Imagen: El Periódico / Fotograma de 'Las noches salvajes', de Cyril Collard |
A partir del estreno de '120 pulsaciones por minuto', repasamos los principales acercamientos de película al virus desde su aparición en 1981.
Quim Casas | El Periódico, 2018-01-20
http://www.elperiodico.com/es/ocio-y-cultura/20180120/el-sida-visto-a-traves-del-cine-120-pulsaciones-por-minuto-6563978
Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos hicieron oficial la existencia de la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana en 1981. Un año después se le dio un nombre, AIDS (sida). En 1983 se estableció el primer patrón de estudio. El virus cambio la forma de vida y de expresarse sexualmente de la comunidad gay, como explica muy bien la recién estrenada '120 pulsaciones por minuto', la extraordinaria película de Robin Campillo sobre la rama francesa de la organización activista Act Up, de la que fue miembro en los 90. El cine, del posicionamiento del cineasta gay a la mirada del director heterosexual, ha establecido un retrato de la pandemia a partir del drama sentimental, el relato militante, la abstracción, el documental e incluso el musical y la comedia.
Pionero algo destartalado del 'queer cinema', el alemán Rosa von Praunheim, nacido Holger Bernhard Bruno Mischwitzky, fue uno de los primeros en abordar el tema. Lo hizo en 1986 con 'Un virus no conoce moral', título más que explícito del contenido de esta mezcla de drama, comedia y fantasía. El alcance sería tan limitado como el de otra película del mismo año, esta vez estadounidense, 'Parting Glances', de Bill Sherwood, en la que un debutante Steve Buscemi interpreta al amigo enfermo de sida de la pareja protagonista.
Independencia y distensión
La cuestión era tratada desde la independencia, caso de 'Parting Glances' y 'Compañeros inseparables' (Norman René, 1990), o el cine militante ('Un virus no conoce moral'). Pero los grandes estudios no tardarían, en el contexto anglosajón, en sumarlo a sus intereses, a "normalizarlo" como tema general o como elemento dramático que afecta a alguno de los protagonistas: 'Los amigos de Peter' (Kenneth Brangah, 1992), 'En el filo de la duda' (Roger Spottiswoode, 1993), 'Philadelphia' (Jonathan Demme, 1993) o 'Las horas' (Stephen Daldry, 2002) son algunos ejemplos. En estos filmes se abordan las reacciones ante los primeros brotes del virus, el vacío legal de quienes lo padecen o la condición del seropositivo. El sida y la homosexualidad oculta son los ejes de la miniserie 'Ángeles en América' (2003), realizada por Mike Nichols e interpretada por Al Pacino y Meryl Streep.
Todo puede tratarse con cierta distensión o convertirlo en un espectáculo, incluso el virus que no conoce moral. 'Rent' (Chris Columbus, 2005) adapta una conocida opera-rock de Broadway sobre la amistad y la superación de los jóvenes del Alphabet City neoyorquino en los 90, cuando la epidemia era ya una devastación. 'Gia' (Michael Cristofer, 1997), protagonizada por Angelina Jolie, es uno de los pocos filmes que describe el sida en el colectivo femenino, mientras que 'Dallas Buyers Club' (Jean-Marc Vallée, 2013) reconstruye el caso real de un 'cowboy' drogadicto y heterosexual a quien se le diagnosticó la enfermedad en 1986.
Más allá de la ortodoxia
Lejos del relato ortodoxo, han destacado minuciosas películas documentales. 'Cómo sobrevivir a una epidemia' (David France, 2012) analiza la significativa aparición del movimiento Act Up y su forma de encarar el conflicto y concienciar a la gente, tema del filme de Campillo. El carácter autobiográfico de 'Las noches salvajes' (1992), realizada por el novelista y cineasta Cyril Collard durante los últimos meses de su vida, maneja también elementos documentales.
Larry Clark hace gala de su hiperrealismo sucio en 'Kids' (1995), escrita por Harmory Korine y centrada en un grupo de adolescentes adictos al sexo y las drogas, cuerpos en riesgo permanente. Su carácter nihilista, su 'no future', coincide con el de 'Vivir hasta el fin' (1992), de Greg Araki, historia del viaje hacia ninguna parte que emprenden un chapero y un crítico de cine infectados por el virus. Derek Jarman daría su visión experimental en 'Blue' (1993), un mosaico de voces, sonidos y músicas proyectadas sobre un fondo azul; Jarman fallecería a causa del sida en 1994. Almodóvar ofreció su personal imaginería en 'Todo sobre mi madre' (1999), a través del 'byroniano' transexual que encarna Toni Cantó.
