El Mundo / Mujeres noruegas junto a soldados nazis, 1940 // |
Noruega: Perdón por el pecado de amar al enemigo nazi.
El Gobierno de Oslo pide disculpas a decenas de miles de noruegas que tras la guerra sufrieron un calvario por mantener sexo con soldados alemanes durante la ocupación.
Fátima Ruiz | El Mundo, 2018-10-19
https://www.elmundo.es/internacional/2018/10/19/5bc8b79a22601d28798b4578.html
Cometieron el pecado de la lujuria. O el de la vanidad. Incluso el del amor. Y fueron castigadas por ello el resto de sus vidas. Se convirtieron en traidoras por abrir su cuerpo al enemigo como si hubiera sido un arsenal con el que dinamitar su país en plena guerra. Por anteponer la vida, que pedía paso lejos de las trincheras, a la militancia en un bando.
Acaban de recibir un perdón tardío, la mayoría bajo una tierra en la que fueron sepultadas hace ya mucho tiempo.
Entre 30.000 y 50.000 mujeres fueron condenadas sin juicio por haber mirado a los soldados nazis que ocuparon Noruega en abril de 1940 más allá del uniforme. Por haberse desnudado junto a ellos cumpliendo así el sueño del 'genetista en jefe' del Tercer Reich, Heinrich Himmler, capitán de las SS que quería reforestar Europa a base de brotes arios, mezcla perfecta de germano y vikingo. El cóctel de ADN ideal para Himmler, que consideraba diosas a las noruegas y animaba a sus hombres a mantener sexo con ellas como primera piedra sobre la que edificar el imperio de Hitler.
Lo quiso hacer metódicamente, como buen oficial nazi, sembrando en territorio ocupado hasta nueve clínicas del programa Lebensborn (fuente de vida en alemán), que pretendía alfombrar la llegada al mundo del futuro superhombre. Que sería rubio y tendría los ojos azules, como su padre y como su madre.
Lo malo es que su padre se perdió en la estampida de las tropas nazis, diezmadas por la temporal alianza entre el capitalismo y el comunismo para derrocar el «Reich de los Mil Años». Y su noruega madre acabó exiliada en su propia tierra (o fuera de ella) por alta traición, relegada a un asilo para enfermos mentales, tachada de «rata» a la que condenar al paro y al ostracismo social, detenida ilegalmente y finalmente esquilmada de la ciudadanía y la gloria de que la guerra la hubieran ganado los buenos.
Sed de venganza
El Gobierno de Oslo, que durante décadas fue reacio a confrontar un pasado que empaña la serena imagen de los fiordos y el petrolífero Estado del bienestar, pidió el miércoles perdón de manera oficial a estas mujeres que dejaron de ser noruegas para convertirse en despreciables «chicas alemanas».
La 'Liberación' del país fue su encarcelamiento. El pueblo estaba sediento de venganza y humillaciones, y las novias de la guerra fueron el chivo expiatorio perfecto sobre el que descargar el golpe.
«Para muchas se trataba sólo de un amor adolescente, para algunas, del amor de su vida con un soldado enemigo. O de un flirteo inocente que las acabó marcando el resto de sus vidas», recitó la primera ministra, Erna Solberg, en una disculpa formal emitida con motivo del 70º aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. «Muchas jóvenes y muchas mujeres noruegas que tuvieron relaciones con los soldados alemanes o fueron sospechosas de haberlas mantenido recibieron un trato indigno», advirtió. «En el nombre del Gobierno noruego quiero ofrecerles mis disculpas».
Sobre las novias noruegas de aquellos soldados cayó una maldición extensible a la semilla del diablo en la que se convirtieron sus hijos a ojos de unos vecinos con ganas de revancha.
La casa de los horrores
Llegados al mundo en la hora de los vencedores, esos entre 10.000 y 12.000 niños padecieron un largo historial de vejaciones, al ser encerrados en casas de ciudadanos ejemplares o asilos como el de Trysil, situado al sur del país y cuyo infierno describe el periódico 'The Guardian'.
En esa casa de los horrores a la que la mayoría iba a dar casi en pañales permanecían atados a las camas entre las cuatro de la tarde y las ocho de la mañana, inmóviles por orden de sus guardas, que no les permitían ir al baño y les obligaban a dormir muchos días sobre sus propias heces, según cuenta el diario británico. Hasta que por la mañana cesaba el toque de queda con un cubo de agua helada derramado sobre su cuerpo. Si vomitaban, se les obligaba a comer el propio desecho.
«Sufrieron abusos durante toda la vida. Les tachaban de bastardos alemanes, bastardos de Hitler, basura humana, retrasados mentales y quintacolumnistas. Aquello era puro racismo», contaba al diario británico Tor Brandacher, hijo de soldado austriaco destacado en Noruega, hace 15 años, cuando aquellos «hijos del diablo» reclamaron una compensación económica al Estado noruego por el infierno que habían padecido en la infancia y que desembocó en una vida empedrada de soledad, alcoholismo, depresión y desempleo. Una indemnización que la Corte Europea de Justicia acabó rechazando en el año 2007 porque de aquellas crueldades hacía ya demasiado tiempo.
Disculpa tardía
Sí obtuvieron esos «niños de la vergüenza» una disculpa del Gobierno noruego similar a la que ahora reciben sus madres, que cargaron con una culpa de la que se eximió a los hombres.
Ninguno entre la treintena de varones que se casaron con mujeres alemanas durante la Segunda Guerra Mundial fue expulsado del país o vio revocada su ciudadanía, según cuenta la historiadora Guri Hjeltnes, directora del Centro de Estudios para el Holocausto y las Minorías.
«No podemos decir que las mujeres que mantuvieron relaciones con militares alemanes estaban contribuyendo a la causa enemiga», dice Hjeltnes. Su crimen fue romper las reglas no escritas y los estándares morales de entonces». Algunas fueron incluso más castigadas que los propios ocupantes nazis, pese a que no habían violado ninguna ley.
Reidar Gabler, hijo de una de estas mujeres desterradas a Alemania del Este por enamorarse de un enemigo cuando tenía 22 años, contaba al diario 'Aftenposten' que la disculpa llega tarde, pero «es importante para la Historia»: «Las personas afectadas no están ya con nosotros, pero esto también toca a sus familias».
La 'absolución' histórica tampoco abre la puerta a futuras compensaciones económicas.
Las noruegas no fueron las únicas mujeres castigadas por amar al enemigo. En Francia cundieron las venganzas -mujeres rapadas, encerradas, ejecutadas-, pero como declara el historiador Kare Olsen a Afp, «se trató más bien de represalias extrajudiciales protagonizadas por la calle y no ordenadas por un Gobierno».
Y TAMBIÉN...
Segunda Guerra Mundial: El cruel castigo de Noruega hacia las «chicas alemanas» que se acostaron con nazis.
Erna Solberg, la primera ministra del país escandinavo, ha pedido perdón a las mujeres que sufrieron represalias tras la Segunda Guerra Mundial por mantener relaciones con los invasores
Manuel P. Villatoro | ABC, 2010-10-23
https://www.abc.es/historia/abci-segunda-guerra-mundial-cruel-castigo-noruega-hacia-chicas-alemanas-acostaron-nazis-201810220116_noticia.html
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