Imagen: 20 Minutos / La Prohibida |
Jesús Generelo · Presidente de la FELGTB | 1 de cada 10, 20 Minutos, 2018-01-07
https://blogs.20minutos.es/1-de-cada-10/2018/01/07/realidades-trans-fuera-del-gueto/
El pasado mes de noviembre, las 44 asociaciones que componen la Federación Estatal LGTB (FELGTB) decidieron dedicar el 2018 a la reivindicación, visibilización y los derechos de las Realidades Trans. Se trata de establecer unas estrategias comunes para lograr unos objetivos básicos y fundamentales: dotar de existencia social y legal a unas personas que reivindican su derecho a vivir su identidad sin tutelas, sin presiones, sin patologización, sin normativizaciones. Con dignidad y plenos derechos. Como recoge la Constitución Española, ni más ni menos.
Apenas ha comenzado el año 2018 y la realidad, tozuda como lo es siempre, ha dado la razón a la FELGTB. La polémica suscitada por la aparición de La Prohibida en una carroza del séquito de sus majestades de oriente en la cabalgata de Reyes del barrio madrileño de Vallecas ha trascendido la mera anécdota navideña y ha demostrado que el Año de las Realidades Trans no solo era necesario, sino también urgente.
Vamos a pasar por alto la manipulación informativa que se ha vivido, así como el uso partidista que se ha vuelto a hacer de las fiestas navideñas (“nunca te lo perdonaré, Manuela Carmena”), porque eso ya es de sobra conocido. Pero no podemos pasar por alto la ola de incomprensión y de odio que se ha desatado. De pura y simple transfobia. Y mucho menos, las irresponsables y peligrosas declaraciones de algunas altas responsables políticas.
Tanto Begoña Villacís, portavoz de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Madrid, como Cristina Cifuentes, Presidenta de la Comunidad, han insistido una y otra vez en que “una cabalgata ha de ser simplemente una cabalgata”, que no se debe “desvirtuar”, que los “espacios para apoyar otro tipo de reivindicaciones” son otros y que “la Navidad es la Navidad”. Tras estas verdades de perogrullo han ignorado lo que se esconde detrás de ellas: que las personas trans desvirtúan la Navidad, que no deben participar de todos los espacios públicos, que sus reivindicaciones deben manifestarse en espacios acotados, porque si no, faltan al respeto. Terrible, muy terrible, especialmente viniendo de las más altas autoridades de nuestra Comunidad.
Ignoran, también, el sentido de las leyes de Igualdad LGTBI y de Transexualidad que tanto el Partido Popular como Ciudadanos aprobaron en 2016, porque estas leyes, precisamente, están hechas para que se respete el derecho a ser, a estar y a expresarse en todos y cada uno de los espacios de la CAM. Tal vez estas declaraciones explican por qué estas leyes se están incumpliendo sistemáticamente y por qué el Gobierno de Cifuentes todavía no ha empezado a implementarlas, ignorando los plazos que estipulan las propias leyes.
La ignorancia y la transfobia que destilan sus palabras son atroces, puesto que reclaman guetos para las personas trans. En los escenarios de una sala nocturna, aceptadas. En el Orgullo, también aceptadas. Incluso en Chueca al caer la tarde. ¿Pero en un espacio infantil?, ¿en una tradición española? No, en las tradiciones españolas se las persigue, se les hace mofa o se las apedrea, no se las integra.
Tras esas palabras, es preciso insistir, está recogida la creencia de que determinadas expresiones de género son una frivolidad y una provocación. Que existe una manera de ser hombres y mujeres, de vestirse, de gesticular, de presentarse en sociedad. Es decir, justo lo que las mencionadas leyes intentan combatir. Por eso el Preámbulo de la 2/2016 afirma: “Las personas trans en nuestra sociedad han protagonizado una larga lucha para conseguir desarrollarse socialmente en el género al que sienten pertenecer. Las dificultades que se encuentran en este proceso son incontables y de toda índole, y el sufrimiento que provocan es considerable.”