Abstracción y sida
El tratamiento abstracto también da excelentes resultados. 'La mosca' (1986) de David Cronenberg es tanto el 'remake' de una serie B fantástica de los 50 como una aproximación a 'La metamorfosis' de Kafka y una metáfora del sida. En 'Safe' (1995), Todd Haynes habla del virus sin citarlo a través de la extraña enfermedad que padece su protagonista, Julianne Moore. Algo parecido ocurre con la magnífica 'Su hermano' (2002), de Patrice Chéreau. El director de cine, teatro y ópera había incluido a un seropositivo en 'Los que me quieren cogerán el tren' (1997) y en 'Su hermano' mostró el cuerpo doliente de un personaje que padece una enfermedad de la sangre, encara sus últimos días y quiere reconciliarse con su hermano y su pasado.
5 títulos clave
'Las noches salvajes' (1992)
Seropositivo, fallecido en 1993 a los 36 años, el actor, músico y escritor Cyril Collard relató sin ningún tipo de complejo ni auto-conmiseración su bisexualidad y relación con el sida en la novela autobiográfica 'Las noches salvajes', publicada en 1989. Tres años después dirigió la adaptación al cine y se interpretó a sí mismo en un acto rabioso y urgente: la película, dispersa pero arrebatada, se hizo mientras el virus le consumía.
'Vivir hasta el fin' (1992)
Cineasta independiente y representante del 'new queer cinema' de los 90, Gregg Araki combina drama, comedia, fantástico, violencia y sexo más que explícito. Vivir hasta el fin aparece en la antesala de su visceral trilogía del Apocalipsis adolescente y narra la relación 'on the road' entre un joven chapero y un crítico de cine. Su forma de encarar el virus es huyendo hacia delante, sin futuro y jodiendo al mundo, según sus palabras.
'Philadelphia' (1993)
Un gran estudio, TriStar, y un director liberal, Jonathan Demme, encaraban por fin el tema del sida en una película de gran presupuesto. Jugada segura: éxito comercial y Oscar para Tom Hanks y la canción de Bruce Springsteen. No es solo un filme sobre la enfermedad. Su análisis se centra en la condena social y moral hacia la misma, ya que el abogado protagonista es despedido del lujoso bufete cuando se descubre que padece el VIH.
'Un año sin amor' (2005)
La realizadora argentina Anahí Berneri (reciente el estreno de 'Alanis', su filme sobre la prostitución y la maternidad), encaró el tema con la historia de un joven escritor enfermo de sida que busca en la práctica del sadomasoquismo una forma de aferrarse a la vida. Decisión delicada tratada de forma ecuánime y una de las pocas películas sobre el sida dirigida por una mujer.
'Dallas buyers club' (2013)
En 1986 parecía inimaginable que una persona heterosexual pudiera contraer el sida. Jean-Marc Vallée evoca la historia de Ron Woodroof, un 'cowboy' drogadicto, mujeriego y pendenciero a quien se le diagnosticó el sida aquel año. Es un filme sobre los prejuicios y el papel del AZT, el primer medicamento antirretroviral que salió al mercado y del cual no se explicaron bien sus nocivos efectos colaterales. Oscar para Matthew McConaughey.
Pionero algo destartalado del 'queer cinema', el alemán Rosa von Praunheim, nacido Holger Bernhard Bruno Mischwitzky, fue uno de los primeros en abordar el tema. Lo hizo en 1986 con 'Un virus no conoce moral', título más que explícito del contenido de esta mezcla de drama, comedia y fantasía. El alcance sería tan limitado como el de otra película del mismo año, esta vez estadounidense, 'Parting Glances', de Bill Sherwood, en la que un debutante Steve Buscemi interpreta al amigo enfermo de sida de la pareja protagonista.
Independencia y distensión
La cuestión era tratada desde la independencia, caso de 'Parting Glances' y 'Compañeros inseparables' (Norman René, 1990), o el cine militante ('Un virus no conoce moral'). Pero los grandes estudios no tardarían, en el contexto anglosajón, en sumarlo a sus intereses, a "normalizarlo" como tema general o como elemento dramático que afecta a alguno de los protagonistas: 'Los amigos de Peter' (Kenneth Brangah, 1992), 'En el filo de la duda' (Roger Spottiswoode, 1993), 'Philadelphia' (Jonathan Demme, 1993) o 'Las horas' (Stephen Daldry, 2002) son algunos ejemplos. En estos filmes se abordan las reacciones ante los primeros brotes del virus, el vacío legal de quienes lo padecen o la condición del seropositivo. El sida y la homosexualidad oculta son los ejes de la miniserie 'Ángeles en América' (2003), realizada por Mike Nichols e interpretada por Al Pacino y Meryl Streep.
