Imagen: El Confidencial / Virginie Despentes |
La 'fille terrible' de las letras francesas vuelve con 'Vernon Subutex 1', la primera parte de una nueva trilogía, y habla sobre sexo, feminismo y la cultura de la violación.
Marta Medina | El Confidencial, 2016-06-12
http://www.elconfidencial.com/cultura/2016-06-12/virginie-despentes-vernon-subutex-violacion-refugiados_1215080/
Virginie Despentes mola. Mucho. Es como una roquera de verbo afilado, con sus tatuajes y sus vaqueros. Habla de “follar”, de Podemos, del Frente Nacional, de las violaciones, de lo humano y lo divino, dice coño, todo con un tono sorprendentemente suave y tranquila. Han faltado unas cañas.
Despentes es la 'fille terrible' de las letras francesas. La “chica extraña” que sale en televisión. No es una estrella del rock pero tampoco lo necesita: con su anterior novela 'Apocalypse bébé' -ganadora del prestigioso Prix Renaudot- vendió más de 200.000 ejemplares. Ahora presenta en España 'Vernon Subutex 1', la primera parte de una trilogía de sexo, alcohol, extrema derecha, música y 'couchsurfing' para vagabundos. Y sólo en Francia ya ha superado las 150.000 copias. Dice que hacer la promoción, que el tratar con los medios le “parece súper violento” y que “te puede destruir”, pero Despentes se abre de par en par, no elude ningún tema espinoso y mira a los ojos de manera clara.
Eso sí, ya ha desistido de leer lo que se publica o se dice de ella en las redes sociales. Desde que escribió y dirigió 'Fóllame' ('Baise-moi', 2001) se ha convertido en objeto de insultos, críticas voraces y "una ola de odio súper agresiva". Y lo que más lamenta es no haber encontrado el apoyo ni de la prensa de izquierdas ni de los medios más radicales. Pero hay que seguir escribiendo y metiendo dedos en las llagas más mojigatas.
Cuando Vernon Subutex trabajaba en su tienda de discos era un 'fucker' total. Un triunfador. Ahora pilla menos que un casado y las camisetas le quedan a reventar aunque tiene el frigorífico completamente vacío. Bueno, lo tenía, porque ahora se ha quedado sin casa. Así que tendrá que tirar de agenda y pedir asilo en los sofás de los que claudicaron y abandonaron una vida de rock'n'roll, empezaron a acomodarse y ahora presumen de tener un techo sobre sus cabezas. ¡Traidores! Y saltando de sofá en sofá, Despentes traza una radiografía de la sociedad francesa, de una generación desencantada que acaba lanzándose a los brazos del Frente Nacional.
Virginie, revolucionaria
Para la generación de Despentes -Nancy, 1969-, el sueño fue el rock. "Era una una revolución que nosotros nos creíamos de verdad. En los 70 u 80 se hablaba de cambiarlo todo. Ahora sabemos que las revoluciones no lo cambian todo como pensábamos". Con el paso de los años les ha acabado invadiendo el desencanto, "un estado de decepción generalizada que es un poco triste". El caldo de cultivo perfecto para el elixir curalotodo del Frente Nacional.
“De repente tienes un amigo o amiga que parecen haber sido poseídos por un monstruo que se ha metido dentro de ellos. Personas cercanas a mí han cambiado súbitamente de discurso”. Han empezado a votar al Frente Nacional. Pero la escritora -y guionista y directora- espera que el ascenso del partido de Le Pen sea una moda “mórbida y siniestra”, y que en cinco años sea un tema olvidado.“Lo bueno es que se matan entre ellos; se llevan fatal “, se ríe.