¿Lo leyó antes de aprobarla, señora Cifuentes? ¿O es que pensó que esta ley solo mencionaba a las personas trans “aceptables”? Es decir, a quienes se ajustan a las imágenes tradicionales de lo que es ser mujer y ser hombre. Si es así, quizás tenía que haber seguido leyendo y llegar hasta el Artículo 1: “A los efectos de esta Ley y sin prejuzgar otras acepciones sociales el término trans ampara múltiples formas de expresión de la identidad de género o sub categorías como transexuales, transgénero, travestis, variantes de género, queer o personas de género diferenciado, así como a quienes definen su género como “otro” o describen su identidad en sus propias palabras.”
Y, aún a riesgo de ponerme pesado, si hubiera bajado hasta el artículo 3 habría descubierto que el Objeto de esta Ley es: “proteger el ejercicio efectivo de su libertad y sin discriminación en todos los ámbitos de la vida política, económica, cultural y social”.
Para colmo, después de lanzar declaraciones imprudentes y ofensivas y que, además, ignoraban su propia legislación, han culpado al Ayuntamiento de generar la polémica por invitar a esta mujer, La Prohibida (por otra parte, gran defensora de los Derechos Humanos). Nuevamente, y esto sí es una tradición, se culpabiliza a las víctimas por su mera presencia, por su existencia. Esto sí que es una tradición de la transfobia, de la LGTBfobia y del sexismo. La culpa de las agresiones las tienen ellas por llevar esas minifaldas, por hacer de su homosexualidad una bandera, por vestirse de mujer a la luz del día… Todo esto, contra lo que luchamos las organizaciones LGTB es, precisamente, lo que hemos escuchado, de manera más sibilina, más sofisticada, de nuestras lideresas madrileñas. Eso sí, disimulado con el consabido “Yo tengo muchos amigos gais, pero…”, en este caso en forma de “yo siempre he defendido los derechos del colectivo LGTB, pero…” Todo tiene un límite. Y las realidades trans lo cruzan.
Por eso desde FELGTB vamos a dedicar todos nuestros esfuerzos en 2018 para que esos límiten se crucen, se diluyan. Para que no exita un gueto para las personas trans. Para que toda la sociedad sea su espacio, su lugar. Sin peros.
Apenas ha comenzado el año 2018 y la realidad, tozuda como lo es siempre, ha dado la razón a la FELGTB. La polémica suscitada por la aparición de La Prohibida en una carroza del séquito de sus majestades de oriente en la cabalgata de Reyes del barrio madrileño de Vallecas ha trascendido la mera anécdota navideña y ha demostrado que el Año de las Realidades Trans no solo era necesario, sino también urgente.
Vamos a pasar por alto la manipulación informativa que se ha vivido, así como el uso partidista que se ha vuelto a hacer de las fiestas navideñas (“nunca te lo perdonaré, Manuela Carmena”), porque eso ya es de sobra conocido. Pero no podemos pasar por alto la ola de incomprensión y de odio que se ha desatado. De pura y simple transfobia. Y mucho menos, las irresponsables y peligrosas declaraciones de algunas altas responsables políticas.
Tanto Begoña Villacís, portavoz de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Madrid, como Cristina Cifuentes, Presidenta de la Comunidad, han insistido una y otra vez en que “una cabalgata ha de ser simplemente una cabalgata”, que no se debe “desvirtuar”, que los “espacios para apoyar otro tipo de reivindicaciones” son otros y que “la Navidad es la Navidad”. Tras estas verdades de perogrullo han ignorado lo que se esconde detrás de ellas: que las personas trans desvirtúan la Navidad, que no deben participar de todos los espacios públicos, que sus reivindicaciones deben manifestarse en espacios acotados, porque si no, faltan al respeto. Terrible, muy terrible, especialmente viniendo de las más altas autoridades de nuestra Comunidad.
