Imagen: Público / Kate Millett |
Millett ha sido una de las escritoras y activistas más relevantes del feminismo, que puso las bases sobre el origen del patriarcado y denunció el amor "como el opio de las mujeres".
Beatriz Asuar Gallego | Público, 2017-09-08
http://www.publico.es/sociedad/kate-millet-fallece-kate-millet-mujer-hizo-personal-fuera-politico.html
El pasado martes falleció en París la escritora Kate Millett dejando con ella un legado que ha marcado de por vida la historia del feminismo. Revolucionó su mundo proclamando que "lo personal es político", y cuando publicó ‘Política sexual’ se convirtió en un referente para la liberación de las mujeres.
A punto de cumplir los 83 años, Millett ha sido escritora, cineasta, escultora y filósofa. En este tiempo, no dudó en teorizar y escribir sobre planteamientos hasta entonces nunca realizados, ni en coger una pancarta y pedir en plena calle el derecho sobre su propio cuerpo y el aborto, en declararse abolicionista, señalar el sexismo de las artes o en proclamarse bisexual a pesar de la represión y rechazo que esto le supuso.
En 1970, Kate Millett publicó ‘Política sexual’, el libro que hizo a partir de la tesis doctoral que leyó en la Universidad de Oxford de 1969. La primera tesis doctoral sobre género que se hizo en el mundo. El libro se convirtió en un best-seller que dejó a la sociedad sin aliento. En la actualidad, nos sigue dejando sin aliento, porque sus planteamientos continúan desmontando creencias de nuestro tiempo.
El patriarcado es una construcción social y cultural
Millett escribió que "la supremacía masculina, al igual que los demás credos políticos, no radica en la fuerza física, sino en la aceptación de un sistema de valores cuya índole no es biológica".
Con esto, puso el énfasis de la desigualdad en el concepto del patriarcado y el poder, subrayando que este sistema es el fundamento de la dominación de las mujeres por los hombres. E insiste en el carácter sexista de todas las sociedades a lo largo de la historia: el patriarcado se adapta a los diferentes contextos sociales, políticos y económicos.
"Lo personal es político"
La frase que nunca se olvidará de la autora es el mismo lema que abanderó el feminismo de los años setenta: "lo personal es político". Y, siguiendo la línea marcada por Simone de Beauvier con “mujer no se nace, se hace”, Millett dio un paso adelante y afirmó: "El sexo es una categoría social impregnada de política".
Con esta idea, denunció que en el ámbito privado – hasta entonces ajeno a la política – se desarrollan relaciones de poder que sustentan la base del resto de estructuras de dominación del ámbito público. También fue la idea que caló en las mujeres de su tiempo cuando empezaron a entender que las situaciones de maltrato que vivían no eran problemas individuales, sino que eran sociales y venían de una desigualdad común.
El amor es el opio de las mujeres
Lidia Falcón entrevistó a Millett en 1984. Falcón preguntó "¿Qué significa para ti el amor?", y Millett contestó con, quizás, la que sea más reveladora de sus citas: "El amor ha sido el opio de las mujeres, como la religión el de las masas. Mientras nosotras amábamos, los hombres gobernaban. Tal vez no se trate de que el amor en sí sea malo, sino de la manera en que se empleó para engatusar a la mujer y hacerla dependiente, en todos los sentidos. Entre seres libres es otra cosa".
Así, Millett fue una de las precursoras en denunciar el amor romántico como instrumento de manipulación emocional de las mujeres.
La familia nuclear como "unidad patriarcal"
De la denuncia de las estructuras del amor romántico, pasó a la denuncia la jerarquía familiar: "El patriarcado gravita sobre la institución de la familia. Ésta es, a la vez, un espejo de la sociedad y un lazo de unión con ella; en otras palabras, constituye una unidad patriarcal dentro del conjunto del patriarcado".
Además, Millett se proclamó bisexual y denunciaba la persecución y el maltrato que había sufrido por ello, en una sociedad que rechazaba cualquier otra forma de querer que no fuese la heterosexual.
La crítica hacia los “dioses del conocimiento”
Lo que ha pasado más desapercibido de su obra es que leyéndola perdemos el miedo a enfrentarnos a lo que ella denominó las "falacias viriles" de los grandes "dioses del conocimiento". Porque Millett no dudó en señalar como machistas a los grandes teóricos del momento como D.H. Lawrence, Henry Miller, Norman Mayer o Sigmund Freud.
En su obra, denunció especialmente la transmisión del patriarcado y la creación de mitos que mantienen el sexismo a través de la literatura: "Los dos mitos principales de la cultura occidental son el episodio clásico de la caja de Pandora y el relato bíblico del pecado original. En ambos, el primitivo concepto de la malignidad femenina se ha convertido, tras una elaboración literaria, en una justificación ética de los males del mundo".
"Es imprescindible que creemos un mundo más llevadero"
Kate Millett no fue única. Esto también nos lo ha enseñado el feminismo: no hay mujeres únicas ni especiales, pero sí fue ejemplar en su lucha por los derechos de las mujeres y una guía para muchas generaciones.
