Barcelona : Arpa Editores, 2016 [03-02].
176 p.
ISBN 9788416601073 / 16,90 €
/ ES / ENS
/ Federido García Lorca / Literatura / Teatro
‘De la mano de Federico’ es un viaje por la vida y la obra de Federico García Lorca, desde la trayectoria vital y profesional de su autor, el director teatral Lluís Pasqual, la persona que con más lucidez y talento ha llevado sus obras a los escenarios de todo el mundo. El ensayo se presenta como la historia de un romance, de un amor intenso y fraternal, pues no en vano Pasqual confiesa desde el principio que Federico es como el hermano gemelo que nunca tuvo, «un espejo al que poder mirarse, un reflejo en forma de refugio».
Pasqual se lanza a la aventura narrativa de forma precisa y conmovedora. Ante los ojos del lector desfilan un sinfín de escenas, personajes, recuerdos, amigos, anécdotas y sentimientos, con un único común denominador: Lorca, la relación de Pasqual con el escritor granadino… «Al igual que cuando uno se enamora por primera vez se está enamorando de alguien y del amor al mismo tiempo, García Lorca era para mí “el autor” y la Literatura: el descubrimiento de la compañía espiritual y de la capacidad de aventura que encierra un libro. Aunque leía a otros autores, la sensación de extraña cercanía no era la misma. Tal vez por esa misma cercanía, en algún momento debí de sentir que si uno puede elegir a sus amigos entre los vivos, también lo puede hacer entre los muertos si, como en este caso, sus palabras, que albergan sus emociones más íntimas, te acompañan y te sirven, en algunos momentos de la vida, para darle un nombre a las tuyas. Enamorarse del Federico amigo era demasiado fácil y, sobre todo, peligroso. Me he enamorado de otros escritores pero, en algunos casos, con el tiempo ha llegado el desamor, les he dejado yo o me han abandonado ellos. La fascinación que desde el primer momento sentí —y sigo sintiendo— por la escritura de García Lorca me decía que Federico podía acompañarme por lo menos un largo espacio de mi vida, alimentando durante mucho tiempo la cálida sensación de fraternidad que me producía su lectura: amor de hermano. Ahí estaba. Esto iba a ser, mi hermano. Y puestos a pedir, mi gemelo. Un espejo al que poder mirarme, un reflejo en forma de refugio, mucho más sabio que yo por el hecho de ser poeta, y cuyos pensamientos y emociones se parecían a los míos, o más bien los míos encontraban su libre expresión en la manera cómo él los contaba».
Lluís Pasqual (Reus, 1951) es director de teatro y fue fundador y primer director del Teatre Lliure. A los 32 años se convierte en el director del Centro Dramático Nacional de Madrid y en 1990, marcha a París para dirigir durante seis años el Odéon – Théâtre de l’Europe. Dirige el apartado escénico de la Biennale di Venezia en 1995 y 1996, y de 1997 a 1999 es comisario del Proyecto Ciutat del Teatre. Entre 1998 y el año 2000, codirige el Teatre Lliure. En abril de 2004 entra a formar parte del Teatro Arriaga de Bilbao como asesor artístico, desde donde impulsa el proyecto BAT. En 2011 vuelve a dirigir de nuevo el Teatre Lliure, hasta 2015, con un mandato que ha sido renovado hasta 2019. Entre los muchos premios que ha recibido destacan el Premi Nacional de Teatre, el Premio Nacional de Cultura o la Legión de Honor, otorgada por el gobierno francés.
Pasqual se lanza a la aventura narrativa de forma precisa y conmovedora. Ante los ojos del lector desfilan un sinfín de escenas, personajes, recuerdos, amigos, anécdotas y sentimientos, con un único común denominador: Lorca, la relación de Pasqual con el escritor granadino… «Al igual que cuando uno se enamora por primera vez se está enamorando de alguien y del amor al mismo tiempo, García Lorca era para mí “el autor” y la Literatura: el descubrimiento de la compañía espiritual y de la capacidad de aventura que encierra un libro. Aunque leía a otros autores, la sensación de extraña cercanía no era la misma. Tal vez por esa misma cercanía, en algún momento debí de sentir que si uno puede elegir a sus amigos entre los vivos, también lo puede hacer entre los muertos si, como en este caso, sus palabras, que albergan sus emociones más íntimas, te acompañan y te sirven, en algunos momentos de la vida, para darle un nombre a las tuyas. Enamorarse del Federico amigo era demasiado fácil y, sobre todo, peligroso. Me he enamorado de otros escritores pero, en algunos casos, con el tiempo ha llegado el desamor, les he dejado yo o me han abandonado ellos. La fascinación que desde el primer momento sentí —y sigo sintiendo— por la escritura de García Lorca me decía que Federico podía acompañarme por lo menos un largo espacio de mi vida, alimentando durante mucho tiempo la cálida sensación de fraternidad que me producía su lectura: amor de hermano. Ahí estaba. Esto iba a ser, mi hermano. Y puestos a pedir, mi gemelo. Un espejo al que poder mirarme, un reflejo en forma de refugio, mucho más sabio que yo por el hecho de ser poeta, y cuyos pensamientos y emociones se parecían a los míos, o más bien los míos encontraban su libre expresión en la manera cómo él los contaba».
Lluís Pasqual (Reus, 1951) es director de teatro y fue fundador y primer director del Teatre Lliure. A los 32 años se convierte en el director del Centro Dramático Nacional de Madrid y en 1990, marcha a París para dirigir durante seis años el Odéon – Théâtre de l’Europe. Dirige el apartado escénico de la Biennale di Venezia en 1995 y 1996, y de 1997 a 1999 es comisario del Proyecto Ciutat del Teatre. Entre 1998 y el año 2000, codirige el Teatre Lliure. En abril de 2004 entra a formar parte del Teatro Arriaga de Bilbao como asesor artístico, desde donde impulsa el proyecto BAT. En 2011 vuelve a dirigir de nuevo el Teatre Lliure, hasta 2015, con un mandato que ha sido renovado hasta 2019. Entre los muchos premios que ha recibido destacan el Premi Nacional de Teatre, el Premio Nacional de Cultura o la Legión de Honor, otorgada por el gobierno francés.
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