Imagen: El Correo de Andalucía / Mar Cambrollé, Soraya Esperanza González y Raúl Solís |
Lidia Falcón | Público, 2018-10-17
https://blogs.publico.es/lidia-falcon/2018/10/17/carta-abierta-a-raul-solis/
Raúl Solís, en ‘La Voz del Sur’, se ha apresurado a publicar un artículo dedicado a poner de relieve que el colectivo ELAS-IU ha difundido un comunicado contra el Partido Feminista, a raíz de unos ‘tuits’ que se publicaron sin autorización de la dirección del partido, sobre el colectivo ‘trans’. Y se atreve a falsear su contenido asegurando que ha pedido la expulsión del Partido Feminista de Izquierda Unida, en la que estamos coaligadas, cuando semejante petición no aparece en el comunicado.
Mucha debe de ser la inquina que Solís me tiene y al Partido Feminista, cuando quiere que Izquierda Unida nos expulse. Y vuelvo a preguntarme, como tantas veces en la vida, ¿cuáles son los impulsos, los sentimientos de hostilidad, de odio, que llevan a las personas a señalar como enemigos a quien deberían ser sus aliados? Y no hay error más grande que no saber quién es el enemigo.
Mientras los fascistas, esbirros del Capital, los machistas y los maltratadores, los violadores y los asesinos, los proxenetas y los puteros, persiguen con saña a las mujeres y a los niños, a los trabajadores y a los homosexuales, a los y a las ‘trans’, a los negros y a las etnias minoritarias, y es preciso afianzar la alianza y la unión de todas las víctimas para hacer frente al Capital y al Patriarcado que quiere explotarnos y si es preciso destruirnos, aquellos y aquellas que se encuentran en la misma trinchera que yo utilizan su tiempo y sus recursos para intentar destruirme.
El Partido Feminista de España no ratificó los mensajes que se han difundido por Twitter en su nombre sobre el colectivo ‘trans’. La persona que los envió no estaba autorizada para ello y no consultó con la dirección del Partido. Y, como se comprobó, en el mismo día se borraron, por lo que se entiende claramente que el Partido los desautorizó.
En el artículo, más un comunicado informativo dada la sequedad de su contenido y la vulgaridad de su estilo, Solís me menciona varias veces, resaltando mi puesto de presidenta del Partido, con el indisimulable objetivo de desprestigiarme. No sé a qué se debe esa inquina, ya que no lo conozco ni he hablado con él nunca. En los momentos de crisis es cuando te enteras de quien es la buena y la mala gente. Pero no puedo adivinar cuál es el motivo de la inquina que me muestra el tal Solís.
Cualquiera que sepa leer en este país, y Solís es periodista, me conoce. Sabe que durante toda mi vida, ya larga, he defendido los derechos de todas las personas, y especialmente de aquellas que son marginadas, oprimidas y perseguidas por su condición sexual, social, laboral, étnica, pertenezcan al colectivo que pertenezcan.
Durante más años de los que tiene Solís, he defendido a homosexuales y transexuales en todos los momentos en que han sido reprimidos, tanto como abogada en los peores momentos de la dictadura, como con mis escritos, artículos y libros, y públicamente en todos los medios de comunicación. Arriesgando incluso ser víctima de la represión, que varias veces he sufrido, lo que es del todo el mundo conocido.
Como reconoció Pedro Zerolo, el Movimiento Feminista ha sido el principal defensor y valedor de la defensa de los derechos de los homosexuales, en el que se encuentran en primera fila yo misma y el Partido Feminista.
Esa lucha incansable que he llevado durante toda mi vida y en los últimos cuarenta años con el Partido Feminista, recogiendo además la tarea de años anteriores, es conocida en el mundo feminista, por lo que no cabe poner en duda ni mi firmeza en la ideología feminista ni mi honradez acrisolada, así como la del Partido que presido. Solamente desde la mala fe y el deseo de dañar se pueden escribir los comentarios insultantes, denigratorios y despectivos que se han difundido por las redes sociales, por esos ‘tuits’ que se enviaron y que fueron inmediatamente borrados.
Por ello nos ha resultado inaceptable el comunicado que en muy pocas horas ha emitido ALEAS-IU, en el que pide que “se detenga de una vez la persecución que desde el Partido feminista hace sobre el colectivo de personas trans y el conjunto de la comunidad LGTBI”. Suponemos que una acusación tan grave habrá de ser probada.
Nadie más que ese colectivo entiende que se nos acuse de ejercer “persecución sobre el colectivo de personas trasn y el conjunto de la comunidad LGTBI”. Nunca el Partido Feminista ha perseguido a las personas trans ni LGTBI. Muchas de nuestras militantes y dirigentes del partido lo son. Nunca en toda nuestra trayectoria de varias decenas de años nos han podido acusar de una actuación semejante, con tales términos, que yo nunca hubiera pensado que tendría que leer en esta etapa de mi vida.
Al mismo tiempo tanto a mi como a las compañeras y compañeros del Partido Feminista, nos hubiera gustado que ese colectivo, así como IU, y Raúl Solís, se mostraran tan indignados con los insultos, amenazas y mensajes que continuamente el Partido Feminista y yo misma recibimos a través de las redes sociales, provenientes de proxenetas, prostituidores, machistas, violadores y maltratadores de mujeres, y emitiera comunicados tan dolidos como éste contra tales enemigos.