Todo puede tratarse con cierta distensión o convertirlo en un espectáculo, incluso el virus que no conoce moral. 'Rent' (Chris Columbus, 2005) adapta una conocida opera-rock de Broadway sobre la amistad y la superación de los jóvenes del Alphabet City neoyorquino en los 90, cuando la epidemia era ya una devastación. 'Gia' (Michael Cristofer, 1997), protagonizada por Angelina Jolie, es uno de los pocos filmes que describe el sida en el colectivo femenino, mientras que 'Dallas Buyers Club' (Jean-Marc Vallée, 2013) reconstruye el caso real de un 'cowboy' drogadicto y heterosexual a quien se le diagnosticó la enfermedad en 1986.
Más allá de la ortodoxia
Lejos del relato ortodoxo, han destacado minuciosas películas documentales. 'Cómo sobrevivir a una epidemia' (David France, 2012) analiza la significativa aparición del movimiento Act Up y su forma de encarar el conflicto y concienciar a la gente, tema del filme de Campillo. El carácter autobiográfico de 'Las noches salvajes' (1992), realizada por el novelista y cineasta Cyril Collard durante los últimos meses de su vida, maneja también elementos documentales.
Larry Clark hace gala de su hiperrealismo sucio en 'Kids' (1995), escrita por Harmory Korine y centrada en un grupo de adolescentes adictos al sexo y las drogas, cuerpos en riesgo permanente. Su carácter nihilista, su 'no future', coincide con el de 'Vivir hasta el fin' (1992), de Greg Araki, historia del viaje hacia ninguna parte que emprenden un chapero y un crítico de cine infectados por el virus. Derek Jarman daría su visión experimental en 'Blue' (1993), un mosaico de voces, sonidos y músicas proyectadas sobre un fondo azul; Jarman fallecería a causa del sida en 1994. Almodóvar ofreció su personal imaginería en 'Todo sobre mi madre' (1999), a través del 'byroniano' transexual que encarna Toni Cantó.
Abstracción y sida
El tratamiento abstracto también da excelentes resultados. 'La mosca' (1986) de David Cronenberg es tanto el 'remake' de una serie B fantástica de los 50 como una aproximación a 'La metamorfosis' de Kafka y una metáfora del sida. En 'Safe' (1995), Todd Haynes habla del virus sin citarlo a través de la extraña enfermedad que padece su protagonista, Julianne Moore. Algo parecido ocurre con la magnífica 'Su hermano' (2002), de Patrice Chéreau. El director de cine, teatro y ópera había incluido a un seropositivo en 'Los que me quieren cogerán el tren' (1997) y en 'Su hermano' mostró el cuerpo doliente de un personaje que padece una enfermedad de la sangre, encara sus últimos días y quiere reconciliarse con su hermano y su pasado.
5 títulos clave
'Las noches salvajes' (1992)
Seropositivo, fallecido en 1993 a los 36 años, el actor, músico y escritor Cyril Collard relató sin ningún tipo de complejo ni auto-conmiseración su bisexualidad y relación con el sida en la novela autobiográfica 'Las noches salvajes', publicada en 1989. Tres años después dirigió la adaptación al cine y se interpretó a sí mismo en un acto rabioso y urgente: la película, dispersa pero arrebatada, se hizo mientras el virus le consumía.
'Vivir hasta el fin' (1992)
Cineasta independiente y representante del 'new queer cinema' de los 90, Gregg Araki combina drama, comedia, fantástico, violencia y sexo más que explícito. Vivir hasta el fin aparece en la antesala de su visceral trilogía del Apocalipsis adolescente y narra la relación 'on the road' entre un joven chapero y un crítico de cine. Su forma de encarar el virus es huyendo hacia delante, sin futuro y jodiendo al mundo, según sus palabras.
'Philadelphia' (1993)
Un gran estudio, TriStar, y un director liberal, Jonathan Demme, encaraban por fin el tema del sida en una película de gran presupuesto. Jugada segura: éxito comercial y Oscar para Tom Hanks y la canción de Bruce Springsteen. No es solo un filme sobre la enfermedad. Su análisis se centra en la condena social y moral hacia la misma, ya que el abogado protagonista es despedido del lujoso bufete cuando se descubre que padece el VIH.
'Un año sin amor' (2005)
La realizadora argentina Anahí Berneri (reciente el estreno de 'Alanis', su filme sobre la prostitución y la maternidad), encaró el tema con la historia de un joven escritor enfermo de sida que busca en la práctica del sadomasoquismo una forma de aferrarse a la vida. Decisión delicada tratada de forma ecuánime y una de las pocas películas sobre el sida dirigida por una mujer.
'Dallas buyers club' (2013)
En 1986 parecía inimaginable que una persona heterosexual pudiera contraer el sida. Jean-Marc Vallée evoca la historia de Ron Woodroof, un 'cowboy' drogadicto, mujeriego y pendenciero a quien se le diagnosticó el sida aquel año. Es un filme sobre los prejuicios y el papel del AZT, el primer medicamento antirretroviral que salió al mercado y del cual no se explicaron bien sus nocivos efectos colaterales. Oscar para Matthew McConaughey.
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