lunes, 28 de marzo de 2016

#hemeroteca #violencia | ¿Por qué los musulmanes no salieron a la calle a protestar por el atentado de Bruselas?


Imagen: El Correo / Ismaël Saidi
¿Por qué los musulmanes no salieron a la calle a protestar por el atentado de Bruselas?.
Ismaël Saidi, un cineasta y dramaturgo belga de origen marroquí, ha respondido a esta pregunta con una defensa de la solidaridad islámica hacia los asesinados y con una denuncia de la doble victimización de los seguidores del Corán.
Óscar B. de Otálora | El Correo, 2016-03-28
http://www.elcorreo.com/alava/internacional/union-europea/201603/28/musulmanes-salieron-calle-protestar-20160328161920.html

El día después de la masacre de Bruselas, el escritor y cineasta belga de origen marroquí Ismaël Saidi -un ex policía con años de trabajo en muchos de los guetos de los que han salido los terroristas suicidas belgas-, respondió a una de las preguntas recurrentes que se realizan en las redes sociales y en ámbitos privados cada vez que se produce un atentado islamista en Europa. ¿Dónde están los musulmanes en las protestas contra los yihadistas? Ismaël Saidi saltó a la palestra pero sus palabras no eran las de un indignado de última hora. Saidi es el autor de la comedia 'Djihad', que ha sido declarada de utilidad pública en Bélgica al estar considerada una pieza indispensable por su voluntad de defender, desde la fe coránica, valores contrarios a la radicalización de los musulmanes. Saidi, además, pronuncia conferencias en colegios para luchar contra la captación de los yihadistas y ha recibido amenazas de los sectores más radicales del Islam. Esta fue su respuesta cuando se cuestionó la presencia de los musulmanes en las protestas:

«¿Por qué los musulmanes no salen en masa a la calle para condenar los atentados?
Porque estamos conduciendo los taxis que llevan gratuitamente a los vecinos a su casa desde ayer...
Porque estamos cuidando a los heridos en los hospitales...
Porque conducimos las ambulancias que llenan de estrellas nuestras carreteras para intentar salvar lo que queda de vida en nosotros...
Porque estamos en la recepción de los hoteles que acogen a los testigos del atentado gratuitamente desde ayer...
Porque conducimos los autobuses, los tranvías y los metros para que la vida continúe, incluso herida...
Porque siempre estamos buscando criminales con nuestro hábito de policía, de investigador, de juez...
Porque lloramos a nuestros muertos también...
Porque no estamos a salvo...
Porque estamos doblemente, triplemente golpeados...
Porque una misma creencia engendra al verdugo y a la víctima...
Porque estamos groggys, perdidos, intentando comprender...
Porque hemos pasado la noche en nuestra puerta esperando a alguien que no volverá jamás...
Porque contamos nuestros muertos...
Porque estamos en duelo...
El resto es silencio»


Saidi, que consiguió que su texto se reprodujera extensamente en todo tipo de foros y medios de comunicación, ha explicado que reaccionó a la tensión que se estaba disparando horas después de los ataques, con casos como los insultos que comenzó a recibir en las redes sociales; el que surgiera un 'hastag' en 'Twitter' con el lema 'Stopislam' o que le preguntaran directamente por la ausencia de musulmanes en las protestas. Saidi escribió su alegato, pero también afirmó, en declaraciones a la Prensa. «Si yo o mi mujer, que no lleva velo, estamos en una manifestación, ¿quién sabrá si somo o no musulmanes?». En su escrito, en este sentido, el dramaturgo no sólo defiende la solidaridad hacia los fallecidos y los heridos sino que también pone de relieve el hecho de que muchos musulmanes moderados tienen una doble victimización, por un lado la de radicales que actúan en nombre de su misma fe y por otra la de la islamofobia, creciente en Europa.

El autor, en este sentido, pertenece a un movimiento que defiende un Islam europeo o Islam de las Luces, que se enfrenta a los pensamientos más arcaicos y radicales que propugna el Estado Islámico y sus adeptos. En 2015 -tras la masacre de noviembre en París- , él y varios pensadores musulmanes belgas difundieron un texto también polémico sobre qué hacer con las mezquitas en Bélgica, en especial, al conocerse que los atentados como el de Bataclán habían sido organizados por jóvenes belgas procedentes de los barrios marginales y de mayoría islámica como Molenbeek. En su propuesta apostaban, por ejemplo, por que sea obligatorio traducir a las lenguas oficiales belgas los sermones de los imanes de las mezquitas; que se ponga en marcha una moratoria para abrir nuevos templos islámicos en su país o que se exija a los clérigos musulmanes una titulación para poder desempeñar esa función. El realizador, además, apoya a quienes defienden una revisión de la interpretación del Corán, que se aleje de las lecturas radicales y que coloque muchas de las visiones del texto en su contexto histórico, algo a lo que se niegan la mayoría de los sectores oficiales del Islam.

Pero, tras los atentados, Saidi no sólo salió a defender la solidaridad musulmana hacia las víctimas de los atentados yihadistas. En otro de sus textos de los últimos días, el autor ha mostrado su amor a Bruselas con un artículo titulado «Mi ciudad, mi amor», en la que se conjura a defender los valores de la capital de Europa. «Me dirigiré contra los que te quieren mal, aunque pertenezcan a la misma fe que yo», escribe.

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