Sí, Despentes habla claro y no esconde sus filias y fobias ideológicas. Aunque entiende que vivir en Europa "es una suerte", la escritora tiene fe en un viraje hacia las izquierdas. Quiere pensar que "vamos a vivir un cambio positivo desarrollado por la nueva generación de jóvenes. Y este cambio tiene -enfatiza- que producirse, porque si no nos vamos a morir todos de locura. O por el medio ambiente. O las guerras. Y en Francia por primera vez desde hace 15 años la gente se ha movido, con las huelgas y manifestaciones. Tenemos una tradición de lucha política súper fuerte y lo bueno es que hay montón de gente joven en estos movimientos".
¡Viva Carmena!
La francesa sigue muy cercanamente la actualidad política en España. Y le gusta Manuela Carmena porque es “directa” y “habla de manera súper distinta al resto de los políticos. Y, además, es mujer. Y “es un alivio que en política haya una mujer tan potente”. Porque Despentes es, además, un referente feminista. Una militante comprometida y radical -en la acepción más positiva de la palabra-. Con su 'Teoría King Kong' (2007) puso patas arriba el ensayo feminista y conquistó a un público -eminentemente femenino, joven e involucrado- con sus reflexiones sin pelos en la lengua.
Al principio, el personaje de Vernon Subutex iba a ser mujer, como la mayor parte de los protagonistas de sus novelas. Pero cambió de opinión al darse cuenta de que una protagonista femenina con las características de Vernon le iba a "traer un montón de problemas que no tendría con un personaje masculino". "Si el mismo personaje de Vernon hubiera sido una mujer, la crítica sería diferente. Si cada vez que Vernon folla, con deseo, sin deseo, con gusto, sin gusto, lo hiciese una mujer, ésta sería mucho más criticada. Se cargaría de un “se lo ha buscado”, de desprecio, porque no tiene hijos, porque no está casada”. Para ella, ser hombre hoy en día “es mucho más guay”. Sin embargo su discurso es optimista y está convencida de que “la militancia feminista ha tenido un impacto muy favorable en nuestras mentes y nuestras vidas”.
De tanto hablar de que si Vernon "folla" o no, el cauce desemboca en el porno. Siempre se acaba hablando de porno. Despentes afirma ser a sus 46 años una consumidora habitual de porno y apuesta por un modelo en el que el cine X salga de la marginalidad; le encantaría ver escenas de sexo real rodadas por grandes directores. Con gusto. Con ternura. Con orgasmo femenino. Porque admite estar impactada por cómo ha cambiado la pornografía 'mainstream'. "Hace 10 años los personajes femeninos tenían potencia. Ahora me meto en internet y realmente veo que la mujer es tratada como basura, porque tiene que sufrir. Ahora el orgasmo de la mujer ni aparece. Tiene que gritar por el sufrimiento. Y eso me parece que dice algo de la pobreza de la libido heterosexual. El porno se ha convertido en lo que las feministas denunciaban en los 70; ahora sí es una guerra contra el placer de la mujer".
Y ella encuentra la raíz del problema en la religión. "La gente no entiende que la única razón de esta relación que tenemos con el sexo es religiosa, es nuestro pasado católico, judío, musulmán. Y esto me jode un montón. Por lo menos que asuman por qué lo rechazan con tanta fuerza. Las religiones nos han enseñado que el sexo es sucio y únicamente tiene que servir para procrear en la intimidad más escondida". Y se remite a la última -y polémica- película de Gaspar Noé, 'Love' (2015), muy criticada por sus escenas de sexo explícito. "Parece imposible enseñar un coño o una polla o gente desnuda haciendo el amor. Y aunque la película tiene escenas gráficas, éstas son súper románticas, súper suaves. Pero eso dio igual y el filme fue muy criticado. Sin embargo, si el mismo Gaspar Noé hiciese una película con 1500 muertes sádicas y horribles le parecería normal a la mayor parte de la gente".
