcel para él, dos órdenes de alejamiento y la prohibición de entrar en España. Nada bastó. Ese día empezaron los mensajes, las amenazas veladas, la persecución. La tortura silenciosa que tronaba en las redes sociales.

Cientos de mensajes diarios
Centenares de mensajes diarios. A Facebook. Al móvil. Al correo. Al buzón, tanto al postal como al de voz. A Sara. A sus hijos. A su madre de 80 años. A sus amigas. «Al principio escribía sólo a ella, pero cuando mi madre dejó de contestarle, empezó con el resto». Lo cuenta su hijo mientras rebusca en una maleta repleta de papeles: denuncias y cientos de folios con pantallazos de mensajes como prueba de una tortura lenta que, según Elio, «no se quiso parar»: «Si hubieran querido cortar el acoso, lo hubieran hecho. Si hace un año los amigos de mi madre hubieran dejado de recibir mensajes, esto no hubiera pasado».

La primera denuncia fue su ‘regalo’ de cumpleaños. El 8 de noviembre de 2013, cuando Sara celebraba los 50, su ex pareja se presentó en la puerta de su casa, en León. Se enfrentó a su hijo y la aguardó durante horas. Los primeros mensajes de amor y arrepentimiento -«perdóname, no volveré a ser celoso ni violento»- se transformaron por completo. «Ojo por ojo, te voy a destruir la vida»; «guarra, zorra, hija de puta», son algunos de los recados que recibió la agredida, según consta en la denuncia.

«Contéstame Sara porque te va a costar mucho dinero», «voy a ir a León a contar toda la verdad tuya». Christian C.M. hizo efectivas sus amenazas y tres días después le denunció al INEM. Las exposiciones que montó, «en las que no vendió nada», le acarrearon una deuda de 18.595 euros por cobro indebido del subsidio de desempleo. Un dinero que Sara no tenía, por el que tuvo que alquilar habitaciones de su casa y por el que hace cuatro meses acabó vendiendo la vivienda.

«Era lo único que teníamos. Siempre habíamos vivido de alquiler, pero mi madre consiguió una casa de protección oficial para dejarnos algo a mi hermana y a mí. Era una buena madre». Sara Calleja tenía 150 euros en su cuenta bancaria cuando acabó con su vida. «La deuda le hundió». Los 400 euros de la renta activa de inserción (RAI) se le iban, mes a mes, en pagar la venganza de su ex pareja. La culpa se instaló en su cabeza y ese sentimiento le acompañó hasta el último día: «Estaba avergonzada de ver que por culpa de haber estado con él, sus hijos y su madre se vieran así».

'Acoso y derribo'
«Este hombre nos ha ido jodiendo la vida poco a poco», relata su hijo. «Ha sido acoso y derribo». Sara no se rindió y siguió denunciando «mensajes cada vez más amenazantes», según consta en las denuncias. «Que tiene miedo, que está aterrorizada», se lee en los documentos. Con el terror llegó la primera orden de alejamiento. Y de forma automática comenzó el incumplimiento continuado. «Vayas donde vayas, estés donde estés, te encontraré», «evítame una desgracia para Navidad», «tengo todo el tiempo del mundo, Sara». «Esto es muerte asegurada».

Y siguieron las denuncias y llegaron los juicios: nueve meses de prisión y la prohibición de entrar en España tampoco bastaron. Cuatro días antes de que él saliera de la cárcel de Mansilla de las Mulas, en León, ella se mudó a Ibiza, donde vivía su hija y donde esperaba encontrar más oportunidades laborales. Pero la distancia no sirvió. El cansancio de Sara empezó a ser judicial: «Mi vida estaba en sus manos, señora jueza, y parece que cada vez que iba a denunciar, aburría», escribió en los últimos tres folios que dejó, donde detalla un vía crucis del que no saldría viva: «Muchas mujeres retiran sus denuncias porque es una agonía aguantar un proceso del que nunca sales entera. Tienes que pasar por un scaner para que decida alguien que no sabe por lo que estás pasando.(...) Y aun así te ponen en duda».