Ignoran, también, el sentido de las leyes de Igualdad LGTBI y de Transexualidad que tanto el Partido Popular como Ciudadanos aprobaron en 2016, porque estas leyes, precisamente, están hechas para que se respete el derecho a ser, a estar y a expresarse en todos y cada uno de los espacios de la CAM. Tal vez estas declaraciones explican por qué estas leyes se están incumpliendo sistemáticamente y por qué el Gobierno de Cifuentes todavía no ha empezado a implementarlas, ignorando los plazos que estipulan las propias leyes.
La ignorancia y la transfobia que destilan sus palabras son atroces, puesto que reclaman guetos para las personas trans. En los escenarios de una sala nocturna, aceptadas. En el Orgullo, también aceptadas. Incluso en Chueca al caer la tarde. ¿Pero en un espacio infantil?, ¿en una tradición española? No, en las tradiciones españolas se las persigue, se les hace mofa o se las apedrea, no se las integra.
Tras esas palabras, es preciso insistir, está recogida la creencia de que determinadas expresiones de género son una frivolidad y una provocación. Que existe una manera de ser hombres y mujeres, de vestirse, de gesticular, de presentarse en sociedad. Es decir, justo lo que las mencionadas leyes intentan combatir. Por eso el Preámbulo de la 2/2016 afirma: “Las personas trans en nuestra sociedad han protagonizado una larga lucha para conseguir desarrollarse socialmente en el género al que sienten pertenecer. Las dificultades que se encuentran en este proceso son incontables y de toda índole, y el sufrimiento que provocan es considerable.”
¿Lo leyó antes de aprobarla, señora Cifuentes? ¿O es que pensó que esta ley solo mencionaba a las personas trans “aceptables”? Es decir, a quienes se ajustan a las imágenes tradicionales de lo que es ser mujer y ser hombre. Si es así, quizás tenía que haber seguido leyendo y llegar hasta el Artículo 1: “A los efectos de esta Ley y sin prejuzgar otras acepciones sociales el término trans ampara múltiples formas de expresión de la identidad de género o sub categorías como transexuales, transgénero, travestis, variantes de género, queer o personas de género diferenciado, así como a quienes definen su género como “otro” o describen su identidad en sus propias palabras.”
Y, aún a riesgo de ponerme pesado, si hubiera bajado hasta el artículo 3 habría descubierto que el Objeto de esta Ley es: “proteger el ejercicio efectivo de su libertad y sin discriminación en todos los ámbitos de la vida política, económica, cultural y social”.
Para colmo, después de lanzar declaraciones imprudentes y ofensivas y que, además, ignoraban su propia legislación, han culpado al Ayuntamiento de generar la polémica por invitar a esta mujer, La Prohibida (por otra parte, gran defensora de los Derechos Humanos). Nuevamente, y esto sí es una tradición, se culpabiliza a las víctimas por su mera presencia, por su existencia. Esto sí que es una tradición de la transfobia, de la LGTBfobia y del sexismo. La culpa de las agresiones las tienen ellas por llevar esas minifaldas, por hacer de su homosexualidad una bandera, por vestirse de mujer a la luz del día… Todo esto, contra lo que luchamos las organizaciones LGTB es, precisamente, lo que hemos escuchado, de manera más sibilina, más sofisticada, de nuestras lideresas madrileñas. Eso sí, disimulado con el consabido “Yo tengo muchos amigos gais, pero…”, en este caso en forma de “yo siempre he defendido los derechos del colectivo LGTB, pero…” Todo tiene un límite. Y las realidades trans lo cruzan.
Por eso desde FELGTB vamos a dedicar todos nuestros esfuerzos en 2018 para que esos límiten se crucen, se diluyan. Para que no exita un gueto para las personas trans. Para que toda la sociedad sea su espacio, su lugar. Sin peros.
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