La cultura de la violación
Hablar de feminismo con Despentes pasa inevitablemente por la reflexión sobre el terrorismo de género. Sobre la violación. Y lo hace no sólo como pensadora, sino también como víctima. Nunca lo ha ocultado y habla de ello con naturalidad. Y, para ella, la solución al problema pasa por reunirse -hombres y mujeres- a debatir sobre el tema y discurrir una solución. "Cuando hablas de la violación todos los hombres te responden 'yo no soy un violador', pero todos los hombres obtienen beneficios de este terrorismo de género que es la violación. Cada vez que hay una violación sólo porque eres chica es el orden patriarcal que se reafirma de la manera más directa, más terrorista, más brutal. Es un trabajo invisible. Los hombres piensan que tienen las manos limpias porque no han violado, pero también disfrutan de los beneficios de ese trabajo invisible".
Para ella, el debate tiene que ser colectivo y son "los hombres quienes tienen que parar este terrorismo, ya que para nosotras es súper difícil reaccionar porque tendríamos que matar a cualquier hombre que se nos acercase. Cada vez que nos sintiésemos amenazadas. Y si nos sentimos amenazadas todo el tiempo, no vamos a matar a todo el mundo. Hasta yo pienso que es demasiado radical".
La escritora enumera un caso tras otro. El de Brock Turner, un violador "blanco, rubio, de escuela privada, rico y con muchos éxitos deportivos". El de la adolescente brasileña de 17 años atacada por 30 hombres. Suma y sigue. Y lo que más le "jode" a Despentes es cuando la opinión pública se apropia de la argumentación femenina para "atacar a los más precarios". "Parece que la violación sólo es grave es cuando la cometen pobres o negros o refugiados" en clara alusión al escándalo de las agresiones sexuales de la pasada Nochevieja en Colonia.
Está demostrado que Despentes no esquiva la polémica. Para no gustarle dar entrevistas, se ha vaciado. Defiende un discurso potente, pero en ningún momento levanta la voz o tuerce el gesto. Pura calma. Una hora hablando y me quedaría otra hora más. O dos. Las que hicieran falta. Varios vasos de agua, de café. Tiene la petaca del tabaco encima de la mesa. Pienso que ya tendrá ganas de salir a fumar. Justo, la amable responsable de prensa entra en la sala. Tenemos que cortar. Me gustaría agarrarme a la pata de la mesa y que tuvieran que llamar a seguridad para que se me lleven a rastras. Porque lo repito: Virginie Despentes mola. Y mucho.
Despentes es la 'fille terrible' de las letras francesas. La “chica extraña” que sale en televisión. No es una estrella del rock pero tampoco lo necesita: con su anterior novela 'Apocalypse bébé' -ganadora del prestigioso Prix Renaudot- vendió más de 200.000 ejemplares. Ahora presenta en España 'Vernon Subutex 1', la primera parte de una trilogía de sexo, alcohol, extrema derecha, música y 'couchsurfing' para vagabundos. Y sólo en Francia ya ha superado las 150.000 copias. Dice que hacer la promoción, que el tratar con los medios le “parece súper violento” y que “te puede destruir”, pero Despentes se abre de par en par, no elude ningún tema espinoso y mira a los ojos de manera clara.
Eso sí, ya ha desistido de leer lo que se publica o se dice de ella en las redes sociales. Desde que escribió y dirigió 'Fóllame' ('Baise-moi', 2001) se ha convertido en objeto de insultos, críticas voraces y "una ola de odio súper agresiva". Y lo que más lamenta es no haber encontrado el apoyo ni de la prensa de izquierdas ni de los medios más radicales. Pero hay que seguir escribiendo y metiendo dedos en las llagas más mojigatas.
Cuando Vernon Subutex trabajaba en su tienda de discos era un 'fucker' total. Un triunfador. Ahora pilla menos que un casado y las camisetas le quedan a reventar aunque tiene el frigorífico completamente vacío. Bueno, lo tenía, porque ahora se ha quedado sin casa. Así que tendrá que tirar de agenda y pedir asilo en los sofás de los que claudicaron y abandonaron una vida de rock'n'roll, empezaron a acomodarse y ahora presumen de tener un techo sobre sus cabezas. ¡Traidores! Y saltando de sofá en sofá, Despentes traza una radiografía de la sociedad francesa, de una generación desencantada que acaba lanzándose a los brazos del Frente Nacional.