Y también me gustaría que Raúl Solís, que tiene acceso a medios de comunicación reconociera lo desproporcionado de su intervención en este asunto, reclamando la expulsión del Partido Feminista de IU, que es al parecer lo que desea. Y sigo sin saber por qué.
Mucha debe de ser la inquina que Solís me tiene y al Partido Feminista, cuando quiere que Izquierda Unida nos expulse. Y vuelvo a preguntarme, como tantas veces en la vida, ¿cuáles son los impulsos, los sentimientos de hostilidad, de odio, que llevan a las personas a señalar como enemigos a quien deberían ser sus aliados? Y no hay error más grande que no saber quién es el enemigo.
Mientras los fascistas, esbirros del Capital, los machistas y los maltratadores, los violadores y los asesinos, los proxenetas y los puteros, persiguen con saña a las mujeres y a los niños, a los trabajadores y a los homosexuales, a los y a las ‘trans’, a los negros y a las etnias minoritarias, y es preciso afianzar la alianza y la unión de todas las víctimas para hacer frente al Capital y al Patriarcado que quiere explotarnos y si es preciso destruirnos, aquellos y aquellas que se encuentran en la misma trinchera que yo utilizan su tiempo y sus recursos para intentar destruirme.
El Partido Feminista de España no ratificó los mensajes que se han difundido por Twitter en su nombre sobre el colectivo ‘trans’. La persona que los envió no estaba autorizada para ello y no consultó con la dirección del Partido. Y, como se comprobó, en el mismo día se borraron, por lo que se entiende claramente que el Partido los desautorizó.
En el artículo, más un comunicado informativo dada la sequedad de su contenido y la vulgaridad de su estilo, Solís me menciona varias veces, resaltando mi puesto de presidenta del Partido, con el indisimulable objetivo de desprestigiarme. No sé a qué se debe esa inquina, ya que no lo conozco ni he hablado con él nunca. En los momentos de crisis es cuando te enteras de quien es la buena y la mala gente. Pero no puedo adivinar cuál es el motivo de la inquina que me muestra el tal Solís.
Cualquiera que sepa leer en este país, y Solís es periodista, me conoce. Sabe que durante toda mi vida, ya larga, he defendido los derechos de todas las personas, y especialmente de aquellas que son marginadas, oprimidas y perseguidas por su condición sexual, social, laboral, étnica, pertenezcan al colectivo que pertenezcan.
Durante más años de los que tiene Solís, he defendido a homosexuales y transexuales en todos los momentos en que han sido reprimidos, tanto como abogada en los peores momentos de la dictadura, como con mis escritos, artículos y libros, y públicamente en todos los medios de comunicación. Arriesgando incluso ser víctima de la represión, que varias veces he sufrido, lo que es del todo el mundo conocido.
Como reconoció Pedro Zerolo, el Movimiento Feminista ha sido el principal defensor y valedor de la defensa de los derechos de los homosexuales, en el que se encuentran en primera fila yo misma y el Partido Feminista.
Esa lucha incansable que he llevado durante toda mi vida y en los últimos cuarenta años con el Partido Feminista, recogiendo además la tarea de años anteriores, es conocida en el mundo feminista, por lo que no cabe poner en duda ni mi firmeza en la ideología feminista ni mi honradez acrisolada, así como la del Partido que presido. Solamente desde la mala fe y el deseo de dañar se pueden escribir los comentarios insultantes, denigratorios y despectivos que se han difundido por las redes sociales, por esos ‘tuits’ que se enviaron y que fueron inmediatamente borrados.
Por ello nos ha resultado inaceptable el comunicado que en muy pocas horas ha emitido ALEAS-IU, en el que pide que “se detenga de una vez la persecución que desde el Partido feminista hace sobre el colectivo de personas trans y el conjunto de la comunidad LGTBI”. Suponemos que una acusación tan grave habrá de ser probada.
Nadie más que ese colectivo entiende que se nos acuse de ejercer “persecución sobre el colectivo de personas trasn y el conjunto de la comunidad LGTBI”. Nunca el Partido Feminista ha perseguido a las personas trans ni LGTBI. Muchas de nuestras militantes y dirigentes del partido lo son. Nunca en toda nuestra trayectoria de varias decenas de años nos han podido acusar de una actuación semejante, con tales términos, que yo nunca hubiera pensado que tendría que leer en esta etapa de mi vida.
Al mismo tiempo tanto a mi como a las compañeras y compañeros del Partido Feminista, nos hubiera gustado que ese colectivo, así como IU, y Raúl Solís, se mostraran tan indignados con los insultos, amenazas y mensajes que continuamente el Partido Feminista y yo misma recibimos a través de las redes sociales, provenientes de proxenetas, prostituidores, machistas, violadores y maltratadores de mujeres, y emitiera comunicados tan dolidos como éste contra tales enemigos.
Y también me gustaría que Raúl Solís, que tiene acceso a medios de comunicación reconociera lo desproporcionado de su intervención en este asunto, reclamando la expulsión del Partido Feminista de IU, que es al parecer lo que desea. Y sigo sin saber por qué.
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