«Te vas a arrepentir toda tu vida si no escuchas», «voy a cometer lo irreparable», «si no vuelves me mataré». Los mensajes no cesaron y Sara siguió denunciando. En una ocasión, una vez decretada la orden de alejamiento, su agresor fue visto en las inmediaciones de su casa. «Fui a comisaría y mientras esperaba mi turno en el patio, enfrente apareció él. Le dije a los policías que estaba fuera. Me decían que lo denunciara y yo les decía que lo detuvieran, que tenía una orden de alejamiento. No me hacían caso y un policía me dijo que era su palabra contra la suya. Al final me pidió perdón».

El 18 de mayo y el 16 de junio, tres semanas antes del final, Sara volvió a intentarlo. Puso unas denuncias de las que no llegó a tener respuesta. Fue a comisaría, respondió a las preguntas, llevó las pruebas. Siguió luchando. Eran denuncias desesperadas, el último intento de poner fin a su tortura. El penúltimo fue en abril, cuando tomó más de 200 pastillas. «Lo hizo cuando estábamos los dos hermanos juntos en León. No quiso que estuviéramos solos».

Tras el episodio, comenzó la rehabilitación y volvió «la sensación de que había luz». Por eso, la llamada que recibió el 11 de julio le llegó a Elio por sorpresa. «Christian cumplió casi todas sus promesas de venganza menos la de matarme», contaba a una amiga la propia Sara a través de un email. Elio denuncia el acoso hasta el último día: «Y es que se ha muerto mi madre, y sigue». Aunque Christian no llevó a cabo la última promesa, para su hijo, tampoco hizo falta que lo hiciera: «Para mí hay un culpable». 

DOCUMENTACIÓN
La fiscal de Violencia de Género de León pide la detención del ex novio de Sara Calleja
Solicita que Christian C sea juzgado por "quebrantamiento continuado de la prohibición de comunicación" y "violencia psíquica habitual" hacia su ex pareja, que se suicidó el pasado 11 de julio. El tercer paso de la Fiscalía leonesa será "estudiar la inducción al suicidio", batalla que han comenzado los familiares y amigos de Sara.
Ileon, 2015-08-06
http://www.ileon.com/actualidad/053990/la-fiscal-de-violencia-de-genero-de-leon-pide-la-detencion-del-ex-novio-de-sara-calleja
La fiscal ve delito de 'violencia psíquica habitual' en el ex novio de Sara Calleja
El Ministerio Público que llevó el caso de la pintora que se suicidó el 11 de julio considera que el hombre quebrantó la prohibición de comunicarse con su víctima
Ana Cabanillas / Rafael J. Álvarez | El Mundo, 2015-08-06
http://www.elmundo.es/espana/2015/08/06/55c291c8ca4741941f8b45a2.html
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Y TAMBIÉN…
La mujer de Castelldefels había llamado en varias ocasiones a los Mossos

Los vecinos tuvieron que avisar en varias ocasiones a la policía autonómica por las discusiones de la pareja
Alfonso L. Congostrina | El País, 2015-08-06

http://ccaa.elpais.com/ccaa/2015/08/06/catalunya/1438853241_053305.html
Un hombre mata a tiros a su esposa y sus dos hijos y se suicida en Barcelona
El crimen se produjo el miércoles en Castelldefels. Los niños tenían 7 y 10 años.
Alfonso L. Congostrina | El País, 2015-08-06
http://ccaa.elpais.com/ccaa/2015/08/05/catalunya/1438811685_619858.html
Detenido un edil de Esquerra Unida por la muerte de su mujer en Valencia
La fallecida, también exconcejal de EU en Serra, fue víctima de un incendio en su vivienda
I. Z. | El País, 2015-08-06
http://ccaa.elpais.com/ccaa/2015/08/06/valencia/1438849952_974168.html
Detenido un menor de 17 años por matar a su madre en Rubí
La policía sospecha que el joven ha degollado a su progenitora en el piso en el que viven
Alfonso L. Congostrina / Rebeca Carranco | El País, 2015-08-05
http://ccaa.elpais.com/ccaa/2015/08/05/catalunya/1438792242_487329.html
“Pido medidas efectivas contra los hombres envenenados”
Madres de niños asesinados por sus padres denuncian la desprotección de los hijos de mujeres maltratadas tras el crimen de Moraña
Sonia Vizoso | El País, 2015-08-05
http://politica.elpais.com/politica/2015/08/05/actualidad/1438787465_381518.html

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