Virginie, revolucionaria
Para la generación de Despentes -Nancy, 1969-, el sueño fue el rock. "Era una una revolución que nosotros nos creíamos de verdad. En los 70 u 80 se hablaba de cambiarlo todo. Ahora sabemos que las revoluciones no lo cambian todo como pensábamos". Con el paso de los años les ha acabado invadiendo el desencanto, "un estado de decepción generalizada que es un poco triste". El caldo de cultivo perfecto para el elixir curalotodo del Frente Nacional.
“De repente tienes un amigo o amiga que parecen haber sido poseídos por un monstruo que se ha metido dentro de ellos. Personas cercanas a mí han cambiado súbitamente de discurso”. Han empezado a votar al Frente Nacional. Pero la escritora -y guionista y directora- espera que el ascenso del partido de Le Pen sea una moda “mórbida y siniestra”, y que en cinco años sea un tema olvidado.“Lo bueno es que se matan entre ellos; se llevan fatal “, se ríe.
Sí, Despentes habla claro y no esconde sus filias y fobias ideológicas. Aunque entiende que vivir en Europa "es una suerte", la escritora tiene fe en un viraje hacia las izquierdas. Quiere pensar que "vamos a vivir un cambio positivo desarrollado por la nueva generación de jóvenes. Y este cambio tiene -enfatiza- que producirse, porque si no nos vamos a morir todos de locura. O por el medio ambiente. O las guerras. Y en Francia por primera vez desde hace 15 años la gente se ha movido, con las huelgas y manifestaciones. Tenemos una tradición de lucha política súper fuerte y lo bueno es que hay montón de gente joven en estos movimientos".
¡Viva Carmena!
La francesa sigue muy cercanamente la actualidad política en España. Y le gusta Manuela Carmena porque es “directa” y “habla de manera súper distinta al resto de los políticos. Y, además, es mujer. Y “es un alivio que en política haya una mujer tan potente”. Porque Despentes es, además, un referente feminista. Una militante comprometida y radical -en la acepción más positiva de la palabra-. Con su 'Teoría King Kong' (2007) puso patas arriba el ensayo feminista y conquistó a un público -eminentemente femenino, joven e involucrado- con sus reflexiones sin pelos en la lengua.
Al principio, el personaje de Vernon Subutex iba a ser mujer, como la mayor parte de los protagonistas de sus novelas. Pero cambió de opinión al darse cuenta de que una protagonista femenina con las características de Vernon le iba a "traer un montón de problemas que no tendría con un personaje masculino". "Si el mismo personaje de Vernon hubiera sido una mujer, la crítica sería diferente. Si cada vez que Vernon folla, con deseo, sin deseo, con gusto, sin gusto, lo hiciese una mujer, ésta sería mucho más criticada. Se cargaría de un “se lo ha buscado”, de desprecio, porque no tiene hijos, porque no está casada”. Para ella, ser hombre hoy en día “es mucho más guay”. Sin embargo su discurso es optimista y está convencida de que “la militancia feminista ha tenido un impacto muy favorable en nuestras mentes y nuestras vidas”.
De tanto hablar de que si Vernon "folla" o no, el cauce desemboca en el porno. Siempre se acaba hablando de porno. Despentes afirma ser a sus 46 años una consumidora habitual de porno y apuesta por un modelo en el que el cine X salga de la marginalidad; le encantaría ver escenas de sexo real rodadas por grandes directores. Con gusto. Con ternura. Con orgasmo femenino. Porque admite estar impactada por cómo ha cambiado la pornografía 'mainstream'. "Hace 10 años los personajes femeninos tenían potencia. Ahora me meto en internet y realmente veo que la mujer es tratada como basura, porque tiene que sufrir. Ahora el orgasmo de la mujer ni aparece. Tiene que gritar por el sufrimiento. Y eso me parece que dice algo de la pobreza de la libido heterosexual. El porno se ha convertido en lo que las feministas denunciaban en los 70; ahora sí es una guerra contra el placer de la mujer".