"Tal vez una segunda ola de revolución sexual pueda finalmente lograr su objetivo de liberar a la mitad de la raza de su subordinación inmemorial – y en el proceso nos acerquemos mucho más a la humanidad -. Tal vez incluso podamos retirar el sexo del duro terreno de la política, pero para ello será imprescindible que creemos un mundo algo más llevadero que el desierto que habitamos hoy".
A punto de cumplir los 83 años, Millett ha sido escritora, cineasta, escultora y filósofa. En este tiempo, no dudó en teorizar y escribir sobre planteamientos hasta entonces nunca realizados, ni en coger una pancarta y pedir en plena calle el derecho sobre su propio cuerpo y el aborto, en declararse abolicionista, señalar el sexismo de las artes o en proclamarse bisexual a pesar de la represión y rechazo que esto le supuso.
En 1970, Kate Millett publicó ‘Política sexual’, el libro que hizo a partir de la tesis doctoral que leyó en la Universidad de Oxford de 1969. La primera tesis doctoral sobre género que se hizo en el mundo. El libro se convirtió en un best-seller que dejó a la sociedad sin aliento. En la actualidad, nos sigue dejando sin aliento, porque sus planteamientos continúan desmontando creencias de nuestro tiempo.
El patriarcado es una construcción social y cultural
Millett escribió que "la supremacía masculina, al igual que los demás credos políticos, no radica en la fuerza física, sino en la aceptación de un sistema de valores cuya índole no es biológica".
Con esto, puso el énfasis de la desigualdad en el concepto del patriarcado y el poder, subrayando que este sistema es el fundamento de la dominación de las mujeres por los hombres. E insiste en el carácter sexista de todas las sociedades a lo largo de la historia: el patriarcado se adapta a los diferentes contextos sociales, políticos y económicos.
"Lo personal es político"
La frase que nunca se olvidará de la autora es el mismo lema que abanderó el feminismo de los años setenta: "lo personal es político". Y, siguiendo la línea marcada por Simone de Beauvier con “mujer no se nace, se hace”, Millett dio un paso adelante y afirmó: "El sexo es una categoría social impregnada de política".
Con esta idea, denunció que en el ámbito privado – hasta entonces ajeno a la política – se desarrollan relaciones de poder que sustentan la base del resto de estructuras de dominación del ámbito público. También fue la idea que caló en las mujeres de su tiempo cuando empezaron a entender que las situaciones de maltrato que vivían no eran problemas individuales, sino que eran sociales y venían de una desigualdad común.
El amor es el opio de las mujeres
Lidia Falcón entrevistó a Millett en 1984. Falcón preguntó "¿Qué significa para ti el amor?", y Millett contestó con, quizás, la que sea más reveladora de sus citas: "El amor ha sido el opio de las mujeres, como la religión el de las masas. Mientras nosotras amábamos, los hombres gobernaban. Tal vez no se trate de que el amor en sí sea malo, sino de la manera en que se empleó para engatusar a la mujer y hacerla dependiente, en todos los sentidos. Entre seres libres es otra cosa".
Así, Millett fue una de las precursoras en denunciar el amor romántico como instrumento de manipulación emocional de las mujeres.
La familia nuclear como "unidad patriarcal"
De la denuncia de las estructuras del amor romántico, pasó a la denuncia la jerarquía familiar: "El patriarcado gravita sobre la institución de la familia. Ésta es, a la vez, un espejo de la sociedad y un lazo de unión con ella; en otras palabras, constituye una unidad patriarcal dentro del conjunto del patriarcado".
Además, Millett se proclamó bisexual y denunciaba la persecución y el maltrato que había sufrido por ello, en una sociedad que rechazaba cualquier otra forma de querer que no fuese la heterosexual.
La crítica hacia los “dioses del conocimiento”
Lo que ha pasado más desapercibido de su obra es que leyéndola perdemos el miedo a enfrentarnos a lo que ella denominó las "falacias viriles" de los grandes "dioses del conocimiento". Porque Millett no dudó en señalar como machistas a los grandes teóricos del momento como D.H. Lawrence, Henry Miller, Norman Mayer o Sigmund Freud.
En su obra, denunció especialmente la transmisión del patriarcado y la creación de mitos que mantienen el sexismo a través de la literatura: "Los dos mitos principales de la cultura occidental son el episodio clásico de la caja de Pandora y el relato bíblico del pecado original. En ambos, el primitivo concepto de la malignidad femenina se ha convertido, tras una elaboración literaria, en una justificación ética de los males del mundo".
"Es imprescindible que creemos un mundo más llevadero"
Kate Millett no fue única. Esto también nos lo ha enseñado el feminismo: no hay mujeres únicas ni especiales, pero sí fue ejemplar en su lucha por los derechos de las mujeres y una guía para muchas generaciones.
"Tal vez una segunda ola de revolución sexual pueda finalmente lograr su objetivo de liberar a la mitad de la raza de su subordinación inmemorial – y en el proceso nos acerquemos mucho más a la humanidad -. Tal vez incluso podamos retirar el sexo del duro terreno de la política, pero para ello será imprescindible que creemos un mundo algo más llevadero que el desierto que habitamos hoy".
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