Y ella encuentra la raíz del problema en la religión. "La gente no entiende que la única razón de esta relación que tenemos con el sexo es religiosa, es nuestro pasado católico, judío, musulmán. Y esto me jode un montón. Por lo menos que asuman por qué lo rechazan con tanta fuerza. Las religiones nos han enseñado que el sexo es sucio y únicamente tiene que servir para procrear en la intimidad más escondida". Y se remite a la última -y polémica- película de Gaspar Noé, 'Love' (2015), muy criticada por sus escenas de sexo explícito. "Parece imposible enseñar un coño o una polla o gente desnuda haciendo el amor. Y aunque la película tiene escenas gráficas, éstas son súper románticas, súper suaves. Pero eso dio igual y el filme fue muy criticado. Sin embargo, si el mismo Gaspar Noé hiciese una película con 1500 muertes sádicas y horribles le parecería normal a la mayor parte de la gente".
La cultura de la violación
Hablar de feminismo con Despentes pasa inevitablemente por la reflexión sobre el terrorismo de género. Sobre la violación. Y lo hace no sólo como pensadora, sino también como víctima. Nunca lo ha ocultado y habla de ello con naturalidad. Y, para ella, la solución al problema pasa por reunirse -hombres y mujeres- a debatir sobre el tema y discurrir una solución. "Cuando hablas de la violación todos los hombres te responden 'yo no soy un violador', pero todos los hombres obtienen beneficios de este terrorismo de género que es la violación. Cada vez que hay una violación sólo porque eres chica es el orden patriarcal que se reafirma de la manera más directa, más terrorista, más brutal. Es un trabajo invisible. Los hombres piensan que tienen las manos limpias porque no han violado, pero también disfrutan de los beneficios de ese trabajo invisible".
Para ella, el debate tiene que ser colectivo y son "los hombres quienes tienen que parar este terrorismo, ya que para nosotras es súper difícil reaccionar porque tendríamos que matar a cualquier hombre que se nos acercase. Cada vez que nos sintiésemos amenazadas. Y si nos sentimos amenazadas todo el tiempo, no vamos a matar a todo el mundo. Hasta yo pienso que es demasiado radical".
La escritora enumera un caso tras otro. El de Brock Turner, un violador "blanco, rubio, de escuela privada, rico y con muchos éxitos deportivos". El de la adolescente brasileña de 17 años atacada por 30 hombres. Suma y sigue. Y lo que más le "jode" a Despentes es cuando la opinión pública se apropia de la argumentación femenina para "atacar a los más precarios". "Parece que la violación sólo es grave es cuando la cometen pobres o negros o refugiados" en clara alusión al escándalo de las agresiones sexuales de la pasada Nochevieja en Colonia.
Está demostrado que Despentes no esquiva la polémica. Para no gustarle dar entrevistas, se ha vaciado. Defiende un discurso potente, pero en ningún momento levanta la voz o tuerce el gesto. Pura calma. Una hora hablando y me quedaría otra hora más. O dos. Las que hicieran falta. Varios vasos de agua, de café. Tiene la petaca del tabaco encima de la mesa. Pienso que ya tendrá ganas de salir a fumar. Justo, la amable responsable de prensa entra en la sala. Tenemos que cortar. Me gustaría agarrarme a la pata de la mesa y que tuvieran que llamar a seguridad para que se me lleven a rastras. Porque lo repito: Virginie Despentes mola. Y mucho.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.